Al igual que con la mayoría de cosas que la angustian y asustan, intenta resolver el problema ignorándolo por completo. Como con todos los que ya tiene (la tensa relación con su madre, la incapacidad para mantener conversaciones con seres humanos, todas esas presiones sociales que amenazan con hacerla explotar y la vida en general), la estrategia no le funciona en absoluto.
Nahikari Diosdado, además de escritora, es graduada en Psicología.
Comenzó en el mundo de la literatura autopublicando su relato “Mamá, el cerdo me mira mal”, lo que la llevó a meterse en la escritura de lleno. A mediados de 2018 fue seleccionada para la antología Iridiscencia, organizada por La Maldición del Escritor, por su relato “Loba de pueblo” y, a finales, participó como invitada en la antología Actos de F.E.
A principios de 2021 tiene ya publicadas cinco novelas cortas con Editorial Cerbero: Desollada, Prácticas Mágicas, Lauburu, Más allá de la brecha y Magia en cadena
Me he sentido muy unida a Teresa durante toda la lectura. Este libro me ha removido dentro, a mi también se me ha ido cayendo la piel poco a poco. Son 5* porque está maravillosamente escrito, porque muestra una verdad abrumadora dentro de su etiqueta de género y porque rompe ciertos tabúes. Esta es una novelette importante y poderosa, sin lugar a dudas.
Desollada engancha muchísimo. Estaba de viaje y he aprovechado cada pausa para leer. Es una narración muy ligera, con la que te hundes en la historia sin ninguna dificultad.
Personalmente, lo que más me ha gustado es la sensación de angustia que Nahikari teje en torno a la protagonista. La narración está empapada con los pensamientos de Tere (ese momento en los que te sientes identificada con algunos y te asustas MUCHO) y la casa con la madre me ha parecido realmente claustrofóbica. Me ha dado muchas vibraciones a Carrie, aunque no tenga nada que ver.
Sin embargo, con el nudo tengo sentimientos enfrentados. Por un lado me parece un libro cargado de mensajes importantísimos, pero a la vez están demasiado mascados. El final me gusta, pero me esperaba algo diferente. Toda la historia es como un globo de tensión que crece y explota y... fin.
Actualizado: Cuando terminé esta novelette hubo un algo que no me había convencido. Varios meses después, por fin he entendido por qué no he podido disfrutar la historia del todo. Y el motivo es muy simple, pero me ha costado caer en ello: no cumple las expectativas. La sinopsis prometía una cosa, un tema interesantísimo... que desaparece para tratar otros temas. Y aunque es importante lo que cuenta, no es lo que me habían vendido ni lo que yo quería leer.
En ocasiones nos hallamos ante historias casi realistas, donde lo fantástico se introduce de forma sutil y densifica poco a poco la atmósfera ya angustiosa de la narración. 'Desollada' entraría en esta clasificación, sin grandilocuencias pero con una crítica aguda a muchos de los problemas que preocupan, sobre todo, a la juventud de hoy en día.
Desollada no es una lectura fácil. Y, si no estás familiarizado con el dolor de una forma ínitima, te parecerá increíble. La elección del género terror es casi anecdótica. Aunque existen en el relato secuencias que justifican la etiqueta.
Sin embargo Desollada es más de lo que parece. Escrita desde una edad muy cercana a las emociones que narra, la juventud de la autora es una virtud. Sea cerca al ámbito doméstico de una protagonista que le queda cerca en el tiempo, aunque no lo bastante como para no distanciarse de ella.
Yo recomiendo el libro a cualquiera que tenga hijas o hijos. Y a cualquiera que haya pensado alguna vez que su vida, o ellos mismos, no valían más que para tirarla a la papelera.
Leed desollada con la mente y el corazón abiertos.
Un libro inquietante cuanto menos. De narración aparentemente sencilla te va sumergiendo en la psique de Teresa y sus relación con el mundo en el que vive a través del problema que surge cuando su piel comienza a caer. Me atrapó la lectura y tuve que terminarlo cuanto antes! Personalmente me hubiera gustado un final más abierto, menos explicado (no sé cómo decirlo)... pero es un aspecto que no hace sombra al resto de la narración. La juventud viene pisando fuerte, ojo a Nahikari Diosdado!
Por un lado, está claro que no soy el público objetivo de esta novela y, al no conocer a la autora (entiéndase conocer como haber leído algo de ella, aunque fuera en una red social o algo), pues quizá me he fiado demasiado de la sinopsis, que juega un poco al despiste, y, bueno... así me ha pasado.
Y, por otro lado, aunque está claro también que no soy el público objetivo de esta novela pues le reconozco tanto que está bien escrita, como que me la he merendado en una tarde, así que se equilibra un poco la balanza y se lleva las tres.
Dentro de la numerosa selección de novelas de pequeño formato que ostenta en su catálogo la Editorial Cerbero, me había llegado muy buen feedback sobre Desollada, obra de Nahikari Diosdado. Y la cosa empieza muy bien, con una escena que es toda una declaración de intenciones. Teresa es una joven estudiante que sufre graves problemas de timidez y aislamiento. Vive con una madre controladora a la que no se atreve a contradecir jamás, y tan solo tiene una amiga en el instituto. Desollada comienza con Teresa, la protagonista, quitándose un trozo de piel de un dedo y arrancando sin querer una tira demasiado grande, dejando con ello medio dedo en carne viva. El problema se agrandará durante toda la novela, haciendo que Teresa se desolle buena parte del cuerpo.
La idea, y su planteamiento, son de largo lo mejor del relato, ya que Nahikari Diosdado sabe alternar este trastorno físico con la opresión propia de la adolescencia y, sobre todo, con la relación de la protagonista con su madre. El continuo conflicto se desarrolla en las páginas de la novela, dejando una sensación de tensión y cierta claustrofobia que se alterna con la extraña alteración corporal que sirve como representación visual de problemas mucho más graves. Más allá de la metáfora evidente —demasiado palpable para mi gusto, ya que se nos proporcionan excesivas explicaciones que se podían haber ahorrado—, sí es cierto que la autora despliega una trama de creciente tensión que aprovecha bien las situaciones que se le plantean a la protagonista, especialmente las que transcurren en el interior de su casa con la madre. Esos pasajes destilan un aire claustrofóbico que se inserta a las mil maravillas con ese gradual enrarecimiento que piden este tipo de novelas. Quizá se desaprovecha la ocasión para realizar un discurso más interior y ambiguo al incluir demasiados tramos de diálogos con el personaje de la amiga, que sirven de desahogo para el lector aunque, como digo, alivian un poco de ese agobio que se difumina por momentos.
Bien planteada y resuelta, aunque los mensajes se presentan demasiado masticaditos para mi gusto. Como veo que le ha ocurrido a otros lectores, lo empecé creyendo que iba a leer otra cosa; no me esperaba una novela tan orientada al público adolescente.
Aclaro que solo tiene 3 estrellas porque me guío por mi propio gusto y no por el valor real del libro.
Para mí, Desollada no es una historia de terror, es una historia de la realidad, lo que es mucho, mucho peor. Como alguien que ha vivido una relación con su madre no tan extrema como la de Teresa (pero sí asfixiante e injusta), leer en este libro ese agobio tan directo y esa culpabilidad por odiar a tu madre ha sido como un alivio. Ver que no es solo cosa mía. Esto está super bien reflejado y es la parte que más me ha gustado de la novela.
El hecho de que el desollamiento de Teresa no sea real se ve venir desde el principio, pero eso no le resta impacto al asunto, sino que te mete aún más en la experiencia del personaje. Me gusta que Teresa llegue a un punto que lo vive desde una tercera persona real.
También me gusta el final, por supuesto, y el mensaje siempre constante (aunque en segundo plano) de que el primer paso siempre siempre es pedir ayuda. Creo que es muy importante ese mensaje que da Eva, cuando le da la tarjeta de su psicólogo en medio del baño de las chicas como algo totalmente normal. Y es que debería serlo, pedir ayuda y recibirla y seguirla debería ser lo normal. Muy contenta, muy bien.
Mi único pero es que, al ser novelette, hay demasiados temas que se tratan en demasiadas pocas páginas y, a veces, da la sensación de "apelotonamiento". Me refiero al tema del racismo, el machismo (y la violencia que viene con él), la gordofobia... Todo muy junto, muy explicadito, a veces muy masticado para que nos demos cuenta (que, oye, muchísimas personas necesitan esa llamada de atención...). Veo muy importante que se traten y estoy contenta de que salgan a la luz, pero para mí es más una cuestión de espacio.
Sobre el estilo, ¡qué decir! Nahikari siempre sabe cuánta distancia poner entre el lector y el personaje, y me parece que en este caso está muy bien llevado. Las descripciones más sangrientas tienen las palabras elegidas a la perfección. Me alegro que en vez de tirar a explotar el gore y la sangre y el rojo haya decidido centrarse en escoger las palabras que te hacen Poner Caras de Nnnnnoooooo.
Desollada no es un libro de mi estilo, pero, como siempre, un placer leer a Nahi.
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He sido engañado por la sinopsis. Me he encontrado en una historia demasiado adolescente para mi gusto, y a pesar de ello la he leído bastante rápido. Y lo he leído por que soy padre de una niña, y a medida que pasaban las páginas necesitaba seguir con ello. La sociedad avanza a una velocidad endemoniada, y a pesar de haber dejado la adolescencia atrás no hace tantos años, hoy es un mundo totalmente nuevo para mi y he querido abrir una ventana para ver lo que se cuece por ahí. Sin dejarme satisfecho del todo, me ha gustado.
Nota para le editorial: hay que ponerse las pilas. El índice de la edición en papel es un auténtico desastre. Y no es la primera vez que me pasa.
Estoy en este libro y no me gusta. Eso es lo primero que pienso. El estilo es directo, sincero, insistente, como esas ideas dañinas que persiguen a la protagonista, y la historia va fluyendo hacia un final que no me he visto venir (porque esperaba algo horrible) y me ha encantado. Un rayito de esperanza entre tanto dolor e incomprensión.
El editor lo dijo y le doy la razón: esta novela refleja los problemas modernos a los que se enfrentan muchas personas de mi generación, los llamados —de forma despectiva en ocasiones— millenials, y libros, historias como estas, son necesarios para visibilizar y hacer entender lo difícil que es estar a veces dentro de la piel de uno mismo.
Espero seguir leyendo más de la autora en el futuro. Cinco estrellitas que suben.
Mis 5 estrellas porque ha conseguido dejarme una sensación supermala en el cuerpo y casi lloro. Me he sentido muy representada con Teresa y sus movidas. Me ha tocado la fibra sensible, vamos.
A Nahikari la he leído con mucho gusto porque, de las historias que me he leído, todas me han gustado, tanto por premisa e historia como por estilo. Sin embargo, esta quizá es la que menos me ha gustado hasta el momento, y me explico.
En cuestión de narración, creo que está correcta. Es decir, la estructura está muy bien escogida para generar esa tensión y acompañar a Teresa en su ansiedad. El personaje de la madre está muy bien escrito, me he sentido identificada en muchas situaciones con la relación que tiene con ella. A veces he tenido que parar porque me estaba cabreando de verdad, solo quería darle un abracito a Teresa y decirle que todo iba a ir bien. El problema que le veo y que creo que ya han comentado anteriormente es que todo se me hace demasiado obvio, se crea una repetición que estilísticamente no es un problema, porque busca que te sientas igual de agobiada que la protagonista, pero me saca un poco de la historia que sus problemas se me den tan masticados, que esté todo demasiado condensado y que no haya tanta sutileza a la hora de explicar sus problemas.
Con todo esto, he disfrutado de la lectura, pero no es de mis favoritas. Eso sí, tanto como terror no lo veo, pero me gusta mucho como relato para hablar de este tipo de trastornos. Si no tuviese gore, dejaría que mis sobrinos lo leyesen, porque me parece que tiene mucho potencial para las personas que se sientan de esta forma o que necesiten algo que les haga sentir empatía por personas que estén sufriendo lo mismo.
Partimos de que marqué con la uña la primera página del libro de lo potente que es el primer párrafo. A partir de ahí, me costó conectar del todo con la historia hasta la mitad del libro, donde Diosdado insiste en una fuerte crítica social y demuestra una psicología de personajes muy bien cuidada. Novelette fresca, actual y con un ritmo muy bueno en la segunda mitad que concluye en un final muy satisfactorio.
Bajo mi punto de vista, es una historia que quiere transmitir un mensaje bonito y positivo, no ser tan pesimistas con nosotros mismos, decir lo que tengamos que decir y darnos cuenta de que no somos los únicos que tenemos problemas. Eso me parece bien.
Pero centrándome en la historia, si me atrapó o no, tengo que lamentar mucho que apenas consiguió engancharme. Empecé con ganas, ya que me encantan los relatos de terror de cerbero en su mayoría, pero para mi, es algo descafeinado.
Para mi gusto, de terror no tiene lo que yo busco, pero no quiere decir que no sea lo perfecto para otros lectores, su protagonista realmente me daba rabia, y me caía mal. Sin ir mas lejos, en el capítulo final, cuando lo de la madre, ella si me dio pena, al entender todo por lo que estaba pasando, sus miedos y su historia.
Pongo tres estrellas porque repito, PARA MI GUSTO no llega a ser una historia de terror con grandes giros o sustos, es una historia que transmite un buen mensaje pero yo diría que para un público más juvenil.
Un saludo a la Autora y gracias por haberme entretenido un par de horas con su obra!
Ojalá más libros así. Ojalá cuando estaba en el instituto hubiera podido leer una historia como esta. Es muy valiente mostrar el dolor de la ansiedad, los complejos, el acoso y otras realidades dolorosas de una forma tan abierta, sin filtros, sin disimular en dolor. Supongo que alguien pensará que es aburrido que el dolor de un personaje sea el centro de la historia y no solo el trasfondo, pero yo lo he disfrutado mucho. Lo que ha hecho que mi puntuación pase de cuatro a cinco estrellas ha sido el final. El final me parece brutal. Para mí es difícil escribir un final que sea esperanzador pero a la vez quede abierto y sin respuestas ni soluciones totalmente satisfactorias, como lo es todo en la vida real.
Es una lectura dura que deja al aire todas las vulnerabilidades y miedos pero que, incluso así, nos enseña que a veces, en la oscuridad, podemos encontrar un rallito de luz.
Desde los inicios de las andanzas de La Nave Invisible, tuve en mente el desafío propio de realizar un artículo que tratara el tema de la Salud Mental en la literatura. Era un artículo complejo: primero porque una nunca deja de formarse, ni siquiera cuando ha elegido una especialidad; segundo, porque la variedad de temas que se pueden abarcar bajo una premisa así de amplia necesita cierto sesgo, que personalmente me ha costado determinar, para no incluir una cantidad indecente de información que no sirva, sino que simplemente sature.
Al final, el artículo fue fijado hace casi un año, con mayor convencimiento por mi parte y por la creencia total y absoluta de que parte de mi trabajo, fuera del terreno de la literatura, era realizar psicoeducación. La lucha contra el estigma es parte de mi trabajo. Pero resulta que el tiempo de espera en el que he parado para realizar este artículo, con sus múltiples retrasos por temas de tiempo y un calendario más que apretado en La Nave (donde muchas compañeras tienen muchísimo que aportar y merecen espacio para hacerlo), me ha hecho replantearme ciertas premisas. Mi trabajo como profesional es realizar psicoeducación. Mi trabajo como persona dentro de una sociedad también es psicoeducar y colaborar de forma activa en la lucha contra el estigma: la erradicación de prejuicios que conllevan un sufrimiento colectivo, de una masificación de clichés y estereotipos y, al final, del miedo. Así que este artículo, aunque pretende informar, al final es de opinión (puedes dejarlo aquí si lo consideras conveniente, no voy a aportar más datos técnicos que aquellos que puedes encontrar en páginas de registro de forma relativamente sencilla, incluso a través de portales como la OMS), porque considero que si primero reflexionamos, quizá luego sea más sencillo abarcar más información. Y esto va de literatura, porque hablamos del mundo, hablamos de la sociedad, hablamos de salud, y la literatura a veces lo une todo. La Nave Invisible, desde sus orígenes, se caracteriza por ser parte de un movimiento social, lo quieran ver así todas las personas que saben del proyecto o no; y la Salud Mental y su abordaje en la literatura debe ser parte también de un movimiento social.
La literatura tiene el poder inherente de cambiar el mundo. No lo digo yo, por ser una idealista. No lo soy. Tampoco soy especialmente optimista; me gusta el realismo y la lógica, y eso es lo que dicen aquí: la literatura tiene el poder de cambiar el mundo, porque la literatura y las narrativas asociadas a esta u otras modalidades transmiten realidades diferentes, llegan a espacios donde otros sistemas no podrían hacerlo. La literatura tiene el poder de cambiar el mundo, porque la literatura tiene el poder de jugar a favor de la perpetuación del estigma o, de una vez, ayudar a su erradicación.
[...]
Nahikari Diosdado utiliza en Desollada diferentes recursos para dar una visión de fragilidad en la protagonista principal de la novela, pero lo hace ligándolos a la sintomatología: alguien con varios desencadenantes que padece un trastorno ansioso-depresivo y que, a pesar de no ser capaz de afrontarlo al inicio y de que los síntomas se ven, sí consigue salir de esa imagen de fragilidad mística y etérea, casi vaporosa, en la que un personaje con ansiedad parece que puede deshacerse. La fortaleza en Desollada reside en que ese personaje no es «un personaje inválido», sino con dificultades bien plasmadas y que acaba recurriendo a ayuda especializada, no a una mágica, salida de la casualidad.
Tratar de enfocar desollada como un libro de terror es un completo error. Aunque la historia que cuenta es tanto o más aterradora que cualquiera de las que tanto me gustan. Para poder entender mejor, y disfrutar, de esta historia uno tiene que regresar unos años atrás y recordar todos y cada uno de los miedos que nos devoraban a cada uno de nosotros por dentro. Esos miedos personales, que nos limitan, que nos obligan a refugiarnos en el peor escondrijo que existe, la soledad. Esos temores que todos hemos pasado y muchos seguimos pasando ante una sociedad que nos agrede de un modo al que somos incapaces de hacer frente. Ese que solo vemos nosotros y nos ahoga. Visto así no deja de ser una historia de lo más aterradora pero, en realidad, todo lo que envuelve a esta pequeña novela es un drama devastador. De aquellos a los que te resulta imposible distanciarte porque se meten dentro de tu cabeza y lo sientes como tuyo. Eso es muy bueno, ya que no se me ocurre una virtud más importante en una historia que la de hacer que algo se te remueva por dentro. Sin embargo a mi me ha decepcionado. No tanto por el contenido, que la idea me parece fantástica en todo. Más bien porque no deja de ser una historia devastadora donde la tristeza y la soledad campan a sus anchas en la vida de una adolescente sometida a todo tipo de presiones sociales. Y eso no es malo. Estoy seguro que todas y cada una de las personas que la lean se van a sentir identificados con una protagonista que se ve estigmatizada por un mundo al que no se puede enfrentar. Pero yo fui perdiendo el interés a lo largo de sus páginas y eso es una pena cuando hablamos de una novela corta. Aún así, merece la pena llegar a su desenlace y comprender lo que la autora nos quiere narrar, porque es necesario y porque la narración cobra sentido con un final tan transparente como es el que tiene esta novela. No puedo decir que a mi me gustara, más bien lo contrario. Pero da sentido a una obra que merece ser leída con otros ojos que no sean los míos.
Es increíble lo bien que Nahikari te hace partícipe de las experiencias de Teresa, la sientes dentro y solo quieres que le vaya bien. Como adolescentes que hemos sido todos, es sencillo identificarse con ciertas situaciones familiares, ya sea por la sobreprotección que Teresa percibe o la necesidad de construirse una identidad propia y no saber ni por dónde empezar. Los elementos más 'gore' son quizás lo más sorprendente, pero lo relevante, y por lo que creo que todo el mundo debería leerla, es la batalla interior, la de la aceptación, la de pedir ayuda.
La construcción de personajes está muy cuidada. Eva es una maravilla, aunque creo que de haber tenido una Eva en mi etapa de instituto me habría pasado como a Teresa.
La reflexión final es muy interesante, aunque hay algo que, no sé si por elección o despiste, no se termina de explicar; la terminé anoche y no he parado de darle vueltas (ya le daré la tabarra a Nahikari con ello). Lo dicho, poned una Desollada en vuestras vidas, pero solo lectura; para lo demás, mejor, pedid ayuda.
Cúmulo de aciertos. A partir de una temática que no me llamaba especialmente la atención, la autora va construyendo la historia poco a poco, sin prisas, sin que le coma la inquietud de un formato tan corto y que, por cierto, domina con buen pulso. El libro va creciendo con la lectura, va demostrando sus distintas caras y la profundidad que es capaz de alcanzar. La temática (al menos en principio) puede ser muy adolescente (muy Millennial sobre todo) pero está tratada de una forma muy adulta. Sinceramente, casi me resulta increíble que esta sea una primera novela.
Me he leído esta novelette en poco más de dos horas. Me he sentido muy identificada con la protagonista y eso me ha hecho no poder soltar el libro.
Una historia cargada de sentimiento y de dolor, sobre una relación tóxica entre una madre y una hija. La trama en sí es previsible y casi inexistente, porque lo importante en esta historia es todo lo que le pasa por la cabeza a Teresa y cómo se enfrenta a su día a día y a los problemas que se derivan de ser cómo es.
Wow no esperaba que tuviera un mensaje tan profundo. Muy adecuado para leer ahora en temporada de halloween porque es muy perturbador, pero creo que es un libro que viene muy bien leer por los temas que trata y, realmente opino que, es una lectura que no deja indiferente a nadie.
Ojalá todos los adolescentes del mundo tuvieran lecturas como esta en los colegios. Estas son las historias con las que la gente se acaba sintiendo identificado y que les llega a lo más hondo, esas historias con las que uno aprende a aceptarse uno mismo y a comprender a los demás.