Lo paradójico de esta colección de cuentos es que, desde las profundidades del tedio denso y palpable de sus personajes, emergen dos cualidades propias de la mejor literatura: la sorpresa y el humor. En esta especie de bestiario del aburrimiento, que es el Libro del tedio, José Ardila logra también un rico inventario de las sonrisas, las risas y las carcajadas que es posible asociar con la tristeza.
Escritor y editor colombiano. Ha publicado dos libros de cuentos: "Divagaciones en el interior de una ballena" y "Libro del tedio". En 2019 fundó con dos amigos Querida Productora, y ha escrito desde entonces dos cortometrajes, "La herencia" y "Los enemigos", y la película "La cábala del pez". En 2021 fue seleccionado por la revista Granta como una de las voces más prometedoras de la literatura en español.
Creo que José Ardila es una de esas voces capaces de recordarnos las posibilidades de la ficción. Ya mencioné su ascendencia kafkiana, ya mencioné su pericia para mantener en vilo al lector. Baste, en este breve comentario, referir también la fuerza de algunas de sus metáforas, el dominio del ritmo narrativo que despliega en cada relato, y la imaginación atenta capaz de darle vuelta a las situaciones cotidianas. Grato fue encontrar, además, una íntima ternura que no había leído antes en Ardila.
Cada cuento está cargado de añoranza por la vida. Es un recorrido por las vivencias de una persona. Quizá de José o quizá de cualquiera que camine entre la multitud.
12 cuentos de historias cotidianas y personajes comunes y corrientes pero con giros que los sacan completamente de lo normal. El título del libro no define en absoluto lo que es, porque por suerte es un libro cero tedioso
Leer a José Ardila fue una dicha completa.
PD: Mis preferidos sin duda: las formas de la espera, un pequeño negocio, mudanza y la herencia.
El libro puede tener uno de los títulos que menos convoca a la lectura, sin embargo, una vez superada esa barrera, los cuentos que contiene, distribuidos en cuatro partes, se dejan leer con gusto. El sentido del humor es uno de los ingredientes más atractivos y mejor manejados a lo largo de la colección de relatos, puede haber cierto exceso en el uso de la primera persona del singular, y por tanto, tal vez uno de los cuentos mejor logrados es en el que logra narrar desde un punto de vista omnisciente. No sorprende, entonces, que José Ardila haya entrado en la selección de escritores jóvenes más promisorios de Iberoamérica.
Hermosa colección de cuentos familiares en la que José incorpora elementos fantásticos de forma magistral. Su primer cuento es una inversión de Casa Tomada con un final excepcional.
Genial! Las palabras toman ritmos que nada tienen que ver con el el tedio, aún cuando las historias hablan de la rutina de los días. José plasma con humor la cotidianidad en historias y es común verse reflejado en los relatos.
Unos cuentos muy sabrosos, divertidos y bien escritos, perfectos para los dias de tedio, porque a decir verdad este librito de tedio solo tiene el nombre, me regaló buenas sonrisas y una que otra casualidad para recordar, mis favoritos fueron Este pequeño negocio, la calva de papá, las formas de la espera, vida pico, mudanza y una carrera brillante.
Tiene una narrativa fluida que atrapa desde el primer cuento. Pareciese que el autor fuese el protagonista cuántico de todas las historias. Lectura recomendada.
“Me molestaba su locura, pero sobre todo me molestaba su seguridad. La seguridad y la locura son dos cosas que se parecen mucho”.
Este mensaje me llega al corazón porque mi seguridad (o locura) me ha costado lagrimas, risas y convencimiento de que en este hoy, vine a ser feliz. Gracias vida, gracias universo, gracias 2022 .
Me encantan los libros de cuentos y este no es su excepción. Medellin, experiencias propias y licencias creativas añadiendo ficción son ingredientes que hacen de este un buen libro para leerse de corrido, o racionando cada cuento.
• Tenía unos trece años. Y creo que entonces recé tanto y con tanta intensidad que, cuando crecí, habiendo vaciado mi reserva de oraciones, no me quedó más remedio que volverme ateo. • De L. puedo decir poco. Puedo decir que la conocí en esa ocasión. Tengo esa imagen clara de su rostro contra el mío. Ese olor a sudor de multitudes que, desde luego, era el olor de todo el mundo y no de ella, o acaso el olor de ella disuelto en el de todo el mundo. • Me dejó porque le conté que iba a ser escritor, pero antes ya le había dicho que quería ser actor de teatro, pero antes ya le había dicho que quería ser rapero y entonces Ana pensó que, en definitiva, tendría que mantenerme el resto de la vida y ella, eso dijo, necesitaba, más que un novio, un compañero. • El hombre llamaba a todo el mundo ‘maestro’ o ‘maestrico’ y desbordaba una cierta buena vibra, ioniterrumpida, que a Toloza se le antojaba, por alguna razón, escalofriasnte. • Quizá el olvido sea otra forma de espera: Y hay olvidos que duran para siempre. • Los libros bonitos rara vez coinciden con los mejores, porque los mejores libros se van dañando por el uso y pierden los lomos y las hojas y se manchan de café y aceite y se mojan en estos días lluviosos de Medellín en que los cargás en el bolso para poder leerlos en cualquier momento. • Me molestaba su locura, pero sobre todo me molestaba su seguridad. La seguridad y la locura son dos cosas que se parecen mucho. • Sin embargo, lo suyo no era güevonada. Era, más bien, una tranquilidad poco natural y, por lo tanto, exasperante. Como un pozo profundo, en apariencia infinito, donde papá tiraba todas sus rabietas cotidianas. • Yo pensaba que, de tener cáncer, no me gustaría que nadie estuviera tocando chicharras alrededor y apretando narices rojas y riendo, como si la muerte fuera, al fin y al cabo, la cosa más charra de este mundo. • Ana empezó a quererme tarde. Primero quiso a Juan y luego a Rico y luego a Juan nuevamente. Me dejó esperando en alguna esquina de su vida, antes de, siquiera, advertir mi existencia. • Empacás dos o tres cosas en una caja, dos o tres cosas en un morral y dejás media vida atrás porque no es posible cargar con tantas cajas y morrales en un solo viaje. • Cambiar de vida se parece mucho a ubicar tus cosas de siempre entre cuatro muros nuevos. • Papá me llama, fundamentalmente para hablarme de tres preocupaciones: de sus líos con la pensión de profesor; de la tienda que tiene en el primer piso de la casa, a la que nunca llama ‘tienda’ sino “este pequeño negocio, y de las cosas gay que hace mi hermana gay desde que acepto que es gay. • Solo que, como dije, la multitud empuja y empuja y empuja de forma tan sutil pero tan contundente que, al menor descuido, uno ya está atrapado en un hoyo negro de brazos y pelos húmedos y champú anticaspa y codos y desodorantes y culos y perfumes de frutita (de manzana verde, de fresa o de sandía, un olor que es un diminutivo en todo caso) • Sin embargo, era un trabajo fácil y relativamente bien pagado. Eso era más de lo que podía pedir un tipo tan propenso a la pasividad, tan escaso de pasiones útiles. • La piyama le otorgaba a Patiño, como a aquellas mujeres de Belén, el estatus de un viejo residente. Patiño era un vecino más. No era el vecino de una cuadra o un barrio, sino el vecino de la ciudad entera. ¿Quién podría cuestionar el vecinazgo de un hombre empiyamado? • Cuando era adolescente, el ardilita gay era yo, porque no me gustaba el fútbol, nunca tuve novia, hacía teatro —es sabido que el arte es cosa de maricas— y era un pelao demasiado silencioso • Los altavoces del tren anunciaron la cercanía de la estación. Así que me aferré con las dos manos a una de las barras superiores. Estudié los caminos a la salida, determiné cuáles erán los obstáculos más débiles: la anciana con la bolsa de legumbres y la niña delicada con el uniforme del colegio.
Son doce cuentos dispuestos en cuatro secciones, cada una más o menos circunscrita a un tema: la familia, el padre, la pareja, el trabajo. En general exploran situaciones cotidianas con humor y algún elemento inquietante. Hay muchas observaciones divertidas, algunas agudas, pocas memorables. La fórmula de la mayoría de los cuentos consiste en describir situaciones absurdas con toda tranquilidad: el humor surge de esa ironía. Sin embargo, la fórmula se agota pronto. En perspectiva, pareciera que cada cuento surge de una anécdota graciosa que el autor decide extender. Esto no funciona siempre y, en el peor caso, puede conducir a finales erráticos ("La casa", "Tres jardines"); o a cuentos por completo erráticos ("La herencia"). Mis preferidos: "Una carrera brillante", "Las formas de la espera" y "Este pequeño negocio".
Lindo libro, me diviertí en muchas de sus historias en momentos sentí el tedio que producen pero disfruté la experiencia de el tipo de lectura ‘tediotica’.
"Sentí la fuerza de la multitud en cada músculo, cada hueso de mi cuerpo: constante, abrumadora, como la de los continentes. Mi cuerpo y el de L. dieron vueltas sobre sí mismos. Giramos uno contra el otro como un par de rodillos en una máquina aplanadora y, casi de forma natural, el cuerpo de L. fue absorbido por la masa, fue desapareciendo ante mis ojos, fue consumido irremediablemente por la brea."
El título de esta reseña, si lo tuviese, sería: "Por qué nadie está hablando de este libro?". El Libro del tedio es todo menos eso. Es el libro del ingenio, del ingenio particular, del ingenio que te parte de la risa. Llegué a él por azar luego de ver un video en youtube a medianoche, medio dormida, donde entrevistaban al autor. Siendo sincera, decidí comprarlo por un motivo banal. El autor es de Urabá, y Urabá es mi segunda casa. Cualquier cosa que diga Urabá, yo la compro. Al leerlo me di cuenta de que había encontrado un tesoro, y ahora me siento muy feliz de tener tan buena suerte.
Este libro de cuentos, doce en total, se lee con placer y calma. Siempre he pensado que los libros de cuentos son como cajas de chocolates que uno va degustando de a poquitos. A veces uno que otro te sabe salado (un salado un poco extraño), otros saben bien dulce, y otros se convierten en tus nuevos favoritos. Es un libro rico en oralidad, giros inesperados, humor, y simbolismos. En definitiva el autor tiene talento para convertir lo cotidiano en algo singular, y qué es el arte sino eso. En un momento dado Cortázar y Kafka deciden visitar Colombia a través de la agudeza del autor, nos dan un guiño coqueto, y no, no estoy exagerando. Una colección de cuentos entrañables de los que no voy a dejar de hablar en un buen rato, en Urabá y en cualquier otro lado donde me dejen hacerlo. 10 de 10.
Seguro hemos estado aquí, entre las páginas de este libro y sus desilusiones transformadas en carcajada hilarante. José Ardila logra catapultar algunos de nuestros absurdos cotidianos para reencontrarnos, para consuelo de todos, entre las dudas y los impulsos vitales de los personajes de sus relatos. Además de la risa y el afán vital, acá hay una radiografía de nuestro tiempo: del afán de trabajar por trabajar, de la necesidad de fantasear con algo que trascienda la monotonía asfixiante de muchísimas de las labores que emprendemos a diario como parte del trabajo asalariado, de lo precario que es vivir para recibir un sueldo y conformarse con ello.
En estos relatos, además, hay una geografía de afectos interesante: Ana, personaje recurrente, aparece para recordarle al protagonista de estos cuentos que hay un "afuera", algo mejor, si se quiere. Casi como una voz de la consciencia, ella se esfuma y reaparece para reafirmar la vida y la necesidad de continuar a pesar de la cadena de absurdas trivialidades con las que a diario nos enfrentamos. Un muy buen libro, sobre todo si se lee entre descansos de trabajo (como fue mi caso).
José Ardila es el único colombiano que aparece en la lista de ‘Los mejores narradores jóvenes en español 2’, publicada este año por la prestigiosa revista británica Granta. Eso me motivó a leerlo, y ha resultado una gran decisión. Los cuentos de ‘Libro del tedio’ son muy buenos. Me gustó la manera en la que están narrados y sus toques de humor, siempre oportunos y sin abusos del recurso. Son 12 relatos distribuidos en cuatro partes (tres en cada una), con situaciones cotidianas que tienen unos giros muy ingeniosos.
En una entrevista vi que Ardila contó que ha hecho carrera en el teatro y el cine, y creo que eso se refleja bien en sus textos. Los diálogos de sus cuentos tienen un ritmo ameno, sin que eso les reste a su calidad, y las escenas están planteadas de una manera muy cuidadosa. También leí que el autor está trabajando en su primera novela, y después de leer este libro de cuentos me hace ilusión seguir su carrera.
Libro del tedio es una colección de cuentos donde nada parece suceder, y sin embargo, todo se mueve en silencio. José Ardila convierte el aburrimiento en materia poética, en espejo. Cada relato explora la rutina, la inmovilidad y las pequeñas rarezas del día a día: un empleado público que flota en su propia inercia, una casa que se multiplica.
El autor logra lo imposible: que el tedio no aburra. Su escritura es precisa, seca, pero con un ritmo hipnótico. En su universo, el aburrimiento tiene un ritmo secreto, un compás que solo escuchan los que se quedan quietos. Ardila observa la quietud con el mismo asombro con que otros narran el caos.
En el fondo, Libro del tedio no trata del aburrimiento, sino de la lucidez. De ese instante en que la monotonía revela su filo. Y ahí radica su belleza.
Un libro que exige paciencia, pero que recompensa con una claridad extraña. Como si nos dijera que el tedio, bien mirado, es solo otra manera de pensar el tiempo.
Ardila hace bailar la monotonía histriónica de sus personajes, la cotidianidad paquidérmica de las situaciones y la inagotable paciencia de los ciclos, con una prosa fluída, ágil, efectiva. Supongo que es un juego premeditado para poner a prueba al lector, y el resultado es muy bueno, como se deja ver en Las formas de la espera, en la que una metralla poética, con insistencia demencial, nos hace recorrer hacia adelante un camino a la inversa. Uno de los aspectos que más me gusta del libro es que la voz de Ardila es auténtica, reconocible, fiel a él, sin artificios ni trucos, y en esa honestidad logra comprimir una poética muy bella que respiran con naturalidad los cuentos. El exceso de la primera persona es algo que se siente repetitivo dada la cantidad de textos que componen el libro.
Nota aparte para la genialidad que es el título de esta obra.
Mis favoritos sin dudarlo: la casa, este pequeño negocio, la herencia, la calva de papá, las formas de la espera, mudanzas, una carrera brillante.
Los otros también son buenos pero, me reí tanto con los cuentos!!!
La realidad y en particular nuestra realidad (la colombiana) da material para cosas maravillosas.
El libro del tedioso esta dividido en 4, con cuentos que realmente estan atados a actividades de la vida diaria tediosas, que nos pasan a todos y que bien o mal las sobrevivimos. Cada parte se centra en un algo se la vida, la familia, el trabajo, la novia, los cambios. En todo hay tedio.
Qué sorpresa este libro. José Ardila escribe de una manera muy entretenida, ágil, sin dejar de hilar sus propias complejidades y símbolos. Se nota la afinidad por la escritura de diálogos, como si fuera un guion o un libreto y le sale muy bien. El humor es magnífico y me conmovió la forma de llevar al extremo la cotidianidad del tedio. Se vuelve absurda, mágica, real, tal cual como se siente en el cuerpo.
Mis favoritos: - La casa. - Vida pico. - El silencio de Bernarda. - Tres jardines.
Otros que gustaron bastante (todos): - Mudanza. - La herencia. - Una carrera brillante. - La calva de papá. - Las formas de la espera.
Es una recopilación de cuentos que provienen de la vida cotidiana como integrante de una familia, usuarios del transporte público, funcionario o persona enamorada. José Ardila cuenta con emoción y con gracia los sentires de sus personajes, mientras pasan por estas situaciones, con lo que genera preguntas por la vida y esta forma de vivirla, por último hay giros que toma con calma, pero que cambian completamente todo, aunque en algunos casos no cambian nada.
I enjoyed it. It was easy to read with a strange sense of humour and lots of slightly surreal short stories but, as I was writing this, I tried to remember some of the stories and I could only remember the ones I'd read today. The others had faded from my consciousness all together as though I'd never been to Medellín or Colombia even. Mind you I am old and forgetful!
Todo menos tedioso. Este libro de 12 cuentos maravillosos, te va llevando... Y aún sin saber si están conectados entre ellos, vas buscando sentido, orden y personajes repetidos. Los de Ana fueron mis favoritos. Quedé con sensación de nostalgia e impotencia. Quedé con más ganas de cuentos... Y con ellos, la ilusión de otro final.
Compré el libro después de escuchar a José en la feria del libro de Bogota, me reí muchísimo con las historias que contaba sobre su vida porque sentí que era la vida de muchos colombianos. Su libro guarda la misma energía, fue un grato descubrimiento y un libro para releer y releer
Los últimos tres cuentos son una maravilla y sobre todo el penúltimo. De los que más me han gustado en tiempos recientes. Me gustó mucho su sentido del humor. Me la pasé muy muy bien leyendo esta selección de relatos.
Con mucho humor relata historias familiares, donde el protagonista es candidato a escritor, donde el tedio predomina en su vida y en sus relaciones. Es genial en la descripción de la cotidianidad y relaciones familiares, con mucho humor nos cuenta anécdotas donde el tedio es el protagonista.
Uno y Dos me han parecido lentos y verdaderamente tediosos. Tres y Cuatro son todo un goce de leer, sin dudas lo recomiendo, y está lleno de joyas que vale la pena releer.