En 1983, el ciclismo español se encontraba en un coma profundo: la secreta línea de continuidad que llevaba de Trueba a Fuente y Ocaña, pasando por Berrendero, Ruiz, Loroño, Bahamontes o Jiménez, se había roto. Con la retirada del conquense y del asturiano, con la decadencia del legendario Kas, con la ausencia cada vez más notable de ciclistas hispanos en las carreteras del Tour, una de las tradiciones más ricas de este deporte se había quebrado. Evidentemente, hubo excepciones. Pero, en general, todo era un páramo. Un larguísimo túnel del cual Pedro Delgado salió como una centella. «¿Qué se te ha perdido a ti en el Tour? —le preguntaban a José Miguel Echavarri, director deportivo, en las vísperas de julio de 1983—. Si allí no tienes nada que ganar, si no vais a terminar ninguno». Y Echavarri callaba. Sonreía. Esta es la historia de un ciclista diferente, de una figura irrepetible, carismática, imperfecta y genial. Es la semblanza de un momento en la historia de España, de un instante en el que todo un país aspira a imaginarse otro, en el que tantas personas se dejaron seducir por un deportista de sonrisa fácil y gesto carismático. Una leyenda.
Perico Delgado fue un ídolo de masas en la España de los ochenta, que trascendió más allá del ciclismo y era sobradamente conocido incluso por gente que no seguía ese deporte.
En este libro, Marcos Pereda da un repaso a sus actuaciones en las grandes vueltas, casi exclusivamente Vuelta y Tour ya que Perico solo hizo dos veces el Giro. Fuera de esas carreras no hay nada, a duras penas unas líneas para su cuarto puesto en la Lieja del 89, y ya. Centra todo su relato ciclista en las grandes vueltas, que ciertamente fueron en las que Perico cimentó su fama y consiguió la gran mayoría de victorias y resultados destacados.
Pereda escribe este libro partiendo de una labor puramente bibliográfica. Por edad no puede tener recuerdos de buena parte de lo que relata, y no recaba declaraciones ni presenta citas. Esto no es intrínsecamente malo, y de hecho probablemente sea suficiente para el enfoque que adopta. Y es que aunque el libro se subtitule como una crónica, a mí no me parece ni periodístico ni informativo, sino más bien un relato literario que pone su mirada en la narración y enfatiza la épica, algo bien fácil en el ciclismo.
Una buena muestra de ello es cómo, aunque al Giro dedica poco espacio y casi no sabemos cómo le fue a Perico por Italia, dedica unos cuántos párrafos a la mítica etapa del Gavia en el 88. El papel del protagonista en ella fue testimonial, pero la jornada fue legendaria y heroica, de ahí que Pereda se detenga en su narración. Y esa es la tónica general del libro, buscando todo el rato lo glorioso más que lo explicativo.
Eso sí, se agradece que no pase de puntillas sobre la los aspectos oscuros de este deporte, como hacen otros (demasiados) libros del estilo. Tampoco es que se moje, pero no los oculta y sí trata de explicar ciertas cosillas concernientes al dopaje o a la compra de carreras (Ivanov y el sobre) y/o gregarios (tantas veces hemos visto a un corredor tirar de otro de distinto equipo sin motivo aparente), por lo menos pone todas las cartas encima de la mesa.
Maravilloso libro el cual más que hablar de un deportista, habla de una época, de un momento en que el.mundo iba a cambiar radicalmente. Marcos narra todo de manera amena y divertida, a veces hasta nostálgica.