"Quisiera entrar en la muerte sin miedo y sin culpa”. Esta reflexión pertenece a la protagonista de la novela; Julia Bartolini, una mujer de 77 años, afectada de una enfermedad terminal. Ella examina con una mirada a veces fría, a veces intimista, la relación con sus padres y desde esta perspectiva vuelve a indagar en las relaciones con sus hijos. La homosexualidad de uno y la rebeldía de otra han sido sus mayores desgarros.
Armado de una prosa cuidada y de un sofisticado manejo del lenguaje. Pablo Simonetti entrega en ésta, su primera novela una deslumbrante historia de amores filiales, quiebres familiares y redención.
Estudió en el Instituto de Humanidades Luis Campino; en 1984 se tituló de Ingeniero Civil en la Universidad Católica y posteriormente obtuvo un máster en Ingeniería Económica de la Universidad Stanford. A partir de 1996, se consagra a la literatura y ya al año siguiente gana el concurso de cuentos de la revista Paula, con el que se ha convertido en el más conocido de sus relatos, Santa Lucía. En 1999 publica en Alfaguara su primer libro, Vidas vulnerables, una recopilación de cuentos que obtuvo la Mención Especial del Premio Municipal de Santiago y que incluye el premiado por Paula. Su primera novela, Madre que estás en los cielos, sale en Planeta en 2004 y se convierte en un éxito de ventas en Chile que ha sido traducido a varios idiomas. Después han aparecido las novelas La razón de los amantes (2007) y La barrera del pudor (2009), esta última en Norma. El 11 de abril de 2011 debutó como presentador de un microprograma de literatura en CNN Chile denominado Letras Privadas, en el que el entrevistado comentaba un libro de su elección. El programa salió hasta fin de año y en él Simonetti entrevistaba todas las semanas a tres personas: cada lunes, miércoles y viernes se emitía un nuevo capítulo de Letras Privadas. A fines de 2011, Simonetti firmó contrato con Alfaguara para publicar su nueva novela en 2012, sello que reeditará también sus tres anteriores. Al respecto, Simonetti explicó: "Luego del término con Norma, empecé una negociación con las grandes editoriales, Random House, Planeta y Alfaguara, y ahí salió este reencuentro, que me da mucho gusto. Siento que Alfaguara lo está haciendo muy bien en Chile, en el resto de Latinoamérica y en España. El compromiso es publicar todos mis libros en estos lugares".
Colabora en los medios de prensa más importantes del país, entre ellos los diarios El Mercurio y La Tercera, con artículos sobre los más diversos temas y participa en programas culturales de radio y televisión.
Ha confirmado su homosexualidad ante los medios y en su sitio oficial tiene una sección sobre derechos sexuales. En medio de la discusión para la extensión de derechos a parejas homosexuales, Simonetti se presentó ante la Comisión de Constitución del Senado de Chile defendiendo el derecho a permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.Es uno de los que instituyeron la Fundación Iguales, que busca "la plena igualdad de derechos de la diversidad sexual" y, como uno de sus voceros, ha participado en los debates del proyecto de ley de Acuerdo de Vida en Pareja. "Nuestra finalidad es trabajar por la igual dignidad de todas las personas en Chile y el reconocimiento legal del amor", dice Simonetti.
Entre sus actividades académicas, ofrece un taller avanzado de narrativa y dicta charlas en diversas universidades, bibliotecas, seminarios y ferias del libro, tanto en Chile como en el extranjero. Ha sido miembro del jurado de diversos concursos literarios.
Este livro foi uma boa surpresa, no entanto, a partir de uma certa parte da leitura, comecei a achar que a narradora tinha um pouco a mania de que só ela é que estava certa e isso acabou por fazer com que a minha simpatia por Julia fosse diminuindo. Gostei da escrita do autor e da forma como é narrada a vida de Julia, dos seus antepassados e dos seus descendentes. A forma como encarou as revelações/decisões com os dois filhos mais novos, Maria Teresa e Andres, não me cativou, daí as três estrelas.
Segundo libro leído para el reto #RitosYCávalasDeAñoNuevo.
Esta es una gran novela que retrata la propia historia familiar del autor, a través de sus personajes creados y contados desde la perspectiva de Julia Bartolini, una mujer de 77 años que se resigna a vivir sus últimos días y en el que cuenta sus memorias.
está ambientado durante el siglo XX, y en esta novela Julia nos va contando el recorrido desde su niñez, su familia, el cómo conoce a Alberto, su matrimonio, sus 4 hijos y la relación que tiene con ellos... además, mencionar que el autor es chileno, y no había tenido oportunidad de leer antes algo de la literatura. Di con el libro al haberlo visto en un artículo de literatura en una página de chile, y me apareció en la lista, me llamó la atención su sinopsis, hasta el momento me di el tiempo de darle una leída, y fue muy grata la experiencia, recomendable y seguro que es un autor y una novela bastante conocida por quienes son originarios de Chile.
Me gustó mucho este libro, me caía super mal la protagonista que es la narradora, pero eso no tiene nada que ver con la calidad del libro y la experiencia que tuve
BUENÍSIMO EL LIBRO, y además me hizo sentir en casa, con esto de que el escenario fuera en Santiago, mi ciudad natal. Fácil de leer, interesante, profundo, y el autor incluso logró hacer que la política no fuera el tema principal, como en la mayoría de los libros chilenos adultos, jejeje. No es que hablar de política sea malo, en todo caso, pero es un plus que por una vez NO sea la espina dorsal del asunto. Bueno, ya, no por una vez, pero se entiende.
En fin, que me gustó MUCHO y me lo leí volando. Solo hubo dos cosas que méh, y por eso las cuatro estrellas (spoilers):
- Encuentro que le faltaron desarrollo y justicia a algunos personajes, en especial a los que representaban a sus hermanos en la probable vida real. Porque, primero, es imposible que Juan Alberto fuera tan malo... nadie es pura negrura, odio y destrucción. Segundo, porque no porque María Pilar fuera perfecta (teóricamente), no merecía que su historia fuera incluida (apenas se habló de ella, quizá era fome, la pobre) (acá estoy hablando como la señora, jajaja), y tercero, QUÉ ONDA cómo tratan a la pobre María Teresa, cuál es la obsesión con despreciar constantemente su físico "sensual" COMO SI ELLA HUBIERA QUERIDO NACER ASÍ, es una MALDAD. Cada vez que pueden le ponen los apelativos más horribles, y así como de yapa. Yo leí sus apariciones en la novela con un nudo en la guata. Siempre la despellejaban de un modo u otro. Ni siquiera era solo su físico, sino que también su carácter. La pobre Tere no tenía nada bueno, casi. Hay una parte en que HASTA SU PAPÁ DICE QUE OBVIO QUE NO LA QUIERE (altamente traumatizante).
Pero debo admitir que el modo es bastante fiel a la realidad. Las descripciones de esta pobre persona vienen de la visión de la señora, y no es mentira que los mayores hablan con esa soltura y desparpajo del físico (y del carácter) de la gente, con esa saña "inocente", teñida de "tengo derecho a opinar". Es muy violento, pero también parte de una generación, y creo que Simonetti logró captarlo con éxito. Además creo, y esto es aparte, que tal costumbre ha ido cambiando con los años, en la sociedad, y QUÉ BUENO.
Pero igual ME CHOCÓ PROFUNDAMENTE. Y no fue lo único que me chocó (incidente del jardinero) pero, bueno, al final la señora era una persona, y no porque fuera a morirse se iba a convertir automáticamente en santa. Y tuvo buenas intenciones la mayoría de las veces... aunque, como dice el dicho "el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones".
- Tampoco me gustó que el libro se vendiera como la historia de homosexualidad del hijo menor, "Andrés" (Simonetti). Es que no es tan importante. No corre, en la práctica, como tema central, sino que apenas como parte de la genealogía, aunque sea interesante. También pasa que, tanto como Juan Alberto no tiene cualidades, Andrés no tiene defectos, y eso lo hace poco creíble.
Entonces le falta mesura. Sin embargo, es una consecuencia lógica, creo, de que el autor haya contado una historia que tiene harto quizá de la propia. Tal vez la historia de esa generación (sus hermanos, supuestamente) sea todavía muy personal, muy cercana para él, y por eso le cueste ser imparcial. Porque de los antepasados sí logra hablar con mucha compasión, y es que la distancia le da perspectiva a todo. Es que es mucho más fácil ser magnánimo cuando uno está fuera del epicentro sísmico.
En fin, pucha que me he alargado, así que adiós y GRACIAS, SIMONETTI, POR CONTAR ESTA HISTORIA. El tono es sincero y el resultado final, buenísimo. De verdad no me lo esperaba. Como dije antes, nadie me había hablado de esto. Quizá no me rodeo de la gente adecuada, jajaja. Solo sabía que eras "el hombre más buenmozo de Chile" (según una amiga), ni una palabra de tus novelas. Una vergüenza, lo sé.
Y SÍ. Recomendado. Hasta lágrimas me salieron al final. Pero admito que yo siempre he tenido una debilidad por las personas mayores, y por la recapitulación expandida de las historias. Así que no sé si se lo recomendaría a cualquiera.
hay dos lectores dentro de mi: uno imparcial que adora la forma en que se relata esta historia, en una especie de diario íntimo muy bien cuidado en sus formas y palabras; una visión muy chilena de las cosas, que me hace pensar en qué vemos cuando vemos a un otro; una descripción de lugares muy linda y visual, en donde puedo imaginarme incluso las sombras de las casas
el otro lector odia este libro, odia la impunidad de su protagonista amparada por su relato y por ese epílogo feliz en el que la muerte auna todo lo que la vida separa. Odio el prejuicio excesivo, muy de su época pero hastiante de leer, odio la posición de comodidad desde la que se narra un chile plano, en el que no pasa nada entre 1950 y 1990, en el que cada habladuría de plata u ostentaciones me hacía querer desistir de la lectura.
quizá el lector pablo queda justo en medio de ambos: alguna vez el iosep me dijo que no podía empatizar con cuicos, y creo que tampoco puedo. No puedo alegrarme por la historia leida, pero sí por sus formas literarias, de las cuales aprendí mucho. Al final uno siempre aprende, si no es con el ejemplo, es con el intento de no replicar el error de quien vemos de frente, en este caso: alejarse lo más posible de las horribles formas sociales de Julia; acercarse lo más posible a las descripciones espaciales especiales de Simonetti.
Una mujer madura se enferma de cáncer. Sabiendo que la quimioterapia y cirugías no harían más que alargar su agonía (tal como sucedió con su propia mamá), decide no someterse a nada más que la compañía de su familia y algunos amigos íntimos. Es en ese tránsito hacia la muerte aquella mujer se embarca en un viaje de remembranza, perdón y redención. Teniendo como único testigo y aliado a su computador, inicia un diario en el cual plasmaría la vida de sus padres, hermano, esposo, hij@s y la suya propia, desde la mirada de hija, hermana, esposa y, especialmente, de madre. “Madre que estás en los cielos” es uno de los relatos más conmovedores y creíbles que he leído en mis vientisiempre años de existencia. Es la pluma de un alma vieja, sabia y, sobre todo, femenina. Me cuesta creer que no sea así. Que haya sido un hombre, un joven y talentoso ingeniero, quien haya escrito esas líneas.
Con este trabajo Pablo Simonetti está muy cerca de la narrativa de Muriel Barbery, diosa francesa de la prosa. Aquí el autor nos muestra a una mujer llamada Julia, frágil, cansada, descendiente de italianos y con una vida que se iba apagando cada segundo que pasaba. Su horrible miedo al abandono, su pesimismo intermitente y trancas le jugaron una mala pasada a la hora de criar a sus hijos, siendo los dos menores los más afectados. Es por eso que escribe su diario, para que al leerlo, aquellos dos hijos pudiesen comprender el porqué de sus acciones y obtener así su perdón de corazón, sin vacilaciones ni rencores, por todas aquellas grandes equivocaciones y heridas que alguna vez causó. Creo que deben ser muchas las madres que se han preguntado lo mismo que Julia: “¿Cuál fue el margen de mi error? Al desear lo mejor para ella [su hija], en el fondo buscaba lo mejor para mí. No tuve la lucidez suficiente para darme cuenta de que eran dos cosas distintas”.
Lo que más me gustó de este personaje fue sus infinitas ganas de aprender y no tenerle miedo al conocimiento. Estando casada y siendo madre de cuatro hijos tomó clases de piano, paisajismo, jardinería y sagradamente frecuentaba un club de mujeres cultas que leían y discutían de música, literatura, historia, etc. Su compañía, en especial la de su profesora de piano (una talentosísima cantante lírica), le hicieron ver el mundo real y ya no solo distinguirlo por medio de las sombras. Sentir empatía por aquella mujer no fue nada difícil.
A veces me pregunto ¿es necesario llegar ad portas de la muerte para darse cuenta y admitir los errores cometidos, de lo poco que se ha vivido o de que la vida no es el resultado de una ecuación matemática? Julia reflexiona y escribe en su diario “se despierta en mí la sospecha de que no viví del todo, y que a cada uno de mis actos le escamoteé un pedazo de existencia, algo así como un sacrificio anticipado en honor a la muerte. Y de pronto, con sólo pensarlo, morir se vuelve tan difícil como para cualquiera; me lleno de remordimientos, me recrimino por haberle robado esas muecas a los días y no me canso de repetirme que la mía fue menos vida de lo que pudo ser”. Y más adelante agrega “cuando pienso en esto, me doy cuenta de que el intento de manejar los hilos de la vida es un esfuerzo inútil”. Qué sabias palabras.
Con esto confirmo que me encantan las historias de redención. Una de las acciones más lindas que podemos protagonizar como seres humanos.
Una madre que muere de cáncer en una sociedad machista, discriminadora, una sociedad donde las cosas no se hablan y las infidelidades son algo que las mujeres no pueden reclamar. Una sociedad polarizada por la política y por las personalidades. Un país de golpes de estados, de riquezas y de injusticias. Los años productos de los conflictos de poder en la crianza de los hijos. Un libro que de manera sencilla y simple repasa casi 70 años de historia de un Chile desnudo, conservador y con poder pero que en lo más profundo de su núcleo sólo está bañado de angustias, angustias de una madre arrepentida por los errores cometidos con sus hijos.
Este libro es demasiado emotivo, a lo largo de sus páginas conocemos el pasado y presente de Julia, madre de 4 hijos, viuda y con diagnóstico de Cáncer. Vemos como se enfrenta y su enfermedad y a su pasado, nos enseña que con el tiempo el dolor de la traición se perdona, y que a pesar de que los demás no sean como nosotros esperamos, hay que apoyarlos ante todo, porque el amor hacia ellos está sobre cualquier otra cosa.-
Una lectura intrigante, de ritmo lento en apariencia pero con un trasfondo muy emocional. Una verdadera sorpresa.
Me topé con este libro por casualidad, con motivo de un tuit anunciando la reedición. Inmediatamente me sentí llamada a leerlo, pues siempre busco lecturas sobre familias en las que el mero lazo familiar no es capaz de justificar las pequeñas heridas que la crianza deja en las personas. Usualmente no gusto de lecturas demasiado involucradas con política, pero en este caso los hechos históricos sirven como ancla para darle más veracidad a la compleja vida de sus personajes.
La historia es muy personal, y me da la impresión que este libro se quedaría corto de no ser por la narración en primera persona, casi al estilo de una novela epistolar. Los hechos se presentan con tal vividez que, a pesar de no estar de acuerdo con las decisiones y pensamientos de su protagonista, es posible simpatizar con ella. Parece que no hay un orden lineal, pero al entender al personaje se entienden también los saltos en el tiempo, las concatenaciones de sucesos en su mente.
Los personajes están muy bien realizados, mucho más de lo que hubiera esperado en un libro más bien corto. Mi único problema es con los diálogos, donde las interacciones me parecieron un poco secas y estériles; al leerlos en voz alta algo no me cuadraba y la escena perdía peso.
Como punto final, no esperaba que el trato de un personaje homosexual fuese tan sensible. Esa también fue una sorpresa muy grata, y me deja con el deseo de leer el resto del trabajo del autor lo más pronto posible.
Mi primer encuentro con Simonetti y su prosa limpia, refinada y precisa. No hay ni un pero en su escritura, propia de un hombre estudiado, leído y comprometido con las palabras. La historia, casi una saga familiar contada por la madre del título, refleja una sociedad dura, machista, prejuiciosa y a una colección de personajes influenciados por ella, de alguna u otra manera. Altamente autobiográfica, la primera novela de Simonetti es una historia sobre la familia, la sociedad y la identidad, pero sobre todo, sobre la enfermedad y la muerte, sobre la debacle del cuerpo humano y sobre la fragilidad de una exitencia que, por más que intentemos controlarla, acaba tomando su propio rumbo.
la muerte de una mujer que ha vivió una importante cantidad de vulneraciones (aunque no necesariamente las calificaba como tales) y la sumisión a la autoridad de su marido, sin duda alguna, es un relato agridulce. la sensibilidad con la que escribe pablo simonetti siempre me conmueve profundamente, especialmente en momentos inesperados.
Esta novela es una oda al amor de madre, el cual va en contra de toda una idiosincrasia o contexto histórico. Es una historia que cautiva porque en su protagonista sentimos cada emoción que expresa y reconoce todas sus carencias con una muy palpable sencillez del alma, la cuál entrega por completo al destino.
Tiene sus fallas puntuales, sin embargo, centrémonos en los personajes, técnicamente una madre que explica el famoso "porqué" de ciertas cosas, abre su corazón, sus entrañas y se muestra como lo que es, un ser humano, viviendo sus aciertos, sus errores, sus decisiones, su vida.
Ese fue el fin que pude percibir, encantador, de fácil lectura, ni denso, ni apresurado.
Me gustó por la manera de manejar la historia y el lenguaje. Seguí todo paso a paso, me gustó la forma de atender directamente todos los conflictos ocultos. Valió la pena.
Este libro tiene una historia maravillosa... te hace reflexionar tanto de tantas cosas.. los personajes de los hijos me hicieron sufrir y en verdad todos los integrantes de la familia..
Una facha neurótica con su buena cuota de abajismo narrando sus recuerdos. Una lectura ligera. Buscando incrustar sin mucho éxito palabras rebuscadas. Malo
Fue la segunda vez que me lo leí, ahora quizá con la madurez suficiente. Este libro apela a las emociones, las decisiones de vida, arrepentimientos y el como construir un hogar con las herramientas y cicatrices que se arrastran en nuestra historia, el hacer lo que puedo con lo que tengo y donde las perspectivas de todos los personajes se cruzan pero son válidas. La verdad yo le recomendaría este libro a cualquier persona, me gusta demasiado