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191 pages, Paperback
First published January 1, 1978
Con este consuelo me metí en la cama y traté de dormirme repitiendo para mis adentros la hora en que quería despertarme, pues sé que el subconsciente, además de desvirtuar nuestra infancia, tergiversar nuestros afectos, recordarnos lo que ansiamos olvidar, revelarnos nuestra abyecta condición y destrozarnos, en suma, la vida, cuando se le antoja y a modo de compensación hace las veces de despertador.
conozco, por desgracia, las dos caras del crisol, si la metáfora es válida, cosa que dudo, porque no sé lo que significa la palabra crisol.
de cuyo portal salió una lagartija que mordisqueaba un escarabajo mientras se debatía en las facies de un ratón que corría perseguido por un gato.
Se había hecho tarde y las criadas se dispersaron como una bandada de tórtolas que, sobresaltada por un ruido súbito, alza el vuelo defecando para aligerar su peso.
sus mamellas, que un jersey de lana acanalada pugnaba por constreñir, pujantes y saltarinas. Imaginé que sería de las que se dispensan del sostén, categoría esta que cuenta con mi beneplácito.
Al inclinarse sobre mí para desembarazarme de la mosquitera, vi que debajo de la camisa llevaba unas braguitas azules no tan tupidas que no dejaran entrever un triángulo oscuro y desgreñado y en su envés sendos fragmentos de nalgas apretadas como el puño de un obrero en un mitín.
Mercedes se bajó del coche sin decir nada y vi desaparecer sus oníricas sandías entre la multitud.