Más que una introducción al estudio de la traducción, esta obra se me figura como un tratado. A pesar de que fue publicada en 1977, la teoría y las técnicas que se exponen en ella siguen siendo más pertinentes que nunca. He leído La traducción del inglés al castellano: una guía para el traductor de Marina Orellana y Manual de traducción inglés-castellano de Juan Gabriel López Guix y Jacqueline Minett Wilkinson —quienes citan a Vázquez-Ayora en incontables ocasiones en su manual—, pero en comparación con la obra que aquí reseño me parece que se quedan cortos en lo que respecta a exposición teórica fundamentada y procedimientos de ejecución específicos, aunque no por ello dejan de ser recursos de consulta sumamente útiles. A mi juicio, lo más sobresaliente de este libro fue la profundización en los temas de anglicismos de frecuencia, la traducción oblicua y las distintas variedades de transposición y equivalencias estilísticas. Me atrevería a decir que es un texto imprescindible para mejorar el dominio del oficio de traducir.
La considero una obra clave para quienes se dedican a la traducción o interpretación, ya que ofrece una explicación clara de sus teorías y prácticas esenciales. Es una lectura imprescindible tanto para estudiantes como para profesionales que desean fortalecer sus conocimientos en traductología.