What do you think?
Rate this book


163 pages, Hardcover
First published January 1, 1973
"Nunca pudimos salir del castillo. Por temor, por desidia, por comodidad, por falta de voluntad. Y a pesar de todo, nuestra única ambición era ir al bosque a cazar conejos. Planificábamos expediciones perfectas que jamás se llevaron a cabo. Estudiábamos los manuales más completos sobre la caza del conejo. Pero nunca nos atrevimos a salir del castillo."No puede estar más claro. ¿Qué es eso de dejarlo todo para mañana, de esperar el momento perfecto, de escudarse en que no se está preparado? Salid del Castillo y no temáis a los cazadores, siempre al acecho, ni a los guardabosques, temerosos tradicionales de los comejenes, ni a los idiotas que están siempre pringándolo todo, ni a los conejos, y mucho menos a los conejos disfrazados de cazadores, ni siquiera temáis la ausencia de conejos porque quién os dice que no encontraréis a algún mago con chistera.
"Fuimos a cazar conejos... Todos los detalles habían sido previstos... En total éramos muchos, y nadie pensaba cumplir las órdenes."Pero tampoco es cuestión de precipitarse, no estaría mal que leáis antes esta cosa que es Caza de conejos, sin importaros si es una novela fragmentada o un puñado de relatos más o menos relacionados o cien disparates disparados de forma dispar. Lo que sí niego desde ya es que sea una novela romántica desordenada. Incluso me atrevo a poner en duda que el mundo que describe sea tan absurdo como algunos afirman quizás de forma algo interesada. ¿Acaso es tan absurdo que los conejos puedan llegar a transformarse en cazadores de cazadores de conejos? ¿Acaso sería la primera vez que alguien pretende hacer pasar por conejo a un oso o viceversa? ¿Acaso no es tan posible que un Castillo esté en el bosque como que el bosque esté en el Castillo? ¿Acaso no conocéis a nadie que haya dedicado su vida a la caza de conejos aunque nunca haya visto uno e incluso dude de su existencia?
"En nuestras conversaciones el conejo oficia de metáfora, o de símbolo. Es frecuente observar que muchos, una gran mayoría, hemos olvidado la primitiva significación de la palabra, si es que ha tenido alguna, alguna vez."Y además el libro es precioso, me refiero a la edición de Libros del Zorro Rojo tan inquietante y sugerentemente ilustrada por Sonia Pulido. Un libro que se lee en un par de horas y se relee en un par de horas y se rerelee en un par de horas y... que termina igual que empezó, formando un círculo sin fin, porque no hay que olvidar que aunque los conejos llegaran a dominarnos irían humanizándose progresivamente mientras nosotros nos enconejaríamos y vuelta a empezar; porque a falta de conejos no nos faltarán las liebres pues "Hay que inventar liebres para poder hacer de nuestra vida un extenso y luminoso día de caza, y para poder decretar que somos cazadores"; porque parece que no hay salida aunque casi todos sepamos que "La fuerza de los conejos radica en que todo el mundo cree en su existencia."
Nos gusta el conejo a las brasas, pero nuestra presa favorita es el guardabosques. Los conejos se cazan con paciencia y astucia, con trampas más o menos complejas de ramas y zanahorias; los guardabosques, en cambio, necesitan todo nuestro arsenal. El tiroteo duró hasta el anochecer. Cuarenta guardabosques desnudos colgaron finalmente de cuarenta horcas. Los cuervos les arrancaban los ojos y acudían las hienas al olor de la putrefacción. Los esqueletos de guardabosques colgaron durante años en las horcas, como ejemplo para otros guardabosques, y para los niños.