Amor y pasión bajo la sombra de un secreto del pasado. Plantación El Guaurabo. Cuba, 1895. Willhelm Baßler, hacendado de origen alemán, es dueño de la plantación de caña de azúcar El Guaurabo, con más de 2.500 esclavos. Diez años después de la muerte de su padre, Willhelm conoce el secreto de su pasado y decide llevar a cabo la última voluntad de su progenitor. La joven Lisel Sagnier disfruta de una acomodada vida en Londres. Apenas recuerda nada de su pasado en Barcelona, donde reside su familia, ya que su educación y costumbres la han convertido en una exquisita y exigente dama inglesa. Sin embargo, un telegrama cambiará su vida. Su padre, ocultándole que está prácticamente arruinado, le pide que vuelva a Barcelona. Las circunstancias harán que Lisel deba cambiar sus elegantes vestidos, sus idílicas estancias en la campiña inglesa y sus aspiraciones de formar parte de la más alta aristocracia del imperio británico por el áspero paisaje de un campo de caña de azúcar y la ruda compañía de Willhelm, un hombre acostumbrado a ganarse la vida a base de esfuerzo. Una historia en la que el amor, los celos y las ansias de libertad harán que una extensa galería de personajes entrecrucen sus vidas en un momento histórico para la isla, que lucha por lograr su independencia de la metrópoli. Una trama que nos mostrará la vida de la plantación y de los esclavos de la época.
Es de esas historias que sin contar grandes historias de amor me ha atrapado con su buena ambientación. Seguramente que gran parte de la historia transcurra en Barcelona ha tenido mucho peso, pero no menos interesante me ha parecido la información que da de una plantación de Cuba. Es una autora que creo que más que escribir romances, nos cuenta historias en las que el amor tiene una gran importancia. Los matrimonios forzados es uno de los grandes temas de la romántica histórica, a mí me gustan, no sorprenden pero me gustan. Aquí juega también con un gran misterio (es lo que menos me ha convencido), venganzas y celos. No diré que su estilo sea ágil y ligero, no. Hay momentos que los datos que aporta son muchos, a mí me parecen interesantes pero puedo entender que ralentizan el ritmo del romance. Me ha atrapado con una historia muy leída y eso tiene su mérito
Me ha gustado mucho. Es un libro muy buen narrado con una espléndida documentación y ambientación. Casi me lo he leído de una sentada, entre semana casi no tengo tiempo pero cuando lo he cogido el sábado no he parado hasta terminarlo, la historia te atrapa, y los capítulos cortos y el ritmo es muy ágil de la historia hace que vayas avanzando con mucha fácilidad en la lectura. La autora sabe muy bien como incluir los datos históricos a la trama de ficción sin que entorpezca el desarrollo ni el ritmo de la historia de ficción. Es una novela coral, con varias tramas secundarias, pero éstas no quitan protagonismo a la principal, la de Lisel y Will. La trama romántica es la que cojea, si no hubiera sido así le hubiera dado la puntuación máxima. La historia empieza como una historia de matrimonio de conveniencia. Will se enamora inmediatamente de Lisel, no lo entiendo porque sólo recibe de ella desprecios y malos gestos. Pero Lisel se tiene que tragar su orgullo y aceptar casarse con él para salvar a su padre de la ruina, y lo salva varias veces. Durante la mayor parte del libro ella continúa con sus desprecios hacia su marido, todo le parece mal... yo la hubiera mandado de vuelta a Barcelona de una patada jejeje Pero llega el momento en que ella pasa de no estar enamorada a estarlo.... Y esa evolución es la que no me creo, pasa de despreciarlo a amarlo de un capítulo a otro. Por la mañana estaba hablando pestes de su marido y por la noche a cambiado totalmente de opinión, y no es que en los días anteriores se hubiera podido ver en ella un cambio gradual de su percepción de su marido. Me ha faltado también de esos momentos que me produce cosquillas en el estómago, que me hagan suspirar. La conclusión es que como novela romántica cojea un poco pero como novela de narrativa histórica es espléndida. Sería una candidata idónea para hacer una adaptación para la tele.
Me ha costado pero finalmente lo terminé. Reconozco que lo que me llamó de la historia era la ambientación en una hacienda en Cuba a inicios de la Guerra de la independencia cubana. Sin embargo, la primera mitad transcurre en Barcelona y la otra mitad ya sí lo hace en Cuba. Por otro lado, la narración está plagada de saltos en el tiempo si bien esto no me molestó.
Sin embargo, mi problema con la historia ha sido otro. Para empezar mi gran problema ha sido Lisel. La autora recrea de manera íncreíble las costumbres de la épca y hace a Lisel el prototipo de mujer de entonces. Una mujer florero, únicamente preocupada por el aspecto, por lo que le han enseñado que son las buenas costumbres y con la única meta de casarse bien para poder seguir haciendo exactamente eso, lucirse. Así que Willhelm está muy lejos de ser el hombre que quiere pero es el hombre con el que acaba muy a su pesar. Y bien que hace notar ese disgusto a su marido y a cualquiera que le quiera escuchar.
Por otro lado, no se entiende ese amor que dice sentir Willhelm por Lisel. Deseo, sí. Querer tener de su brazo a la idea de lo que se consideraba la perfección en la mujer, tal vez. Amor, no. No se puede amar a una persona de la que no se sabe nada y que únicamente te trata con la punta del pie y te hace desplantes aun cuando te esfuerzas por darle lo mejor de lo mejor. Tampoco ayudó la bipolaridad que sufre Lisel al llegar a un punto de la historia donde pasa de detestar a su marido a lanzarse a sus brazos sin que el lector pueda entender por qué.
Además, el desenlace se siente apresurado aunque para entonces estaba más preocupada por terminar el libro que por otra cosa así que tampoco me importó. Aún así la pluma de la autora no es mala y estoy más que dispuesta a darle otra oportunidad.
A Mayelen le tengo un cariño muy especial. La conocí gracias a "En tierra de fuego" y desde entonces nos une una amistad que va más allá de la relación escritora-lectora y autora-presentadora/bloguera. Desde aquí un besazo para ella y el estupendo equipo que formamos con Xavier y Josep Maria.
"Los trenes del azúcar" me ha tenido muy enganchada a sus páginas desde el primer momento. Se lee muy rápido gracias a sus capítulos cortos, bien situados y la agilidad de la autora. La novela es muy Mayelen (tiene una escritura personal inconfundible que me encanta), pero con la narrativa mejorada, y eso ya era muy complicado porque su primera novela estaba exquisitamente escrita. En esta obra le he encontrado un estilo muy parecido al de Sarah Lark, hecho que me ha fascinado porque las novelas “landscape” de Sarah son unas de mis favoritas.
La historia y argumento del libro me han cautivado totalmente. Se nota que ha habido mucho trabajo de documentación por parte de Mayelen, pero está tan bien introducido en la trama que ésta no se hace pesada en ningún momento. Los diferentes temas están muy bien desarrollados y ligados entre sí. Y los personajes principales me han recordado enormemente a los inolvidables Scarlett O´Hara y Rhett Butler de “Gone with the Wind”. Le he dado 4 estrellas que rozan las 5. ¡Fantástico trabajo, Mayelen! Un petó gegant!
La historia no es mala. Me gustó mucho como habla de la esclavitud, las ideas que tiene él , el contexto de la guerra pero la verdad que la protagonista es insoportable. Entiendo que es lo que le da cuerpo a la historia pero más de una vez me daban ganas de meterme en el libro y pegarle dos cachetadas. Él la salva de la ruina y así y todo sigue tratándolo pésimo.y encima de la noche a la mañana lo empieza a amar. Eso no tiene sentido, tampoco el amor de él, como podes amar a una persona tan superficial cuando vos sos todo lo contrario y que encima te trata pésimo? La parte histórica de la novela muy bien contada y documentada pero la historia de "amor" de los protagonistas más de una vez a largo de la narración deja de tener sentido.
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Una novela que describe las sociedades de Londres, Barcelona, La Habana y Trinidad a finales del siglo XIX con un detalle fascinante, lo que deja ver un trabajo de documentación inmenso y la habilidad de la narración con una descripción que te transporta en lugar y tiempo. Admiro su habilidad para entrelazar el amor, el orgullo, los prejuicios y el lugar de la mujer, con los principales hechos históricos que ocurrían en Cuba en esta década, tocando temas como de la emigración desde muchos años atras y como era el proceso de producción de azúcar en esos años. La autora logra despertar y mantener en el lector la motivación para continuar leyendo, te invita a recorrer las calles de La Habana y visitar sus establecimientos y a conocer un país que enamora.
Una historia envolvente, de una época que no vemos con frecuencia en los libros románticos. Ahora bien, me habría gustado que estuviese la relación entre los personajes tan detallada como en el mundo en el cual se desenvolvian. A veces parecía haber saltos entre una interacción y otra que se sentían apresurados. La protagonista me saco algo de quicio, con su rigidez mental, aunque supongo que habría tenido sentido en la época, esa preocupación social y atención casi obsesiva por las formas. Pero aún así, me gustó. Quizá en un futuro se reedite con un poco más de atención a la evolución orgánica de una relación entre extraños, no se puede odiar hoy para adorarse mañana.
Es una excelente historia. Tiene una trama y unos personajes sumamente intensos. Contiene drama, intriga, mucho romance y amor. Me gustó mucho la narrativa y como hilvanó los personajes a la historia. La recomiendo!!! 💜🩷💜
Willhelm Baßler es el dueño de la plantación El Guaurabo, una plantación de caña de azúcar situada en Cuba, y de más de 2500 esclavos. Su abuelo y su padre también fueron dueños de esa hacienda que vió nacer y crecer a Willhelm hasta que éste salió de Cuba para completar sus estudios. Tras la muerte de su padre, Willhelm descubre el secreto que tan celosamente su padre le ocultaba y decide cumplir su última voluntad. Willhelm también asume su función como nuevo dueño de la plantación realizando a su vez algunos cambios importantes en la hacienda como la liberación de todos los esclavos entre otros.
Lisel Sagnier es una joven a la que su padre envía a Londres para que sea educada conforme a la exigente sociedad londinense. Allí Lisel vive una acomodada vida a la espera de ser presentada en sociedad, sin embargo, ella siente la necesidad de saber qué va a suceder en su futuro y va a consultar a una adivina que le augura un reciente viaje y muchas más sorpresas que Lisel no es capaz de comprender en ese momento. Poco después de este acontecimiento, Lisel recibe un telegrama de su padre donde le pide que regrese a Barcelona, cuál será su sorpresa cuando al regresar se dé cuenta de que su padre está arruinado y vive con su tía Cati.
Los caminos de Lisel y Willhelm acaban coincidiendo, viéndose forzada Lisel a aceptar la propuesta de matrimonio de Willhelm para salvar la reputación y economía familiar y a mudarse a Cuba, a la plantación de El Guaurabo, para convertirse en la Reina del Azúcar. Su relación no comienza nada bien, ella es una refinada señorita que soñaba con un matrimonio que le facilitase el pertenecer a la aristocracia británica, sin embargo, su matrimonio se convierte en su peor pesadilla al darse cuenta de lo rudo que puede llegar a ser su marido y las costumbres tan diferentes que tienen en Cuba. Por si todo esto no fuese poco, terceras personas harán su aparición en el matrimonio de Lisel y Willhelm provocando celos y desconfianza.
Willhelm es un hombre trabajador, de carácter fuerte, acostumbrado a ganarse todo lo que tiene con su esfuerzo, noble, algo rudo y poco caballeroso. Los estudios que completó fuera de Cuba le han capacitado para tener ideas totalmente innovadoras y peculiares para la época como la abolición de la esclavitud o las mejoras que realiza para llevar a su máximo esplendor su hacienda. Al principio le mueve la venganza, pero a lo largo de la historia irá cambiando su discurso y conoceremos a un Willhelm totalmente diferente.
Lisel es una jovencita caprichosa, egoísta, fría y bastante superficial. No he logrado empatizar con ella hasta el final de la lectura y, aun así, me ha costado mucho. Su manera de actuar, la distancia que toma en todo momento y la manera que tiene de juzgar a los demás ha hecho que su evolución como personaje sea un poco abrupta hacia el final de la historia.
Los personajes secundarios como Cati, María Antonia, Gerard y el capataz han ofrecido en muchas ocasiones un punto de humor a lo largo de la historia. El padre de Lisel, Sagnier, es un hombre que, desde un primer momento, provoca escalofríos consiguiendo jugar un papel clave en toda la historia.
Es una novela con mucha información histórica, el proceso de documentación llevado a cabo por la autora ha sido realmente impresionante. La autora sitúa la historia en 1895, en lugares tan diferentes como Londres, Barcelona o Cuba.
Al estar dividida en capítulos cortos se hace más amena la lectura resultando un poco densa en algunos momentos debido a la necesidad de explicar determinados hechos históricos, aun así el ritmo es ágil y la pluma de Mayelen es intensa, atrevida y que te engancha desde el primer momento.
Los trenes del azúcar es una lectura perfecta y muy recomendable si te gusta la narrativa histórica. Está muy bien documentada, es precisa, interesante y la autora consigue combinar amor, intriga y pasión en un perfecto equilibrio.