Tras permanecer más de una década agotada y requerida por los lectores, Alfaguara publica esta nueva edición, especialmente revisada, de La vida en las ventanas. Una novela que fue pionera en explorar ciertas transformaciones del cambio de siglo, escenificando conflictos como los vínculos virtuales, la desestructuración familiar, los roles de género, el impacto de la publicidad, las nuevas comunicaciones, la soledad de siempre.
¿Hasta qué punto está solo quien escribe?
A comienzos de la era internauta, desde alguna provincia española, un estudiante universitario le escribe insistentemente a alguien que no contesta. A través de sus agudos correos, va avanzando como un detective de las emociones hasta tejer un sutil juego de espejos e identidades donde ficción, virtualidad y memoria son espacios vecinos.
Las peripecias de este narrador en la estirpe de Salinger, con su voz intensa,sarcástica y lúcidamente inmadura, trazan un retrato de la furia melancólica de la juventud, a la vez que ofrecen una crónica del decisivo interregno que tuvo lugar entre el mundo analógico y el de las redes sociales. La angustia del futuro, en una sociedad que finge adorar a sus jóvenes mientras les cierra las puertas, se combina con la búsqueda de un territorio propio.
Reseñ «Neuman logra seducir a los lectores, dejándolos con ganas de más.» The New York Times
«Una escritura de una calidad que rara vez se encuentra. Al leer la hermosa novela de Neuman, te das cuenta de que el listón ha quedado muy alto.» The Guardian
«Andrés Neuman se ha convertido en un peso pesado de la literatura. Un argumento a favor de las virtudes literarias.» Times Literary Supplement
«Una obra de auténtica belleza y brillante inteligencia de un autor de prodigioso talento.» The Independent
«Una rara y deliciosa una novela de ideas con alma de poeta.» Booklist
«Tiene la habilidad de innovar continuamente sin menoscabo de una poderosa inteligencia y empatía. Uno de esos raros escritores capaces de sintetizar las más complejas emociones humanas sin aparente dificultad.» Music & Literature
«Neuman multiplica el lenguaje y va camino de convertirse en un clásico.» La Repubblica
«Una soberana lección de narrativa comprometida con algunos dolores del mundo y con el rigor artístico.» El País
«Una prosa exquisita que se combina con la sensibilidad de un escritor que sacude las certezas y los encasillamientos.» Revista Ñ
ENGLISH DESCRIPTION
A unique novel about lack of communication and alienation in the era of the Internet.
A new edition revised by the author.
One of the most prominent writers in Spanish-language literature, translated to 20 languages, winner of the Critics and Alfaguara Novel Prizes, and a finalist for the Independent Foreign Fiction Prize and the Herralde Prize.
Net is a young university student whose life seems to not make much sense. At the beginning of the 21st century, when apparently, no barriers exist to limit the communication between human beings, he, along with the rest of his family members, lives tormented by solitude, monotony, and silence. The only window that offers him an escape is his computer screen, through the unanswered e-mails that he writes to his ex-girlfriend Marina, a faceless, voiceless woman whom he paradoxically considers the only person capable of understanding him. He thus goes about constructing his autobiography through memory and the acceptance of his feelings. Just by talking to someone who isn't there, he feels able to overcome the isolation in which he lives. Life in the Windows is an epistolary tale about loneliness and the lack of communication in the era of communications. A novel about the influence that the virtual world has over our memories, our way of looking at the world, and the relationships we establish with others.
Hijo de músicos argentinos exiliados (de madre violinista, de origen ítalo-español, y padre oboísta, de origen judío alemán), tiene la ciudadanía argentina y española. La historia novelada de su familia, infancia argentina y ancestros europeos puede leerse en su libro Una vez Argentina. A los catorce años se trasladó a Granada, donde realizó sus estudios secundarios, obtuvo la licenciatura en Filología Hispánica por su Universidad, cursó el doctorado e impartió clases de literatura hispanoamericana. Neuman debutó en la literatura como poeta y narrador breve. Su primera publicación fue un cuaderno de poemas titulado Simulacros, aparecido a principios de 1998 en una pequeña editorial de Granada. A finales de 1999 se publicó su primera novela, Bariloche, que resultó finalista del Premio Herralde y fue recibida como una de las óperas primas del año. Sus siguientes novelas, que también obtuvieron distinciones, lo confirmarían como uno de los más destacados escritores contemporáneos en lengua castellana. El propio Roberto Bolaño, en su libro de ensayos Entre paréntesis, declaró sobre el joven autor:
"Tocado por la gracia. Ningún buen lector dejará de percibir en sus páginas algo que sólo es dable encontrar en la alta literatura, aquella que escriben los poetas verdaderos. La literatura del siglo XXI pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre".
La consagración definitiva como novelista le llegó con El viajero del siglo (2009), obra que obtuvo entre otros el Premio Alfaguara y el Premio de la Crítica; además de resultar elegida entre las 5 mejores novelas del año en lengua española en sendas votaciones convocadas por el diario El País entre 50 críticos y periodistas, y por el suplemento El Cultural del diario El Mundo. Neuman ha desarrollado una intensa labor de divulgación del relato breve. Además de sus libros de cuentos, que incorporan apéndices teóricos sobre el género, ejerció como coordinador del proyecto Pequeñas resistencias, serie de antologías sobre el relato actual escrito en castellano en todo el mundo, publicada entre 2002 y 2010 por la editorial Páginas de Espuma. Cabe en este sentido destacar su prólogo al libro de Horacio Quiroga Cuentos de amor de locura y de muerte, para la editorial Menoscuarto. Ha trabajado asimismo como columnista en numerosos medios de España y Latinoamérica. Fue guionista de tiras cómicas en el diario Ideal de Granada, colaborando con el dibujante Kicus en una serie de tiras semanales titulada Los quietos. Escribe regularmente en el suplemento cultural del diario español ABC, en la Revista Ñ del diario argentino Clarín y en su blog personal, Microrréplicas. En 2007, mediante una nueva votación convocada por el Hay Festival y Bogotá Capital mundial del libro, Neuman fue incluido en la selección Bogotá-39. Más tarde, en 2010, fue seleccionado por la revista británica Granta entre Los 22 mejores narradores jóvenes en español.
Net e Marina: due giovani, la cui storia per qualche motivo è finita. Net comincia a scrivere delle mail a Marina. Apre la finestra del suo computer e come un naufrago cerca la rotta per ritornare a navigare e raggiungere le rive che lo conducano a Marina. Marina, avvolta nel mutismo. Inarrivabile. Irraggiungibile. Solida nella sua determinazione a non (ri)allacciare (i) ponti. Marina, il pozzo senza fondo che accoglie i resoconti giornalieri di Net, i suoi percorsi di crescita, il frantumarsi della sua famiglia, la nascita di un nuovo amore. Net, a cuore aperto, si mostra a Marina, nelle mail periodiche, in quella dimensione sospesa che è virtuale, intangibile, eppure reale. Ma Marina non risponde. Riceve. Chissà se legge, mi chiedo, e chissà cosa prova nel leggere le parole di Net. È irremovibile anche davanti a quegli accorati: "Rispondimi se puoi."
Net è la somma scomposta di tutte le solitudini che ciascuno prima o poi ha provato: "Ci sono solitudini che si rivelano all’improvviso, come un colpo alla nuca. Pensi: sono solo. Non ora. Sempre. Solo. Questa parola afonica, rotonda. Ci sono anche le solitudini lente, quelle che si formano con il tempo. Ce ne sono altre che erano lí fin dall’inizio, quelle di cui siamo fatti."
Ma Marina non risponde. Non risponde mai. "Mia invisibile, forse leggendo qualcuno dei miei messaggi ti verrà voglia di chiamarmi."
Net e il nonno José defunto, un cardiologo amante degli scacchi. Il nonno che ha curato il cuore degli altri, in qualche modo è custode dei ricordi. “Ricordo (cor-cordis!) le tue motivazioni e disobbedienze, le mie censure e punizioni.”
“Quante cose stanno dentro un cuore? Tendiamo a credere che la sua capacità di immagazzinamento sia infinita. Ma, dopo aver dedicato la mia vita alla cardiologia e alla chirurgia toracica, mi sento di affermare che è poco, e molto selezionato, quello che sta nel cuore di un uomo.”
Chissà...
“Per il resto, ho imparato che esistono due modi di giocare a scacchi: con il massimo del buon senso o con autentica disperazione. Nel primo caso si gioca per non essere battuti. Nel secondo, si cerca, assumendosene il rischio, di sbilanciare l’altro. Sono due stili diversi. Si possono imparare entrambi, ma metterli in pratica tutti e due, no. A un certo punto della vita finiamo per sceglierne uno.” Queste parti dedicate agli scacchi mi hanno fatto pensare a "Finale di partita" di Samuel Beckett.
Siamo le interlinee che gli altri leggono attraverso le nostre parole. Siamo le interlinee che noi leggiamo attraverso le parole degli altri. Siamo una composizione di finestre attraverso le quali ci affacciamo agli altri. Finestre reali, degli appartamenti dai quali si intuisce la vita dei vicini; finestre virtuali, delle connessioni che cerchiamo di stabilire con altri. "Penso a te come a una superficie sulla quale proiettare immagini che alludono a noi. Quelle immagini vanno e vengono dalle finestre degli occhi, le vedo emettere una luce e scomparire, venire e andarsene di nuovo, e cosí finché non si spengono."
E di finestra in finestra, avanziamo, cresciamo, riflettiamo evolvendoci o involvendoci, nel migliore dei casi avviluppandoci, come un'elica, anzi una doppia elica, perché "Avanzare è un cerchio. E il suo centro è intangibile."
Siamo ciò che ricordiamo. Siamo ciò che custodiamo. Siamo i ponti che cerchiamo ostinatamente di lanciare. Siamo mani tese verso un altro che aspettano pazientemente di essere strette. Siamo quegli incontri mancati che ci scavano dentro. Siamo anche gli incontri vissuti. Siamo le possibilità che reciprocamente ci doniamo. Anche se ci sono stati degli errori, come accade tra Net e Cinzia. E preferisco dire che non siamo le possibilità che ci neghiamo, come ha fatto Marina con Net.
"Ma, poiché la vita ha equilibri tanto fragili, non posso evitare di immaginare che l’ordine e il rischio con cui i pezzi si muovono sulla scacchiera imitino la minuziosa trama del sangue attraverso il corpo. Pensiero (inspirazione), apertura (espirazione, pienezza dell’aorta) e i pezzi cominciano a muoversi in gruppo (pompare sangue, divisione della vita lungo le varie arterie). Subito avvengono gli scambi: nei vasi piú sottili (pedoni) i primi materiali si incrociano e poi si eliminano (l’ossigeno entra, il diossido di carbonio esce). Allora la scacchiera cambia colore, il chiaro si scurisce, l’oscuro si schiarisce. Cosí i pezzi bianchi e i pezzi neri si uniscono combattendo, e lavorano insieme volgendo alla fine: sistole (attacco), diastole (scacco)… Il resto sono solo difese, strategie di sopravvivenza."
Tra sistole e diastole, stiamo. Tra sistole e diastole, amiamo. Tra sistole e diastole, viviamo.
Romanzo in forma epistolare breve e brillante, divorato in 2 giorni. Mi piace lo stile di Neuman così come mi è piaciuta la storia di Net e della sua famiglia in fase di "trasformazione".
Quei due avevano compiuto il miracolo di camminare sulle acque, ma non avevano nessun orizzonte verso cui dirigersi.
Vivo rannicchiato e sudaticcio, in attesa di qualcosa di imminente che poi non accade mai.
Quando scrivo a te, è diverso. Qualcosa mi impedisce di mentire troppo. O meglio - dato che non esiste la sincerità disinteressata -, immagino che non crederesti alle mie menzogne, che conosci le mie parole meglio di me. Forse ti scrivo proprio per questo: per appropriarmi delle mie parole, perché tu me le ridia.
Ci sono solitudini che si rivelano all'improvviso, come un colpo alla nuca. Pensi: sono solo. Non ora. Sempre. Solo. Questa parola afonica, rotonda. Ci sono anche le solitudini lente, quelle che si formano con il tempo. Ce ne sono altre che erano lí fin dall'inizio, quelle di cui siamo fatti. Di solito restano larvate sotto qualche ricordo difficile. Ogni tanto queste solitudini si svegliano, si raddrizzano e ti parlano all'orecchio. Allora senti dei segreti su te stesso. Inoltre, esiste, sai?, la solitudine di cui, a forza di provarla e di frequentarla a tutte le ore, finisci per avere bisogno come di una fedele, discreta compagnia. Una solitudine quasi amata che, quando se ne va, ci lascia soli per davvero.
Penso che fosse convinta che saltare dalle carezze al sesso era come passare dall'acqua tiepida a quella bollente. Doveva ancora scoprire che a volte, proprio sul piú bello, ti cala il gelo addosso e l'altro scompare.
Superficies desde las cuales atrincherarse, observar, rastrear, y que terminan por desplazarnos hacia el fondo, sustancia acuosa hecha de pasado y presente. Vernos en las ficciones que nos contamos sobre los otros, en los silencios y los olvidos que engarzan el ábaco de la memoria. Colonizar espacios cuya división nos disputamos, bajo la legislatura de nuestros distritos emocionales. Una carta infinita, dirigida a un destinatario que puede habitar al final de la copa, detrás del espejo o en los azulejos de aquella piscina en donde el tiempo se mide a través del movimiento de las hojas que caen, de vuelta, en su piel de agua.
Este es de esos libros que te hacen sentir nostálgico. Aunque a veces pueda ser hasta divertido hay algo de tristeza recurrente. Es leer a un hombre solo, que en el fondo sólo se ha creado un fantasma a quién contarle una vida que parece que vive pero que repasa siempre cada vez más hacia dentro. Introspección, le dicen.
La vida en las ventanas es una novela preciosa, sencilla y que página a página te mantiene con curiosidad, esperas que suceda algo, que alguien responda, pero por supuesto no habrá nadie del otro lado, sólo la desidia de la vida.
No es excelente, tampoco malo. Me gustó leer una novela epistolar que solo va en una dirección y que aparece justo en el cambio de siglo con la llegada del internet y otras tantas cosas. De cierta manera creo que prevee la soledad digital del siglo XXI y eso me gustó.
A pesar de no ser una novela increíble estuve pensando en ella durante varios meses. Hay partes que han envejecido horrible y algunos pasajes son repetitivos o aburridos. Aún así, la atmósfera opresiva y la tediosa rutina que describe Andrés Neuman hacen que me dé curiosidad por leer lo que ha escrito en años más recientes.
citas y/o fragmentos subrayados en mi kindle: • “Anoche vi un anuncio que me dejó impresionado. Un hombre y una mujer avanzaban de la mano por encima del mar. No quiero decir que volaran. Sencillamente caminaban como nosotros, solo que ellos lo hacían sobre el agua. Lo que más me impactó fue que al fondo de la imagen, a los costados, en el cielo, por todas partes había un color blanco. Un color blanco y nada más. Una pareja había conseguido el milagro de andar entre las olas, pero no tenía ningún horizonte hacia el que dirigirse. Qué idiotez.”
• “Es curioso comprobar, querida Marina, cómo cambian las familias conforme envejecen. Casi todas comienzan con los mejores propósitos, pero acaban desenmascarándose en cuanto la autoridad se tambalea: entonces inventamos cuentos sobre los paraísos de la infancia.”
• “Gombrowicz afirmaba que un joven sabe que todavía es tonto. Y que, si no lo sabe, es incluso más tonto. Gombrowicz fue un joven asmático que estudiaba Derecho para seguir recibiendo el dinero de su padre. La juventud, escribió más tarde, es inferior a la edad madura. Es más crédula, más débil, más indolente, y solo es superior en una cosa: en la juventud.”
• “Si nuestro estudiante acepta la farsa, se acostumbra al escenario y decide gozar el presente sin pensar en su lamentable futuro, entonces intentarán domesticarlo precisamente con el pretexto de que está preparándose para el futuro que le espera. Como si el tiempo esperase a alguien. Los únicos que esperan a que los alcances son los malos recuerdos.”
• “Las noches en mi habitación se componen de insomnio, mensajes y masturbaciones. Bah, y también de lectura. Televisor no tengo.”
• “Quizá sea cierto que las rutinas del onanista y del internauta son la misma, la del que busca solo.”
• “Quizá necesitemos concebir en las pantallas la perfección narrativa de la que nuestras vidas carecen. Por eso, en vez de pretender que en las películas suceda lo mismo que nos sucede a nosotros, corremos a ver historias donde todo encaja.”
• “Hay soledades que se revelan de improviso, como un golpe en la nuca. Piensas: estoy solo. No ahora. Siempre. Solo. Esa palabra afónica, redonda. Están también las soledades lentas, las que se forman con el tiempo. Hay otras que estaban ahí desde el principio, que son las soledades de las que estamos hechos. Suelen permanecer larvadas bajo alguna memoria difícil. De vez en cuando esas soledades despiertan, se enderezan y te hablan al oído. Entonces uno escucha algunos secretos acerca de sí mismo. También existe, ¿sabes?, la soledad que de tanto conocerla y tratarla a todas horas, acabas necesitando como a una leal, discreta compañía. Una soledad casi querida que, al marcharse, nos deja de verdad a solas.”
• “Después de curiosear aquí y allá terminé entrando en un centro comercial, que es la patria del que no sabe qué hacer.”
• “Dicen que soy noctámbulo, pero lo único que busco es una porción de silencio. Si para eso hay que esperar hasta la madrugada, espero. Uno no ama la noche, sino sus atributos.”
• “Mi padre hacía bien en obligarme a leer, pero yo hacía bien en resistirme, no sé si me explico. La lectura necesita tener algo furtivo: se lee mejor a escondidas, en contra de algo o de alguien.”
• “Desde el primer beso, la primera mano y la primera prenda, ella tomó la iniciativa. Todas las iniciativas. Fulminado de miedo, me limité a escuchar cómo jadeaba y a mirarme la punta de los pies. Ella en cambio pareció creer que yo estaba ocultándole algún secreto fascinante: suele pasarnos a los tímidos.”
• “En el chat todos tienen un nombre distinto al suyo y unos deseos diferentes de los que declararían en su propio nombre. En esas comunicaciones yo tampoco uso mi apodo habitual. A veces tengo la edad de mi hermana o de mi padre. Y otras veces me gustan cosas que en teoría me espantan.”
• “Pero a veces las mentiras nos salvan. A mí me gusta, por ejemplo, mentirme diciendo que soy buena persona. La gente, en un principio, está dispuesta a creerme. No por ingenuidad, sino por comodidad. Desconfiar de todo el mundo resulta agotador. Así que yo me miento: Soy un buen tipo, soy un buen tipo. Y, al cabo de algún tiempo, no me queda más remedio que serlo para no defraudar a nadie. El único peligro de mentirse consiste en elegir la mentira equivocada. Una que sea indigna del fingimiento al que obliga o del propio fingidor.”
• “A veces tengo la impresión de que no tengo vida. O de que, comparada con la vida de los demás, la mía es irreal, indiferente. Estos días están poniendo un anuncio, ya lo he visto docenas de veces. Por el centro de una avenida, un transeúnte avanza en ropa interior. Nadie parece verlo. El transeúnte se mete en una tienda. Y, al salir con unos flamantes vaqueros puestos, de pronto la avenida se inunda de gente señalándolo con el dedo. Entonces él, con una sonrisa complacida, se pierde entre la multitud. Para que los demás te reconozcan hace falta disfrazarse. Pero me da tanta pereza. Yo viviría en calzoncillos, a salvo y espiando.”
• “En su nota de suicidio, mi abuelo José dejó escritas unas palabras en las que me menciona: «Existen dos maneras de jugar al ajedrez: con el máximo sentido común o con auténtica desesperación. En el primer caso se juega para no caer derrotado. En el segundo caso se busca, con el riesgo que sea, el desequilibrio del otro. Son dos juegos distintos. Es posible llegar a conocer ambos, pero no ejercerlos. En algún momento de la vida terminamos eligiendo uno de ellos. No hace falta que te diga cuál es el que he elegido: el mismo que jamás le enseñaría a mi nieto».”
• “Cuando por fin regresa, Cintia no desea otra cosa que quietud, comer en casa, ver películas, echar de a dos la siesta, asomarnos al balcón a fumar (estoy intentando dejarlo por enésima vez) y huir de las multitudes. Encerrarse por voluntad propia: justo lo que mejor sé hacer.”
• “La nostalgia es un veneno velado. Se empieza por percibir un sospechoso bienestar frente a un paisaje, la lluvia en los cristales o la luna llena, y se acaba delante de un revólver.”
• “Mi padre jamás me enseñó a defenderme. Me explicó que reflexionar sobre mi propia conducta me evitaría utilizar los puños, que un diálogo a tiempo es mucho más eficaz que un directo al estómago. Qué cosas tienen que escuchar los niños. La violencia existe al margen de nuestros principios. Incluso si pudiéramos gobernar nuestras reacciones (¿podemos?), poco puede hacerse para controlar las ajenas.”
• “Uno se reconoce mejor en sus debilidades. Los errores nos pertenecen más que los aciertos.”
• “Puede que la amnesia no sea un vacío sino el fondo del pozo, lo que sucede cuando se ha recordado demasiado. Si el pasado se te adhiere a la espalda, por mucho que te vuelvas no ves nada.”
Tutto quello che stai leggendo, potrebbe essere una bugia. Lo è di sicuro, nel senso che sulla verità che può essere stata scritta inizialmente si abbatte (ma lo scopri tardi) la lente della revisione, che distorce inevitabilmente tutto il vissuto. E c'era già un'altra lente, quella attraverso cui non faceva che guardare il narratore, un personaggio che si limita a fissare gli altri e le loro vite ma non le vede per davvero. Tutti diventano finestre, nel senso che sono trasparenti e che lui non può scorgerli, non può capirli, non ne coglie le ragioni e rimane sorpreso davanti all'evidenza. Tutto ciò che gli capita gli succede davanti, come un film che scorra sullo schermo; perfino il suo radicale cambio di vita appartiene a qualcun altro. E questo personaggio a cui le mail sono indirizzate? Esiste? Non è dato saperlo con certezza, alla fine potrebbe essere frutto di una fantasia, un destinatario immaginario come un diario segreto... Un diario a cui si decide di mentire. Ha qualcosa che ricorda Zeno cosini della coscienza di Zeno.
This entire review has been hidden because of spoilers.
Andrés Neuman mi aveva ben impressionato in "Frattura", lettura recente; questo bis con il romanzo d'esordio - del 2002, ritoccato a distanza e uscito quest'anno da noi - mi ha preso meno, anche per il "genere epistolare unidirezionale" che trovo poco attraente.
"Forse sentiamo il bisogno di concepire sullo schermo la perfezione narrativa che manca alla nostra vita."
Ho letto la versione ampliata del 2016, e forse per questo mi è sembrato tanto attuale. Nonostante sia un romanzo epistolare composto da email, mezzo decisamente démodé per la comunicazione informale (anche se Sally Rooney vorrebbe farci credere il contrario), continua a funzionare benissimo come racconto dei primi vent'anni.
"Giocare allo studente è, come dire... molto teatrale. Si ricordi, giovanotto, che in questo ambiente lei si sta formando (recitano le toghe). Formando? Per che cosa? (chiede inquieto il giovane studente, con le tasche gonfie di tessere). Ah be' (si schiariscono la gola le toghe), questa è già un'altra questione. Anni dopo vediamo riapparire lo stesso ragazzo un po' imbolsito, che si guadagna da vivere in qualche modo, o meglio, in un modo qualsiasi. In cuor suo sente di essere stato ingannato, ma non riesce a trovare colpevoli e poi non c’è più tempo. (Le luci si abbassano. Sipario. Deboli applausi)."
Invecchiate malino alcune considerazioni sui seni turgidi (ma in che senso?) e sui corpi femminili in generale (anche le grasse entusiasmano il protagonista, che interessante riflessione). Ci sono anche pensieri più articolati, sul fronte amoroso. In particolare, un paragrafo di Grande Verità che mi ha colpita:
"All'inizio di un amore, lo sai bene, nessuno concepisce l'idea di strisciare. Entrambi si promettono con gli occhi pieni di Questo: «Ora siamo Felici, ma se in un Tempo Remoto le cose non fossero piú tanto Belle, ci lasceremo senza Inutili Sofferenze». Cosí, senza nemmeno accorgersene, si promettono un amore perfetto, proprio perché non aspira a durare per sempre. Naturalmente ci sono ancora coloro che si giurano amore eterno. Ma quelli ci mettono pochissimo a disilludersi. È ben piú terrible ciò che accade agli altri, a coloro che riconoscono la fugacità della passione e quindi si credono al sicuro. «Quando tutto smetterà di essere Tanto Bello. Quando i tuoi occhi Non Piú. Quando la tua bocca non Mi Chiamerà». Eccetera. E la passione tesse man mano sottili ragnatele, all'inizio invisibili, sul soffitto. Infine arriva il giorno che gli amanti avevano previsto senza temerlo davvero. E si guardano l'un l'altro e il silenzio è difficile, e negli occhi non c'è nulla, e il desiderio è svanito. Si allontanano in modo esemplare come avevano promesso? Impossibile: le ragnatele bloccano l'uscita. Cominciano i ritocchi, le revisioni, le riscritture. «Be', sí, forse un tantino abbiamo Ceduto. Ma, come si può pretendere che le cose Non Cambino? Non sono forse piú importanti la Fiducia, l'Esperienza, i Ricordi?» Cosí confondono il presente con le categorie."
Per finire, un tocco di pessimismo cosmico, che comunque in questo periodo storico è difficile scrollarsi di dosso.
"In un certo senso, credo di capire Xavi. Forse non ha retto all'idea di essere solo un voyeur e non un visionario. Lui, simile, fratello, aveva ragione in una cosa: più il Novecento si allontana, meno manca all'Ottocento. Sarà che ci insegue il mal du siècle? Avanzare è un cerchio. E il suo centro è intangibile."
Dopo una rilettura a distanza di circa 6 mesi, riconfermo le 4 stelle. Preso in biblioteca, comprato una volta trovato in sconto, e infine autografato da Andres Neuman in persona al Festival letteratura di Mantova.
Il libro non ha trama ed è un romanzo epistolare, ma le lettere sono unilaterali: la destinataria delle missive non risponderà mai. Andres Neuman ha uno stile particolare, è elegante e semplice ma allo stesso tempo ricercato, e si nota quanto ami sviscerare la lingua e citare la letteratura. A volte mi rendo conto che può suonare quasi "cringe" in qualche punto, soprattutto nelle descrizioni dei corpi (in questo libro femminili): Neuman adora parlare dei corpi, di tutte le forme e di qualsiasi genere ed età, ne ho avuto la conferma anche ascoltando il suo intervento al Festival, e forse potrebbe non essere apprezzato da tutti. Questo libretto, breve ma intenso, racchiude in una prima lettura poesia e calore, e di base un profondo senso di nostalgia e malinconia. A tratti in prima battuta l'ho trovato commovente, anche perché la prima volta che l'ho letto, qualche mese fa, avevo probabilmente bisogno di quel calore, e mi sentivo dalla parte del protagonista Net, in quello specifico momento della mia vita: andavo avanti con la mia vita, aggrappata a qualcosa che non andava più nella mia vita reale, e nella vita "immaginaria" (virtuale quella di Net) ricercavo qualcosa che avevo perso nel passato, in una persona che è rimasta nel passato, pur essendo tutt'ora presente. Net è riuscito ad andare avanti alla fine del libro, e conclude le sue lettere. E anche io, alla fine sono andata avanti. Rileggere questo libro alla luce dell'evoluzione della mia vita, è stato come riguardare un vecchio diario segreto, di quelli che si scrivevano da ragazzini. Si sorride dei ricordi delle sensazioni provate, con la consapevolezza che alla fine è andato tutto a posto. È come un abbraccio di una persona cara che non si vede da tempo, oppure quando mangi un cibo della tua infanzia, che ha lo stesso sapore di una volta (vd. Scena di Ratatouille) . Questo libro non è perfetto, non ho letto altro di Neuman ma sono certa che ci sia qualcosa di qualitativamente superiore, però "La vita alla finestra" ha un posto speciale nel mio cuore.
" Esistono due modi di giocare a scacchi: con il massimo del buon senso o con autentica disperazione. Nel primo caso si gioca per non essere battuti. Nel secondo, si cerca, assumendone il rischio, di sbilanciare l'altro. Sono due stili diversi. Si possono imparare entrambi, ma metterli in pratica tutti e due no. A un certo punto della vita finiamo per sceglierne uno. È superfluo dirti quale ho scelto io: lo stesso che non insegnerei mai a mio nipote".
Descubrí este libro de casualidad en la biblioteca y no ha sido para nada lo que esperaba, de hecho, no sabía qué esperar hasta la mitad del libro. Diría que habla de las personas y la soledad, me ha gustado mucho el formato de escritura, creo que es lo que más ayuda a transmitir esa soledad, aunque no es una soledad negativa.
Observaciones de un “joven incomprendido” en la era dorada de Internet, cuando mandar emails era aún un misterio maravilloso. Lectura entretenida de aire insufrible.
• Quizá necesitemos concebir en las pantallas la perfección narrativa de la que nuestras vidas carecen. • El escote de su vestido era discreto pero muy suelto: daba la sensación de poder abrirse en cualquier instante, y dejaba un tentador hueco por donde deslizar dos dedos, una mano, la vida entera. • Más que nosotros, son nuestras palabras las que viajan todo el tiempo. La distancia es la ficción. • Aunque no nos levantemos del sofá, con Cintia tengo la sensación de estar siempre en movimiento. • Uno se reconoce mejor en sus debilidades. Los errores nos pertenecen más que los aciertos. • Vivimos bien: comemos cualquier cosa y nos duchamos juntos. • Estaba pensando en poner justo aquí un punto y aparte, pero no voy a permitir que te vayas de este párrafo, ¿me oyes? • Hablar con los vecinos me dice mucho menos de ellos que espiar su ropa tendida. • Por eso procuramos no pensar demasiado los fines de semana, colmarlos de planes y compromisos, aunque sean triviales: la idea es llegar al lunes exhausto pero vivo. • Mientras caía su falda, comencé a desabotonarme la camisa. Al volar su blusa, yo seguía con los botones. Cintia ralentizó sus gestos. Logramos coincidir en los zapatos. • A menudo nos quedamos callados. Así que nos disfrutamos por omisión. Nos escuchamos respirar. También la escucho sonreír. • Desconfío de esos idilios sin una mala palabra. Acaban de repente, a golpes. Nosotros nos gritamos un rato, después nos reímos y después tenemos sexo. • El aire denso, sin renovar, parecía el de un féretro. Abrí la ventana y encendí el ordenador para escribirte. • Pensé en preguntarle por la empresa, por cómo iba el trabajo, pero miré sus ojos y sólo me salió silencio. • La cama del dormitorio está tan cubierta de papeles, libros y cuadernos, que para acostarse hace falta apartarlos como se haría con alguien dormido. O con un cadáver. • Había sido un día difícil. Mi casa, un manicomio. La calle, una trinchera. • Ven —dijo sonriendo, y se acostó de espaldas separando las piernas—: ahora te toca a ti. Estuve a punto de preguntar qué era lo que me tocaba, pero callé a tiempo. Me acomodé sobre ella. • Ella me tiraba del pelo, me miraba muy fijo, apretaba los dientes. Desde mi cabeza caían gotas de sudor sobre la suya. Un mar sucio nos unía. • Mi padre hacía bien en obligarme a leer, pero yo hacía bien en resistirme, no sé si me explico. La lectura necesita tener algo furtivo: se lee mejor a escondidas, en contra de algo o de alguien. • Las cartas más sinceras son las que se reescriben. • Escribir es un remedio para combatir las pesadillas, pero no para acabar con el insomnio. • Un golpe así, sin más, sin origen ni agresor: de esos que hay a veces en la vida, yo qué sé • llegados a cierta edad, los hermanos parecen alcanzar un acuerdo tácito mediante el cual el amor se presupone pero rara vez se demuestra), • Hay días en que, después de chatear durante horas con desconocidas, de coquetear para descubrir si alguien es de verdad como dice y es realmente capaz de hacer las cosas que teclea, uno incurre en ciertas debilidades.
Escribir es un remedio para combatir las pesadillas, pero no para acabar con el insomnio. Al contrario: sobre todo por la noche el que escribe comprende que es un centinela. Que debe estar alerta igual que sus palabras y, a la mínima luz, correr a nombrarla. Hay algo de imposible, Marina, en escribirte. Tardo horas en terminar mi carta, construyo lo que opino, me retracto, vuelvo a empezar de nuevo. Y en la pantalla la página parece siempre limpia, como si el tiempo no hubiera pasado más que para las pocas líneas que han permanecido. A veces tengo la sensación de que nadie las escribe, de que se escriben solas o son obras del teclado. Pero al final les pongo mi nombre, me conecto y las envío. Entonces me convierto en un impostor que ha dicho lo que siente.
No sé si es porque ya estoy mayor, pero los cuestionamientos del personaje me parecieron muy adolescentes. Por otro lado el titulo del libro siento que se siente un poco forzado ya que nunca habla de que sean las ventanas del correo electronico, sino que se manda un rollo de las ventanas reales y como la gente mira a través. Por otro lado me pareció que el narrador es un degenerado, la manera en que cosifica a las mujeres me ha dado un poco de desagrado. La narracion es fluida pero algo flojilla y cliché. De seguro se me va a olvidar en un par de meses, aunque estaré constantemente preguntandome si es que acaso hay algo que se esconde en el relato familiar. Si es así me parece brillante, si no, el libro es muy iluso para mi mente
This entire review has been hidden because of spoilers.
Lo cierto es que la novela está muy bien escrita y me ha llevado 20 años atrás, a mi época de estudiante universitario, a mi Granada bohemia vivida y ensoñada. Plagadas de referencias literarias, sus páginas (sus ventanas de cliente de email coetáneo al mIRC) se devoran.
Aunque le habría dado 4 estrellas, tal vez su forma me ha dejado anclado en la época en que fue escrita y, si bien los temas que trata son universales, posiblemente su contexto se disfrute más entre quienes vivimos asociados a esas ventanas que entre aquellos que lo hacen hoy a golpe de WhatsApp o foto de Instagram.
Encontré La vida en las ventanas por azar en la biblioteca municipal y ha sido toda una sorpresa. Net nos cuenta en forma de correos electrónicos a su ex las novedades de su vida, con reflexiones que me han parecido muy buenas. Esos emails q Marina no contesta nunca, la relación no relación con sus padres, la evolución de la relación con su amigo Xavi... Ojalá el libro fuera mío para subrayar todo lo que me ha gustado
Me costó trabajo entender a quién le escribe el protagonista, no lograba identificarme con él porque lo que para él era novedoso para mí ya no tanto, entiendo el papel del internet en esta obra pero creo que no envejece bien. Pese a eso, el aire de nostalgia fue lo que me mantuvo leyendo y la prosa definitivamente me gustó.
Al terminarlo me ha quedado una sensación de pérdida. He leído cada carta desde un lugar extraño donde nada me toca ni me atraviesa porque me he colado en la intimidad del protagonista y al mismo tiempo no he podido dejar de reírme del final, por lo que nunca quiso entender, lo que ignoró, con lo que se conformó e inventó. Tal vez para que su realidad no pesara tanto.
Dudo que sean muchxs quienes se comuniquen con mensajes tipo carta vía email, pero seguro seamos muchxs quienes sí enviamos diversos mensajes (cortos o largos, en audio o escritos) por todxs las aplicaciones y formatos que quedan en "modo Marina", como fantasmas sin una respuesta.
This entire review has been hidden because of spoilers.
Romanzo epistolare molto piacevole che mi ha tenuta attaccata fino alla fine, nonostante questo c'è qualcosa che mi manca, forse dovrei rileggerlo per cogliere alcune sfumature.
Narra la vida familiar, las amistades y su rutinaria vida de estudiante universitario, que no asiste a clases, bajo la modalidad de cartas enviadas por internet a una exnovia que no le responde. Relata las tensas y difíciles relación y comunicación entre sus padres y con el y su hermana, así como con su mejor y único amigo. Al final la familia se desintegra y el logra consolidar una relación. La forma de narrar si bien fue una gran innovación para la época, cae en la monotonía .
Romanzo scritto in forma epistolare, attraverso tutte e-mail firmate da Net, il protagonista, e indirizzate a Marina, una ragazza probabilmente immaginaria.
A distanza di due settimane dal termine, mi trovo un po' in difficoltà a scriverne la recensione, perché la lettura mi ha lasciato sostanzialmente indifferente, salvo alcune frasi che colpiscono, come per esempio la seguente: "Quante cose stanno dentro un cuore? Tendiamo a credere che la sua capacità di immagazzinamento sia infinita. Ma, dopo aver dedicato la mia vita alla cardiologia e alla chirurgia toracica, mi sento di affermare che è poco, e molto selezionato, quello che sta nel cuore di un uomo."
Permane una sensazione di nostalgia verso i primi messaggi di posta elettronica, le prime chat di messaggistica, e quel mondo che solo una quindicina di anni fa era ancora per lo più asincrono e fatto di attese.
Novela que, aunque publicada a principios del millenium, tiene plena vigencia por el tema que aborda, el de la interacción con la tecnología como sucedáneo de la vida.