José Luis Alonso de Santos encontró desde la primera representación teatral de "Bajarse al moro" la fortuna del éxito. Madrid, los años 80 y cuatro jóvenes como tantos constituyen el espacio, el tiempo y los protagonistas de la obra. Su fuente de inspiración, la realidad que le rodea, haciendo resaltar una serie de códigos circunstanciales que operan en el mundo cotidiano y que el autor considera relevantes y el público familiares. Con esta edición se pretende dejar constancia de algo que es fundamental en esta obra: su lenguaje "caliente", la expresión de una forma de entender la vida.
Se trasladó a Madrid en 1959, donde se licenciaría en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense y mucho más tarde en la futura Facultad de Ciencias de la Información. Comenzó a interesarse por el mundo de la interpretación, recibiendo clases de William Layton en el TEM. Se unió al grupo Tábano, participando en la experiencia de la Castañuela 70. Su primer estreno como autor se produce en 1975 con ¡Viva el Duque, nuestro dueño!
En 1988 fundó la productora teatral Pentación, con Gerardo Malla y Rafael Álvarez.
Ha escrito guiones de cine, series de televisión, narrativa infantil y novelas. Sus obras han sido editadas tanto en España como en el extranjero y se han publicado también ediciones críticas de varias de sus obras.
Ostenta la Cátedra de Escritura Dramática en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Desde junio de 2000 es director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
En el ámbito teórico ha escrito ensayos y artículos de investigación teatral en la revista Primer Acto, de la que es redactor, y en la prensa general.
Se trata de una obra básicamente realista cuya acción discurre en Madrid después del régimen de la dictadura. El autor sitúa el correspondiente marco dramático en un escenario urbano donde cuatro jóvenes buscan su sitio en el mundo.
Es una obra muy fácil de leer por su lenguaje coloquial, donde la creación de diferentes situaciones, en su gran mayoría cómicas, hacen que sea muy amena y divertida. Además de estos motivos, la recomiendo a todo el mundo, por su diversidad de personajes y por el principio y el final tan diferente que tiene.
¿Qué narices acabo de leer? El teatro no es uno de mis géneros preferidos y mucho menos si es realista pero es que a mi este libro me ha parecido realmente horrible. O,O A parte de ver a una panda de drogadictos haciendo supuestos chistes sin gracia y a unos tíos intentando llevarse a la cama a una tía que acababan de conocer el día anterior no le he visto más profundidad a lo que sea que haya leído. .u.
El libro cumple su función: entretener. Sus personajes son muy divertidos, a la vez que entiendes y te compadeces de su triste situación. Si bien, es cierto que es muy difícil que el humor supere sin fisuras el paso del tiempo... me refiero a algunos clichés que suenan bastante rancios. La crítica y el aspecto social de la pieza es brillante, envejeciendo como el buen vino, pudiendo comparar los deseos del autor para la futura España con la situación de 2023.
Bajarse al moro es un interesante análisis de la sociedad madrileña de los 80', que intenta dejar atrás los tiempos de la dictadura y acomodarse a la nueva democracia.
Con el contexto de la movida madrileña de fondo, se observa un choque entre la liberación que trajo en muchos aspectos y las ideas más conservadoras heredadas de la generación anterior. Elementos como el sexo y las drogas se contraponen a la religión, la policía o la familia.
El resultado es una pintura en la que se alternan voces populares con otras de clase alta y que sugiere la incertidumbre en la que la sociedad se encontró al transicionar a un país democrático con un pasado tan traumático a sus espaldas.
Obra teatral, fácil de leer. Con un lenguaje coloquialmente característico que refleja muy bien la época de transición en España. Un reflejo de la generación de los 80 y la movida madrileña.
Que es sin duda una crítica social y un reflejo de las distintas clases.
Me gustó el contrapunto de los personajes, muy bien caracterizados y construidos.
chicas echaba tanto de menos leerme un libro en una tarde…. realmente fue relectura, en su momento cuando la leí en el instituto tenía muy buen recuerdo de ella y sigo manteniéndolo, me parece un libro taaaaaaan fácil de leer y a la vez tan divertido, ideal para cuando no sabes que leer y te apetece algo ligerito y ameno
Tragedia urbana que ilustra, de una manera chejoviana, la transición a la democracia en España, a través de unos personajes que se oponen o se dejan llevar por este cambio.
La trama se arma por medio de una serie de sucesos interrelacionados:
-El cambio de interés de Alberto, de gustarle Chusa a sentir algo por Elena, y su posterior enamoramiento, les alejan a ambos de la casa, de su desorden, caos, de su falta de futuro, y les pone en un pedestal que la sociedad que se está fraguando adora, eleva, acepta.
-La salida de prisión del padre de Alberto, que pasa de ser un inadaptado a la reforma social total, «serio, formal, trabajador», pero con la contradicción que marca Doña Antonia en sus discursos: aceptan el nuevo poder establecido, sin un verdadero cambio personal, pues siguen arraigadas las costumbres o ideologías reaccionarias antiguas, como el banquero defraudador, que sale de la cárcel siendo el mismo, en otro banco.
-La llegada violenta de Abel y Nancho, que provocan disparos de Jaimito, y después de Alberto. Ambos disparos son involuntarios y sirven a Alberto y Elena para concluir que esa no es la vida que desean, con el riesgo permanente de ser o asesinados, o atracados o detenidos por la policía- Alberto sería expulsado del cuerpo. Buscan así un orden mejor, una vida más aceptada socialmente, como propone Doña Antonia «estudia, cásate y forma un familia como Dios manda.»
-Chusa es capturada por la policía en su vuelta de bajarse al moro, lo que denota un mayor control social, además de los medios policiales corruptos, que se apropian de parte del botín incautado, lo que beneficia a su vez a Chusa, y evita que lo denuncie. Esto muestra no actos aislados, sino un sistema corrupto.
-Al final, Jaimito y Chusa observan cómo todo se mueve a su alrededor y evoluciona, y ellos no tienen futuro, siguen en el mismo ambiente pobre y sin ánimos, sin esperanza de prosperidad.
La música y el espacio se presentan de forma plenamente diegética, dotando de un carácter urbano, quinqui, muy propio del Madrid de los 80'. Al final, dota a la obra, en su "ritornello melancólico", de un carácter triste y decadente.
De forma elocuente, el hamster se presenta como una excusa para que Jaimito verbalice su pensamiento interno.
Para mayor carácter trágico, Chusa no es encerrada en prisión, sino que vuelve a su casa en decadencia y sin futuro, teniendo que presenciar como Alberto- el hombre que le gusta- se marcha con Elena- la chica que le ha presentado ella-.
Madrid, años 80. España ha salido del régimen dictatorial del general Franco. Un grupo de jóvenes, ya independizados, trata de ganarse la vida como puede. Uno de ellos, Alberto, trabaja como policía, trabajo aparentemente incompatible con el que desempeña su amiga Chusa, que se dedica a traficar con la droga que compra en Marruecos y luego vende en España, a un precio mucho mayor. Después está Elena, la más educada y por último, Jaimito, primo de Chusa, que se dedica a hacer sandalias. Todos los personajes son diferentes, por lo que tendrán que superar sus diferencias.
Esta obra de teatro es fácilmente legible en una tarde, ya que además de su brevedad, tiene un punto de adicción que hace que cueste soltar el libro. Por si esto fuera poco, los personajes emplean un vocabulario extremadamente sencillo, acorde a su grado de cultura y ambiente familiar.
Pese a que el libro es entretenido, en mi opinión tiene una falta de trama importante. Como pasa en muchos libros, hasta más de la mitad del libro no ocurre nada sorprendente. En definitiva, es un libro entretenido que narra una historia más habitual de lo que muchas veces creemos. Recomendable.
En mi opinión, “Bajarse al moro” me ha parecido una obra entretenida. A pesar de que la trama es bastante simple y los diálogos entre los personajes no abarcan gran variedad de temas, resulta una lectura ágil y fluida, por lo que en ningún momento me he aburrido leyéndola. Considero que la descripción, tanto de ambientes como de personajes, es precisa y detallada, lo que hace imaginar con gran claridad cada una de las escenas. Por otra parte, el entramado vivido por los protagonistas crea una situación algo irreal que a su vez da el toque de locura y “gracia” que caracteriza, bajo mi punto de vista, a esta obra. Como ya he dicho anteriormente, es un libro con un vocabulario sencillo y coloquial lo que hace que se lea rápidamente; por tanto lo recomendaría a adolescentes o simplemente a todo aquel que quiera pasar un rato de lectura ameno.
Una historia divertida y amena para leerla en una tarde. Es de lo mejor que he leído obligatoriamente de la carrera. Se la recomiendo a todo el mundo :)
Pues un teatrillo bueno, cotidiano, sencillo, lleno de ironías y comedia. Para pasar el rato, que se dice.
Me recuerda a esos teatros de bajo presupuesto que se hacen en los escenarios más pequeños que existen, porque no se necesita más que cuatro muebles en un escenario para contar una historia. Jaimito, Chusa, Alberto y Elena (la tonta), unos personajes de lo más normales (si es que existe realmente la normalidad) con problemas que cualquiera podría tener.
Una obra de teatro menor con tres protagonistas madrileños que comparten piso y que desarrollan su juventud entre los peligros propios de esta edad. Su tranquilidad se conmueve cuando llega una chica joven al piso que intenta emparejarse con uno de ellos para tener una vida más resulta.
Los protagonistas sorprenden por ser más humanos de los que cabría encontrarse en un contexto de unos jóvenes que trafican droga a escondidas. El diálogo se desarrolla entre palabras ofensivas y propias de la jerga juvenil, con numerosas referencias político-sociales. El escenario es el piso compartido, reciento de varias visitas que alterarán la situación de un lugar aparentemente invariable. Los personajes evolucionan a bruscos trompicones, pero necesarios para llegar al clímax de la trama.
Una ligera sorpresa a mitad de la narración, pero ha faltado para mí demasiado para dejarme un buen recuerdo. No obstante, una buena apuesta segura en el teatro posmoderno, y una obra que se deja disfrutar.
Me lo he leído porque tengo que hacerle un trabajo a mi hermano y sinceramente pocos libros tan malos como este xd la gente que dice que es gracioso?? Qué es gracioso exactamente, hablar mal de la población musulmana, llamar "mariconazo" a alguien o el tema en sí de las drogas?? Me parece un libro repugnante y aburrido, solo son 80 páginas pero son 80 páginas de pura basura. Y me parece también asqueroso que este tipo de libros se sigan mandando en los colegios. Te lo recomiendo si te gustan las basuras que produce Santiago Segura porque si no no sé a qué clase de degenerado le gusta este "humor"
Lo he leído porque los niños a los que estoy haciendo clase la representarán. Como va de porretas y de pasar droga a ellos les mola. A mí me parece una comedia bastante chusca y facilona. Quiere ser rompedora pero acaba teniendo demasiada moralina y siendo algo manipuladora. Alguna salida ingeniosa hay pero pasa desapercibida en una trama previsible y unos personajes planos.
Es una obra de teatro muy fácil de leer y breve, escrita en un lenguaje coloquial, casi en argot, que no se corta ni en escenas ni en vocabulario. Atrevida, desvergonzada y con un final sorprendente, se convierte en una buena opción de lectura, diferente y que te sacará más de una sonrisa (y los colores). Nota: 8/ 10
He vuelto a leer este libro, de teatro, que leímos en clase en 4° de ESO. La verdad es que es se lee rápidamente y te traslada a ese piso, lugar donde transcurre la historia, muy fácilmente. Tiene un mensaje potente sobre la amistad y sobre la vida en general en los años 80 para gente de clase baja. Muy recomendable. Me alegro de haberle dado esta segunda lectura.
Puede que no sea la mejor obra de teatro en sentido técnico pero me ha parecido un retrato entrañable, y más profundo de lo que parece a priori, de aquellos 80. Un país que se creía muy nuevo y era muy viejo donde la mitad de siempre pensaba que la otra mitad había cambiado. Y no. Para notar también el lenguaje ochentero, que me ha provocado más de una risotada.
Entretenida y en cierto modo dura obra de teatro que presenta un reflejo bastante fiel de la juventud y la sociedad española de la transición en la figura de personajes que se buscan la vida como pueden, en el mundo de la droga y la delincuencia, pero también de la posibilidad de salir adelante de otros modos (teniendo cómo, claro). Muy buena.