Twintiger Sonia komt op een online literatuurforum in contact met een man die zichzelf Knut Hamsun noemt. Er ontwikkelt zich een intense correspondentie en een verhouding, waarin ze elkaar beurtelings aantrekken en afstoten. Knut plaatst Sonia op een voetstuk en wil van haar een ideale vrouw maken; Sonia wil wel zijn aandacht maar voelt zich ongemakkelijk bij zijn dwingende toon.
Als Sonia trouwt houdt de internetverhouding met Knut stand. Ze vertelt hem over haar seksleven en haar saai geworden huwelijk. Het leidt tot de onvermijdelijke maar teleurstellende ontmoeting. Sonia heeft steeds gefantaseerd over heftige seks met Knut, maar hij blijkt fetisj-fantasieën te hebben en mijdt direct seksueel contact. Ondanks haar chronische obsessie voor Knut besluit ze hun verhouding te beëindigen. Haar verlangens zijn onvervulbaar gebleken. Wat overblijft is een litteken.
Door de oplopende spanning is het nauwelijks mogelijk dit duistere en soms pijnlijke verhaal neer te leggen. Litteken is een subliem psychologisch portret van twee mensen die allebei teleurgesteld worden in hun verwachtingen.
Sara Mesa is the author of eight works of fiction, including Scar (winner of the Ojo Critico Prize), Four by Four (a finalist for the Herralde Prize), An Invisible Fire (winner of the Premio Málaga de Novela), and Cara de Pan (forthcoming from Open Letter). Her works have been translated into more than ten different languages, and has been widely praised for her concise, sharp writing style.
Como sucede en otras de sus obras, Sara Mesa explora en «Cicatriz» un vínculo obsesivo y enfermizo muy lejos de lo que socialmente podríamos considerar una relación adecuada. Esta obra, que tiene mucho de epistolar, sigue durante varios años a dos bichos raros (aunque la rareza de uno es más evidente que la de la otra) que se escriben casi a diario después de haberse conocido en un foro literario de internet. Esta chica solitaria y este chico misterioso tienen, al principio, un flirteo que muy pronto irá degenerando en otras cosas cuando pasan de intercambiarse correos a intercambiar regalos que él roba para ella. El proceso por el que la relación se va convirtiendo en algo retorcido, pervertido y tóxico es totalmente vertiginoso.
Con la excusa de estos intercambios de emails y regalos, Mesa reflexiona sobre cómo nos aferramos a vínculos afectivos adictivos que, en realidad, ni siquiera nos hacen tan felices. En esta obra vuelve a fijar la mirada en vidas anodinas, grises, casi patéticas... que se iluminan brevemente cuando en ellas surge algo que las remueve, por muy inconveniente que esto sea. La novela podría ser repetitiva si no fuera por la sutileza de los vaivenes de una relación que, constantemente, cambia de naturaleza. Después de leer varios de sus libros tengo la absoluta certeza de que Sara Mesa es de las mejores narradoras de nuestro país.
Para mí, empieza y acaba de manera titubeante, alcanzando un cenit espléndido a medio camino. Sin duda, lo mejor que puede decirse de Cicatriz es que se sale de lo convencional. Y mira que la premisa, chica conoce a chico a través de un foro literario y se establece entre ellos una relación de dependencia obsesiva, no es la más innovadora del mundo. Sin embargo, en este libro los papeles de cazador y presa no están claramente adjudicados, y cuanto más vamos conociendo a los personajes, más se acentúa nuestra sensación de que algo muy turbio anida bajo la superficie en ambos sentidos. Flota en la historia una oscuridad seductora, una tensa atracción hacia lo repulsivo, que es, en definitiva, la principal materia de estudio. Y es descubrir la raíz de esa sumisión impropia el principal aliciente de una novela retorcida, provocativa e inquietante que, bajo los mandos de Sara Mesa, se disfruta con sorprendente perversidad.
Sara Mesa’s books tend to evoke conflicting emotions in me. I find them annoying and weirdly attractive at the same time. Apparently, I am a reader full of contradictions.
If you expect sheer originality from the premise of Scar (2017), you may end up slightly disappointed. Sonia and Knut Hamsun (a nickname of course, the real name is not revealed) meet online in a literary forum and the novel chronicles the development of their relationship over many years. At first, everything pointed to a well-worn trope: a creepy internet predator manipulating a naive girl but fortunately, it morphed into something more complex and profound.
Sonia and Knut Hamsun exchange emails. They share thoughts on books, creative writing and their everyday lives. Painfully boring lives, to be honest. There is another frequent topic which becomes their obsession: shoplifting. The rush of adrenaline gives some colour to their grey existence. Shoplifting techniques are discussed thoroughly in the novel and the real brands of luxury products Sonia and Knut compulsively steal are mentioned oftentimes which feels a bit awkward.
My main problem with Scar: it was too long. I found some parts tedious and lifeless — I had the impression the book would do just fine without them. The story of Sonia and Knut’s strange love/friendship, oscillating between repulsion and fascination, hatred and desire, drags sometimes although the author tried to liven it up with a nonlinear timeline.
As usual, Sara Mesa proved to be an insightful and astute portrayer of her characters. They are depicted deftly and escape any classifications. For instance, Knut who is an amalgam of words, packages, labels written in all caps, bras, high heels, pictures, mirrors, security cameras, undercover security guards, cosmetic-dermatology clinics, books, more books, messages, pressure, lies, dreams. Two of this novel's outstanding strengths are the lack of a clear-cut assessment of the characters and its unsettling, odd atmosphere.
Scar is a bleak study of loneliness. I think the title scar metaphor is vital here and can be the key to understanding the author's intentions. As it seems, it does not refer only to the mark on Sonia's skin. It can be also a symbol of the impact the bizarre relationship has on both characters. Who is the scarred loser? Who is the true winner in the eccentric game they have been playing for so long? Are there any winners at all?
The one truly good thing about this book is that Knut's character is clearly supposed to be disquieting and unsettling, to make the reader uncomfortable, and that he does. Therefore the atmosphere, in general, is shockingly accurate. However, I wasn't exactly impressed with the characterization of both protagonists, the story is repetitive, and I didn't see the need of alternating present-time chapters and flashbacks. It didn't add anything to anything, as I see it. All in all, nice but far from unmissable.
Sonia y Knut se conocen en un foro literario de internet. “Tú me envías una foto para que pueda verte. Yo a cambio te envío los libros que me pidas”. Sara Mesa nos cuenta con maestría una relación inquietante, obsesiva, perturbadora, turbia, oscura, enfermiza, asfixiante, tóxica, adictiva, dependiente, intensa y muy compleja.
Cicatriz es una espiral cuesta abajo sin salida cuyos dos protagonistas se acercan incluso cuando se alejan… porque se echan de menos. No he sentido afinidad por ninguno de los dos y Knut incluso me ha dado bastante asquete, pero la autora consigue con una narrativa muy cuidada que esa sensación de desagrado sea casi hipnótica y necesitemos seguir leyendo.
"Ya sabes: echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces".
"Llega la respuesta inmediata de Knut: Ahora mismo no creo que pueda olvidarte, pero el olvido actúa solo, igual que lo hace el paso del tiempo. Más difícil será que tú me olvides a mí. Ya te darás cuenta en el futuro."
...la verdad, tiene frases muy buenas, profundas e interesantes. Aunque por otro lado no he entendido todos los saltos en el tiempo (cuando podría haber ido lineal la historia perfectamente), tampoco están mal.
Lo que sí le resta estrellas, a mi parecer, es la excesiva longitud de la historia para lo "poco" que cuenta; quiero matizar que no quiero decir que sea simple, pero que para mí todo el libro ha dado vueltas y más vueltas en torno a lo mismo y por ello se me ha hecho algo pesado por momentos.
Podría haberse contado lo mismo en menos páginas, pero ha estado bien leerlo.
Con uno stile algido, pulito, essenziale, Sara Mesa racconta una relazione che inizia quasi per gioco e si evolve progressivamente, arrivando a una complessità perversa che sembra al limite del paradosso.
Due giovani intraprendono un rapporto intenso e particolare cominciando a chattare in internet, via mail e whatsapp. Sonia è una ragazza sostanzialmente insoddisfatta del modesto lavoro d’ufficio e apparentemente senza legami consistenti, ma forse con qualche aspirazione che rimane sopita nel fondo della sua anima fino a quando la corrispondenza intrapresa con Knut non arriva a risvegliarla. Di lui conosciamo solo il nickname, volutamente provocatorio: Knut Hamsun, appunto. Il suo atteggiamento verso Sonia è di assoluta completa adorazione. La riempie di regali, che provvede a spedirle: inizialmente libri, pregiati e costosi, poi altro… ma lascio a chi vorrà intraprendere la lettura la curiosità di scoprire il cosa e il come.
La relazione si evolve nel tempo, diventa sempre più intensa, più coinvolgente. La vita dei protagonisti si svolge contemporaneamente in un orizzonte ideale (e digitale), ma anche nella prosaica realtà quotidiana e quindi corre su due binari paralleli apparentemente senza conseguenze gravi. Ma così non può essere. Ovviamente no. Gli sviluppi saranno inattesi e imprevedibili per entrambi.
Un racconto sorprendente, che l’abilità della scrittrice rende irreale e credibile nello stesso tempo. Un libro sulla menzogna e sull’incapacità di stabilire un contatto vero, autentico, con l’altro che diventa simulacro di un bisogno sepolto molto lontano, nelle paludi dimenticate dell’io.
Un titolo misterioso e allusivo, forse simbolico. Una cicatrice fisica c’è, appare fin dall’inizio, poi non se ne parla più. Rimane nascosta, sottintesa, dimenticata. Ma forse è il segno più reale, concreto e vero in un mondo fatto di immaginazione e di proiezioni reciproche, un mondo dove è più facile perdersi, uscire da se stessi o reinventarsi a misura del desiderio di un altro.
Asciutta, descrittiva, imparziale, Sara Mesa lascia a noi stupiti lettori ogni considerazione/riflessione sulla storia e ogni eventuale giudizio sui personaggi.
" Quello che mi è chiaro è che la nostra relazione non potrà mai essere «normale», sia nel bene che nel male."
Sono delusa ç_ç Pensavo di innamorarmi della storia, di Knut e invece l'ho detestato. Mi ha irritata! Una voglia assurda di prenderlo a schiaffi...ma cosa diamine aveva di affascinante questo? Cioè, già non ti vedo perché sei dietro ad uno schermo, ma se poi ti comporti da "So' bravo solo io" anche no! E Sonia pure che ci casca, va bene i regali, va bene tutto eh, ma quanto in basso siamo cadute? No dai, non voglio credere che noi donne siamo messe così male.
Sti due si conoscono in un forum letterario (tipo goodreads? ahahah) Iniziano a chattare dopo che Sonia era andata ad una cena con alcuni di questo gruppo. Knut, che nemmeno ci è andato alla cena, comincia a mandarle messaggi privati dicendole che vorrebbe conoscerla ecc ecc. Lei ovviamente ci sta, si sa la noia fa fare cose che mai e poi mai penseremmo di fare. Inizia così questa relazione, ossessione, dipendenza, morbosità. Knut copre di regali Sonia, da prima libri, poi profumi, completini intimi, vestiti, mancava solo che le spedisse una macchina ed eravamo a posto. Tutto in cambio di? Niente, manco voleva scoparsela....io capisco le perversioni, il feticismo, la dipendenza ma boh. Alquanto improbabile. Cioè, per lui lei era una dea, ma da cosa? Cosa l'ha fatto innamorare? No, mancano dettagli, storie, parole....manca la storia vera, quella che li ha ossessionati uno dall'altra.
No, non mi ha proprio presa. Forse mi aspettavo un'altra storia.
Mala letra me encantó. Fue mi primer acercamiento a la obra de la autora, muy elogiada por la crítica. Sara Mesa apunta a ser una de las voces femeninas más fuertes de la literatura española contemporánea y con Cicatriz, su obra más famosa, se reafirma, para mí, como una gran autora.
En esta ocasión, nos presenta a Sonia, quien conoce a Knut en un foro literario en Internet y, aunque la distancia es grande, establecen una relación marcada por la obsesión y la extrañeza. Dentro de esa línea delgada que separa la atracción de la repulsión, nuestra protagonista no puede evitar sentirse fascinada por este insólito personaje, que vive fuera de toda normal social y que la conquista con presuntos regalos robados. Sin embargo, su relación comienza a volverse demasiado absorbente, llena de secretos y marcada por una ansia de vivir más allá de una existencia excesivamente reglada, que lleva a Sonia a vivir una doble vida secreta, donde queda atrapada por años.
Cicatriz es una inquietante historia de amor entre dos seres distintos que se complementan, donde, además, Mesa reflexiona sobre la sociedad consumista y los robos a gran escala en almacenes, la sumisión, el poder, el deseo, la carnalidad, el refugio de la fantasía, la culpa, la escritura y la vocación literaria, a través de una relación que se convierte en una fantasía sexual controlada por Knut, donde ella entra casi sin darse cuenta.
Creo que todas (o bueno, debo admitir que yo sí) hemos conocido a alguien como Knut que se esconde tras una cultura y que posee, tras toda la pantalla, una personalidad macabra, terrible, que solo deja cicatrices en quienes nos cruzamos con él. Knut llega a su vida para ¿acabar con la monotonía? y, sobre todo, para hacer que ella concentre toda su atención en él, haciendo que su mundo solo gire a su alrededor, siendo esto un reflejo de las relaciones tóxicas y una métafora del funcionamiento del poder.
Extendida a lo largo de los años, esta relación simbólica adquiere un matiz de fantasía sexual (sin sexo) controlada por Knut, en la que Sonia se sumerge por vanidad, por soledad y por aburrimiento. A partir de allí, y con un estilo escueto, sencillo y desnudo, acorde con los personajes, Sara Mesa juega con el tiempo, produciendo una tensión increíble, que es el factor que nos mantiene pegados a esta novela.
Mesa coloca a dos personas solitarias y las une, dentro de un mundo en el que no terminan de encajar, lo que los lleva a enredarse en una relación donde se satisfacen mutuamente y luego se engañan, se distancian, se reencuentran y se dejan cicatrices, relatada sin dramatismo. Así, avanza hasta el final, que transmite una profunda nostalgia, tal y como esas marcas que nos quedan en la piel (y el corazón).
La escritora es, en ocasiones, redundante, pero es ahí donde reafirma ese ambiente angustioso, aislado y sin salida en el que sobreviven los personajes. Esto consigue que como lectores nos sintamos contagiados de esta atmósfera y experimentemos el asco, el morbo, la pena y la confusión propia de los caracteres. A partir de allí, Cicatriz explora aspectos de nuestra contemporaneidad y cuestiona el mundo presente. Mediante ellos, mesa reflexiona sobre las obsesiones y preocupaciones del hombre actual y el medio en el que se desarrolla, marcado por términos como consumo, poder y fetichismo, donde el fenómeno del Internet juega un papel sumamente importante, pues altera nuestra forma de vincularnos y pensar sobre nuestros similares.
En Cicatriz, el Internet surge como un protagonista inminente. Es allí donde se conocen. Es donde Sonia se escapa de la realidad. Es la comunidad a donde se adhiere. En consecuencia, es eso que le permite a ella, y a casi a todos, encontrar un refugio ante una infinidad de posibilidades y escenarios, donde la falsedad y el engaño reinan. Es, en consecuencia, una herramienta que brinda la posibilidad de proyectar lo que no somos, donde el anonimato es la clave de todo. Así, concluye que el Internet nos deshumaniza, nos hace dudar sobre qué es real y qué no, difuminando las fronteras entre lo público y lo privado, entonces, ¿somos conscientes de que Internet genera una imagen de nosotros y no de qué somos realmente?, ¿acaso lo que está en internet le pertenece a alguien? He ahí la cuestión.
En definitiva, Cicatriz es una novela que corrompe al lector y lo lleva a sus límites. Mesa traza reflexiones brillantes y muy bien escritas, bajo un estilo ágil y alejado de sentimientos, en una atmósfera que asfixia, en la que describe un mundo lleno de impostura, acoso, desprecio, dinero, sumisión ante el poder, culpa y expiación, que no es más que una reescritura de la vida misma en esta sociedad de consumo y espectáculos en la que vivimos. Y tú, ¿te atreves a enfrentarte a eso?
Una vez más Sara Mesa crea un ambiente incómodo y desagradable. Desde la primera página, sabes que no vas a tener un lugar confortable donde esconderte. Cicatriz es un libro que me sacudió, que me puso de mal humor, con personajes entre insoportables y desesperantes, otra vez una mujer sin autoestima frente a un hombre dominante y manipulador, como ya me encontré en Un amor. En este caso la historia gira sobre esos lazos que parecen inocentes al principio, pero que terminan atrapando a la protagonista en una telaraña, y cuando se da cuenta, ya está tan metida que no sabe cómo salir. Sonia y Knut son, digámoslo claro, una bomba de relojería. Por un lado, tienes a Sonia, que está ahí, medio perdida en su vida, buscando algo que la saque de la monotonía. Y luego está Knut, un tipo que parece tener todas las respuestas, pero que lo único que hace es tejer una red de control con regalos, palabras dulces y mucha habilidad para jugar con las emociones. Es incómodo de leer porque entiendes por qué Sonia se engancha, es humana esa necesidad por sentirnos vistos o especiales? Hasta donde seríamos capaces de llegar? Lo mejor, como siempre, la narrativa de Sara Mesa, como es capaz de escribir todo esto sin gritar. No hay grandes dramas ni explosiones emocionales, pero cada frase está cargada de una tensión que te hace sentir como si algo estuviera a punto de romperse. Y cuando piensas que ya no puedes sentir más incomodidad, llega otro giro sutil que te deja helada. El título, Cicatriz, lo dice todo. Esto no va de heridas abiertas ni de golpes evidentes. Es sobre esas marcas que quedan después, esas que te recuerdan que estuviste en una relación que, aunque te dio algo en su momento, también te quitó pedazos de ti misma. No es una novela para pasar el rato ni para leer sin compromiso. Es incómoda, es oscura, y te va a hacer pensar cosas que probablemente prefieras evitar. Pero ahí está lo bueno. Sara Mesa no te deja salir ilesa, y esa es la magia de Cicatriz: cuando la terminas, sientes que has vivido algo. Si te atreves a leerla, prepárate para enfrentarte a lo peor y lo más humano de las relaciones.
La trama principal de este libro está basada en una relación virtual que inicia en un chat literario y se va haciendo más sólida y rara conforme avanza la trama, es un tema con el que todos podemos sentirnos identificados de inicio, pues quien no ha establecido vínculos o relaciones con personas en la red, ya sea por algún hobby o interés en común, pero aquí es llevado hasta el límite haciendo que sea vital para el día a día de la dos personas involucradas.
Aunque es interesante y propone cosas polémicas el todo en su conjunto queda muy corto rematando con un final ilógico por donde se le vea.
Sonia conoce a Knut de una manera inusual, él le pide una foto y a cambio le mandará unos libros, a partir de aquí se va desarrollando una conversación y envío de regalos que van mutando en cosas que van desde perfumes, zapatos hasta ropa interior.
La conversación que entablan es totalmente anodina y plana, aunque se habla de los títulos de libros que le manda nunca se habla de sus reflexiones o crítica de lo leído, no entendí tanta referencia y peso en este punto, si nunca se habla del tema.
Se habla de soledad, de precariedad, de fetichismo, manías, etc, pero todo por encima, el personaje de Sonia es muy débil, nunca sabemos qué piensa o qué desea o para dónde va, es como una hoja que se mueve al ritmo del viento, que cuando acaba la deja pasiva, como muerta en cualquier lado, todo el peso está en Knut un tipo que se la pasa robando de tiene en tienda, y contactando mujeres, mientras se dedica a su vida virtual, pero que al final tampoco logra cobrar fuerza para ser villano o patético.
Es como un libro que se queda navegando en aguas tibias, sin comprometerse a algo más que lo vuelva un trabajo mejor terminado, con algo que dar.
Cicatriz, de Sara Mesa resulta una novela difícil explicar. El tema está claro: lo agobiante y complejo de una relación “amorosa” desarrollada a través de Internet. A partir de aquí la obra resulta, al menos en estos tiempos, inusual, pues el argumento apenas se compone de una serie de sucesos bastante parecidos que se repiten a lo largo de toda la obra. Eso sí, la descripción minuciosa de los dos únicos personajes protagonistas y, en especial del varón (Knut), resulta magistral. No es una novela para todos los gustos. A muchos lectores les aburrirá soberanamente, sin embargo, la prosa es excelente y el ambiente que pretende crear está muy conseguido. En mi opinión Sara Mesa es una autora que se merece seguir leyendo.
Sara Mesa me gustó bastante con "Cara de pan" y quería leer algo más de ella pero este no me convenció para nada... La idea en sí no me disgustó, la historia tiene esa ambigüedad característica de la autora, una situación algo incómoda entre los límites de lo que es correcto y "normal" y lo que no. Solo que esta vez se me hizo algo repetitiva y tampoco me aportó mucho. Empecé con mucha curiosidad pero fue aflojando y al final me dejó bastante fría.
Preso a caso in un BookCrossing, sembrava il meno peggio. Fortuna che esistono i libri brutti, almeno capisco che non sono diventato troppo buono con i voti. [47/100]
No sé qué tiene Sara Mesa que me engancha tanto. Me ha faltado, as always, más detalle, más desarrollo. Necesitaba conocer más al personaje de Knut, saber de qué vivía exactamente, por qué era así. Qué relación más tóxica. Y qué interesante. No me acuerdo dónde leí que es la mirada externa la que nos válida y aquí esa idea coge más fuerza que nunca. Cómo necesitaba Sonia sentir que era de una manera solo porque Knut le decía que era así. Engancharte a alguien como a una droga. No vivir en el mundo real para pasar a vivir a través de los ojos de otra persona. A veces me he despertado, la idea está bien pero es verdad que a veces era todo un poco repetitivo y necesitaba pisar el acelerador para ver si ocurría algo. Total, que el libro se disfruta y se tarda en procesar.
En toda ficción existe un delicado punto de equilibrio. Para transmitir un mensaje es necesario llegar hasta el corazón del mismo, que el lector pueda sentirlo, pero sin por ello hacerle transitar por él; si queremos transmitir la violencia, el desasosiego o el aburrimiento, el texto debe transmitirlo sin que su lectura sea necesariamente violenta, desasosegante o aburrida. Sólo debe evocar esa sensación en el entendimiento. Y como tal, debe emanar de él, no imponerlo a través de su estructura.
Cicatriz es la imagen misma de ese desequilibrio. Con un estilo repetitivo, machacón y prolijo en descripciones, con poco o ningún interés en medir los tiempos narrativos, todo lo que nos presenta es una fabulación apenas sí camuflada de un subtexto subrayado desde la primera página: los horrores del chantaje, la manipulación y los malos tratos. También cómo cualquiera puede caer en esas dinámicas tóxicas sin siquiera darse cuenta. Ese es su problema. Sus (breves) saltos temporales no logran camuflar una historia que no cambia, no evoluciona, es siempre igual, al desarrollar todo no como una historia —pues ni los personajes ni la historia hacen ademán alguna de ser algo más que estereotipos forzados—, sino como una fábula moral cuya extrema explicitud acaba resultando desquiciante. Al menos, para un libro de 200 páginas que no podría ser ni un cuento. Porque hasta los cuentos, por más moralistas que fueran, hubo un tiempo en que fueron originales.
Sin brillo, sin fuerza. Todo lo que encontramos entre las páginas de Cicatriz es la visión pueril de un tema más complejo, e interesante, de lo que su autora puede sacarle jugo. Habrá quien quiera ver aquí algo descarnado o brutal, pero lo será sólo porque se repite una y otra vez que lo es. Es lo que tiene la nada: puede ser todo aquello que digamos que es.
Lo he devorado en un par de días. No he leído nada parecido aunque sí que es repetitiva, quiero creer que con ello contribuye a ese clima de angustia y control tan absorbente. No sé quién está más loco en la relación que cuenta pero el protagonista me ha recordado a Ignatius, ese sentimiento de fascinación y asco a partes iguales. Repetiré con Sara Mesa.
Si oyes hablar mucho de la autora al final la lees. Esperando que llegue a la biblioteca su nueva novela... Obra breve que habla sobre las relaciones tóxicas en un escenario online, pero que en realidad nos habla de mil cosas más. Es complacerá y sencilla a la vez. Hay que leer sopesando... Buceando en ella, diría yo. Acierto con Sara Mesa
Creo que es el suyo que más me ha gustado -aunque me gustan todos- y además es una master class de escritura. Es muy chulo e interesante. Leyéndolo he tenido muchas sensaciones casi físicas.
“Echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces”
He conocido a Sara Mesa con "Cicatriz" y eso es precisamente lo que ella ha dejado en mí después de leerla.
Dos personajes muy distintos, ambos poseedores de personalidades ambiguas e infinitamente escabrosas, que consiguen penetrar dentro de ti y apoderarse de todo cuanto tienes en tu interior.
Realmente no sé, no puedo, hacerle frente a esta crítica de manera correcta, porque este es un libro diferente a lo que yo acostumbro a leer, pero también especial a todo lo que he leído en mí vida. Un libro que engloba un tema bastante actual (las relaciones por Internet), pero reflejado de una forma inusual entre dos personajes adultos que dotan a esa relación de un aire de necesidad dual, de un despego muy bien disimulado, de mentiras piadosas para no herir a la otra mitad, de obligaciones diferentes que no entienden de razón, en la desgarradora necesidad de complementar a alguien que sabes que no se parece en nada a ti y que, tarde o temprano, está destinado a fracasar.
Pero hasta las cosas que no podemos controlar, aquellas que dan la vuelta a nuestras vidas, que la visten de otros colores, quizá mucho más oscuros, más sombríos y perturbadores, nos enseñan a tomar decisiones, nos muestran el lado oculto de nuestro ser interior, aquel que no conocíamos y que estamos obligados a destripar con todo lo que ya sabíamos de nosotros mismos. Cosas oscuras que recogen el acoso, la imposición, la dependencia inequívoca, el miedo, la angustia, el descontrol, la culpa, la sumisión, etc., y que nos acaban sacando de nuestra área de confort para llevarnos hacia un viaje inesperado y totalmente descontrolado que no presume un fin, que no sabemos como frenarlo, como bajarnos a tiempo para volver hacia atrás, para poder cambiar aquel maldito instante en el que decides hacer según que, para ser aquella persona que fuimos ayer, y que acabaremos echando de menos para siempre.
"Vamos a intentar que tú escapes de ahí sana y salva. Sus palabras le retumban en la cabeza. Sabe perfectamente a lo que se refiere. Siente que Knut hizo planes para ella mucho antes incluso de conocerla, o siquiera de intuir su existencia".
Las relaciones truculentas y obsesivas son marca de la autora, pero en Cicatriz adquieren un nivel superior. La relación traspasa la barrera de lo tóxico para convertirse en algo enfermizo, absolutamente viciado y cuya escapatoria es necesaria y, a la vez, imposible. Y todo ello a través de un entorno virtual que alimenta la fantasía pero no atenúa la sensación de angustia y de sometimiento.
A través de esa relación que se inicia con una manipulación sutil por parte de él (yo te regalo libros, a cambio tú me debes tu tiempo) y se va complejizando a medida que se encarecen los artículos robados para ella, la autora cuestiona ciertos convencionalismos (es robar a grandes almacenes algo tan punible?) a la par que alimenta esa necesidad de sus personajes femeninos de salir de la monotonía y de la asfixia de lo cotidiano y lo socialmente esperable, aunque sea a través de vínculos nocivos. Una búsqueda por encontrar estímulos que acaban por convertirse en callejones sin salida, sintiéndose presas de sus propias decisiones.
"Cicatriz" llamó mi atención de inmediato, a pesar de que nunca había oído hablar de ella ni conocía a Sara Mesa, la autora de la obra. Tal vez la sinopsis, o tal vez una portada poco específica, un latido inconsciente. No lo sé, pero me sumergí en la extraña y turbia historia que se presentaba ante esas páginas.
Desde luego que no se trata de una novela común, lo que la convierte en una explosión literaria especial. No radica en ella su belleza ni la grandilocuencia, pero si hay que destacar un entresijo narrativo complejo en su justa medida, y un desarrollo paulatino de los dos personajes principales, Sonia y Knut, entre los cuáles se crea un vínculo que es discutible desde varias perspectivas. ¿Amor? ¿Amistad? ¿Obsesión? Resultaría muy complicado de definir.
El inicio de esta relación tan peculiar comienza en un foro literario, en el que la protagonista de la historia mata las horas de su jornada laboral, tediosa e interminable. Después de un tiempo termina abandonándolo, pero sigue enviándose emails con Knut, uno de los usuarios más cultos y extraños del sitio web, que parece sentirse muy atraído por el intelecto y las posibilidades literaria de Sonia. Lo que comienza con un simple envío de libros robados, termina siendo una auténtica obligación por ambas partes, entrando en un juego extraño del que les resulta imposible salir.
Ahonda la autora en las relaciones idealizadas que se fecundan en Internet, en cómo la psicología de las personas puede desbordarse, llevarle a vivir vidas que no son las suyas, sentirse obligado a ceder, a convertirse en un objeto. Refleja, también, la contradicción intrínseca, el ser de una forma y de la otra, el querer y odiar por partes iguales. Realmente, se trata de un ejercicio fascinante y digno de su lectura que, además, es trepidante y fluida.
A lo mejor soy muy raro, pero me ha dejado bastante frío. O tan frío como la narración intenta ser en todo momento. Debo reconocerle el mérito, eso sí, de generar una sensación de malestar, de no querer seguir leyendo, de violencia, muy potente, por lo que el libro tiene un fondo muy valorable. Además, sujetar 200 páginas con dos personajes y los mismos temas de conversación tiene mucho mérito. Posiblemente falle su estructura y el argumento, o posiblemente no, esa sea su gran virtud y yo no tenía el día.