Cómo perderlo todo

by Ricardo Silva Romero

Una entretenida e inteligente novela que retrata la crisis que experimentan distintas parejas a lo largo del nefasto año de 2016.Ganadora del V Premio Biblioteca de Narrativa ColombianaEl viejo profesor Pizarro, ajeno a los odios y las lapidaciones de hoy, publica en su Facebook de principante un post que pone en jaque su vida. En torno a su debacle se desata una tragicómica novela de relevos protagonizada por turnos. Y el nefasto 2016 -el año bisiesto del plebiscito por la paz, del brexit, de Trump- se vuelve una prueba para los nervios de varias parejas a punto de caer en sus propias trampas.Con la inteligencia y el humor que lo caracterizan, Ricardo Silva Romero nos presenta esta lúcida narración sobre los dramas del matrimonio y los absurdos de las relaciones que construimos en las redes sociales.La crítica ha "Pocos escritores como Ricardo Silva Romero logran narrar con tanta destreza, ironía y sensibilidad la tragedia de la vida cotidiana. En Cómo perderlo todo se infiltra en otras vidas,aparentemente simples, para demostrar, en las contradicciones del amor, la inviabilidad de la condición humana. Una novela necesaria para entender la histeria y el odio de nuestro tiempo".Jorge Franco"Ricardo Silva Romero ha escrito un vértigo narrativo que absorbe a quien lo lee y lo hace sentir parte de las sucesivas historias de amor y desamor que cuenta en esta novela".Darío Jaramillo AgudeloEn medio de esos dramas que comienzan con la contundente relación entre las parejas y el deseo de muerte que recuerda, más que marginalmente, a la descripción de las familias infelices de Anna Karenina, Silva Romero crea el que, quizás, es el cuadro de costumbres más demoledor de la Colombia actual".ANDRÉS SÁNCHEZ, El Tiempo"Cómo perderlo todo se siente como un inmenso collage de amor y desamor que nunca se destiñe con cursilerías, un mosaico de música, política, sexo, astrología, redes sociales, convivencia, mezquindad, altruismo, selfies, viajes, noticias, pizzas, y filosofía ante el espejo".RICARDO DURÁN, Revista Playboy"(#) asistimos a la recreación de unos personajes que no advirtieron en qué momento se les instaló el hastío; peor aún, que no vislumbraron las transformaciones a las que los sometía la vida, constatando de repente, en aquel año en que los astros se pusieron caprichosos, que el tiempo los había deformado, que un hombre o una mujer mayor, o por lo menos diferente, había tomado posesión de ellos, comprobando que ahora el espejo les devolvía la imagen de alguien abatido y cansado que vivía o compartía espacios con alguien a quien un amor enconado también le había hecho lo suyo".ANDRÉS MAURICIO MUÑOZ, Revista Arcadia"Leer a Ricardo Silva, y hoy me refiero a su bella novela Cómo perderlo todo, equivale a mirarse a uno mismo, de cuerpo entero, en alguna de las probabilidades que creímos dejar atrás, pero que quedan en la memoria y rondan el propio espacio aéreo".SANTIAGO GAMBOA, El País"Silva Romero construye una novela actual en la que abundan las referencias comunes de nuestros días (Twitter, Facebook, Instagram, Deezer, Uber) para dar cuenta de cómo han cambiado nuestros ritmos de vida y cómo sobrellevan estos personajes los días y el amor a pesar de sí mismos, a pesar de las circunstancias y, sobre todo, a

Genres: Fiction, Novels

662 pages, Kindle Edition

Published October 1, 2018

About the author

Estudió Literatura en la Universidad Javeriana desde 1994 hasta 1998. En junio de 2000 recibió el título de Master en cine y televisión de la Universidad Autónoma de Barcelona. En julio de 2000 se convirtió en el comentarista de cine de la revista Semana. En agosto de 2000 se convirtió en colaborador constante de la revista SoHo. Desde 2001 hasta 2009, se descubrió trabajando en textos breves para publicaciones como El Malpensante, Número, A+, Artifex, Cambio, Babelia, El Tiempo, Arcadia, Boletín Bibliográfico y Plan B.

Ricardo Silva Romero es, hoy, columnista del diario El Tiempo, comentarista de cine de Semana, miembro del consejo editorial de Arcadia, redactor de la sección de televisión de SoHo y colaborador de la revista Credencial.

Reviews

[Alejo López Ortiz · Rating 4 out of 5]

«Pero acuérdense de mí cuando esa corrección política que no deja títere con cabeza, esa corrección política que piensa que todo conservador es reaccionario e iletrado, se les venga encima un día para que se enteren de una buena vez de que pueden llamar el mundo como les dé la gana (ay, pueden cambiarle el nombre a Colombia si quieren y gritar “feminicidio” cuando un cabrón mate a la mujer), pero va a seguir siendo una cadena alimenticia pantanosa en la que los que creemos en las libertades tendremos que defendernos juntos y enterrados hasta el cuello»

No cabe duda de que esta obra te atrapa, incluso en exceso, diría yo. Silva Romero tiene una especial narrativa que vuelve cotidiano y cercano el diálogo entre los protagonistas y su narrador tiene la chispa para conectar con el lector. Vas pasando de historia en historia sin entender en que punto hiciste un cambio de escena, pero con la plena consciencia de que estás en otro escenario.

Pero seamos sinceros: la obra es excesivamente larga. Hay personajes e historias que ahora mismo no logro recordar, por la sencilla razón de que no tienen importancia en la obra. Su extracción no había cambiado en nada el libro, salvo reducir un poco el espeso follaje de sus vericuetos, que incluso impiden reflexionar profundamente sobre su trasfondo social y político.

Pero paralelo a esa tormenta de nombres que Silva Romero reparte en las 600 páginas de su obra, hay enormes dramas de la cultura y la sociedad colombiana (bueno, la sociedad urbana) que se ven reflejados para atravesar los personajes más importantes de la obra. Por momentos el profesor Pizarro me recordó a Josef K el protagonista de “El Proceso” de Kakfa. La lapidación pública, el absurdo de la justicia (la justicia de las masas en el caso del profesor Pizarro), nos recuerda lo arriesgado que es la masificación de la opinión en el siglo de las redes sociales. El estado de opinión con el que gobernó Álvaro Uribe Vélez durante la primera década del actual siglo.

Sin embargo, su mayor aporte como obra, y es a juicio del autor el motivo de haberla escrito, es la vida en pareja. El matrimonio y el amor son fuerzas poderosas con demasiadas variables exógenas que le afectan y que Silva Romero con empeño se encarga de resaltar. Tal vez sea por eso por lo que son tantos personajes, que el libro es tan largo, que unos capítulos te gustan más que otros, que algunos los olvidas y otros se fijan en tu mente y especialmente: que a veces quisieras abandonar, a veces correr rápido para terminar y de tanto en tanto, que la historia nunca finalice. Parece que todos hemos podido encontrar que el amor de pareja se parece bastante a lo que nos refleja esta obra.

[William Lozano-Rivas · Rating 3 out of 5]

Puedo estar de acuerdo con que esta novela se haya llevado el premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. Puedo coincidir en la fluidez, la sencillez retórica, la llamativa cotidianidad, las referencias actuales de redes sociales... Eso, seguro es de premiar. No obstante, para mí la historia fue anodina, me entretuvo pero estuvo muy lejos de cautivarme. Me divirtió a ratos pero me alimentó muy poco. Lo siento.

[Carolina Quintero · Rating 4 out of 5]

"Dicen los astrólogos confiables que desde el viernes 1 de enero hasta el sábado 31 de diciembre del pasado 2016, que fue, según se ha probado, el peor año bisiesto que se encuentre en las bitácoras del universo, una conjura de planetas forzó a millones de parejas de acá abajo a la desesperación y a la agonía"

Así comienza este libro que defino como un hilo de historias que hablan en general de la vida en pareja, pero más que esto nos habla del amor, el desamor, la lealtad, el perdón, el rencor y un montón de infiernos personales a los que nos enfrentamos todos los días y los que al parecer no terminan solucionándose del todo.

Cómo perderlo todo, es un libro que revela los dramas que se esconden detrás de todas las parejas, que nos recuerda los errores que cometemos y a los que nos enfrentamos todos los días, es decir, LO HUMANO QUE SOMOS.

[Mariana Sanín · Rating 5 out of 5]

Lo que para los personajes de este libro fue el 2016 para mi fue el 2017.

Empecé en enero en un trabajo nuevo, me encontré quizás con una de las personas más detestables con las que he compartido vida laboral. Me sentí bruta, sentí que no servía, tenía ganas de vomitar constantes. Era un trabajo temporal, duro poco, pero dolió mucho.

Entré a un nuevo trabajo, muchísimo mejor, a mediados de abril y mientras la vida me sonreía laboralmente, en Mayo o junio, no recuerdo bien (era viernes eso si lo recuerdo) temprano en la mañana, me llegó un mensaje al celular que se sintió como una cachetada de la vida (necesaria pero dolorosa). Seguí mi día con “normalidad” Aturdida todavía entre la ficción y la realidad (pensando que eso que pasó se parecía más a la ficción que a la realidad).

No dije nada, me lo guardé todo para mi y en el curso de la salida con amigos de un viernes (poco) común uno dijo: Mia Astral publicó que hoy era un día definitivo, que hoy iba a cambiar todo lo que debía de cambiar.

No sé que planeta estaba pasando por cuál planeta, o si algún astro estaba en retrógrado, no sé tampoco porque nosotros que nunca hablamos de astrología llegamos a ese tema, pero sí se porque me acuerdo tanto de ese momento, sabía que ese día sí que era definitivo, si que cambiaría todo. Y así entre mensajes divinos y revelaciones astrales en la mañana siguiente terminé una relación que pensaba era para toda la vida.

Terminé también con la venda que me había puesto para no ver que esa relación nunca había podido ser para el resto de la vida. Fui descubriendo como una clarividente, mi propio pasado, eso que mi yo del antes había pasado por alto.

Empezó así mi etapa gris, mi año gris. Lloré, mucho, demasiado. Fui cruzando mi vida con otros (que tal vez cargaban sus propias cruces de pesares) me la pasé encontrándome y des encontrándome, y llorando mucho, demasiado.

Llegué a diciembre apoyándome en todos los salvavidas que encontré. Despedí el año publicando en Instagram un fuck you 2017. ¡Ja! porque pasa en los libros y en la vida real. Y empecé el 2018 un poco más armada, no por el milagro del año viejo, sino por la idea de mis propios rituales, de mis propias resoluciones.

Por más que a veces lo parezca , no podemos perder todo. Para perderlo todo hay que perderse a uno mismo. Y este libro en donde todos van en camino a perderlo todo, me recordó ese año, ese momento de vida, esa cachetada que hoy puedo agradecer. ¿Qué más son los libros sino son la manera de encontrarnos a nosotros mismos en las letras de otro?

[Liz · Rating 2 out of 5]

Really liked some aspects of this, but... I think I'm gonna leave it at 2.5 stars rather than 3. I really did like/admire many aspects of this, but ultimately I don't see myself shoving it in people's hands and being like, "You gotta read this."

The great downfall of this book is the length. 607. Pages. 607 pages!!! 73 chapters!!!! That's.... sadistic.

Lo que me gusto: this is basically a collection of only occasionally interlinked short stories, connecting characters across Bogota. Most are upper middle class intelligentsia (the college professor who keeps getting sucked into online Facebook fights with the "P.C. police", the Conservative party politician whose wife is in a coma, the soap opera actress, the journalist, the closeted gay military guy), but there are quite a few that aren't (the student, the cab driver, the tech repairmen with the scarred face, the waitress, etc).

The book feels Balzacian in its sweep and I really enjoyed how it takes you to so many different sides of Bogota. I also liked how the connections between the "short stories" were extremely subtle (I'm sure there even a few that I missed, as it's hard to keep track of dozens of characters in a too-long book that takes you a month to read....). The author writes dialogue extremely well and the writing is breezy, accessible, and occasionally very sharp and funny.

In the first two-thirds, there's also a lot of natural tension that comes of the book's structure—this is not a page-turner that keeps you reading because you want to find out what happens next, it's more that you keep reading because you want to find out who's the next character that gets introduced. The concept of the book is very clever and also creates a lot of "propulsion" in the narrative, because you know what are the next 2016 disasters around the corner (Brexit, the Colombian plebiscite, Trump's election) before the characters do.

Chapter 56 is the plebiscite chapter and is when all 30 characters that have been introduced so far come together to vote. It very much feels like a natural climax of the story. The problem is that post-plebiscite, there are still 2 months of the year to go. So..... the story keeps going, for another 17 chapters. And, my god..... it drags. All the pacing has been sucked out of the book at that point. The "tricks" that previously worked to give the narration a feeling of forward motion (a.k.a., the constant introduction of new characters, the 2016 "disasters" that are just around the corner, the question of whether any of the stories are going to become interlinked in new or surprising ways)—for me, after the plebiscite chapter, it really stopped working.

Trump's election is narrated from the point of view of the college professor's wife (in Boston), and the college professor's Trump-supporting gringo son-in-law. I go back and forth in my mind about whether these chapters (the only ones set outside Colombia) "worked" for me or not, but ya know, the author swung for the fences, and I'm not sure how else would have been an effective way of narrating this particular moment in 2016.

Then, after Trump's election—there are still several new characters to be introduced, 11 chapters, and 100 pages to go!!!!

If this book had been edited down to 400 pages—it would have worked really well! But post-plesbiscite chapter, you feel like a marathon runner trying to push through the final couple of miles. Anytime you feel like it's a "drag" to pick up a book and finish it, to me that is just not a good sign. I did feel satisfied by the ending though (which was not corny or overly obvious), so there's that!

Not sure if I would check out other works by this other author. Maybe, if he has works that are a bit.... tighter? I just feel like if this book lost 200 pages, it would have solved so many problems (a.k.a., getting rid of that slump post-Chapter 56).

[Juan Camilo Velandia Quijano · Rating 3 out of 5]

Tenía muchas expectativas porque me gusta mucho el autor, pero a la mitad del libro me perdí. Yo lo sentí como una colección de historias cortas en un libro innecesariamente largo. Hay unos capítulos maravillosos, porque es imposible no reconocer el tremendo talento de Silva Romero para escribir. Pero hay otros que, bueno, son fáciles de olvidar... Algunos se conectan, otros no. Una buena propuesta y una idea ambiciosa, que podría servir hasta como serie de capítulos unitarios para televisión, pero como libro, pues... Que cada lector decida.

[Juanma · Rating 4 out of 5]

Las siguientes notas fueron tomadas de esta novela:
• Eran un par de solos que se habían vuelto pareja para que nadie se diera cuenta de que eran un par de solos.
• Pero es que dígame aquí quién va a confiar en quién si cuando uno se sube a un ascensor no sabe si va a bajarse.
• Quién no se cansa, lector, lectora, de intentar e intentar que lo entiendan. Quién no se da cuenta un día de que habla una lengua que nadie más habla. Y se rinde. Y se calla la mitad de la vida. Y se dedica a responder “nada, nada” cuando le preguntan, qué estás pensando. Y reza para que su rutina nunca haga “crac”.
• —Que ahora los piropos son coificaciones, Pizarro, que si la idea es vivir una vida tranquila ahora hay que decir “mujer en condición de sobrepeso que está en su derecho de ser como quiera y de expresarse como mejor le patrezca”, ji.
• Se sentía empujado a imaginar un mundo en el que cada quien interpretaba su papel en Facebook : la bruja, la gorda combativa, la madre enloquecida, el patriarca apuñalado, la esposa sabia, la hija embarazada, la hija enérgica, el zángano, el yogui, el viejo, el yuppie, el cándido.
• Estaba sintiendo que ni el reencuentro, ni los electrochoques ni los movimientos de los planetas iban a salvar del apocalipsis a ese matrimonio a punto de entrar en el capítulo manido del arrepentimiento: “Pero tuvimos dos hijas…”.
• Vivir es corregir y también es no tener remedio
• Fueron los vecinos los que empezaron a decirle a su mamá que ella andaba en malos pasos, como si fueran malos pasos ser la persona que uno es.
• o vivía por nadie ni para nadie ni con nadie ni ante nadie ni desde nadie ni según nadie ni en nadie porque vivir en pareja no solo era una farsa, sino un atajo a la doble personalidad.
• ¿Y si cada quien está encarnando su personaje en esas redes? ¿Y si cada quién tiene a todos los demás adentro pero debe resignarse nada más a hacer su papel?
• María empezó a perder la cartuchera con los colores una y otra vez como saboteando la vida.
• Que nadie sepa que el niño interior no es la inocencia que guardamos como un cofre, sino la orfandad que negamos como un crimen.
• Pero es que el enemigo se va colando por las grietas y se le va instalando en la vida a uno si uno se lo permite: el primer día que usted se pone a coquetear con cualquier bandida del Día de la Madre o el Domingo de Pascua, o le da por tomarse unos traguitos de más, o le acepta a un amigo una cosa que no debe que dizque por probar, ese día empieza el “enemigo” a cobrárselas todas, a sacarle a usted lo peor de usted, a ponerlo loco loco loco.
• Y espió el Facebook de esa bruja para echarse un poco de sal en la herida: 2.324 likes, 751 veces compartido, 344 comentarios contra él.
• Diciendo que tener hijos es una felicidad cuando todo el mundo sabe que es entregarse a la angustia.
• Porque seguir alargando una pareja en donde había sobre todo una amistad era un atajo a detestarse.
• Pero había llegado ya la frase tan temida que le había oído a su mama tantas veces: “N será buen marido, pero es buen papá”.
• Porque la felicidad relativiza, duerme, pone distancia con el mundo.
• Como ni había Facebook ni Twitter in Instagram ni ningún panóptico de mierda, podía ser una persona según la persona que tuviera enfrente, podía ser un padre un hijo y un hermano y un amigo y no solo una persona cercada por sus opiniones y sus gustos y sus palabras sueltas.
• Las redes, por ejemplo, empujan a la gente a “ofrecer versiones estilizadas de sí mismos” en vez de lanzar al mundo la complejidad de sus identidades verdaderas.
• Porque una pareja es un pacto de sangre entre samgres ajenas, y no es una victoria del cuerpo, como un padre o un hijo, sino de la parte nuestra que no vemos.
• Cómo no va a estallar este puto planeta si nos pasamos la vida recreando a nuestros padres —y los colombianos peor: los colombianos pueden ser hijos para siempre.
• Todo hombre tiene un cajón secreto, cerrado con llave por si acaso que es un desastre por dentro. Perdón: todo hombre es un cajón secreto…
• Se encontró con Joaquín en el iShop de Unicentro para comprarse cada uno un iPhone 6 de los negros: el escogió el tono de llamada “Narimba” y ella eligió “Paso del tiempo”.
• Pero creo que tener pareja es como ser un criminal que anda siempre con un testigo.
• En enero, en la resaca de navidad, que es la peor manera de darse cuenta de que la vida sigue igual.
• Simplemente pensó, como anotándolo para no olvidarlo nunca más, que el concepto de “aquí entre nos” había muerto para siempre; que era mejor no decirle nada a ninguna persona de estas generaciones nuevas porque lo más seguro era que apareciera unos minutos después en Internet.
• Seguía siendo esa hora escalofriante en la que toda la rabia está durmiendo, y a los pocos que están afuera puede pasarles cualquier cosa.
• Cómo dos personas van volviéndose solitarios a fuerza de ser una pareja.
• Se tranzó por ver repeticiones de la primera temporada de The Bg Bang Theory en Warner—hasta que tuvo que enfrentar el infierno de los recién casados: el insufrible domingo. ¿Cómo sobrevivir a semejante día sin consumirse de tedio? ¿Cómo superar adentro en el apartamento nuevo, una mañana más o menos despejada? ¿Cómo resistir la mirada de ese desconocido desde las diez hasta las diez?
• Se viene al mundo a respirar hondo, a hacer lo posible para que la mente no naufrague en el miedo.
• Y soportar un aguacero solo es soportar demasiada violencia.
• Yo te veo cuando cierro los ojos como cuando uno no puede dejar de pensar en el rompecabezas que ha estado armando. Yo me la juego. Yo me arriesgo.
• Y sí: el mundo de la pantalla seguía siendo el gobierno de la muchedumbre. Y el narcicismo campeaba y la paranoia cundía porque todos estábamos mirándonos a todos. Y no había allí nadie que no pareciera atrapado en su cabeza.
• Y la gente ahora tiene además la palabra. Y sí bienvenidos a otra “democracia” entre comillas para que siga adelante la farsa necesaria de la democracia: todos tenemos la razón, todos somos mejores que los protagonistas de las noticias.
• Toda historia de amor es, si uno no la ve sino que la vive, si uno no la observa por las gafas sino por el microscopio, una historia de terror.
• Qué raras mis amigas poniendo fotos en vestidos de baño, en Instagram, a estas alturas de la vida, que ridiculez. Estoy mamada de encontrarme apenas abro el Facebook del teléfono, a esos hijitos que acaban de hacer un chiste genial que solo le parece genial a sus padres.
• No va a haber paz ni aquí ni allá, dijo, because earth is hell, man, porque esto que ocupamos en arriendo es el infierno.
• Porque la vida empeora cuando se le ordena lo contrario.
• Y cuando uno resulta ser el cliché del otro, el lugar común del otro, está a punto de caer y seguir cayendo.
• Cómo dos personas van volviéndose solitarios a fuerza de ser una pareja.
• Pase usted diez años de su vida atrapado en una pareja feliz e infernal —acostúmbrese, extravíese, desdibújese — ver como logra salirse de allí sin salirse a sangre y fuego.
• Y las redes seguían ocupadas por civilizadores del vecino, Por gramáticos a la caza de un error de redacción, por muchedumbres de defensores de la ley de la selva pero también por muchedumbres de genios.
• Pero lo cierto es que no puede ser una buena persona en la vida real quién en Facebook es un hijo de la gran puta pretencioso a la caza de los otros, lo cierto es que el mundo está plagado de ratas, de dañados que no se van a quedar quietos hasta acabar a su paso con los hombres de bajas defensas y guardias bajas.

[Adriana Beltrán Ortiz · Rating 5 out of 5]

Un libro demasiado bien escrito. Ricardo Silva Romero nos lleva de historia en historia, de personaje en personaje de manera increíble y sin que se sientan cambios abruptos pero a la misma vez uno automáticamente entiende que se trata de otro personaje por el cambio narrativo. Muy buenas historias!

[Federico Castillo · Rating 4 out of 5]

No esta mal pero esta novela es de todo y de nada.
Personajes que duran 15 minutos al aire mientras va saltando el foco de la cámara. En el 2016 famosamente pasaron desgracias, que por cierto no se comparan con las del 2020, y la mas relevante para Colombia fue el triunfo del No en el plebiscito. Este evento carece de mayor relevancia en la novela y para mi termina siendo un mosaico de cualquier año a través de personajes capitalinos.

Es entretenida eso si. Siempre es reconfortante leer sobre sitios conocidos, eventos familiares, y en general un contexto con el que me puedo relacionar fácil. Muchas "grandes novelas" son impenetrables por el contexto social e histórico en el que suceden. Nueve de diez veces voy a preferir una novela ambientada en Bogotá, 2016 que cualquiera ambientada en Londres, siglos atrás.

[Lorena Martínez Cure · Rating 5 out of 5]

¡Me encantó! Me encantó su visión realista y auténtica del amor, a veces con clichés, a veces cruda, a veces pragmática, a veces romántica.

Y me encantaron los personajes, y sus diferentes puntos de vista.

[Laura Peláez M. (IG: lauradevoralibros) · Rating 4 out of 5]

Qué libro tan increíble, me impresiona la riqueza de sus personajes, la capacidad de contar tantas historias sin perder el hilo. Algo que me ha fascinado del autor es cómo va metiendo la cotidianidad y los hechos reales en sus libros, como si fueran casi imperceptibles, pero al mismo tiempo son la fuerza del relato.
Es la historia del profesor Horacio Pizarro, quien es lapidado en redes sociales por un post en su contra que hizo su amiga Mónica Terán. Es el punto de partida de las historias que se van entrelazando y nos van mostrando porqué el 2016 fue un año nefasto para muchos y para el mundo. Me encanta cómo demuestra estos hechos con los tránsitos astrológicos.
Las historias de amor y personajes del libro son tan reales que parecería que estamos leyendo una historia de la vida real. El final es un giro inesperado que me hizo pensar en la importancia de permitirnos que la vida nos sacuda para darnos cuenta de la importancia que es estar vivos.

[Andreashide · Rating 4 out of 5]

Llegué a este libro por recomendación de mi librero y debo decir que tiene la virtud de dejar fluir con naturalidad la voz de una colección de personajes demasiado humanos, todos ellos entrañables. El mal encuentro de un profesor de filosofía de la mente con el tribunal implacable de las redes sociales y los influjos astrales de un año bisiesto, que resulta ser una pesadilla en todos los niveles, pone a rodar una serie de historias que van contándose de una en una. Vale la pena pensar por un momento como vivimos ese año terrible y leer a esos personajes para recordar la enseñanza que los tiempos aciagos nos dejan. Sin duda Flora Valencia mi personaje favorito.

[Carlos Escobar · Rating 5 out of 5]

Esta es una gran historia que cuenta muchas historias. Historias esencialmente de relaciones de pareja, pero también de la sociedad, las redes sociales, lo que se ha vuelto “importante”, lo fácil de cometer errores aún sabiendo que se trata de un error.

Es un libro con una voz diferente que invita a una experiencia que yo nunca antes había tenido por la forma en la cual Silva nos cuenta lo que sucedió en ese 2016 con la influencia de los astros, pero que en particular disfruté hasta el final.

[Tulio Fernández · Rating 5 out of 5]

Una novela río que empieza con el profesor Pizarro atrapado en la radicalización de las opiniones en las redes sociales pero que pronto pasa a abordar todo tipo de personajes que vivieron en la agitada Bogotá del año del Brexit, del referendo por la paz, de la elección de Trump. Un libro magistralmente contado donde el verdadero protagonista es el nefasto 2016.

Recomendadísimo.

[Sergio Medinaceli · Rating 4 out of 5]

Si le gustó la película Pulp Fiction, quizás este libro le guste tanto como a mí; tal vez necesite conocer un poco de la historia contemporánea de Colombia para apreciar los últimos capítulos. En todo caso, no fue pérdida de tiempo.

[Soledad Buendia · Rating 2 out of 5]

Ricardo Silva Romero deslumbra por estos días un público que lo alaba entre reseñas voluminosas y complacientes; descresta una audiencia que nunca tuvo dificultades económicas, que está bien relacionada y que se reconoce por sus apellidos, la cual, indudablemente, lo representa. Al escribir para ellos, para sí, comete el principal error de su novela: querer ser incluyente de una realidad que se extiende más allá de su universo (entre pobres, víctimas del conflicto y maricas de barrio) y no comprender aquellos a quienes quiere cobijar en su libro, y mucho menos esforzarse por hacerlo; al finalizar el libro queda entonces el lector con la sensación de que el autor conoce las historias y no los personajes. Pareciese que a Silva le faltó un amigo que lo llevara al barrio Inglés o que lo recorriera por los moteles de Santa Lucía que insulsamente intenta describirnos.
Escribe desde el sillón y culmina con un libro donde los estereotipos se ven por todo lado: desde el desconocimiento de la pobreza, de una realidad económica diferente a la que sucede fuera de Usaquén o Chapinero, hasta de las relaciones entre personas de orientación sexual disidente; llega al punto de poner a uno de sus personajes a desayunar <> un día cualquiera de trabajo a las 4:00 a.m.
Sumémosle a lo anterior el “destino trágico” al que se enfrentan los protagonistas que recrean relaciones en el marco de la homosexualidad dentro de las carencias económicas, a los que condena a un “castigo”, todo lo que les sucede es “merecido”; se lleva al lector a pensar que por ser gay o lesbiana se pronostica una tragedia, un camino de tristeza y de muerte. Diferente es la historia de los homosexuales de los estratos altos, perfectamente retratados, que viven en La Macarena o en Chicó, que no desayunan, trilladamente, bebidas azucaradas, que no se ponen la misma chaqueta todos los días ni asisten a bares inverosímiles porque para ellos sí hay contexto, vida e historia. El ciclo del desconocimiento y de la escritura desde el privilegio se repite.
El académico profesor de filosofía retrata a aquel escritor de sillón que elaboró la novela, es un erudito fuera de contexto, atemporal, que comete un resbalón en exceso ingenuo, un hecho que no se entiende, es incoherente. Si bien quiere mostrar cierta rigurosidad en los conceptos que maneja el profesor y el departamento universitario en el que se mueve, el evento más importante en la novela es un episodio completamente descontextualizado de lo que es el personaje mismo, un incidente sobre un académico que no existe y que si existiera no cometería semejante torpeza; y aún menos formado desde la filosofía. Como ejercicio de pensamiento, y no como un simple cargo de “estatus” académico (tal como equivocadamente lo entiende y retrata Silva en su inimaginable historia), la filosofía va al encuentro de la reflexión y el cuestionamiento de todo lo que nos parece como verdadero, tradicional o lógico en las relaciones sociales actuales; así, cualquier dogmatismo o doctrina que quiera imperar sobre las demás: “machismos”, “feminismos”, “cientificismos”, “creacionismos”, etc., encajan perfectamente en la ideologías que el mismo profesor contemporáneo, formado en el ejercicio filosófico, cuestiona y que no divulga irresponsablemente y mucho menos le puede resultar sorpresiva, inesperada y hasta injusta la tormenta de críticas a la que se ve abocado por su “aparente” tropiezo digital.
De este episodio patético se desprende el resto de historias desfiguradas y montadas en la heteronormatividad, la clase alta y lo “blanco”. No resulta pues tan creativa e innovadora, la técnica narrativa de Silva para intentar conectar historias que claramente ha escuchado en su cotidianidad acomodada. Este hecho sólo encuentra forma literaria a través de un personaje irresponsable y atemporal, y de un entramado zodiacal inexplicable. Se convierte así el libro en un intento de realidad mal hecho. El vértigo que nos prometen en la contraportada no es más que una sucesión de historias que no llegan a nada.
Por otro lado, en su afán de hacer una analogía de las redes sociales incluye una cantidad de personajes que no son fundamentales, ni trascendentes, ni importantes y que le sobran a la historia. Trata de hacer un recorrido histórico de la realidad de ese funesto año, sin establecer ninguna relación directa con los personajes; entonces las realidades políticas están superpuestas pero no adheridas a los mismos ni a sus historias.
<> resulta ser un libro innecesariamente largo, tedioso por la cantidad de actores que no se profundizan y una escueta imitación de lo que sí logró García Márquez en su obra, contando, a través de cada uno de ellos, una historia profunda que sí reflejaba una relevancia en el texto; en este caso, los personajes, en su mayoría, no daban relevancia a la obra, se pueden quitar historias y no pasa nada, se podrían agregar muchas más y el libro seguiría siendo lo mismo: un montón de retazos, de cuentos a medio hacer que se quieren hacer conectar sobre la cama de lo zodiacal, sin que a la postre el lector encuentre un hilo conductor. Se escriben a manera de malas crónicas, de noticias de la sección de “sociales” de los periódicos.
Finalmente, no hay un significado para los personajes ni las historias. Muestra la foto de la relación de un personaje en una cotidianidad mal descrita pero no hay un antes, un después o un motivo por el que se pudiera entender el porqué de cada uno en ese lugar del libro.
Así como Horacio Pizarro cometió una ingenuidad inverosímil para el perfil que nos describen, Ricardo Silva comete una similar: querer mostrarnos una realidad que no conoce a base de clichés.

[Juan Ramírez Jaramillo · Rating 4 out of 5]

Es la primera novela de Silva que leo. Está claro que pienso que es un buen escritor, que es un narrador con oficio. La estructura de la novela es arriesgada y temeraria, al conectar voces que van abriendo múltiples historias con rasgos y personajes en común; y esto me parece que lo resuelve en forma brillante y que en medio de tantas bifurcaciones, no logra perderse ni perder al lector. Sin embargo, me deja el sabor de que se le convierte en una carnada de la que abusa. Me parece curioso que, siendo Silva un literato y novelista por oficio, no pude dejar de leerlo como el columnista de tiempos modernos que es. Esta novela está repleta de grandes y memorables frases y reflexiones, pero también de elementos de la suburbia de la tecnocracia que parecen justificados en darle al lector un sentido de pertenencia y protagonismo que se me hizo innecesario. Detesté ese recurso de hablarle al lector, como si rompiera una cuarta pared, para darle cercanía e incluso rogarle que creyera en todas las historias que le narraba. Celebro eso sí que Silva se compromete con su posición política, ya no como narrador sino como escritor, y la mantiene durante todo el texto.

[Iván Camilo · Rating 4 out of 5]

Debo decir que el hilo conductor es excelente. El personaje principal, un profesor, que viene de una época previa a la naturalización de redes sociales, se enfrenta al mundo de lo políticamente correcto y a la lapidación contemporánea que a menudo termina en la condena pública. Tras cientos de páginas, se entretejen historias de amor en el año 2016, llenas de la incertidumbre, los vaivenes y los interrogantes que implica compartir con otros. Su escenario es Bogotá, Colombia durante un año álgido en el que la ficción superó a la realidad cuando la mayoría de votantes no refrendó el plebiscito por la paz.

Por otro lado, me aburrieron de sobremanera las inmensas descripciones y los párrafos enormes dedicados a preguntas existenciales, acerca de una situación concreta. A menudo me llevaba la sensación de que se buscaba hacer un libro grueso de manera intencional aunque eso le restara calidad a una historia que prometía ser vibrante.

[Andrés Gómez · Rating 2 out of 5]

Este libro habla de 2016, un año de mierda. Silva cuenta la historia de varios personajes interconectados, todos muy bogotanos, para quienes la vida se derrumba lenta y dolorosamente. Un libro para no leer si nada especialmente malo le pasó en 2016.
Prometí quemar el libro apenas lo terminara. Así será. Lo hago para terminar de exorcizarme de aquel 2016 que comenzó con el peor de los trabajos en el PNUD (que pudo terminar en mi despido si en PNUD echaran a la gente), avanzó con una profunda crisis de los 30, en la que compré un carro que parecía un burro hipster que gastaba más gasolina que un SITP viejo, tuve mi única pelea a trompadas con un vendedor de antigüedades que me robo un mueble, eche a mis roomates de la casa y terminé con mi pareja. Y casi me quiebro. Un año de mierda.

[Estibaliz · Rating 3 out of 5]

Tres generosas y objetivas estrellas para una novela muy bien escrita, pero también muy coral; lo que, en este caso, para mí, que no soy particularmente amante de los relatos, se vuelve punto negativo.

No voy a mentir: a pesar de todo el corazón que tiene esta historia, y algún que otro personaje verdaderamente entrañable (como Flora Valencia, o el propio Profesor Horacio Pizarro), yo he estado pasando páginas, entretenida lo justo, con el anhelo de terminar la novela y pasar a otra cosa.

Que sí, que la cosa está bien hilada y hay mucha verdad en estas páginas; pero no por ello es menos cierto que muchos personajes se quedan en anécdota de una sola mención; y, para eso, pues a lo mejor nos habríamos quedado igual de satisfechos con unas cuantas páginas menos de estas 606.

[Jennifer · Rating 4 out of 5]

Leer a Ricardo Silva Romero en este libro es meterse en el mundo realista -íntimo- de parejas: matrimonios, noviazgos... hasta la relación de un perrito con su amo. Todas estas historias cruzadas están enmarcadas dentro del nefasto 2016 en Colombia... a Silva no se le escapa detalle de nuestras cotidianidades en las que uno fácilmente se ve reflejado. Sin duda, ahora entiendo porque fue el ganador del Premio de Biblioteca Narrativa. 🖤

[Jose Cobos · Rating 3 out of 5]

Una historia con varias aristas, muchos personajes y con dramas específicos que se condensan en una sola pero tan bien contada que uno no puede parar de leerla hasta el final. Parece un pesebre. Al final se ve el panorama completo. Conmueven algunos pasajes históricos de Colombia y de algunos personajes que si no fuera por la ficción uno pensaría que se trata de una crónica. Gracias Ricardo.

[Sofía Miranda · Rating 5 out of 5]

Por segunda vez, Ricardo Silva me puso frente al reto de no poder devorar ni leer rápido su obra, sino a leerla de a poquitos, para irla digiriendo sin que me consuma ella a mi primero. Cómo Perderlo Todo, es un libro, demasiado personal, demasiado real que parece que el autor lo ha estado espiando a uno por un huequito. Y para colmo de males, pone de escenario ese 2016, que tanto nos ilusionó con ese sueño de tener un país mejor, para dejarnos con la peor tusa de todas, que aún hoy no superamos. Al final del libro, sentí lo que ya sospechaba, que los amores van y vienen, que la vida te da y te quita esas penas del alma, pero que este país se resigna a sufrir las enfermedades de siempre y hay poco que podamos hacer para remediarlo. O como lo dijo el mismo autor "Puede ser que el mundo sea el infierno, pero hay países que no se resignan como se resigna este".

[Mariana Castro Echavarría · Rating 5 out of 5]

En la contraportada se describe esta novela como una tragicómica novela de relevos protagonizada por turnos. Eso hace Ricardo Silva y no había leído que alguien más lo hiciera con tal audacia. Se entrelazan personajes e historias para mirar con lupa las relaciones en el año 2016. Son muchos los personajes pero uno solo el mensaje: las relaciones son una mierda, y a veces nos tenemos que perder en ellas para encontrarnos un poco a nosotros mismos.

[Laura Betancur · Rating 5 out of 5]

Navegué y me identifiqué con cada uno de los personajes, aunque son muchos cada uno deja una enseñanza valiosa de cómo valorar la familia y las personas queridas, me encanta la forma en como el autor da detalles específicos de la geografía, las locaciones en colombia, la vida de los personajes.. también trata un tema muy importante para Colombia cómo fue el proceso de paz y la sensación en el pueblo que se dio directamente afectada por la votación del plebiscito

[Katia · Rating 5 out of 5]

Espectacular! Reí, suspiré, gocé, lloré... viví cada historia como si fuera la única, y al final sentí ese pequeño dolor, que solo sucede con las grandes novelas, de que se acabase, de que se me fueran escapando las páginas, de no saber más de las vidas de todos esos personajes que me habían emocionado tanto y que son retrato irremediable del mundo.

[Jenny Jaramillo · Rating 4 out of 5]

Historia hecha de muchas historias que retratan las relaciones de pareja en la vida cotidiana. Fijo en alguna de ellas nos vemos reflejados.
Historias contadas de una manera particular, como tejiendo una telaraña que va conectándolas de una u otra manera.

[Cata Serrano · Rating 5 out of 5]

La historia del profesor Pizarro y todos aquellos que se cruzan con él luego de su cancelada en redes sociales es fantástica, como cada historia se va sucediendo y te enamoras u odias a algunos personajes

[Diddier con Doble D · Rating 5 out of 5]

Me gustó mucho el ritmo de los relatos, los lenguajes mentales de cada personaje, de cada escena.
Me quedo con el capítulo del Profe Pizarro Pág. 309-316

[Diana Sánchez Sossa · Rating 5 out of 5]

El mejor libro del 2019. De lo cotidiano a lo trágico dentro de lo normal. Excelente.