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227 pages, Paperback
Published January 1, 2016
Turning art and literature into something banal, the triumph of the yellow press, and the frivolous behavior of politics, are all symptoms of a greater evil that is afflicting our contemporary society: the reckless idea of transforming our natural inclination to amuse ourselves into a higher order. In the past, culture was a sort of conscience which prevented our turning our backs to reality. Now it has become a mechanism for distraction and entertainment. The figure of the intellectual, who fashioned the whole of the twentieth century, has disappeared now from the public arena. Even if some undersign manifestoes or participate in debates, their effect on society is minimal. Aware of this situation, many have opted for (maintaining) a discreet silence. Vargas Llosa, as a good exponent of an inquisitive mind, presents to us a very harsh in-depth analysis of our times and our culture.Thanks, Kalliope!
Todos los grandes pensadores liberales [...] señalaron que la libertad económica y política sólo cumplían a cabalidad su función civilizadora, creadora de riqueza y de empleo y defensora del individuo soberano, de la vigencia de la ley y el respeto de los derechos humanos, cuando la vida espiritual de la sociedad era intensa y mantenía viva e inspiraba una jerarquía de valores respetada y acatada por el cuerpo social [...] El gran fracaso y las crisis sin tregua que experimenta sin tregua el sistema capitalista -la corrupción, el tráfico de influencias, las operaciones mercantilistas para enriquecerse transgrediendo la ley, la codicia frenética que explica los grandes fraudes de entidades bancarias y financieras, etcétera- no se deben a faltas constitutivas a sus instituciones, sino al desplome de ese soporte moral y espiritual encarnado en la vida religiosa que hace las veces de brida y correctivo permanente que mantiene al capitalismo dentro de ciertas normas de honestidad, respeto hacia el prójimo y hacia la ley.
[E]n México la creación cultural –no solo la literaria– está hecha para las élites, para el grupito de supuestos entendidos. La cultura es una conspiración entre conjurados. No se busca al público, ignorante y vulgar. Se desconfía del mercado, del éxito, de la inteligibilidad, del pacto entre autor y lector. De ahí el arrebato por la becas, por tal o cual foro de la UNAM, por el premio X o por ser invitado de la fil. Migajas. Alpiste. Vacuos consuelos. Sin público y sin protagonismo social, el escritor en la era democrática suspira. Y entre suspiro y suspiro, sueña con el caudillo que resuelva todos nuestros males, que refunde la patria, que haga nacer un nuevo México. Si adicionalmente regresa los reflectores perdidos, pues qué más se puede pedir.
Para acabar de complicar el cuadro, en México se confunde al creador con el intelectual. Y no son lo mismo. Un intelectual es un personaje difícil de clasificar. No es un artista ni un pensador, forzosamente; es alguien que opina sobre los asuntos públicos y tiene en la inasible y etérea percepción de la gente una suerte de preeminencia moral, no tanto por el valor objetivo de sus opiniones como por el prestigio de la persona que las emite. Es decir, no todos los grandes artistas son intelectuales ni viceversa. La obra, o la apariencia de una obra, es la patente de corso para hablar en público con autoridad de los asuntos de la polis. Aunque solo se digan majaderías y banalidades.
Whatever I was able to read shows a profound ignorance regardind the meaning of culture by a wash out writer too old to recognize that culture is leaving him behind. His obviously elitist view of culture negates what either solciologists (sic) or anthropologist define as culture. He sees cybertechnology, the biggest revolution in communidations since the invention of language as a threat to what he calls "culture".