A uno del grapo le toca la Primitiva. No puede cobrar, porque no tiene DNI. En los 90 días de plazo para intentar recibir el dinero del premio, conocerá a una mujer con la que compartirá un alto déficit de cariño y una pasión casi infantil por los trenes.
Manual de supervivencia, retrato de la tiranía del dinero y de la búsqueda de identidad, el debut en la narrativa de Santiago Lorenzo es un clásico de culto de nuestras letras.
La única razón por la que he tardado 3 días en terminar este libro es porque tengo una vida en el mundo real que no me permite hacer siempre lo que yo quisiera; veo probable que jamás pueda librarme de este angst existencial. Pero es como para tirarse en el sofá un domingo por la tarde y devorarlo de cabo a rabo: no es largo, la prosa es ágil, la historia es soberbia, las localizaciones son reconocibles para cualquier madrileño de cierta edad... Dios mío, he vivido más de un cuarto de siglo a una manzana de la redacción de Actual Noticias y me he quedado mirando ese cartel de Propiedad Privada muchas veces sin entender que alguien quiera guardar... Bueno, ese edificio en general, que es para que lo tiren abajo y hagan un parquecito en la calle, que para algo se llama Jardín de San Federico.
Pero lo que realmente me ha producido este libro es una terrible sensación de empatía con sus personajes, particularmente con Francisco: he sentido dolor por sus problemas, no tanto por la mierda de vida que el autor le hace llevar sino por ver descalabrarse su infantil ilusión por un precipicio; he reconocido el hijoputismo del que muchos de nuestros conciudadanos hacen gala habitualmente; y he vivido con él la renovación vital que algunos elementos pueden traer, de la noche a la mañana, a la existencia de cada uno, incluso con ese final tan humano que tiene el libro, que es casi mejor que lo de vivir felices comiendo perdices.
Me han encantado la naturalidad con la que transcurre una idea tan propia del peor cine español de la Dictadura (salvo porque el protagonista es del GRAPO), y ese olor al Madrid más real que todos conocimos antes del advenimiento del cartón-piedra. Me ha gustado lo completos que resultan los personajes solo con un par de pinceladas, que encima son de miseria casi todas. Me ha flipado que se pueda contar una historia tan bien con elementos perfectamente cotidianos y con un resultado tan exquisito. No puedo dejar de recomendarla.
Segunda novela que leo de Santiago Lorenzo, después de la magnífica "Los asquerosos", y segunda vez que me deja totalmente cautivado por su forma de escribir (más asequible en este caso, aunque con su sello personal) y por su genial manera de combinar humor, drama, ternura y crítica social.
¡Quiero leer todo lo que escriba Santiago Lorenzo! Acabo de leer una maravillosa historia sobre la soledad, la miseria, el amor, la lealtad... Toques de humor, un estilo narrativo deliciosamente clásico y ¡esa impresionante facilidad para describir la cotidianidad! Un escritor como la copa de un pino firma una novela perfecta.
El mejor libro del 2010, y mira que me han gustado unos cuantos este año. La historia de un GRAPO al que le tocan 200 millones en la primitiva, pero no puede cobrarlos porque no tiene dni. Pero además de éso, es la historia de amor más bonita desde la Chenta y el raro (El secreto de las fiestas), o los protagonistas de la "espuma de los días".
Y es que el libro me recuerda mucho a los ambientes de bares (pero no de bares modernos, sino de los de toda la vida, de los del solysombra y los parroquianos acodados en la barra con el palillo en la boca diciendo obviedades) de Casavella en "El día del Watusi", pero en Madrid, en vez de en Barcelona. También he leído por ahí que le comparan con Eduardo Mendoza y Luís Carandell. Podría ser.
Y también tiene algo de Vian. Esas casas con inclinación que desequilibran las relaciones de los que viven ahí, por ejemplo, es muy del autor francés.
A pesar de todo, Santiago Lorenzo, tiene un estilo propio y una desmesurada pasión por el lenguaje y la forma de expresarse de la gente. De la que incluso se mofa, autoparodiándose, en el personaje de Emilio Toharia, el director de una revistucha de 4º orden. Es más, seguro que los "chistes privados" del protagonista (San Francisco de Sales, por San Francisco de Ventas, por ejemplo) son directamente sacados de la realidad tan sui generis del autor.
Pero es que además de éso, es una foto temporal de parte del Madrid de los 80. Lejos de la movida y el glamour, pero cerca de barrios de inmigrantes como La Ventilla y sus aledaños, donde un "oye, espera un momento" era el prefacio de un robo con colleja.
Y como colofón a todo ésto, la ya mencionada historia de amor. Almibarada hasta la diabetes, como reconoce el narrador, pero a la vez tan mísera y pobre.
Y con una historia que engancha, que tiene suspense y un final tan redondo que marea de gusto.
Franscisco García vive de incógnito en el Madrid de 1986, ya que es un terrorista del GRAPO de poca monta. Precisamente, esta condición le impide cobrar el premio que ha ganado en la Primitiva Nacional, ya que carece de DNI. Al acercarse al edificio donde se cobran los premios de la Lotería, rodeado cada día de periodistas y curiosos por ver aparecer al afortunado, Francisco conoce a Primi, una mujer simpática que también busca al agraciado para publicarlo en Actual Noticias.
El tono de la novela es sensacional, con un drama absurdo muy bien llevado. El humor proviene fundamentalmente de la precariedad del protagonista - que lleva las pesetas ajustadas cada día y tiene que conformarse con cenas casi imaginarias -, así como de la estupidez de pertenecer a una banda secreta de la cual desconoce si aún queda alguien fuera. También está muy bien dibujado el personaje de Primi y el de su jefe de redacción. La historia, aparentemente plana, esconde algunas sorpresas bien pensadas que se desvelan hacia el final. Es un libro muy fácil de leer, con un estilo que convence.
Definitivamente no he conseguido tomarle el pulso a este libro. La idea me pareció muy interesante y me zambullí en ella sin plantearme cómo sería el desarrollo. Los asquerosos me gustó mucho y no necesitaba más para dar una oportunidad a Los millones.
La forma en que está escrita es personalísima y en ocasiones se me ha hecho cuesta arriba, no por el estilo, sino por no estar conectado con lo que contaba. Un Madrid tan presente para alguien que no tiene la más mínima vinculación con él lo complica todavía más.
Leo que hay humor, pero yo solo veo sátira, términos hermanos pero diferentes, por lo que la decadencia de los personajes no me ha arrancado sonrisas. Son los desarrapados de la sociedad que tan bien nos muestra el autor los verdaderos protagonistas y aquí es donde consigue llevarme a su bando la novela.
La historia de amor y el final me gustan, sin querer agarrarse a un cliché que para nada pegaría con la atmósfera creada.
En suma, recomendable novela con sus luces y sombras.
Tiene su mérito que el autor consiga en apenas 70 páginas que te desentiendas por completo de una trama que en principio parecía original y atractiva. Y eso que la novela sólo tiene 200 páginas. Pues ni habiendo conseguido llegar a la página 95 tengo fuerzas para continuar. Me da igual si el tipo cobra o no los millones de la lotería, la verdad. Es tal el abuso de frases hechas, localismos, gracietas y chascarrillos "de bar" de los que al mismo tiempo se dice aborrecer en el texto que no puedo seguir la lectura. Se me cayó de las manos.
Una buena novela de Santiago Lorenzo aunque imagino que para los que no conozcan Madrid debe ser un poco más cansada de leer. Una historia divertida que creo que falla en la dimensión del personaje como terrorista del GRAPO, si hubiera ahondado un poco más en ese aspecto podría haber ganado, aunque entonces el tono hubiera sido menos ligero o alegre. El final es un poco atropellado, creo que no supo cómo terminar con otro bombazo, que es lo que hubiera merecido la historia.
A uno del GRAPO le toca la primitiva pero no puede cobrar el premio porque no tiene DNI... Y a pesar de que es un gancho llamativo, lo cierto es que no es ni tan entretenido ni tan original como parece. Eso sí, sigue el característico lenguaje cuidado y rebuscado del autor que tanto me agrada. No está mal, pero desde luego no tiene nada que ver con su última novela 'Los asquerosos' que me encantó y considero de lo mejor que he leído este año.
De nuevo me sorprende la narrativa tan perfecta y el fantástico uso del vocabulario por parte de Santiago. Ya leí “Los asquerosos” y aquí vuelvo a encontrarme lo mismo. ¡Qué maravilla! Qué atención al detalle en todo el texto. Quizá le falla que a veces, como en el otro libro que he nombrado, el autor se va por caminos laterales en la trama. Pero si va estar tan bien escrito, que se vaya por donde quiera. Los mundos que construye son, para mi, la definición de tragicomedia.
Me gustó mucho Los asquerosos, pero creo que el retrato humano de la miseria está mejor conseguido aquí, con un personaje que genera pura angustia por las decisiones que le van arrastrando a un hoyo cada vez más profundo. Maravilloso en todos los aspectos. Qué disfrute.
Llegué aquí después de disfrutar enormemente Los asquerosos hace unos años, pensando en repetir momentos de diversión y párrafos de verdadera lucidez. Pero no se ha dado. La premisa en este caso es muy atractiva, pero el desarrollo del libro se me ha hecho pesadísimo. Puede resultar divertido en ocasiones, pero la forma que tiene de recrearse en las situaciones hace que la peripecia sobreviva a duras penas. Me ha resultado cargante en extremo y acabarlo ha sido un esfuerzo titánico, y eso que es corto. Me alegro muchísimo por todos aquellos a quienes les ha gustado, lamentablemente no ha sido mi caso.
No ha conseguido atraparme. Me parece que los personajes están muy poco desarrollados y, aún siendo un libro corto, creo que le sobran páginas. Me gustó bastante más "Los asquerosos".
Es difícil, muy difícil describir Madrid (más aún el Madrid de finales del siglo XX) sin convertirla en un escenario de Torrente o en una ciudad genérica del todo a cien. Es por eso por lo que empiezo la reseña por el tercer personaje, por el Madrid que, sin desentonar, Santiago Lorenzo consigue construir (o reconstruir, porque ese Madrid ya no existe como tal) en Los millones. Y digo a posta "personaje", porque en este libro Madrid son calles y bares, pero también personajes que, hoy en día, son extrañamente familiares.
La trama es sencilla y directa, le falta algo de profundidad, que se rompa la linealidad y que sorprenda un poco, pero es aún así muy agradable. El protagonista es tan triste que resulta gracioso.
Hay momentos en los que la lectura resulta un poco farragosa, pues en muchos casos el autor hace gala de demasiada floritura, resultando redicho en ocasiones (llamar a la leche "lo de la vaca" aporta poco al texto, creo yo). Por lo demás, aún sin ser una maravilla es bastante recomendable.
De nuevo Santiago Lorenzo nos brinda una divertidísima novela (o más bien tragicómica como es habitual en sus historias). Tenemos personajes inadaptados, cuya percepción del mundo es de lo más interesante, personajes que no encajan en la sociedad, y que sin embargo están felices en lugares donde cualquier otro se sentiría desgraciado. Tenemos a un hombre que no te explicas cómo ha podido acabar siendo del GRAPO, una mujer que tampoco te explicas cómo puede llegar a gustarle, un billete de lotería premiado, y toda una trama que termina explicándose en un intenso final. Totalmente recomendado.
Los millones es desternillante, pero si además transcurre en buena parte a dos manzanas de donde estaba tu instituto, adquiere un valor sentimental extra.
¿Conocen esa sensación de estar leyendo un libro e ir muy despacio para que la lectura del libro dure más? Pues esa sensación que hacía mucho tiempo no experimentaba es la que he tenido al leer "Los millones". Un libro que me gustó mucho mucho mucho. El punto de partida es tremendo: un miembro del GRAPO al que le toca la Primitiva y no puede cobrarla por no tener DNI. Es de esas historia que de entrada quieres leer para ver cómo acabarán, porque prometen mucho. Pero para mi lo mejor del libro no es el hilo principal de la historia, sino los detalles de los personajes, del Madrid de la época, de la cutrez de todo lo que rodea a los personajes... Santiago Lorenzo ha conseguido que miremos a todos los personajes con cierta compasión o condescendencia o pena o ternura. Todos los que vivimos esa época en Madrid nos sentimos un poco identificados con los detalles: la brusquedad y poca empatía de los dueños de los bares (bueno, en esto tampoco hemos avanzado tanto), las múltiples utilidades que podíamos dar al periódico de el domingo, la economía subterránea que todos vivíamos de alguna manera más o menos evidente, etc. Por momentos el personaje principal del libro me recordó a don Quijote de la Mancha. Es un idealista con una profunda conciencia del sentido de su vida que hace todo lo que está en su mano para cumplir con su misión, pero que por distintos motivos se ve abocado a traicionarse a si mismo y a su idea de la vida. En fin, una historia de humor -con ciertas dosis de negritud, pero humor al fin y al cabo- y de amor. ¿Acaso puede haber algo más bonito que unir esos dos conceptos en un libro? Gracias, Santiago Lorenzo, por el regalo de escribir este libro!
Fantástico. Pese a que lo he leído a través del móvil (hecho que me suele resultar más incómodo), su lectura me ha resultado de lo más satisfactoria. El estilo de Santiago Lorenzo es desenfadado pero nada pobre, al contrario, está lleno de matices y de deslumbramientos lingüísticos. En su discurso la voz del narrador pasa a plasmar los monólogos de los personajes en un juego ágil que además de obligar a la presencia de un lector activo nos lleva a ponernos en la piel del desgraciado Francisco por el que no podemos dejar de sentir empatía, aunque sea uno del GRAPO, pero es que es no deja de ser un hombre patético, objeto de unas circunstancias adversas que contadas por la ingeniosa voz de Santiago Lorenzo nos provocan más de una sonrisa, pero también angustia y a la par ternura. Los millones nos lleva por un Madrid ochentero en el que se dibuja perfectamente la cotidianidad del trabajador, de los bares de barrio, de la vida de capital que se va transformando. Y todo nos lo cuenta Santiago Lorenzo desde un realismo socarrón, irónico, lúdico, que me recuerda a la pincelada cervantina y a la diversión agridulce del Lazarillo. Es esta una historia de mala/buena suerte y a la par una historia de amor y de reconciliación social. La idea de Los millones es ingeniosa, su trama entretenidísima y su final justo y emotivo, es decir, que es recomendable de principio a fin. Salgo del libro con ganas de leer más de este autor.
Me ha gustado esta curiosa combinación de sátira y realismo social. En primer lugar, porque exuda sentido del humor, aplicándola a una materia tan peliaguda como la vida de un terrorista, reduciéndola a su cotidianidad absurda y de cuyo análisis se puede extraer una conclusión bastante obvia sobre quiénes eligen un modo de vida como ese. En segundo lugar, por el uso tan personal del lenguaje que hace el autor. Su estilo no se parece a ninguno, utiliza imágenes que no son nada frecuentes, a veces casi cuesta un poco, pero me ha resultado muy rico. En tercer lugar, por la maravillosa pintura de esa España de los años 80, que trataba de sacudirse el cutrerío de la dictadura y que no lo conseguía del todo. Me ha despertado muchos recuerdos, la verdad. ¡El ECU! ¡Un Bony! ¡Las películas de vaqueros de sobremesa! Seguiré leyendo a este autor.
Llegué a 'Los millones' tras 'Los asquerosos' y creo que es totalmente reconocible el cauce dirigido de un estilo. Esta novela, anterior a, quizás, la más famosa del autor, puede verse como una especie de hermano mayor espiritual (y puede que hasta reflejo rebelde) de esta. En 'Los millones' hay una historia divertidísima, unas tramas sencillas pero intensas y un lenguaje que no puede pegarle más al libro. Hay cosas, a mi juicio, de Chesterton en 'El hombre que fue jueves" y quizá hasta de Pynchon en "El arco iris de gravedad". Sin duda una mezcla extraña y rimbombante que merece la pena explorar.
Me decidí leer este libro porque me gustó mucho "Los asquerosos" y quería ver un poco más de este autor. Me atrayó la sinopsis, me parece original, sin embargo como otras críticas que he visto hay momentos que resulta un poco tedioso. Da la sensación que no avanza a lo que el lector realmente quiere saber y hay muchos detalles que redundan y provoca pesadez. Aun así, hay momentos que me he reído, he sentido empatia con los personajes y curiosidad por sus actos.
Comença tan bé que després no pot aguantar el ritme. Esd eixa llegir malgrat la baixada de ritme de la meitat de la novel·la i un final que psè. L'edició de Blackie Books, com de costum, una delícia.
Santiago Lorenzo escribe de lo que le da la gana y lo hace con un estilo personalísimo y una cutrez vital que me tienen conquistado. Soledad, angustia, sentirse fuera de sitio, Madrid de los 80, algo de amor, humor constante… Es una novela que recomendaría, prestaría mi descompuesto ejemplar a quien me lo pidiese y también entendería que me lo devolviesen sin haberla acabado.
Disfruté más con Los asquerosos por el tema que trata la novela pero el estilo me sigue gustando mucho. Hay algunas conversaciones para enmarcar pero en general no me ha llegado tanto esa radiografía de la sociedad, seguramente por el salto generacional entre ambas historias.
My second Santiago Lorenzo (Los Asquerosos was the first). Lorenzo specialises in people who've been dealt a rough hand in life, but who view their misfortune with a degree of amusement and detachment. Francisco, the protagonist in Los Millones, is no exception. He's introduced to us as a low grade activist in a malfunctioning terrorist organisation which provides him with a job (repetitive, illegal) and money (very little). On an impulse one day he buys a lottery ticket, and his number comes up. But he has no identity card so he can't claim the money. Enter Primi, a ray of light in Francisco's dull existence. Will they get together? Will he get the money? Will his terrorist activities (such as they are) catch up with him? Read Los Millones and find out. I don't think you'll regret it.