En el convento de Santa Vela vive recluido un grupo de niñas huérfanas, víctimas de destinos oscuros y malhadados. Quienes las han llevado hasta allí para buscarles un futuro mejor ignoran que el convento está regido por la hermana Priscia, una mujer que solo entiende la entrega a Dios desde el fanatismo ideológico y el castigo del cuerpo y del alma. Ese universo cerrado parece obedecer en todo a la hermana Priscia hasta que una de las niñas, de nombre Mida, anuncia que Dios se le ha aparecido para decirle que Él no existe. Con estos mimbres, Patricia Esteban Erlés construye una novela llena de sensibilidad, profunda y cautivadora sobre la relación entre creencia y conocimiento, ciencia y fe, fanatismo y razón, con el conflicto siempre latente entre el mundo de los adultos y el de la infancia. Esta novela de Patricia Esteban Erlés, conocida hasta ahora por la extraordinaria calidad de sus cuentos, mereció el IV Premio Dos Passos concedido por unanimidad por un jurado compuesto por Pilar Adón, Marcos Giralt Torrente, Manuel Longares, Fernando Marías, Inés Martín Rodrigo, Clara Sánchez y Santos Sanz Villanueva.
Patricia Esteban Erlés es una escritora española. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, como investigadora, Patricia Esteban Erlés ha estudiado los libros de caballerías del siglo XVI. Ha publicado tres libros de cuentos.
Los amantes del gótico clásico lo van a encontrar absolutamente todo en esta novela: el tétrico marco del orfanato de la Santa Vela, comandado por la monja fanática Priscia – que da más miedo que un mono con pistolas – promete horrores sin fin, y los da.
Patricia Esteban bebe de muchas fuentes y las mezcla con desparpajo, y lo que es más destacable, con una prosa poética llena de encanto que contrasta con lo terrible de las situaciones y personajes que describe:
Luego se dio media vuelta y se marchó, con sus pesadas trenzas oscuras cayendo por la espalda, como un par de escalas de las que los príncipes usan para trepar a la almena de su amada en los cuentos.
Encontramos tipos clásicos como el ‘mad doctor’ o el fabricante de muñecas, que usa las cabelleras rapadas de las huérfanas, así como personajes de ‘freak show’ que tienen todo tipo de malformaciones. Este muestrario me ha recordado un poco a series como American Horror Story o Penny Dreadful. Otros personajes no son tan típicos, como un Dios aburrido y muy desagradable que carece de las virtudes propias de su condición.
En realidad, cada capítulo se centra en una historia, con personajes muy bien perfilados y situaciones interesantes. El problema es que se dispersa bastante y la trama central me ha resultado un poco confusa, con personajes que desaparecen o hilos que quedan sueltos. Creo que el punto fuerte de la autora son las historias breves, como en Manderley en venta y otros relatos, mientras que aquí ha abarcado mucho y se le escapa un poco la estructura general.
Pero en conjunto, una buena historia, llena de personajes y situaciones que harán las delicias de los aficionados a las películas de la Hammer.
¡Qué buenísimo! Oscuro, crudo, tétrico, mágico, inquietante... Y, sobre todo, MUY original. Una originalidad que no sólo rodea cada historia, cada vivencia y cada personaje, sino que también está presente en la forma de idear y estructurar el libro. Me ha gustado muchísimo. Gran descubrimiento con esta autora ⭐ ¡Seguiremos en contacto! 🖤
Gótico, tétrico, oscuro... adjetivos que le van ni que pintado a este libro. Realmente el libro está hilvanado a base de las cortas historias de sus protagonistas. El Convento de Santa Vela, donde malviven un grupo de niñas huérfanas y/o abandonadas por la sociedad, es el hilo conductor de estas historias. Priscia, la madre superiora y fundadora del convento, una fanática y psicótica religiosa y un Dios aburrido, cruel y esquizofrénico completan, junto con algunas de las niñas, el elenco que da forma a estas retorcidas y brutales historias. El libro está muy bien escrito, con una prosa que recrea perfectamente el ambiente esperado tras los adjetivos con que comienzo esta revisión. Realmente no sé si recomendaros o no el libro, después de leer este, y otros, comentarios, haced lo que os pida el cuerpo
È una storia gotica, molto suggestiva e d’atmosfera, che ha come fulcro un convento di suore inquietante e dal passato oscuro in cui vengono accolte bambine orfane o abbandonate dalla famiglia per varie ragioni. Le premesse sono davvero interessanti, ma ha una peculiarità stilistica che non a tutti potrà piacere: la storia è formata da tanti racconti legati tra loro in modo più o meno evidente, tutti ambientati nel worldbuilding del convento. È una lettura visionaria e onirica, il punto di vista cambia di capitolo in capitolo dando voce alle bambine dell’orfanotrofio, alle suore e ad altri personaggi annessi, ma anche la casa stessa prende voce, e anche entità divine o maligne. Inizialmente ne sono rimasta spiazzata, perché non sempre il fluire della narrazione è di semplice comprensione, ma ciò nonostante sono poi riuscita ad apprezzarlo. Consiglio a chi ama la letteratura gotica, il realismo magico e il folklore e a chi va di provare uno stile narrativo sperimentale e sofisticato.
De lo mejor que he leído en este año. La angustia que la autora transmite en cada página es increíble. Mida y Pola me han ganado completamente.
OJO: para personas religiosas tendentes a la indignación si se habla sobre la religión, tal vez no sea muy aconsejable que lo leáis. O tal vez justo lo contrario! ;)
Una(s) historia(s) de lugares malditos y mujeres turbias. Pequeños fragmentos por aquí y por allá, se lee como crónicas brevísimas de lo extraño. La narración no es ágil, es bastante asfixiante y parece que ese es el punto, reflejar la atmosfera del convento de Santa Vela dónde transcurre la acción, sin embargo falla en comparación a otras historias por que no resulta memorable, solo es... extraño y ya.
Este libro acabó en mis manos ya que un amigo me lo trajo un dia y me dijo: "toma, aún no he tenido tiempo de leermelo pero estoy seguro de que te va a gustar" y como era de esperar me gusto y ahora me aterroriza el hecho de que este amigo me pueda llegar a conocer tan bien. Recomendar un libro para mi pensar no es una tasca fácil, debes conocer la persona y ponerte en su piel, ¿que puede sentir?, ¿que puede pensar?, ¿le va a gustar? y el hecho de que me recomiende un libro como este es algo que solo podría haber hecho él. Al leer de qué va el libro puede parecer un poco tétrico, recomendarselo a alguien sin apenas leerlo me parece un acto repentino o precipitado, el hecho de que haya acertado me parece tan maravilloso que me aterra más de lo que puede llegar a aterrarte este libro.
Y el caso es que este libro lo consideran literatura gótica y dicen que da miedo, siempre que veo eso se me pasa por la cabeza una simple frase: ¿¡Qué un libro da miedo?! Me parece muy difícil que un libro pueda llegar a darte miedo, a lo mejor por qué las películas de miedo tampoco llegan a darme miedo. Por eso yo no considero que este libro llegue a dar miedo, aunque el ambiente que preside todas las historias que descubrimos en el libro sea un poco tétrico. ¿Pero como no iba a serlo? Cuando pienso en un espacio siniestro se me ocurren básicamente dos, una iglesia y un orfanato, y que mejor que juntarlos los dos. Escoger como escenario el convento de Santa Vela me parece demasiado acertado. Pero hasta el punto de que me de miedo no, he sentido más lástima y pena hacia algunos de los personajes que miedo hacia el libro.
Esta novela está dividida en capítulos los cuales yo considero cuentos, a lo mejor es por mi obsesión con los cuentos o a lo mejor es porque la autora empezó escribiendo cuentos, pero algunos capítulos tienen ese toque clásico de los cuentos (giros inesperados, acabar la historia de golpe, cambios repentinos, toques mágicos…). Y en cada uno de estos capítulos o cuentos podemos encontrar una historia, la mayoría tristes, que te acaba dando un toque irónico sobre la religión. Y es que entre una historia y otra vas formando un personaje de Dios menos perfecto y más realista. Y la manera en que Patricia Esetban Erlés te muestra estas ironías de una forma poco convencional y casi imperceptible lo hace enigmático.
Este libro fue la insistencia de todo el año de mi amiga Mónica, había leído Casa De Muñecas de la misma autora y sabía que me iba a gustar, pero por equis o yé razón la pospuse y la pospuse. No sé si fue un error o acierto pero me alegro que se haya colado a mi 2019. Esteban Erlés es terrorífica y tenebrosa. Al principio pensé que sería una novela pero más bien son relatos hilados bajo un mismo universo: un orfanato de madres extrañas que le hacen la vida desgraciada a muchas niñas. Poco a poco a través de las historias cortas vas conociendo a sus personajes, las niñas que sufren, las madres que llegan, los que viven alrededor. Y alguien quizás muy importante: EL MISMO DIOS. Todo es desesperante y en su fantasía de un miedo muy particular. Sugiero esta lectura para aquellos amantes de lo extraño, que aman tener miedo y a la vez la curiosidad los mantiene leyendo y leyendo. También, sugiero, que los creyentes no lo lean o se abstengan porque deja muy mal parado a Dios.
Ha sido una de las mejores lecturas del año. La autora escribe (en mi opinión) muy pulido, muy bonito, muy gratificante. En los primeros relatos que confrontan toda la novela te hace meterte en un mundo que no dejas de imaginar con penas y sombras. Me ha encantado. Es cierto que al final se me ha vuelto un poco pesado, pero ha sido culpa mía porqie no lo he disfrutado: poco tiempo e intentando leer lo máximo posible.
Me quedo con los capítulos como si fuesen (y que son) historias independientes unas de las otras. Con la pena de los protagonistas, con las niñas, con la sombría mansión, con ese Dios caprichoso... En general, con toda la escena que crea la autora y que te engloba como una niebla espesa.
Los temas son buenos, el registro en que escribe la autora es muy bello, la historia ñeeeh, no da miedo, no inquieta.
Esta novela está construida a partir de capítulos que parecen independientes, pero que tienen en común un lugar Santa Vela, un orfanato cuyo pasado es sombrío: una antigua casona en la que una viuda se refugia para esconderse de sus penas. Santa Vela es dirigido por la hermana Priscia quien puede platicar con Dios, pues es Él quien en realidad maneja el orfanato.
Me parece que la autora quiso llenar de oscuridad, misterio y podredumbre sus historias sin embargo se le derramó: historias como la de las siamesas o la niña Violeta, no aportan a la trama principal, solamente refuerza que las hermanas son seres horribles y ya: mida, que es la presunta protagonista se pierde en ellas.
POSIBLE SPOILER
El personaje de Dios en un principio me gustaba: eso del dios malo, grosero, aburrido que juega con sus mortales sí me gusta me gusta, pero en este caso llega un momento en que hasta yo que estoy podrida digo ESTO ES DEMASIADO y no porque me espante, sino porque el personaje no lo pedía, es otro intento de "AHUEVO CON ESTO VOY A IMPRESIONAR A MIS LECTORES" y ya vamos viendo que estos "recursos sorpesa" no siempre funcionan.
Dios se pregunta a veces cómo será morirse. Dejar de tener tiempo, sentir que el final de la vida existe, que es justo esa certeza la que hace que valga la pena el avistamiento fugaz de la belleza o del amor.
Una historia formada a base de historias con un hilo conductor: El convento de Santa Vela, donde terminan un grupo de niñas huérfanas que ya de por sí tienen un pasado oscuro y trágico; junto a las hermanas, oscuras también, una casa que merece una historia propia y la figura de Dios humanizada, se aburre, se divierte siendo cruel. Es muy, muy, original. Con un final agónico. Toda ella es angustiante en algunos casos, de forma totalmente intencionada que me recuerda al estilo de Shirley Jackson. Es una lectura recomendable, aunque más como historias breves que como novela en sí. Me hubiese gustado ver todo este conjunto de forma mucho más novelada y perderme del todo en su interior.
Abbastanza delusa da questo romanzo che prometteva un sacco di cose che mi piacciono: case maledette, orfane vendicative, lupi, atmosfere gotiche e putrefatte. E poi invece niente, ogni storia sembra scollata dall'altra, il quadro generale (che credo dovrebbe esserci) è un semplice mettersi in mostra dell'autrice che pare voler a tutti i costi sorprendere chi legge e dare sfoggio di tutti i dettagli atmosferici che conosce.
Con Le madri nere di Patricia Esteban Erlés prende forma il sogno di ogni amante dei libri gotici: un convento trasformato in orfanotrofio con un’atmosfera decisamente oscura. Santa Vela è una costruzione folle con corridoi senza uscita, finestre murate e dei veri e propri labirinti. Qui delle suore inflessibili accolgono delle bambine orfane a cui viene negata la propria identità. In questo luogo vittima di un estremismo religioso, Mida porterà il caos affermando che Dio le ha confessato che non esiste. Le madri nere ha avuto un richiamo fortissimo su di me sin dal primo momento che l’ho intravisto sui social. Ma, ahimè, non è stato amore come speravo. La storia è narrata da diverse voci, alcuni irreali (da cui emerge la nota di realismo magico), ed è come se ogni capitolo fosse slegato dagli altri. La narrazione si muove su ciò che non viene espressamente raccontato, su ciò che scopriremo solo alla fine e sul fattore dark dell’intera esperienza di lettura. Arrivare alla conclusione però non è stato facile come pensavo. Peccato. Le madri nere è però un libro disturbante e per alcuni versi mi ha ricordato Abbiamo sempre vissuto nel castello di Shirley Jackson.
Las madres negras dan cobijo a niñas huérfanas ( las invisibles), en un contexto de pandemia de peste, los capítulos del libro van narrando microhistorias que se hilan. En medio de un gran fanatismo, la narrativa es cautivadora entre el estilo gótico y misterioso, la escritora se atreve a trabajar con la figura de Dios como alguien para nada bondadoso, si no lo contrario, egoísta, cruel, abusivo y manipulador. También tenemos personajes entrañables y bellos como Pola o salvajes y valientes como Mida o crueles como la hmna Priscia
Esta novela, Las madres negras, de Patricia Esteban Erlés, ha merecido el IV Premio de novela Dos Passos.
Durante su lectura he sentido una irresistible atracción por continuar leyendo sin descanso, y otros momentos en los cuales he tenido que apartar el libro porque me dolía lo que leía. Las madres negras viven en el convento de Santa Vela, una mansión que perteneció a Larah Corven, una viuda recluida en su propia casa, un laberinto por el que pretende la viuda huir de sus fantasmas. Santa Vela, por decisión de Priscia, una mujer obsesionada por la religión, por ser poseída por Dios, porque solo comprende su extraña vocación mediante el castigo, se convierte en orfanato. Allí, entre esos muros conviven las huérfanas, niñas cuyas historias se nos van desvelando en pequeños capítulos, como relatos independientes aunque, por supuesto, con el lazo de una unidad total.
Mida, la protagonista, cuyo descubrimiento de que Dios no existe, desvelado por él mismo, o convertido en dos o en tres.
Aquella semana Mida no podía ver nada pero lo sabía todo. Supo que había llegado una nueva huérfana de pelo largo, reconoció el paso vacilante de un par de botas gastadas, entre las suelas leves de las zapatillas de las novicias, blandas como pezuñas de gato, que la conducían, como a ella, meses atrás, ante la hermana Priscia, la única de todo el convento que calzaba unas terribles, enormes sandalias oscuras de hombre. Oyó cómo atravesaban la planta baja, camino de la sala donde a la recién llegada le entregarían el vestido gris plomo de hospiciana que le costaría el nombre y su pelo. «Te cambiarán tus trenzas y el nombre, la única palabra que es tuya, por ese trapo gris», susurró Mida, compadecida por la extraña. La oscuridad pareció asentir en la oscuridad, dándole la razón. Mida oyó a la nueva llorar débilmente a lo lejos y tres pares de pies lamiendo el suelo en la dirección contraria, camino ahora de los dormitorios. A la huérfana ya le habrían dado el par de zapatillas negras y ahora ya no podían distinguirse sus pasos de los de las cuidadoras. Dios, un ser cruel que juega con las voluntades y sentimientos de las personas. Había aprendido también que esas chiquillas a las que Dios visitaba sufrían una transformación inmediata, de la que tal vez ni siquiera eran consciente. Comenzaban a agostarse poco a poco a partir de la mañana siguiente, empalidecían mortalmente y caminaban trastabillando por los corredores, se dejaban caer rodando escalera abajo sin ofrecer resistencia. Está también Moira, una niña que se muere algunas veces, o las siamesas Lavinilea, que desconocen dónde empieza una y acaba otra y, por supuesto, la hermosa Pola, la niña de los cabellos verdes y belleza vegetal y Coro, la de la pierna renqueante, todas despojadas de sus melenas, de su verdadero nombre por voluntad de Priscia para convertirlas a todas ellas en una sola, sin personalidad alguna.
Y Santa Vela, la casa que habla de sí misma en tercera persona para contarnos su historia.
En la novela se trata el tema de la negación humana mediante el absurdo fanatismo de la religión, la infancia, el sometimiento de las mujeres. Una novela gótica que te va envolviendo en el ambiente pétreo de Santa Vela, en la terrible personalidad de Priscia y sus deseos de complacer a Dios. Una novela en la que la autora ha volcado su fascinación por lo oscuro, por el alma humana, por la contradicción entre el bien y el mal, por lo monstruoso, por los miedos de todas las infancias. Una novela escrita con devoción, trabajada, absorbente por la prosa exquisita de Patricia Esteban Erlés.
Exhausta he quedado y maravillada de tanta calidad literaria.
Lo primero que leí de esta increíble autora española fue Casa de muñecas (libro reseñado hace un par de meses, aquí mismo). Al ver el entusiasmo que me suscitó, la colega Patricia Richmond me recomendó buscar Las madres negras. Afortunadamente lo conseguí un par de días después en El péndulo. Mi primera reacción fue de sorpresa, pues, a diferencia de Casa, que era un libro de minificciones, Las madres es una novela. Este tipo de transiciones me interesa mucho (tal vez porque en esos límites se balancea mi obra). La segunda fue de admiración, pues un cintillo señalaba que fue la ganadora del IV Premio Dos Passos a la primera novela al "sorprender con una fusión extraña de gótico, terror, poesía oscura y cuento infantil reescrito para adultos". La tercera, después de leerla/vivirla, fue de un maravilloso sobrecogimiento: Las madres negras es la novela que todo mundo quisiera escribir, no sólo por el tema, tan paradójicamente actual, sino por su lucidez. Emplea una estructura fragmentada, donde se entremezclan, en breves pero intensos capítulos, las extrañas, maravillosas y terribles historias de las niñas y mujeres que habitan esa mansión embrujada convertida en el convento de Santa Vela. Con un prosa depurada, llena de imágenes y metáforas luminosas, recorremos toda la gama de lo fantástico y, sobre todo, nos reflejamos en esas pequeñas niñas desahuciadas. TIENEN que leerla.
Hay personajes demasiado bien construidos en esta novela, pero la voz de Dios y lo que su alegoría representa hace que la lectura sea muy tensa, cosa que creo es totalmente intencional, pero que a mí, como lectora sin dogmas, me movió a avanzar aceleradamente la lectura. Hay hechos, detalles mínimos que reaparecen para reforzar ideas desarrolladas en la novela que también me gustaron mucho, como la importancia del cepillo y del cabello, los libros. La casa como elemento vivo es otro recurso que me encantó y el conjunto de historias personales de cada uno de los personajes que entran en esa casa también, pero en especial la historia de Tilda. Disfruté y padecí esta novela. Estoy segura de que así lo querría Patricia.
En este libro hay huérfanas, madres negras, una casa con voz narrativa propia, y al igual que la casa Dios es un personaje más, siniestro, cruel, ególatra, caprichoso y vengativo (Vamos igual al de la biblia) y algunos otros personajes más que comparten en común la desgracia, la desolación y los destinos terribles y crueles. Una novela construida a partir de la historia de cada uno de sus personajes, con una narrativa brutal y exquisita. 100% recomendada.
Más que interesante pero es más una colección de cuentos que una novela. Me da un poco de pena que no haya desarrollado la historia central de la casa. No sé si ha sido una decisión consciente o la incapacidad de desarrollar una novela centrada en Priscia y la casa. Pero estaré atento a la autora.
Recensione a cura della pagina instagram Pagine_e_inchiostro: Le madri nere è una fiaba per adulti che miscela fanatismo religioso, sfumature gotiche e distopia femminile. Ambientato in un convento riconvertito in orfanotrofio, il romanzo mostra la disciplina ferrea che viene impartita dalle suore alle bambine rimaste senza genitori. Al fine di convertirle in una massa omogenea e anonima, alle orfane vengono estirpati persino la dignità e il nome.
🪞 In una casa misteriosa e labirintica, minacciata da una tremenda maledizione, le nostre piccole protagoniste si trovano a seminare il caos, pur di ritrovare loro stesse. L’orfanotrofio é il simbolo di una casa che é ricordo, prigione, mal%dizione, ma anche possibilità di ribellione, coesione e dimostrazione di forza. Il romanzo é corale e il punto di vista cambia continuamente: ogni capitolo viene raccontato da un personaggio o da un oggetto inanimato. Persino la casa stessa, con la sua memoria di pietra, prende parola. Si tratta di romanzo insolito, frammentario ed enigmatico, le cui sfumature ricordano per temi e stile II racconto dell'ancella e Noi siamo luce. Nonostante ciò, Le madri nere finisce per distinguersi trattando in modo inedito il confine sottile tra Bene e Male e la tensione tra diversità ambita e uguaglianza forzata. Non pensate di trovarvi una storia lineare, in quanto si tratta più che altro di un intricato puzzle da risolvere.
Esta es la historia sobre el destino de unas niñas con un origen ya de por sí oscuro que se dirigen a otro aún más terrible, un orfanato. Es el convento de Santa Vela. Un convento cruel donde se castiga al cuerpo y al alma y que se encuentra dirigido por la hermana Priscia, una mujer entregada con verdadera exaltación a Dios y que abusa de su poder. Un día, una de las niñas allí abandonada llamada Mida dirá que Dios se le ha aparecido para decirle que Él no existe.
Niñas sombrías, tullidas; personajes siniestros, como el propio convento de Santa Vela. Un protagonista en sí mismo. Un ambiente asfixiante y oscuro que recordará a los mejores cuentos de los narradores góticos. De hecho, en la dedicatoria de Las madres negras encontraremos la referencia a Shirley Jackson: «A Shirley Jackson, señora de todas las casas encantadas.»
Este libro esconde el horror, un horror sutil, alejado del miedo. Patricia retrata de forma extraña un orfanato que es mucho más que eso. Es tan intenso y tétrico que ha llegado a ahogarme. Tengo que volver a leer la parte final. Estaba agobiada y leí más rápido. Quizá me faltó aire. Recomendarlo? Si buscas algo diferente en literatura sí.
Es una historia oscura y retorcida, no apta para todos aquellos que sean sensibles hacia la imagen de Dios y la iglesia católica.
Es una historia de dolor y muerte, de abandono y libertad, muy simbólica y sin duda muy interesante, pero estas cuatro estrellas son en realidad un 3.5 porque esperaba una novela y creo que me encontré más con una recopilación de cuentos (todos geniales) que de alguna u otra manera están unidos o tienen relación con el terrorífico convento de Santa Vela donde un cantidad incontable de monjas crueles viven esclavizando a un montón de niñas huérfanas.
Sin lugar a dudas, una forma muy interesante de personificar a Dios.
Esta novela recopilación de relatos se escribió con la intención de horrorizar al lector y, aunque cumplió su cometido, no siento que en su conjunto funcione bien. Me encanta la prosa de la autora pero me parece que se enfocó demasiado en hacer de sus historias mucho más tétricas y por ello usó demasiados recursos del horror...
Este libro simplemente lo empecé a leer, por azares del destino, sin saber nada de él ni de su autora. Después supe que fue merecedor al IV Premio Dos Passos a la primera novela. Y conforme avanzaba, iba de asombro en sorpresa constante, hasta la última de sus páginas. Resultó ser un género que no tenía planeado leer… Ficción Gótico Espeluznante Oscuro Tenebroso Doloroso. Tiene muchos personajes, pero dos constantes durante todo el libro. Uno, es una de las Madres Negras llamada Priscia. Un personaje grandemente tétrico y fanatizado pero finalmente algo que pudiéramos esperar en un ser humano en sus circunstancias.
El otro Dios.
Un Dios cruel, egoísta, aburrido, que disfruta inspirando miedo, sufrimiento y dolor, que goza castigando cuerpo y alma, que juega (en un mal sentido) solo para entretener su tedio, torturado por el tiempo que no pasa por él, envidioso de la mortalidad humana…
El Dios de Priscia, que según yo, son sus propios demonios, porque Dios es todo lo contrario a la creencia de ella.
El Dios de Priscia es un paseo por la terrible oscuridad de su alma.
Independiente del tema, la autora consigue que te sientas “entrar” a Santa Vela (“este lugar es como una pesadilla causada por la fiebre, una pesadilla en la que por más que avances nunca llegas al lugar al que te diriges».”), que imagines que escuchas pasos o portazos, que visualices lo que sería estar encerrado en ese mundo tenebroso, inquietante, sórdido, y desesperanzador.
También fue muy impactante para mi como dentro de toda esta trama tenebrosa, se resalta increíblemente el poder positivo de los libros y el empeño de Priscia en no solo destruirlos, sino en querer que desaparezcan los efectos positivos de ellos.
Y como su “Dios” (su propia conciencia que la traiciona) menciona en varias ocasiones:
“ASÍ QUE ESTO ES EL AMOR”.
Creo que trata de expresarnos que al final todo ser vivo aspira a amar y ser amado. Quien diga o aparente lo contrario, miente.
Y todo el tiempo que leía, me empeñé siempre en pensar… es ficción, es ficción. La realidad no es así… y nada! Resulta que en esta historia la autora se inspiró para crear “Santa Vela” … aquí les dejo el link: https://www.youtube.com/watch?v=0E8kr...
También hay algunas frases significativas (al menos para mi), durante su lectura, por ejemplo:
“Siempre hay algo de verdad en el sueño, igual que siempre hay algo de mentira en un recuerdo”
“Dejar de tener tiempo, sentir que el final de la vida existe, que es justo esa certeza la que hace que valga la pena el avistamiento fugaz de la belleza o del amor.”
“que entre lo que alguien había escrito en el papel mucho tiempo atrás y su mente ávida de saber surgía un diálogo privado, que conversaba con alguien que ya no podía responderle y sin embargo continuaba hablando.”
“Gracias a uno de tus versos aprendí que la palabra temblor tiembla de verdad».”
“volvió a sentir que la belleza lo es incluso cuando no se tienen ojos en la cara o la luz suficiente para apreciarla.”
“ser mortal era lo mejor que podría haberle pasado”
“estar vivo simplemente porque un día uno puede morir”
“El simple hecho de poner un pie delante de otro y no tropezar con la pared, de caminar con libertad era un milagro que requería toda su atención. Seguir la senda y que de alguna forma aquello era posible y había sobrevivido, , le produjo la primera felicidad intensa y continuada en mucho tiempo.”
Pasaje de Las madres negras Patricia Esteban Erlés Es posible que este material esté protegido por copyright.
Con todo y su obscuridad este libro SI invita a la reflexión y creo que podemos ver mucho positivo y valorar las simples cosas de nuestra vida, desde lo ordinario que es hablar y expresar, hasta la maravilla de amar y ser amado.