En Edimburgo, en 1859, cinco amigos unidos por su amor al arte y a la literatura forman la Sociedad Literaria Tolbooth. De manera inesperada, se ven envueltos en la investigación del robo de un reloj chino que, desgraciadamente, ha acabado con la muerte de Lord Greenwich. Será la misma Lady Maximilienne Greenwich, una excéntrica dama, tía abuela de uno de los miembros de la sociedad literaria, quien les pida su ayuda para dar con los criminales.
Desconcertados por el ruego, pero enardecidos por el reto, comienzan a investigar el caso, mientras se cruzan en su camino con una sociedad secreta china y un sinfín de peligros que pondrán a prueba su inteligencia y su sentido del honor y de la lealtad.
Una increíble aventura donde hay cabida para el humor, la amistad y el amor.
Ubicada en Escocia a finales del siglo XIX, esta historia nos relata cómo un grupo de amigos que conforman una sociedad literaria se ven envueltos en la investigación de un crimen.
Narrada a varias voces por los mismos integrantes de esta sociedad, así como de otros personajes involucrados en la historia, resulta en un libro bastante bueno y entretenido de leer.
En realidad nos cuenta dos situaciones, toda la aventura de esta investigación, así como el peligro que corre una de las protagonistas al ser el foco de atención de un peligroso asesino en serie.
Si bien me ha gustado mucho y lo he disfrutado, no pude evitar notar que en ocasiones se hacía repetitivo, tal vez por el formato en el que está narrado, pues al ser a varias voces, nos relataban la misma escena varias personas y eso en momentos me parecía innecesario.
Para mí lo mejor del libro son sus personajes, cada uno de ellos me encantó y fue inevitable para mí sentirme un poco identificada, pues yo misma he conocido a gente que no puede ser más diferente a mí a través de mi amor por la literatura, los libros nos acercan. Les comparto una cita que he sacado de este libro y me ha encantado:
"Los libros no solo se leen con las ojos, sino también con las manos. Solía decir que eran el envoltorio hecho con esmero de un gran regalo, y que por ello había que dedicarles el tiempo que se merecían"
La historia tiene un poco de todo, aventura, por supuesto el suspense, thriller, persecuciones, amores no correspondidos, asesinatos, intentos de asesinato, envenenamientos, rescates de último minuto y un policía que de tan idiota me ha encantado
Por lo demás es un libro muy entretenido para leer, además me estoy haciendo adicta a los libros policiacos ubicados en la época victoriana.
Amena novela, ambientada en la época victoriana en Edimburgo. Un grupo de conocidos de distinto estrato social y profesiones, pero unidos por su amor a laliteratura se ven implicados en la investigación de un asesinato. Misterio, romance, aventuras, mafias chinas.... todo ello con un ritmo ágil, hacen que se lea muy fácilmente.
Estamos en Edinburgo, en 1859. Cinco amigos se reúnen con asiduidad (algunos de ellos de manera clandestina) para compartir su gusto por la escritura y la lectura. Juntos forman la Sociedad Literaria Tolbooth. Todo transcurre apaciblemente hasta que un hecho trastoca su rutina: la tía abuela de uno de los miembros les pide su ayuda para desentrañar el misterio que envuelve la muerte de su marido, ocurrida tras la adquisición de un misterioso reloj chino. Hace poco que descubrí a Margarita García Gallardo como autora de literatura infantil. Sus obras infantiles son muy entretenidas, frescas y divertidas. Me apetecía mucho también leer una de sus novelas para adultos, y he empezado por esta obra de intriga y suspense. Debo decir que la autora no tiene nada que envidiar a otros escritores del género nativos del Reino Unido. En esta novela de época, tanto el ambiente, las descripciones, así como los personajes y sus diálogos están muy conseguidos y la lectura es muy amena. La novela está narrada a varias voces, pero se identifica con facilidad al narrador desde la primera línea. Una novela muy, pero que muy recomendable para amantes de las aventuras con intriga y suspense. Quedó finalista en el Premio Planeta. Y no es de extrañar.