¿Dónde estaban los personajes de este libro el 19 de julio de 1979? Anastasio Somoza Debayle, el dictador; Anastasio Somoza Portocarrero, el hijo; y Dinorah Sampson, la amante, se encontraban en altamar, en su lujoso yate rumbo a Las Bahamas debido a que el subsecretario de Estado, Warren Christopher anuló la invitación para que el derrocado presidente fijara su residencia en Estados Unidos. El capitán Justiniano Pérez, el guardia, estaba esa mañana en el aeropuerto Las Mercedes (hoy Augusto C. Sandino), en medio de una multitud histérica --guardias y somocistas-- esperando un vuelo que nunca llegaría desde El Salvador a rescatarlos. Para el comienzo de la tarde, cuando se comenzaron a oír balaceras por las cercanías, huyó, huyeron, del lugar a buscar refugio donde se pudiera. El aeropuerto quedó desierto. Poblado sólo por las armas y uniformes que los militares abandonaron en su precipitada transformación a “civiles”. Mientras tanto, Domingo Sánchez, Chagüitillo, el sindicalista, esperaba en su casa de la Colonia Nicarao el rumbo que tomarían las cosas. No salió ni a celebrar ni a curiosear. La madrugada de ese mismo día, Dora María Téllez, la guerrillera, se encontraba en las cercanías de Ciudad Sandino, sobre la carretera, con toda la tropa que se trajo de León y Chinandega. A esa hora entregaba el mando de las fuerzas del Frente Occidental a Leopoldo Rivas. Esta fue la tropa que entraría primero al búnker de Somoza, en la Loma de Tiscapa. Al mediodía, pero en Monimbó, Masaya, Alberto Gutiérrez, Macho Negro, el esbirro, era conducido por una multitud furiosa hacia la esquina suroeste del colegio Don Bosco donde el muro de una casa serviría de paredón para el pelotón que lo fusiló ese día. Fue un día intenso. Los días de Somoza busca retratar un tiempo convulso y sus personajes a través de perfiles y entrevistas que se entrecruzan y se separan. ¿Qué tienen en común un Macho Negro y un Charrasca? ¿Una Dora María Téllez y un Justiniano Pérez? Un tiempo. Un tiempo que los enfrentó, pero sobre todo los definió como lo que fueron y como lo que son. Y ese tiempo estuvo determinado, en gran medida, por un hombre, Anastasio Somoza Debayle, y un sistema, el somocismo. Estos son algunos comentarios sobre el “Y ahora que lo tenemos enfrente es periodismo puro, periodismo del mejor, y un tabú más roto”. Sergio Ramírez Mercado, escritor nicaragüense “Asomarse a la historia reciente constituye un riesgo. Fabián Medina ha decidido asumirlo. Invita a los lectores a conocer sus juicios y valoraciones. Sabe que sus planteamientos provocarán distintas reacciones. No por eso elude el compromiso. Ésta es su mejor apuesta”. Guillermo Rothschuh Villanueva, experto en Comunicación “Fabián es ahora una referencia esencial en nuestro medio. Es la bandera de una generación que ha cambiado la mirada del periodismo y comienza a asomarse entre los mejores”. Edgard Rodríguez, periodista deportivo “Valiente e incisivo, Fabián Medina logra con el bisturí de sus palabras ser uno de los más acertados cronistas de nuestra realidad nacional”. Gioconda Belli, escritora nicaragüense “Me encanta leer a Fabián, siempre da en el clavo… Me lleno de orgullo segoviano cuando con valentía escribe lo que mucha gente no puede decir”.
Todavía me acuerdo cuando era niño haber visto el vídeo del asesinato del periodista americano Bill Stewart por números de la Guardia Nacional en los últimos días de la revolución Sandinista. Eso me impactó y siempre tuve interés por los pormenores de los eventos que condujeron al derrocamiento de una de las dinastías dictatoriales que conoció Centroamérica. Esta crónica es balanceada, ya que incluye entrevistas a miembros de ambos bandos, incluyendo el propio hijo de Anastasio Somoza Debayle, Anastasio Somoza Portocarrero, presunto asesino del Dr. Pedro Chamorro. El autor, como todo periodista serio, consigue balancear los puntos de vista de los contrincantes. Sin embargo, el relato se lee como una antología de artículos y entrevistas y es un poco confuso.
Excelente recopilación de entrevistas de los protagonistas. El autor de muestra profesional y objetivo en si recuento. Buen libro parte ubicar a las principales figuras del conflicto.
Este libro sirve como pauta para conocer un poco del contexto que imperaba en los días de la caída de Somoza Debayle, en aquel ya lejano 1979 nicaragüense. A través de entrevistas a algunos de los connotados protagonistas de la época, como Anastasio Somoza Portocarrero (Chiguin) o Dora María Tellez (Comandante Dos) -o bien de personajes coloquiales como "Chaguitillo", "Charrasca" o "Macho Negro"- se hace una recopilación de experiencias de los históricos momentos vividos.
Vale preguntar -como ejercicio creativo- en estos días quiénes son o serían los Chaguitillo, Charrasco o Macho Negro del presente.