La publicación en Occidente de Elogio de la sombra (1933) (uno de los ensayos de estética más sugerentes y sutiles del siglo XX, en el que Junichiro Tanizaki (1886-1965) devana con sabiduría y sutileza la importancia de este elemento en las artes y en el sentido estético de Japón, en el cual es indisoluble de la belleza) abrió un fértil campo de reflexión hasta entonces inadvertido, habiéndose convertido hoy en un clásico de referencia. Similares estímulos aplicados a otros campos (los modos y los ritmos de vida y la relación entre sexos) despierta la lectura de los dos ensayos que completan esta edición, "Sobre la indolencia" (1930) y "Amor y pasión" (1931), traducidos por vez primera al español, en los que late la doble tensión entre un Japón que emerge y otro que declina y entre la cultura tradicional nipona y la creciente occidentalización a que se vio sometida a partir del periodo Meiji.
Jun'ichirō Tanizaki (谷崎 潤一郎) was a Japanese author, and one of the major writers of modern Japanese literature, perhaps the most popular Japanese novelist after Natsume Sōseki.
Some of his works present a rather shocking world of sexuality and destructive erotic obsessions; others, less sensational, subtly portray the dynamics of family life in the context of the rapid changes in 20th-century Japanese society.
Frequently his stories are narrated in the context of a search for cultural identity in which constructions of "the West" and "Japanese tradition" are juxtaposed. The results are complex, ironic, demure, and provocative.
Palabras como sombrío o añejo, diría Tanizaki, no tienen el tono peyorativo para un japonés que sí tienen para un occidental. No literalmente a esas palabras, sino a la noción estética y tradicional de que hay una belleza sutil y propia en el deterioro de nuestras cosas. Lo labrado por la mano del hombre se mimetiza en el tiempo con lo esculpido por la naturaleza.
El occidental reniega de ello, quiero rebelarse contra el tiempo, contra lo orgánico, superando lo artesenal con lo industrial, lo primal con lo plástico, lo opaco con lo prístino, el defecto con la permanente optimización y reemplazo de las cosas.
El porqué "Oriente" (Japón) valora la opacidad como símbolo del valor en el tiempo, el desgaste de las cosas como prueba de su significado y necesidad de conservación. Como contraposición al mundo Occidental: limpio y luminoso, porque siempre buscamos cosas nuevas, polutas, y con ello, simbólicamente, rechanzando no sólo lo antiguo sino la (nuestra) tradición: imposibilitando el enclarnos a nuestra cultura, único lugar desde donde es posible construir una estética, algo bello.
Algo simplista o reduccionista; quejón pero entretenido a ratos: un espejo a nuestro modo ser al ver otros.
Si tuviera que dar una razón del porqué me apasionan las lecturas de los grandes autores japoneses, sería por esa “facilidad” con la que me muestran un Japón al que sé que nunca conoceré, pero que mi corazón añora recordar, aún sin haber estado allí, al menos en esta vida. Supongo. Tanizaki, sobre todo en el primer y tercer ensayo de este libro, logra justo eso de los que les hablo. Me transportó a aquel mundo, sus ya extintas costumbres y sobre todo, me facilitó la mirada a detalles insospechados de cómo se percibía la belleza, la seducción, el cortejo y el amor. Desde ahora que terminé de leer este hermoso libro, nunca, pero nunca volveré a ver de igual forma, ni a las sombras, ni a la belleza que dentro de ellas se encierra.
Elogio de la sombra es un pequeño ensayo acerca de la luz, pero sobre todo acerca de su ausencia. Me encanta el estilo de Tanizaki, es tan sutil y sugerente como lo que pretende transmitir en el ensayo, cómo la penumbra incide sobre un objeto y lo vuelve bello a partir de lo que se sugiere, y cómo a veces mostrar demasiado perturba la belleza.
No es que nos disguste todo cuanto brille, pero preferimos la hondura de la oscuridad velada más que el brillo superficial. Ya se trate de piedras naturales o de utensilios fabricados, tiene que brillar con la pátina ensombrecida y opaca del paso de los años.
Para bien o para mal, admiramos los rastros de suciedad o tizne que el paso del tiempo o el viento y la lluvia dejan en los objetos, es decir, estimamos las tonalidades y brillos que nos retrotraigan al pasado.
Ese fue el gran acierto de nuestros antepasados: delimitaron deliberadamente un espacio vacío para dedicarlo al mundo de las sombras que brota por sí mismo y produce una atmósfera enigmática que ningún cuadro ni adorno son capaces de conseguir.
Esa es nuestra forma de pensar, hallamos la belleza no en los objetos mismos, sino en los claroscuros de la luz contrastando con los objetos.
Tal vez tengamos derecho a mantener un lugar así donde podamos apagar las luces y ver qué ocurre a partir de ese instante.
También he disfrutado bastante Amor y pasión, pero Sobre la indolencia me ha parecido algo insulso (aunque con momentos interesantes).
En aquella profunda oscuridad, las voces tenues que escuchaban, el aroma de perfume de los vestidos, el cabello que acariciaban, la incitante piel que percibían a tientas, y la fugacidad de la noche al llegar el alba, todo aquello simbolizaba para ellos la mujer.
Aquella forma de difuminar la singularidad de las modelos era algo mucho más estético y ellos estaban convencidos de que así mostraban su talento de pintores.
«Aunque sean muchos los senderos desde el pie de la montaña, lo que siempre divisamos es la luna en la cumbre...»
Como el libro contiene tres ensayos hablaré de ellos por separado: Elogio de la sombra: este es el principal ensayo del volúmen. He de decir que de entrada me decepcionó un elemento muy importante aunque la culpa de tal decepción es solamente mía, y es que con "sombra" entendía que el autor hablaría de la oscuridad como metáfora, como maldad o parte oscura del ser, pero no, el autor habla de la sombra de una forma literal. Superado este punto es muy interesante lo que dice Tanizaki; en contra de la occidentalización del Japón que él habitaba, dentro de tantos cambios, él no puede evitar fijarse en que uno de ellos consiste en aumentar la luminosidad de los espacios, y entonces entra a hablar de que la belleza de muchos elementos de la cultura japonesa, desde objetos ornamentales hasta obras de teatro no es que ganen sino que necesitan de las sombras para apreciar su belleza. Como parte negativa de este ensayo está la pregunta ¿no acaba exagerando el autor, o es que esta es la verdadera mentalidad japonesa (de la época)? A esta respuesta él mismo contesta por el final cuando se autodenomina persona mayor, con sus características, y recuerda que toda persona anciana, siempre, añoró una época pasada. Sobre la indolencia: este es el ensayo más breve, lo cual se nota en que deja menos ideas en uno al encontrarse entre los otros dos. El lenguaje es más sencillo y recoge interesantes reflexiones sobre, llamémoslo mal, el sedentarismo en oriente y occidente y el distinto concepto de hombre virtuoso de cada mundo. Amor y pasión: contiene más belleza y al autor se le ve más cercano. Divaga más, pero conteniendo más referencias a la historia cultural y social de su país que hacen de este ensayo, puede ser, y en términos generales, el más didáctico.
Es curiosa la historia de este libro. En su momento me lo recomendaron y yo se lo regalé a Manuel pensando que le podía gustar, él se lo dejó a una amiga, después a mí y yo ahora se lo tengo que dar en mano a un desconocido. En muy poco tiempo va a pasar por cuatro personas y yo sin recordar quién me lo recomendó.
Solo lei 'Elogio de la Sombra', en una edicion individual. Capaz se perdio alguna bella sutileza de la lengua Japonesa al traducirla al Castellano, sin embargo por si solo el ensayo esta escrito de una forma tan aburrida y sobria que es dificil no odiar cualquier estetica oriental que el don Tanizaki este alabando. Me gusto mucho mas pensar en lo que dice el ensayo de lo que me gusto leerlo, de esto ultimo no me gusto nada. Y en cuanto a lo que dice, es una perspectiva interesante, la ausencia de cosas puede resultarnos mas atrapante y evocativo que su ardor. Un cuerpo hermoso es mas sensual cuando se cubre por completo, y se intuye solo la mas delicada y sutil de las revelaciones, que cuando se exhibe sin gracia a la luz. 'Negar' es mas provocativo que 'Dejar', la pasiva aprobacion es enemiga de la sensualidad y del misterio, y por lo tanto lo ultimo es mejor recipientte de la estetica que lo primero. Y si bien de esto se puede explayar sin limites uno cruza la linea cuando empezamos a analizar con completa seriedad la sensualidad misteriosa de los retretes Japoneses. De ahi en adelante es solo un chiste.
Me parece interesante como Japón durante la Era Taisho e inicio de la Era Showa, dónde se dan las WWI y WWII, así como la guerra civil China, ve oportunidades económicas y expansionistas, y como éstas afectan a la economía, cultura y apertura forzosa de Japón.
Respecto al libro y al autor (le eché un ojo también a “Sobre la Indolencia”), me gusta que use como introducción al tema de las diferencias culturales la reforma de su baño y haga referencias al “gran placer cotidiano” que describía Soseki. No obstante, en ocasiones me aburre que un señor de 46 años tire del “cualquier pasado fue mejor”. Hasta que busqué su edad pensaba que estaría mas en el ocaso de su vida (ya nos ha pasado con algún otro autor/ personaje). Pero claro, volviendo a la situación histórica, es que en esos 46 años Japón se había abierto a Occidente, aprovechado la oportunidad de invadir parte de China, aprovechado la oportunidad de estar lejos de los grandes campos de batalla de la WWI para mejorar en competitividad hacia el exterior y crear industria, pasándooslas así de ser un país con deudas a ser acreedor de grandes potencias.
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Interesantes ensayos sobre la dicotomía oriente-occidente en materia de vivienda, productividad y relaciones sexoafectivas. A pesar de haber aprendido bastante, considero que los ensayos son demasiado superficiales. Es una pena, me esperaba que el autor profundizara más en la filosofía detrás de todas las cuestiones que trata. Literalmente son una lectura ligerita para matar el tiempo durante un viaje de autobús.