Al final del siglo XX la idea de Cultura, que había comenzado a elevarse a principios del siglo XIX a la condición de idea constitutiva de la cúpula ideológica de las sociedades modernas de tradición cristiana (junto con las ideas de Hombre, Libertad o Nación), ha alcanzado la posición privilegiada de clave de bóveda de esa cúpula.
Podría decirse que, en nuestros días, y en las sociedades de tradición cristiana más diversas, la idea de Cultura desempeña los papeles de Idea suprema, de Idea fuerza primordial, en función de la cual se definen las realidades prácticas o espirituales, tales como Hombre, Libertad o Nación: el Hombre será «animal cultural»; la verdadera libertad se alcanzará a través de la Cultura, y la Nación no se definirá tanto por la raza cuanto por la cultura: por ello cada Nación exigirá «darse a sí misma» la forma de un Estado, de un «Estado de Cultura». En cualquier caso, se definirá como misión esencial del Estado la de promover la Cultura Nacional y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos a la cultura (artículo 44 de la Constitución Española de 1978).
La Cultura es uno de los ideales prácticos de mayor rango: el Estado de Cultura ha llegado a ser un ideal de rango superior al del Estado de Derecho y, por supuesto, de más alto prestigio que el Estado de Bienestar.
Sin embargo, nadie entiende qué es eso de la Cultura, como nadie entendía antaño qué era la Gracia de Dios. La Cultura es un mito, y un mito oscurantista, como lo fue el mito de la Gracia en la Edad Media o como lo fue el «mito del siglo XX», el mito de la Raza, en la primera mitad de ese siglo. En cierto modo podría decirse que el mito de la Cultura incorpora, además, a través de los nacionalismos de fin del siglo, muchas de las funciones que el mito de la Raza desempeñó hasta el final de la segunda guerra mundial.
Este libro tiene como objetivo no sólo «diagnosticar» este Mito, sino también examinar su génesis y su estructura, con la intención de contribuir a la trituración del último mito del milenio que termina.
Gustavo Bueno was the main proponent of the philosophical system known as philosophical materialism. Philosophical materialism excludes any possibility of spiritual life without reference to organic life. Its ontology and theories of knowledge are not based on mechanic materialism or dualistic historical materialism, but in a rich interpretation of the main systems defended by the different traditions available in the History of Philosophy.
The founder of academic (scholar) philosophy, Plato, defended in Sophist, from the point of view of his theory of knowledge, the principle of Symploké that Bueno uses to support both determinism and pluralism: «nothing is isolated from everything else, but not everything is connected to everything else; otherwise, nothing could be known.»
Siempre que queramos pensar hemos de hacerlo "a la contra". Si no hacemos esto, estaremos haciendo apología. Es el mejor libro que me he leído en los últimos tiempos. Es un clásico ya. Desvela la realidad dentro de las capas de dogmas modernos. Hemos de penetrar para entender. Recomendado.
En general estoy de acuerdo con Bueno, quien da comienzo a su ensayo separando dos ideas claves, a saber: la idea de cultura subjetiva y de cultura objetiva. La primera, que debe entenderse a partir de su sentido original -el cultivo de la tierra, la agricultura-, implica una suerte de formación o educación de la persona, como quien se dedica a aprender un idioma nuevo o memoriza las tablas de multiplicar. La "objetiva", en cambio, ya no es personal sino que envuelve a la persona. Es una idea muy posterior,"inventada" por el idealismo alemán (en especial, Fichte) y que, a día de hoy, supone una transformación secularizada del antiguo Reino de la Gracia: antaño nos reuníamos en la iglesia para rezarle a Dios, y ahora la comunión es con los fieles que hacen cola en la ópera para rezarle a la idea de Cultura. Y esta cultura, que ya hemos definido como "objetiva", resulta peligrosa porque acaba por convertirse en concepto -y arma- político: la cultura de tal nación, la cultura de tal pueblo... Es decir: es un mito, y además un mito oscurantista.
Si bien concuerdo en líneas generales con Bueno, creo que, cerca de 30 años después, este ensayo pierde un poco de fuelle por centrarse tanto en ejemplos de cultura objetiva (ópera, museos...) que hoy han perdido el interés de las masas, ganándolo otras "formas culturales", marcadas por los avances digitales, el incremento sin parangón del turismo o la sustitución del cine en favor de las series a la carta. En otras palabras: ¿y si por vez primera en años nos está empezando a dar un poco igual lo de la cultura del pueblo? Ojalá un "Mito de la cultura" reescrito, o al menos reinterpretado, a día de hoy.
Leer a Gustavo Bueno es difícil y un poco intricado. Me ha costado mucho. No es un filósofo de masas. Bueno ha creado una escuela y una forma de pensar. Es muy interesante y poderoso su “materialismo filosófico”.
Cada capítulo merecería un comentario, pero en esencia me quedo con una idea básica: cuando hablamos de “cultura” lo hacemos mal. Y, en general, cuando hablamos de casi todo. No sabemos de lo que hablamos, de donde vienen las ideas y las palabras. Bueno y su racionalismo arrojan algo de luz en la búsqueda de la verdad, pero a base de destriparla.
El concepto de “cultura” se usa de maneras muy diferentes…
A diferencia de sus otros ensayos materialistas, las reflexiones y críticas sobre la cultura son bastante originales: se hace una unión de la teoría ideológica al estilo marxista con la producción cultural. De igual forma, se tocan temas como la producción del arte y el papel del proletariado.
Muy interesante y llamativo si estos temas te interesan.
El único punto criticable es el miedo de Gustavo ante la universalidad: sigue cayendo en los vicios particularistas e individualistas de la lógica posmoderna.
Me resulta un poco surrealista que se asocie, acertadamente, la idea de Cultura con la idea de democracia y en ningún momento se mencione el capitalismo o la industria cultural. Dicho esto, la crítica que se hace de la cultura como objeto de estudio de la antropología está muy bien y el análisis de la evolución del concepto desde la edad Media hasta el Romanticismo es bueno. También entra dentro de lo cómico que hable del carácter mítico de la cultura en relación a los nacionalismos gallego , vasco etc y que no mencione el español xddd, ese debe de estar exento de mitologías lol.