Elvira Lindo recorre en estas páginas aquellos lugares de Nueva York que tienen algo especial, escenarios que evocan situaciones personales o que pertenecen a nuestro imaginario colectivo a través del cine o de la literatura. A partir de una conversación con un desconocido en el barrio de Queens, a quien la escritora ha de explicar quién es, Elvira Lindo se retrata a sí misma a medida que descubre rincones de Nueva York. Al hacerlo, nos revela la esencia de algunos lugares que existen todavía en la gran manzana y otros que permanecen en el corazón.
«Este libro es una trampa a mí hablo de lugares que no me gustaría compartir con nadie, porque forman parte de mi vida cotidiana, no es una guía turística, pero ya se sabe, igual que el chismoso no puede evitar contar un secreto, el narrador cae siempre en el vicio de escribir lo que vive.»
Elvira Lindo es dueña de un estilo propio, de una voz narrativa tan literaria como empática, tan directa como cercana, ajena a cualquier retórica. Su prosa armoniza lo familiar e íntimo con una marcada personalidad y hondura en su modo de observar el mundo que la rodea. Su voz es el hilo conductor de este libro en el que nos descubre rincones secretos, bares, restaurantes, parques, panaderías, puestas de sol o escenarios de película que guardan toda la esencia de la ciudad de Nueva York.
At the age of 12 Lindo moved to Madrid, where she studied journalism. She did not get her degree, as she began to work in television and radio as a speaker, actress and scriptwriter. Her first novel was based on one of her fictional radio characters, the madrileño boy Manolito Gafotas, who has become a classic of Spanish children's literature. Manolito is the son of a trucker and lives a humble life in the working-class quarter of Carabanchel. The character was the protagonist of several first-person novels written with a solid style that includes humour, irony and sharp social criticism.
Lindo has also written adult novels and plays; she is the screenwriter of the film La primera noche de mi vida, and collaborated with director Miguel Albadalejo on the screenplays for Manolito Gafotas and Ataque verbal. She also adapted the screenplay Plenilunio from the novel by her husband, Antonio Muñoz Molina.
Ever since her husband Muñoz Molina was appointed director of the Instituto Cervantes of New York, Lindo has lived in New York City. She often writes for the Spanish-language newspaper El País, contributing editorials, and writes freelance work for other magazines and newspapers.
In 1998 Lindo was awarded the Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (National Award for Children's and Youth Literature) for her book Los trapos sucios de Manolito Gafotas, and she received the Biblioteca Breve (Tiny Library) Award for her adult novel Una palabra tuya.
He aguantado dos capítulos, este libro no es para mí y eso que sí me gusta la forma de narrar de Elvira Lindo, pero ni con esas ha conseguido despertar mi interés.
Fue una total sorpresa encontrarme con este libro del que nadie habla ni del que nadie ha recomendado nada. Si eres un adicto a la ciudad e Nueva York y a sus lugares ocultos, este libro es imprescindible para leerlo.
La historia de Elvira como residente en Nueva York la hace ser no una turista pero si una observadora de lugares, costumbres, usos, barrios, comportamientos de esa ciudad tan llena de toda la gente del mundo. Su esposo trabaja como director en el Instituto Cervantes y ella tiene una columna donde habla de Nueva York, así que decidió juntar su vida con su trabajo y creó este libro lleno de joyas escondidas.
Elvira te pasea por ese Nueva York tan suyo, con sus lugares, sus cafés, sus parques que están totalmente alejados de las guías turísticas, ella se apropia de la ciudad y te invita a recorrer el mejor restaurante para comer una hamburguesa, para un bagel, un café, un trago, para escuchar jazz, para pasear con su perro mientras va hilando la cotidianidad de una extranjera viviendo en una de las ciudades más feroces del mundo. Te presenta a su esposo, a sus amigos, a sus hijos, a sus colegas y es así como ella recorre una Nueva York tan alejada de lo que conoces (nunca se para en Brodway, por ejemplo, ni en Central Park) que lo único que quieres es tomar un vuelo para irte a conocer esos bares oscuros que huelen a soledad, carbón y cerveza. Ir a escuchar jazz a uno de sus salones secretos, a comerte una galleta sentada en las escaleras, ser uno de esos turistas a los que nos choca ser turista.
Una guía muy personal de Nueva York de la que probablemente sea mi escritora favorita. Tendré que mudarme unos meses a esa ciudad para poder vivirla desde la perspectiva de Elvira.
Actualización: Segunda vez que me lo leo, y eso que yo no soy muy de repetir...
he visto tantas veces la ciudad de Nueva York en el cine, en series, en documentales, en fotos... que parece que la conozco como la palma de mi mano. pero realmente solo conozco una percepción de una ciudad que seguramente nunca se ha preguntado donde van los patos de central Park cuando llega el invierno. . Elvira Lindo narra en Lugares que no quiero compartir nadie su experiencia vital en la ciudad de los rascacielos. Escrito en forma de diario semestral, que es el tiempo que la escritora vivía en la gran manzana, aquí encontraremos la mejor de las guías neoyorquinas como la otra parte de la vida que no se ve. viajes en metros a queens para acudir a terapia, calles interminables para caminar cual vivían gornick, restaurantes donde comer hasta saciar a media humanidad hasta gimnasios de andar por casa por poner algunos ejemplos. En Caperucita En Manhattan, Martin Gaite encontraba una rendija por donde llegar a la estatua de la libertad y Elvira Lindo consigue algo parecido al crear esa fisura por donde meterse y moverse con la libertad del que sabe que todo empieza con un lápiz y un papel o sino que se lo digan a manolito.... . Humor a raudales, una pizca de ironía, añoranza a ratos y desesperación a otros, Elvira lindo dibuja y desdibuja esa parte de la ciudad en la que se mueve, convierte el upper side en su barrio, en su cotidianidad, en charlas con vecinas, en los nuevos amigos que hace y en los que, como ella, viven allí por períodos de tiempo. Un nueva york a rachas como diría K. o a ráfagas.
Hay quien dice que el nuevo Nueva York es Doha, capital de Catar con un skyline espectacular. Tampoco la economía mundial se mueve ahora por Wall Street. Pero lo que ha hecho Nueva York ser lo que sigue siendo es su gente y los que vivieron allí, junto con todo el imaginario que durante años se ha desarrollado en sus calles. Paul Auster, Woody Allen, Philip Roth, Truman Capote, Salinger, Patti Smith, Lou Reed, Harvey Keitel o Martin Scorsese no serían lo mismo ni tampoco las historias que transcurren en esta antigua capital del mundo. Cine y literatura aquí se dan la mano.
Se trata del primer libro que leo de la autora, y si lo he hecho ha sido porque visité Nueva York, y aunque hubiera querido leerlo antes de estar allí, lo he leído unas pocas semanas después de estar, aún con el color de sus calles en mis ojos.
Elvira Lindo junto con su marido Antonio Muñoz Molina que da clases en la universidad de Nueva York viven la mitad del año en Nueva York, y la otra mitad en España. El primer lugar al que nos lleva la escritora en este libro sobre la ciudad de Nueva York es a Queens, uno de los cinco distritos de Nueva York City y quizás donde más millonarios vivan, para acudir a un psiquiatra uruguayo que sea capaz de aliviarle sus problemas de ansiedad y que derivan en unos terribles dolores de estómago y musculares en espalda y cuello.
Su trabajo le permite vagabundear gran parte del día y con ella nos sumergimos en su universo particular de Nueva York con sus cafeterías, restaurantes y demás establecimientos.
Vivió al principio en Upper East junto al barrio de Harlem en Manhattan. Ella misma nos cuenta que apenas quedan reminiscencias de los elementos que pueblan nuestra representación de un Harlem con músicos negros o de ceremonias religiosas auténticas. Todo se ha ido diluyendo con el paso de los años y los avances sociales, y los vestigios que observamos hoy en día son edificios remodelados y adaptados a muestras comodidades actuales.
Tampoco ella es una neoyorquina auténtica, y quizás por eso aún existen para alguien de su nivel restaurantes donde nunca puede acceder a una mesa en la sala interior donde siempre está llena, y tenga que conformarse con tener mesa junto a la terraza desde donde observa toda la fauna de seres humanos que se mueven por esta maravillosa urbe.
En las largas caminatas con las inconmensurables vistas de la 6ª avenida, el Empire State o el Rockefeller Center, Elvira nos cuenta lo mal que lo pasó cuando le boicotearon en Barcelona su pregón de las Fiestas de la Mercè. También nos cuenta la historia de locales cerrados como el Rose’s Turn y su peculiar cantante Terri White quien renació de sus cenizas tras el cierre del negocio. En este piano bar actuaron grandes pianistas del Music Hall con su clientela de gays y bolleras. Mencionar también el Florent que fue una estupenda cafetería de aire retro en donde se reunían gays, drag Queens, homeless, trabajadores de los almacenes y celebridades varias. En esta cafetería se celebraba el Orgullo Gay cuando era algo novedoso, y también conmemoraban la Revolución francesa. En todos estos lugares se propicia la comunicación entre los diferentes seres humanos sean quienes sean estos. ¡Qué lejos han quedado los tiempos en que estaban mal vistos! Hoy en día se mueven orgullosos y orgullosas por sus calles, y lo único que deben soportar y cada vez menos es la mirada de algún paleto de provincias, mientras pasean con sus trajes ajustados y sus tacones sobre plataformas.
Algo que pertenece a Nueva York es la obsesión por ser lo más en todo, y aparecer en listas: El local más cool de la ciudad, las mejores hamburguesas de todo New York, los mejores restaurantes italianos, las mejores experiencias… Esto hace que parezca que en Nueva York solamente vivan los jóvenes, pero no es así puesto que también hay viejos y personas que no quieren entrar en estas vertiginosas vorágines.
Una de las partes más divertidas del libro es cuando la autora nos cuenta su experiencia en el gimnasio del barrio Paris Paris. Es tiernamente delicioso todo cuanto nos relata. Elvira Lindo nos dice que al final un neoyorquino de Manhattan apenas mueve el culo de su barrio. Viven el barrio que les tocó en suerte, construyendo su propio hábitat en él para hacerlo más habitable y sin sentir la necesidad de abarcar esta inmensa ciudad, para estar integrado en ella.
También nos habla de la dureza y crueldad de la ciudad, “donde se dejan a un lado a los débiles”, y sigue siendo una apisonadora de sueños de muchos de los que llegan ilusionados por cambiar a mejor su vida.
Decía mi admirado Javier Reverte que cuando viajaba a un país o ciudad siempre tenía que haber en estos lugares un trasfondo literario, de historias contadas en los libros. Parece que Elvira también se deja llevar por esta máxima y nos presenta su pasión por los libros y los grandes autores como Salinger o Mark Twain como precursores de la literatura moderna, el “hijoputilla” de Truman Capote o Louisa May Alcott, y también nos muestra el poco cariño que le tiene al mundillo literario con sus mesas literarias o charlas abiertas con público, y toda la endémica fauna que se mueve por estos lugares tan poco apetecibles.
Esta crónica de Elvira Lindo sobre su vida neoyorquina ha conseguido transmitirme muy bien el sentimiento que genera la ciudad en el visitante ocasional. He tenido la suerte de estar en Nueva York 3 veces, dos de ellas mientras vivía en Estados Unidos, y siempre me ha parecido una ciudad fascinante. En este libro asistimos a la rutina cotidiana de la autora en la ciudad, a sus paseos interminables y a las visitas a sus restaurantes favoritos. Aunque todo esto tiene su valía, los mejores párrafos del libro son los que Elvira Lindo dedica a su intimidad. Nos deja atisbar en su vida privada, en la relación con sus hijos y su marido. Y relaciona esta intimidad con la ciudad de manera muy sincera y, en ocasiones, emotiva. Cuando más he disfrutado ha sido leyendo sobre la reacción de sus vecinos ante su caída al salir del ascensor, sus reflexiones ante la llegada de su hijo desde España o las descripciones de los habitantes de ese curioso gimnasio subterráneo. Además de todo esto, las recomendaciones que da merecen que coloquemos este libro con toda reverencia junto a las guías de viaje. Finalmente, no quiero dejar pasar la oportunidad de elogiar las ilustraciones de Miguel Sánchez Lindo. Se ve en ellas el cariño que este ilustrador siente tanto por su madre como por su padrastro. Y son un excelente ejemplo del equilibrio entre vida privada y vida pública que ofrece la autora en este volumen.
Desde luego no es un libro maravilloso que vaya a estar en mis listas de favoritos, y creo que no me convence el estilo de Elvira Lindo. Pero la cercanía con la que cuenta su experiencia en Nueva York desata toda la ternura del mundo y me ha llegado en un momento en que necesitaba a una mujer confesando cosas así. Es una lectura de ferrocarril, y eso en Barcelona es perfecto.
Me encantan los libros de ciudades. No sé si es un género como tal, no es exactamente literatura de viajes, pero son esos libros en los que la protagonista es la ciudad. Este es uno de esos libros, con Nueva York como estrella. También me gusta mucho Elvira Lindo en su estilo periodístico de columnas de El País Semanal, por lo que este libro tenía todas las de ganar. Y vale, no es el mejor libro de la historia pero me ha encantado leerlo. Me he entretenido muchísimo y la única pega que le pondría es que se hace muy corto.
Es curioso porque lejos de sentir envidia por la vida partida en dos de Elvira Lindo, 6 meses en Madrid y 6 meses en Nueva York, viviendo a la vez en dos de las ciudades más increíbles del planeta gracias a (o por culpa de) las obligaciones laborales de su literario marido, consigues empatizar bastante con la autora tanto en lo bueno como en lo malo.
Muy recomendable para gente a la que le guste leer columnas de El País, leer a Elvira Lindo o leer sobre Nueva York. La lista de lugares que recorre y de personajes que encuentra no tiene desperdicio.
Un libro que más bien parece un compendio, hilado con pericia, de varios artículos sobre Nueva York y su estilo de vida desde el punto de vista extranjero. Una concatenación de descripciones de barrios, restaurantes, cafeterías y calles de la ciudad americana en las que Elvira Lindo nos desgrana, por encima, sus peripecias en La Gran Manzana mientras tenemos la sensación de estar siendo inundados de manera subliminal con publicidad de todo tipo.
Sin duda Lugares que no quiero compartir con nadiehará las delicias de los fervientes admiradores/as de la escritora, pero que no resultará interesante para el resto.
Se trata de una excelente guia de Nueva York a través de las vivencias de Elvira Lindo. La autora vive en la ciudad durante unos años y decide retratarla para contar a todo el mundo donde tomaba café, donde cenaba con su marido, donde caminaba, que veía, que comía, que bebía, que personas coincidían con ella. Su forma de escribir retrata perfectamente la ciudad y a sus habitantes e inclusos a los miles de turistas que allí coinciden. Si quieres una guía diferente de la gran Manzana, este es tu libro.
Pues no conocía este libro, ahora que lo he terminado puedo decir que aunque arranca un poco lento, conforme he ido avanzando me he ido emocionando y sumergiendo más y más en la cultura neoyorquina y en sus bares, restaurantes, parques, clubs, etc Qué suerte haber podido viajar un poquito a esta gran ciudad. Desde luego que he tomado nota de sitios ¡y se me antoja que algún día probaré un sándwich en el Eisenberg’s!
Elvira Lindo comparte un cachito de su vida por Nueva York, con su estilo que me encanta, y al acercarnos leeremos también sobra Antonio, amistades, costumbres, libros, autores, lugares, paseos, etc. Describiendo indirectamente su visión de Nueva York
Me ha gustado mucho. Ligero, entretenido, tierno, nostálgico y muy bien escrito. Engancha desde el principio, en gran medida por la cercanía y el cariño que transmite la narradora. Lo recomiendo.
Es una obra fascinante, en la que te sumerges en un viaje emocional a través de relatos íntimos.
La escritora tiene una habilidad distintiva para la narrativa, nos lleva a explorar lugares y momentos que revelan la complejidad de las relaciones humanas. Su prosa hábil y evocadora teje una red de historias que despiertan la empatía del lector, ofreciendo una experiencia literaria única. Con una mezcla de humor y profundidad, se crea un mundo literario que invita a la reflexión sobre la conexión, la soledad y la belleza efímera de la vida.
Es la primera vez que leo algo de esta escritora. No daba un duro por este libro, he de decirlo, sin embargo, me ha gustado. ¿Qué cuenta? Pues lugares que frecuenta la propia Elvira, a veces a solas y otras acompañada. También nos descubre cómo son algunas de las personas que conoce en Nueva York. El planteamiento es sencillo: relata su vida en esa gran urbe y lo hace muy bien y de manera sincera. Algunos dirán que es algo snob mostrar tu vida guay en NY, pero creo que la autora huye de ese punto de vista y lo hace con naturalidad. Bien por ella. Miraré algún titulo suyo para leer en un futuro próximo. ¡Venga ahí!
Perfecto para tener una listita de sitios antes de ir a Nueva York y entender un poquito más cómo funciona esta ciudad que tengo tantas ganas de conocer!!
Me ha gustado mucho. Me ha parecido que la autora usa un estilo cercano y entretenido para presentarnos su día a día en Nueva York. Sus reflexiones son magníficas. Me resulta increíble ver cómo las introduce de manera tan natural, pero haciéndote que tú también te plantees esas mismas cuestiones. Creo que Elvira Lindo tiene un gran sentido del humor y me he reído mucho a veces con cómo presenta temas profundos de manera cómica.
Te acerca a NY desde el punto de vista doméstico del que vive allí una temporada con mucho tiempo libre para observar la ciudad y sus habitantes. Sencillo y ameno.
Cuando alguien conocido regresa de un viaje, me gusta mucho que me cuente su experiencia. Si no es un gran narrador, no puedo evitar acosarle a preguntas del tipo "¿qué es lo que más te ha gustado?, ¿dónde has comido?, ¿dónde te has alojado?, ¿cómo era la gente?". He estado dos horas y media viendo fotos de amigas que han estado en Australia, en Japón...y se me ha hecho corto. Que me cuenten viajes es para mí otra forma de viajar. Así que con "Lugares que no quiero compartir con nadie", de Elvira Lindo, he disfrutado mucho de la mano de una española que durante seis meses al año vivía en una ciudad tan interesante como NY y que, además, sabe contarlo muy bien. Porque lo hace con una sinceridad que la convierte en alguien muy cercana, porque cuenta lo bueno y lo malo, desde una perspectiva muy personal y auténtica, y al final parece que estoy hablando con una amiga de esas a las que podría escuchar horas. Tuve la suerte de ir a NY en 2012. Fui dejándome llevar por una circunstancia concreta y sin especiales expectativas, y sin embargo, me conmovió y me conquistó por completo. Me encontré con una ciudad mucho más humana de lo que esperaba y que me ha gustado recuperar en las palabras de Elvira Lindo, con la que he paseado por el río Hudson, me he reído con sus descripciones de los clientes de restaurantes de lujo, he babeado con su "guía para gordos" y me he sentido identificada en esas caminatas eternas y solitarias cuando deseas absorber a una ciudad que te atrae tanto aún sabiendo que es una tarea imposible. Un libro agradable y fácil de leer con el que hacer una escapada mental y aprender mucho, no parece un mal plan
Este es el primer libro que leo de Elvira Lindo, la "madre" literaria de Manolito Gafotas. Está dedicado a la ciudad de Nueva York, lugar en el que pasó varios años mientras su marido, Antonio Muñoz Molina, era director del Instituto Cervantes y profesor de literatura española. No he quedado del todo contento con "Lugares que no quiero compartir con nadie". ¿Por qué? Quizá porque, para mi gusto, se queda un poco en "tierra de nadie". No es un libro de viajes como "La Venecia del inspector Brunetti", en el que se recorre con detalle la ciudad italiana de manera que se pueden dar paseos que otros turistas se pueden perder. Ni es un libro de viajes como los de Javier Reverte, en los que se hace un recorrido por el presente y el pasado, en el que se entremezcla la cultura, la historia, y los diversos paisajes. No, el libro de Lindo es un libro que pellizca aquí y allá, no se ofrecen recorridos ni mapas detallados, ni tampoco un contexto histórico de la ciudad (que en los años setenta del siglo pasado estuvo a punto de implosionar). Aunque se ofrecen detalles sobre la vida diaria en Nueva York, se me queda corto en saber cuánto cuesta realmente vivir allí, cómo se las arreglan sus gentes para llevar una vida "normal".
Ojo, no es un mal libro y se puede disfrutar, sobre todo por aquell@s que hayan visitado alguna vez la Gran Manzana, pero reconozco que esperaba algo más cuando lo empecé.
Libro vivencial que nos acerca a un plano más íntimo de la escritora. Esta obra comienza con la visita de esta a un terapeuta que ofrece consulta en Queens, un barrio muy alejado del castizo Upper West en el que la autora vive durante seis meses del año. La trama del psicólogo no se va a desarrollar demasiado, sino que va a ser el pretexto para hablar de Nueva York. La protagonista es la ciudad, pero desde los puntos que interesan a la autora. Estos van a marcar el contexto de anécdotas que vive sola o acompañada de esos amigos que la autora va ganando con el tiempo. A lo largo del relato, se ofrece una guía de esos lugares más impactantes, sobre todo en cuanto a restauración, para la autora y sus conocidos. Algunos de ellos están avalados por la crítica del New York Times. Lo que más me gusta son sus reflexiones acerca del tipo de vida que lleva y algunas anécdotas que recalcan la peculiar idiosincrasia de una ciudad para todos, pero que no es la que los emigrantes que la habitan sueñan. En el libro lo reitera varias veces: el sueño americano no es tal. Emprender una vida familiar y laboral placentera en esta ciudad desde cero está llena de riesgos, y así se lo advierte a un lector que le pide consejo.
Elvira Lindo, que vive seis meses al año en Nueva York, comparte en este libro lugares, anécdotas, impresiones y experiencias vividas en esa ciudad. Escrita con una prosa fluida y sencilla, es una lectura que contagia un cariño especial por esa urbe. Incluye un anexo con las direcciones de los lugares que aparecen en el libro. Me ha gustado mucho, en especial ese estilo que tiene la autora de contar las cosas, que parece casual, espontáneo, informal, como quien mantiene una agradable conversación. Muy bueno.
Como siempre, Elvira Lindo hace un retrato de Nueva York tan fluido y natural que parece que todos hemos pasado por allí en algún momento. Gracioso sin pretensiones, informativo sin convertirse en guía turística, a medio camino entre la descripción de la ciudad y la biografía de su propia vida. La pega que le pongo es que hay partes en las que se desvía tanto del tema que se me olvidaba el hilo conductor de la historia.
Me gusta como guía de viaje, durante las partes en las que Elvira Lindo te descubre sitios, rincones y experiencias desde su opinión y perspectiva. Sin embargo, me parece que el libro satisface más a la escritora que al lector. Divagando por sus pensamientos te acercas a su persona, o esa impresión te da.
He dudado entre darle una estrella o dos, me he decidido por darle dos. Al principio del libro (en el cual me costó muchísimo entrar) estaba convencida de que no le iba a dar ninguna. Lo recomendaría para fans de Nueva York y/o de Elvira Lindo.
He disfrutado muchísimo leyendo este libro. A través de las experiencias de Elvira, llegas a conocer restaurantes, museos y otros lugares que visitar en Nueva York. Con esa voz tan personal que te hace pensar que conoces a Elvira de toda la vida. Definitivamente un libro que volveré a releer cuando visite la Gran Manzana.