A mitad de la noche, en un gran salón con columnas de mármol, esculturas de colección, alfombras persas y jarrones chinos, un juez de la Nación le da nalgadas al culo musculoso de un travesti. Mientras, una prostituta veinteañera aferra entre sus labios el miembro de un senador de la República, al tiempo que un banquero la embiste desde atrás. Otro travesti recorre la escena, montado sobre unas botas de cuero charolado con taco aguja, metiendo mano a esos hombres jadeantes, que gritan excitados por la cocaína y la champaña. Una cámara, oculta tras un espejo falso, registra en secreto este primer round de un encuentro que terminará mal, muy mal. Entre hombres es una novela vertiginosa, un thriller negro que recorre las zonas más oscuras de una sociedad trastornada, con personajes tan repugnantes como vitales y una prosa que hipnotiza. Una obra de culto en Argentina, incomprensiblemente desconocida a nivel internacional, que tiene la cualidad de darle un giro inesperado a su género. Un clásico contemporáneo que destaca a Germán Maggiori como uno de los narradores más originales de su generación.
Maggiori podría ser un Benesdra más violento y lumpen, esto es desde ya un halago, solo que se le escapa demasiada sordidez y poco refinamiento. Aún así de fondo hay un escritor y eso nunca es poco y cada vez es más raro.
La violencia de Maggiori es interesante por los lugares en donde fue fundada y más interesante se hace leerla hoy frente al debate alrededor de la obra de arte y el feminismo. Por un lado es una novela post 90s y también hija del 2001. No porque vaya al hueso de las cuestiones o intenté sacar rédito de ambas cosas. Es hija de los 90s porque toma a la maldita policía y el imaginario que comenzaba a circular con travestis y cocaína en un país que estaba en las últimas. Y tiene un valor que es cierta ¿valentía? porque llama a las cosas por su nombre. La policía es la policía, el poder judicial es el poder judicial, las putas son las putas, los travas son los travas, la cocaína es la cocaína y el mundo real es a matar a morir.
Maggiori tuvo la mala suerte de ganar un concurso en el medio de un estallido, 2001, y la gente estaba en otra. Pero las novelas tienen caminos que no son necesariamente lineales y encontró su camino. Leerla hoy hace pensar o sirve para debatir hasta donde da la literatura en el debate de feminismo/género y hasta donde se le puede marcar la cancha. Supongo que eso depende de la inteligencia de ambos contrincantes y la inteligencia es un bien que esta en falta.
Maggiori podría ser leído como un tipo que pone "los travas" y solo pone mujeres que son putas. No hay otro tipo de mujeres. Todas son putas de alguna o de otra manera. Pero el mundo en el cual se sumerge Maggiori es ese, el mundo donde todos los tipos se hermanan en un solo lugar: el conusmo de la prostitución. Leer a Maggiori es recordar que muchas veces esta el riesgo de vivir y someterse a una burbuja. Los hombres son eso. Cogen sin forro, pagan por coger, se hacen tirar la goma por un trava, se enfiestan en el poder con 3 putas traídas por un fiolo asesino y cocainómano. Y eso no se arregla hablando con la e. Maggiori es un cachetazo de la realidad y retrata a los hombres como lo que son, un verdadero asco. Como es un asco el poder, como es un asco la justicia, como es un asco la cana, como es un asco todo. Negativo, puede ser. Pero la novela se sostiene y tiene algo poco usual en nuestras tierras, ritmo.
Maggiori está más cerca de Stagnaro que de un Bizzio, digno de celebrar esto que duda cabe, cada página pide a gritos ser filmada.
La última vez que me preguntaron cómo era este libro lo describí como un libreto de Scorsese que se cayó en un tanque de testosterona y luego fue rematado a balazos por unos travestis pasados de coca. Afortunadamente, puede decirse mucho más sobre la novela.
Aunque las situaciones narradas cubren buena parte del espectro de la degradación humana y de los crímenes que solo tienen lugar en las páginas de los diarios amarillistas, Entre Hombres no deja de ser una novela amena. A pesar de la insistencia del autor de no dejarnos salir de ese mundo de sangre, semen, coca y trago y de tratarnos de hundir con la graficalidad de sus descripciones, la humanidad de los personajes nos rescata constantemente de lo que juzgado injustamente podría pasar por una caricatura sórdida de una sociedad de marginados.
Es una historia tan humana que al llegarse la conclusión de los acontecimientos, uno no puede más que sentirse mal por estas bestias salvajes, por los pobres chicos abandonados por todos, por esta gente que la sociedad ha marginado y de quienes la Fortuna se ha olvidado. Que mal que todo haya resultado así, pero ¿pudo haber terminado de otra forma?
Si hacemos una lectura simplificadora, podríamos recuperar dos tipos de escritores, en la literatura argentina, cuando pensamos en cómo hablan sus personajes: los de la escuela de Cortázar que poco se preocupan por imitar texturas y filtran grandes reflexiones y los de la escuela de Puig o Arlt donde importa más cómo se dice que qué se dice.
La perlita de este libro es que Maggiori dominó a la perfección la segunda. El manejo de la jerga del submundo en ebullición del conurbano bonaerense es lejos lo mejor que tiene la novela. Hay algo tan abrasador del lenguaje que hace que los personajes se fundan en él porque funciona como espejo de la marginalidad; Una marginalidad que, a su vez, opera como una fuerza arrolladora, dominada por la falopa, la corruptela y el delito.
“Entre Hombres” es un safari por la Argentina de los 90, en la orilla del derrumbe inminente –político, económico, social– que la deglutió en 2001, como la marginalidad a sus protagonistas. Si tuviera que pensar una analogía audiovisual me referiría a Un Gallo para Esculapio. Si tuviera que sintetizar en una línea retomaría a Piglia cuando dijo: «Esta es la novela que me llevaría a una isla desierta (para no ilusionarme con lo que me espera al volver)».
No leo mucho policial negro, es un género que dejé hace algunos años, me aburre un poco, y mucho más si son policiales negros argentinos. Sin embargo este libro, recomendado por varios amigos, fue la excepción. Para empezar hay que decir que se trata, en mi opinión, del único policial negro argentino. No es que no se hayan escrito otros policiales de este tipo, Sasturain, Leonardo Oyola, Ernesto Mallo y otros autores activos suelen incursionar en el género, escriben efectivamente policiales negros que, a pesar de pertenecer al género y de desarrollar sus tramas en Argentina, copian las fórmulas del policial negro americano y logran una mala caricatura, un artificio poco creíble con personajes espurios y tramas poco convincentes. Maggiori parece conocer bien el conurbano, ciertas formas del habla popular y a la policía bonaerense, lo que le da una ventaja y le permite escapar a los estándares impuestos por el policial negro americano que siguen sus colegas. Y no es que ellos no conozcan esos elementos, pero no han logrado incorporarlos a sus libros como sí lo ha hecho Maggiori. Por eso ha escrito esta gran novela que le valió premios y elogios. En este policial no hay buenos, son todos malos; no hay inocentes, son todos victimarios de una u otra forma; no hay un crimen a resolver, la resolución satissfactoria de una investigación es imposible, como muchas cosas en Argentina, porque el azar y la ineficiencia son normas; lo que mueve a todos los protagonistas es el egoísmo y la ambición, no hay altruismo, no hay vocación de servicio, no hay metas elevadas ni aspiración al heroísmo. Hay muchísimos personajes: una pareja de policías bonaerenses corruptos al servicio de un comisario más corrupto, hay narcotraficantes y proxenetas; ladrones de autos, políticos inescrupulosos y todo tipo de criminales; también hay una bandita de amigos desempleados cuya única actividad es juntarse en el bar del barrio a tomar fernet y que por azar pasan a ser elementos centrales de la narración, aunque, por supuesto, ellos nunca se enteran. El equívoco y el error es la norma y por eso el desenlace importa poco, la resolución de los crímenes es previsible: todos son culpables. A pesar de la cantidad de personajes Maggiori maneja muy bien la narración, dota a cada protagonista de lenguajes y subjetividades particulares y muy realistas. Apela al monólogo interno, al narrador omnisciente o a los diálogos entre personajes para hacer avanzar la trama; como en cualquier buen policial el ritmo infernal del relato nunca decae. En el universo que Maggiori le crea a sus personajes no hay lugar para débiles, para inocente o para gente común y corriente, esas personas caminan apenas por los márgenes de la narración como parte del paisaje, las fuerzas que hacen mover a ese universo son fuerzas criminales. Los únicos dos personajes que no son criminales son locos: un linyera que escribe poesía apocalíptica y un carnicero que se prepara para una "revolución de villeros", entrenando a lo Rocky Balboa con las reses de un frigorífico. Esta novela se escribió en 2001, podría ser un mal recuerdo de una mala época, sin embargo podría estar ocurriendo hoy o mañana, nada ha cambiado. Un libro sobre el conurbano bonaerense, una novela policial que corre los límites de su propio género.
Estas novelas rebosantes de machismo son mi placer culposo, el asco que me dan es mi motor para seguir leyendo. Igual la verdad es que fuera de las barrabasadas que dice sobre travestis, mujeres y pobres (no solo en la voz de los personajes, lo que me resulta incómodo es que lo haga desde el relato) un policial interesante bien violento y conurba. Y debo decir que muchas veces me encontré pensando en el libro fuera de los momentos de lectura.
mega atrapante. Me produjo esa sensación de estar todo el tiempo arriba esperando saber más. Amo las historias del conurbano y el detalle y desarrollo de todos los personajes me pareció espectacular.
Sí, claramente está fuera de época y el machismo desesperante de todo el relato da asco pero tmb se entiende con la realidad y el momento en que fue escrita.
Vertiginoso policial escrito hace más de 20 años pero que nada debe haber modificado la realidad o la ficción que describe el autor en las páginas de este libro.
Hay corrupción política, policial, narcotráfico, prostitución, barrios muy humildes y sobre todo mucha violencia, falopa y alcohol.
No soy el más lector de este tipo de libros pero debo decir que me entretuvo durante toda la lectura.
El libro va que una reunión clandestina entre un juez federal, un senador, un ejecutivo de un banco y prostitutas (mujeres y travestis) y obvio droga y alcohol, termina saliendo mal y encima queda grabado en un videocasette.
Ahí comienza la novela y la búsqueda de ese video y el relato de los acontecimientos desde la visión de los distintos personajes (que no son pocos) a un ritmo frenético, por momentos medio inverosímil para los que no estamos en ese ambiente pero que tranquilamente podría ser la realidad de aquellos años (o actual) en el conurbano bonaerense profundo.
Los otros días pensaba que cuando uno lee los hechos bien podría imaginarse una crónica policial relatada por #EnriqueSdrech o por @mauro.szeta, pero también sería una gran novela para leerla de forma gráfica dibujada por @luisscafati o en las viejas revistas Nippur Mágnum o D'artagnan.
El groso de @nacholuchi me dijo que había una serie de HBO pero que no logré encontrar aún.
«...la vida hay que tomarla como una película, no como un libro. Hay que estar todo el tiempo en movimiento. La acción es lo único que no hay que perder ni por un segundo. No importa lo que sea que hagas pero hay que hacer y no dejar de hacer; donde parás un segundo cagaste, te ponés a pensar y en vez de una película vivís como en un libro, o sea, todo lleno de páginas, lento, aburrido...».
«entre toda la escoria también hay gente que parece sana, gente que vive con los ojos vendados pensando que la vida es como la muestran en la televisión».
ratis, chorros, travas, políticos, jueces. corrupción, drogas y violencia extrema. un policial que sucede en los submundos más sórdidos de la extra oficialidad de los 90, mostrando sus vicios. sensibles abstenerse.
Brutal y vertiginoso. No afloja nunca el ritmo y la violencia con la que sus protagonistas se entregan a o se lanzan a sus circunstancias. Pintura de una era de quiebre y crisis entre el conurbano y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se desinfla al final pero el camino es glorioso. Me hizo acordar al Bajar es lo peor de Mariana Enriquez o a Brett Easton Ellis. Parece que te drogas mientras lees. Recomendable.
Me pareció una novela con muchas cosas innecesarias.
La premisa de esta historia me parecía prometedora: un escándalo que involucra varias figuras políticas, y una novela que navega entre las aguas turbias de la corrupción en la policía bonaerense (bah, todas las fuerzas de seguridad), delincuentes, narcotraficantes y proxenetas que operan en la provincia de Buenos Aires. Pero medio que ahí termina todo lo que me llamó la atención.
Se me hizo larguísima, casi eterna, la lectura. Primero, narra como 2 o 3 historias paralelas que si bien están relacionadas con el escándalo inicial, uno no entiende del todo la relación hasta que llega casi al final. Además, me confundieron mucho los saltos en el tiempo; va y viene entre el pasado y el presente, y si bien queda bien clara la referencia temporal, muchas veces cambiaban los narradores (o el personaje protagonista), y me perdía. Además, y esto sí que es algo completamente subjetivo: algunas partes me parecieron innecesariamente violentas y crueles, con descripciones por demás prescindibles para transmitir el mensaje.
Seguí leyendo hasta el final porque tenía la esperanza de que remediara y aclarara toda la confusión que tenía en la cabeza, pero no resolvió nada y me dejó con sabor a poco.
Novela publicada el 2001, ganadora del concurso La Resistencia/Alfaguara, México. El 2018 la reedita la editorial Estruendomudo y su autor la presenta en la FILSA del año pasado. Es un relato policial o novela negra con una apertura vertiginosa y un ritmo que nunca decae. Una orgía donde participan un senador, un juez y un alto ejecutivo bancario es grabada para realizar una extorsión, pero todo se va complicando. La historia nos muestra una galería diversa de personajes dominados por la droga, la violencia, el sexo, la corrupción. Una mirada crítica y descarnada de una sociedad que ha ensalzado el valor del dinero y del poder con funestas consecuencias. La narración es ágil, fluida, y dosifica de buena forma el estilo callejero, la jerga del hampa con un lenguaje narrativo eficaz y convincente. Interesantes personajes como el policía Almada y el doctor Reyes le confieren un espesor literario que va más allá de las convenciones de la novela negra o relato policial. Una lectura que se disfruta plenamente.
Una novela con más de 10 años de publicación (2013) pero que mantiene una excelente vigencia. Germán Maggiori nos sumerge en el mundo criminal del bajo Buenos Aires. Son hombres de diversos ámbitos: desde la política, pasando por policías, hasta criminales de la droga y delincuencia común. Todos y cada uno de ellos se ve enfrentados a los fantasmas que les deparan sus acciones. Todo comienza con un vídeo a políticos y jueves federales con prostitutas travestis y la necesidad de recuperarlo para que no todo se vaya al carajo. Es allí donde el Tucumano, proxeneta y vendedor de droga por excelencia, tendrá un papel primordial en el desenlace final de esta novela. Que es como una serie de acción que se va armando en tu cabeza a medida que avanzas por sus páginas. Quizás el final no era lo que espera, pero la vida se asemeja mucho a ello: no estamos preparados siempre para lo que nos depara el vivir y el futuro. Una entretenida novela entre policial y thriller que cumple a cabalidad la maravillosa tarea de entretener con su lectura.
La marginalidad "al extremo" es casi toda la característica de esta historia que la deja al "borde" de su credibilidad. Pero la novela por su monstruosidad es entretenida y describe la criminalidad ilegal y legal de la Argentina, y con más precisión la provincia de Buenos Aires. Se lee de un tirón... Recomendable.
Buena novela, buenos diálogos, recupera bien el habla de la época, la sordidez de las periferias. Sin embargo, a ratos demasiado fetichismo de lo marginal. Me pregunto a qué lector va dirigido, supongo que a uno que no conozca de cerca nada de esto.
http://bookivores.over-blog.com/2017/... Recevoir un roman en primeur, avant même la sortie de sa version officielle, c’est vraiment trippant! Et ce l’est encore plus lorsque ce livre te sort totalement de ta zone de confort avec son univers glauque.
Le résumé est, selon moi, très complet et donc je ne vous remâcherai pas le tout, mais on peut dire que l’auteur nous plonge – plutôt profondément – dans un monde où tout le monde se connaît et où la drogue et les travestis coulent à flot. Le texte original est en espagnol (roman d’Argentine) et j’ai beaucoup aimé que la culture transperce énormément au travers de l’histoire.
Des prostitués, des travestis, des viols, de la décapitation de cadavres, des policiers corrompus, de la torture… On retrouve de tout dans cette histoire de M. Maggiori. Alors attention aux cœurs sensibles, car le tout est également présenté au travers des mots très crus et un langage vulgaire qui peuvent choquer certains lecteurs ** voir l’extrait ci-dessous **. Pour ma part, c’est l’un des éléments que j’ai apprécié de roman. Je ne suis pas habitué à ce genre de roman assez hardcore et être déstabilisée par un roman fût une expérience toute nouvelle pour moi.
Ce que j’ai moins aimé par contre est l’appellation des personnages. Non seulement ils sont nombreux, mais leurs surnoms hors du commun rendent le changement de personnages plutôt difficile à suivre. Pour vous donner une idée, il y a le Tucumano, le Timbré, le Mort, le Gros Kingo, Caméléon, Mouche, le Gaucher, le Singe, le Moine, la Trombine (pour n’en nommer qu’une partie). De plus, on nomme parfois le personnage par son surnom, parfois par son prénom. Par exemple, il y a Cortez le Tucumano qu’on surnomme parfois Cortez, parfois le Tucumano et parfois seulement Tucu. Bref, le nombre volumineux de personnages, mais surtout le nombre d’appellations utilisées pour chacun m’a souvent mélangé – à un moment, je me suis résolue à me faire une feuille de notes recensant les noms complets de chacun - et cela a un peu diminué mon appréciation de ma lecture.
Bref, j’ai globalement aimé le livre et la plume de l’auteur. L’univers glauque et les mots crus utilisés m’ont fait vivre une toute nouvelle expérience et malgré la complexité dans les noms des personnages, je conseille ce roman à tous les amateurs de romans policiers noirs.
“Une course qui ressemblait à sa propre vie: une perpétuelle fuite en avant. Deux façons de gagner cette course contre le temps: les Impatients optent pour le suicide , les autres comme Mouche, jouent sur le fil du rasoir jusqu’à ce que la mort viennent les surprendre. Dans un cas comme dans l autre, le résultat est le même: un aller simple pour l’avenir”...