Cronopioscopio da la idea de un instrumento que sirve para observar cronopios, los traviesos personajes de Cortázar, un neologismo que Gonzalo Fragui ha inventado para dartítulo a este libro donde recoge parte de sus textos de humor breve, humor campesino, humor infantil y humor citadino, lleno de poetas y ebriedades. Un humor sano, que tioene como núcleo a la anécdota, porque, como dice don Alfonso Reyes, "Hay que interesarse por las anécdotas... Nos ayudan a vivir, a olvidar por unos instantes: ¿hay mayor piedad? Hay que interesarse por los recuerdos, harina que da nuestro molino".
Un humor que no es explosivo ni carnavalesco ni vulgar sino más individual, más callado, más breve, pero no por ello menos incisivo. La palabra que podríamos dar a este tipo de humor es el de lacónico, que nos acerca, que socializa, que alegra, porque ya lo decía Ionesco: "A medida que nos alejamos del humor nos acercamos al campo de concentración".
Tenía tiempo sin aventurarme a hacerme con un libro de un autor para mí desconocido (un riesgo en esta Venezuela hiperinflacionaria donde comprar un libro en vez de un kilo de carne es una verdadera extravagancia), inducida quizás por los buenos comentarios al respecto de mi "librero de confianza" (de esos libreros enemigos de los bolsillos pero amigo de la sapiencia, que nos hace imposible salir de la librería con las manos vacías), y debo decir que fue un grato y refrescante descubrimiento este autor venezolano.
No sé qué tal sea su obra poética, ni si este sea su debut en la narrativa breve de corte humorístico, pero me parece que sale muy bien parado, y que resulta gratificante saber que en Venezuela aún se escribe mucho, se escribe bien y se escribe sin ideologización (una que otra frase en alguno que otro relato permite inferir la tendencia política del autor, y si bien puede resultar un poco desilusionante, la calidad general de sus historias hace que se pase por alto esa voz ideológica).
Mi parte favorita de Cronopioscopio son las "Poeterías", anécdotas entre históricas y ficcionales sobre escritores, músicos, pensadores y artistas venezolanos en general, con un humor muy inteligente y sutil, que invita más a la sonrisa introspectiva que a la carcajada estrepitosa.
Ha sido una experiencia grata la lectura de Cronopioscopio, y a partir de ahora estaré pendiente de lo que haga Gonzalo Fragui en el futuro.
Se trata de un anecdotario entre lo real y lo ficcional, que va desde lo lacónico a lo sumamente irónico, atravesado por un humor maravilloso, de ese que engarza palabras, juegos, que exprime el lenguaje. Quien adore como yo la literatura hispanoamericana, pero sobre todo, el mundo de los escritores, editores y la creación literaria debería hacerle un huequito en su estantería a esta obra. Me deja con ganas de leer más del autor, que ojalá en sus demás escritos no abandone este humor casi curativo, que sin duda es lo que ha hecho tan especial esta lectura, ni tampoco la anécdota, que lo acerca tanto a una de esas conversaciones maravillosas que se tienen entre amigos hasta las tantas de la mañana y que te reconcilian con el mundo.