Empecé a leer este libro como parte de las lecturas que por los 50 años del golpe de Estado en Chile, y la reflexión de Jocelyn-Holt, entre una mezcla de historiografía y prosa testimonial, no deja de ser fascinante, suscitando a su vez reflexiones y preguntas sobre los mismo hechos, dando cuenta que también uno es parte de la perplejidad que sigue pareciendo ser Chile (mi país).
Si bien siento que este libro invita a la reflexión y al diálogo (sobre todo porque mientras lees, constantemente van surgiendo espontáneamente tus propias opiniones y juicios sobre el devenir de los acontecimientos), paradójicamente los temas abordados son los menos reflexionados y dialogados en mi humilde nación. Pero me quedo con la serenidad, y no poco optimismo, que todavía nos falta mucho a los chilenos en sincerar nuestra interpretación de la historia del pueblo que conformamos, y que mientras no demos el paso de escucharnos y dialogar, no podremos dar los pasos épicos hacia la modernización que se anhela, (algo que siempre nos contamos a nosotros mismos, y que por ese estándar tan alto que nos ponemos, nos terminamos frustrando una y otra vez).
Totalmente recomendada su lectura, y sobre todo su buena conversa y reflexión con quien se anime a escuchar tu opinión… quizás así logramos una interpretación común para afirmar que sigue existiendo nuestra voluntad de ser pueblo.
Interesante ensayo, con digresiones poéticas cuya pertinencia quedan a gusto del lector. No es un texto de investigación o con un gran rigor científico, pero sí refleja un poco lo que fueron las décadas de 1950 y 1960 en Chile y desmitifica ciertos aspectos de los gobiernos radicales.
Lo lei por primera vez en los turbulentos dias de octubre y lo volvi a leer hace poco en 2023. Es un librazo, resulta profetico a ratos y su relexion sobre "el empate" es brillante.