El primer silencio de este libro es interrumpido por alguien que regresa y ahora se detiene tras la puerta. Ya no hay plantas ni perros, pero adentro queda la espera muda. El último silencio podría ser el que quiebra otra mano en el umbral de otra puerta. O acaso la misma mano y la misma puerta, tantas veces presagiados. Hay una música en sordina que recorre estas páginas. Y de pronto un puñado de palabras que nos abren el pecho de cuajo: “por la tarde / se fue”. O: “esa mañana la cordillera / era un electrocardiograma”. O aun más filoso: “el pecho suena / como el desierto”. Recorremos los rincones de una casa que es también un cuerpo borroneado por la memoria y las ausencias. Y vamos enmudeciendo en el camino, volviéndonos más tenues en cada página, hasta que alguien abre la puerta y ya no somos los mismos. Aldabas es un libro delicado y hermoso, al que siempre desearemos volver.
Me gustó mucho que hubiesen tantas imágenes y sensaciones traídas a la memoria a través del detallar las acciones y objetos que acompañan a la voz. Parecían pequeños haikus del día a día, como algo trascendental en lo cotidiano.
Han sido poemas potentes y quedo con curiosidad de leer más a esta poeta. Lo leí en la bpdigital✨️ por reto del mes de septiembre🇨🇱 un libro de poesía chilena
De los 3 capítulos que tiene el libro (zaguán, patio interior, aldabas) lo mejor está en patio interior/aldabas. Los poemas del último capítulo funcionan bien solos, como un pequeño libro. En el segundo capítulo, hay poemas muy bellos que me recordaban el formato del haiku.
Leerlo me relajó mucho. Resoné con todo lo melancólico la verdad. "reinan en su cuarto de hora las promesas de encontrarse acá o allá tras despedirse con los ojos nublados el cielo a medio velo"
Aldabas: pieza de hierro o bronce que se pone en las puertas para llamar golpeando con ella. El primer silencio es interrumpido por alguien que regresa y se detiene tras la puerta.
por la tarde / se fue esa mañana la cordillera / era un electrocardiograma el pecho suena / como el desierto