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Empezaré de manera polémica jajaja. Los miserables es a Francia como Bandidos de Río Frío es a México. Y no lo digo como una broma. Aunque las intenciones de las novelas eran distintas, creo que accidentalmente coinciden en una serie de puntos que las hacen comparables. Los Miserables pretende ser una novela sobre caracteres que utiliza como escenario la Francia decimonónica. En ese escenario, no deja de dar una gran instantánea, con sus revoluciones, su historia y sus ideales, de la Francia brillante que tanto inspiraba a nuestros políticos republicanos de la época. Bandidos de Río Frío pretende ser una novela sobre México, una instantánea del México de inicios del siglo XIX, contada a través de unos personajes bien definidos. Uno podría discutir durante horas sobre si esta o aquella es superior. Y yo podría regalarles una larga comparativa entre las dos novelas jajaja, pero será otro día. Literariamente, reconozco que los Miserables llega mucho más lejos y tiene un mejor acabado. Pero a Bandidos le tengo un aprecio mucho mayor, incluso a sus personajes (Jean Valjean debe ser de mis personajes favoritos, pero toda la gama que hay en bandidos... Dios).
Ahora, que la intención de Payno sí que fue la de retratar el México que él recordaba, pero no deja de ser una epopeya sobre los caracteres. Pero unos muy mexicanos. Y quizás es la mejor parte del libro: en los Miserables, los personajes son claramente idealistas en el sentido de que representan una idea (Javert y Jean Valjean, su base real, es una única persona), pero en Bandidos los personajes se sienten vivos. Al final del libro uno siente que conoce a Evaristo, a Juan Robreño, a Relumbrón; sufrimos con Casilda su desgraciada suerte y nos lamentos del destino de Cecilia. Reconocemos a Lamparilla y a Relumbrón porque conocemos a gente que es así. No deja de ser un México ficticio el que él representa (aun entonces lo era): Santa Anna no era sino "el Presidente", Relumbrón no es sino una caricatura del coronel Yañez y claramente toda la historia de Mariana y Juan es una telenovela del canal 2, pero al mismo tiempo es la mejor radiografía que aun ahora he leído de este país. Porque claro que ha envejecido. Claro que 1830 no es 2020. Pero qué pinche coraje darte cuenta que las heridas de entonces nos siguen sangrando ahora. Qué perro coraje que la novela tenga por personaje más complejo a un hombre que llevado por el rencor termina maltratando a su primera mujer, matando a la segunda y que la prensa de la novela decida hacer en torno a ese caso un escándalo del que los políticos hacen uso para colgarse medallas, creando una hipérbole gigantesca; qué perra vergüenza que mientras el verdadero culpable, con su esfuerzo al fin y al cabo, transformaba una hacienda muerta en un lugar productivo, el veneno de su corazón lo terminé orillando a asaltar en los caminos, donde sería encontrado por un político corrupto que pretendía liderar el crimen en México y para la que la prensa y la política mexicana era más bien indulgente hasta que el crimen alcanza a los ricos y a los europeos, pues "¿qué dirán los extranjeros?". Qué pinche tristeza que toda esa historia nos sea tan familiar, aun sin haber leído el libro. Pero además de los paralelismos en las desgracias, las coincidencias en la cotidianeidad de 1830 con la de 2020 nos convencen de la existencia de un carácter nacional. Las ricas conversaciones de Cecilia, los chismes de Bedolla y Lamparilla, el temor de Relumbrón "al diablo, compadre"... Tan fácil reconocernos en ellos que es difícil no sentir simpatía y no sentir de pronto que, independientemente del aprecio o no que uno tenga por este país, su marca es indeleble en nosotros. Pero que además, parte esencial de la novela sea la historia de Mariana del Sauz y Juan Robreño y que esta historia sea tan parecida a las que transmiten las novelas de lunes a viernes, nos hace reconocer que el mexicano de ahora sigue anhelando lo que el mexicano de entonces. Con la diferencia de que aquí el mensaje de fondo es algo menos obvio: Mariana es una aristócrata con ascendencia española y Juan es su amante, un soldado mexicano cuya nobleza sólo es de carácter. Tienen un hijo en secreto que les es arrancado desde pequeño y que, por culpa del cruel padre de Mariana y la severidad de un inflexible ejército con Juan, tampoco ellos han podido estar juntos. Gran parte de la novela se va en ellos intentando reencontrarse y en las vicisitudes de su hijo que termina entregándose a la fortuna pues se cree impotente ante ella. En esa fortuna se ve arrastrado en todo tipo de aventuras, buenas y malas, y termina metido en lugares no tan buenos hasta que encuentra, casi por accidente, a su padre. El destino, que por momentos se antojaba cruel para el muchacho, termina haciéndolo un hombre de bien justo también cuando, de cierta forma, sus padres, las dos caras de un mismo mundo, pudieron volver a reunirse. Creo que el mensaje es bastante claro. Y conmovedor. No quiero deshilar más el argumento pero no puedo dejar de remarcar la relevancia del personaje de Evaristo. Porque creo que de todos los personajes, Evaristo es en muchas formas un tipo de mexicano que todos conocemos y todos estamos en riesgo de ser. Y cuando de pronto levantamos los ojos del libro y vemos la situación actual del país nos damos cuentas de la ingente cantidad de Evaristos que hay. Y entonces nos deberíamos preguntar quiénes somos nosotros y ojalá y la respuesta fuera un Juan Robreño, padre o hijo, o un personaje fuerte como Cecilia o Casilda. Pero qué desgracia sería darnos cuenta que somos como un Lamparilla, un Bedolla o un conde del Sauz, tan encerrados en nuestro egoísmo y nuestro mundito como para dar un peso por este país que se cae a pedazos. Bandidos de Río Frío también se me hace un libro más triste que los Miserables por muchas razones. No quiero destripar el final. Pero la perspectiva al final del libro me hace creer que Payno no tenía muchas esperanzas para el México del corto plazo. Yo tampoco las tengo, pero eso no nos da derecho a abandonarlo a su suerte. Bandidos de Río Frío salió bastantes años después que los Miserables. No dudo ni un poco que Payno hubiera tomado mucho de ésta para crea su novela. Pero mientras a Víctor Hugo nomás se le escapó Jean Valjean, a Payno se le derramó el país por todas partes. La novela lo supera por mucho y me parece triste que se le tenga por poco más que un documento histórico a una novela que tanto nos puede enseñar de nosotros. Pero aun si fuera solo un documento, ver ese México en el que Don Pedro cada tarde se echa unas quesadillas con su pulquito de piña y hielos, mientras Cecilia va por su fruta trepada en su balsa usando el canal que conecta San Lázaro con Amecameca, y Tlalnepantla y Texcoco y Tepotzotlán y Tepetlaoxtoc son pueblos que siguen aquí y entonces hacen que nos demos cuenta de cuánto ha cambiado para bien este país, también para mal (mi pinche lago!), y lo hace más pequeño, más familiar: de pronto el monstruo que es este país, con su inmensidad, su dolor, su violencia, se siente cercano y hasta parece que lo podemos comprender, que lo podemos aliviar un poco. Y sólo por eso, valdría la pena leer este libro mil veces.
Se dice frecuentemente que esta obra carece de un estilo literario pulcro y refinado, lo cual si bien es cierto no debe ser motivo para dejar de leerla, pues aunque pueda parecer inverosimil a pesar de esa falta es una historia muy interesante. La trama es compleja y presenta toda una gama de personajes tan diversos como los colores del arcoiris, cuyos destinos se van entretejiendo poco a poco. El retrato que Manuel Payno hace de la sociedad mexicana del siglo XIX es muy completo, ilustrativo y a veces hasta divertido; y las descripciones pintorescas, detalladas y románticas de la ciudad de México y sus alrededores resultan profundamente nostalgicas para los nativos de esta ciudad -como yo. Personalmente pienso que este libro es una manera entretenida de conocer un poco de la historia de nuestro país en una época tan convulsa y agitada como lo fue la era inmediata posterior a la Independencia, intervenciones francesas y la guerra con los EEUU. ¡Se los recomiendo mucho a todos!
It is often said that this book lacks a neat and refined literary style, which despite being true should not be a reason not to read it: in spite of this fault and although it may seem unlikely it is a very interesting story. The plot is complex and introduces a whole palette of characters as diverse as the colours of the rainbow, whose fates interweave little by little. The portrait that Manuel Payno makes of the 19th century Mexican society is very complete, illustrative and sometimes even funny; and the picturesque, detailed and romantic descriptions of Mexico City and its surroundings evoke a deep nostalgia in the natives to this city -like myself. Personally, I think that this book constitutes an entertaining way to learn a little bit of the history of our country in an era as convulsed and unrestful as the one immediately subsequent to the Independence War, the two French Interventions and the war with the USA. I highly recommend this book to everyone!
La lectura de Los Bandidos de Río Frío no ha sido fácil, pues se trata de un libro de más de 1000 páginas y cerca de 200 personajes.
Al inicio, puede resultar confuso entender la trama, pues parece que las historias no tienen relación entre ellas; sin embargo, conforme se avanza en la lectura, los sucesos comienzan a entrelazarse para permitirnos entender lo que ocurría en la época del México recién independizado.
Es una novela costumbrista, que describe los vicios de la sociedad del siglo XIX, donde los menesterosos eran abundantes y la gente acaudalada, una minoría. A través de “Los Bandidos de Río Frío” conocemos las más variadas clases sociales, las tradiciones culturales y gastronómicas de la época, los mitos, la idiosincrasia del mexicano, la belleza de los paisajes y el amor por la tierra. El autor nos presenta tanto a personajes entrañables y exóticos, como a despreciables y ruines, haciendo uso de un lenguaje rico en expresiones coloquiales y regionalismos. Al mismo tiempo, describe pintoresca y detalladamente la Ciudad de México y otros lugares del país.
El desarrollo de la trama, largo y con frecuencia truculento, es característico de la novela por entregas que representó este escrito, uno de los primeros en su género dentro de la literatura mexicana.
A pesar de que la corrupción, la impunidad, la violencia y las injusticias descritas en el libro son detestables —debido a su vigencia actual—, Manuel Payno hace una crítica al orden social y a la situación política del país, buscando crear conciencia de la necesidad de llevar a cabo cambios de raíz.
Los Bandidos de Río Frío es una obra valiosa por su contenido —más que por su narración—, que resulta indispensable para poder entender la historia mexicana contemporánea y comprender por qué la sociedad mexicana es lo que es.
Basado en acontecimientos del México recién independizado, con personajes ficticios y otros reales, muestra un retrato cautivador de lo que es la idiosincrasia mexicana: el que no tranza no avanza. La corrupción es tan palpable debido a su vigencia, lo que hace sentir al lector ese malestar de las injusticias y el precario sistema que cobija a los bandidos. Es un libro de cabecera para todo aquél que desea entender la historia contemporánea mexicana, para dar resonancias de lo que sucede y sucederá sino existen cambios de raíz.
Terminar de leer este libro no fue fácil, fue para una de mis clases en la universidad. Al principio estaba confundida por la forma en que se presentaban los personajes pero conforme fui avanzando todo tenía relación y pude entender ampliamente lo que sucedía. Me ha gustado que todo lo que pasaba a lo largo de la historia guardaba relación y nada fue escrito para rellenar espacios, el final de la obra es muy bueno por todo lo que nos dice Payno. Es una novela que sin duda narra lo que acontecía a mediados del siglo XIX en México, me llama la atención que hay cosas que aun no cambian en mi país, sobre todo lo relacionado con el gobierno y los delincuentes, y que algunas costumbres prevalecen dentro de nuestra sociedad. Puede resultar algo cansado ya que es un libro de alrededor de mil páginas y contiene demasiadas descripciones, algo que muy en lo personal no me agrada mucho, pero creo que a quienes les guste conocer como fue la vida mexicana del siglo XIX esta es una obra que no pueden pasar por alto.
Esta es una novela épica que se desarrolla en México en 1800's que describe en gran detalle los usos y costumbres de la época. El libro presenta a una serie de personajes cuyas vidas se van entrelazando y en el que a través de varios viajes por México, en especialmente de la zona del centro del país, nos lleva a un recorrido no sólo de las historias de los protagonistas, si no también de las comidas, las tradiciones y la forma de vida de cada pueblo, ciudad y hacienda que ahí aparecen, describiéndose con gran lujo de detalles los mercados y ferias tanto de la capital como de lugares como San Juan de los Lagos, la vida de Chalco y sus trajineras, los problemas de las haciendas, los primeros intentos revolucionarios de un México recién independizado, la justicia, en ocasiones increíblemente injusta, que se llegaba a aplicar, las intrigas y luchas por el poder entre quienes gobernaban, etc. Esta novela es sumamente elaborada y se desarrolla durante un período largo de tiempo y para bien o para mal, explica el por qué de muchas de las actitudes y formas de ser de los mexicanos y de cómo los juegos del poder formaron el México que hoy conocemos, llegando incluso a presentanr personajes que realmente existieron y que jugaron un papel similar al descrito en esta historia. Este libro para disfrutarse debe leerse con calma. 4.5 estrellas
Aunque la trama es cautivante, la ejecución es pésima. Desde el principio, el autor no sabe cómo manejar a los personajes y es difícil identificar quién es quién porque, no sólo hay demasiados personajes, sino que incluso a más de tres cuartes partes del libro, todavía hay nuevos individuos que se unen a la intriga.
La verdad es que estuve a punto de dejar esta novela varias veces pero me aguanté y ya como en la página 150 me piqué y no lo pude dejar. Lo cual no quiere decir que me fascinó por su estilo ni por su sintaxis, aunque no sé si esto es culpa de la editorial, la cual hizo un muy mal trabajo, empezando porque no supo identificar cuándo empieza un diálogo y cuándo acaba.
De todas maneras, la historia es bastante interesante, sobre todo porque está basada en hechos reales durante la época de Santa Anna en México.
Lástima que el autor no supo ejecutar bien la idea, pero vale la pena si en realidad tienes tiempo para leer.
Lo disfruté bastante, al principio algo aburrido, pero me enganché completamente. Es, quizá, demasiado largo para mi gusto... pero fácil de leer aún así. Siendo literatura costumbrista, me parece indispensable para entender el siglo XIX mexicano, sobre todo porque incluye los puntos de vista de todas las clases y razas: nobles, nobles venidos a menos, burgueses riquísimos, pequeños burgueses, proletariado, pobres, "españoles", mestizos, indígenas, hombres, mujeres... eso me gustó.
Un gran libro basado en acontecimientos reales del México post independencia, muy extenso aunque tales detalles nos dan una idea más a fondo de cómo se vivía en dicha época en nuestro país, es posible darse cuenta que México ha cambiado poco desde entonces, continuamos viendo corrupción, rojos, pobreza, un país clasista, servidores públicos incompetentes, una lectura muy recomendada.
Un libro emocionante, lleno de descripciones de cómo era la vida en México en época de Santa Anna, descubre la forma de pensar y de actuar de los miembros de una sociedad en una nación prácticamente recién nacida.
Gracias a este libro comencé a leer más y a interesarme por la lectura, recuerdo cuanto me costó leerlo y comprenderlo, incluso tuve necesidad de releer, pero fue mi primer acercamiento a la literatura en la secundaria gracias a una maestra de Español, es decir hace 15 años.
Los Bandidos de Río Frío es uno de esos libros que mi papá me recomendó toda la vida. Durante más de veinte años, se mantuvo intacto, acumulando polvo en el librero de la casa, formando parte de esos libros que dan a las visitas la falsa impresión de que la familia es inalcanzablemente culta.
Hace poco reconocí que ya estaba "peludo" y tocaba comenzar a leer a los clásicos si tenía la intención de madurar mi gusto por la lectura. Ésto, sumado a la vergüenza de conocer tan poco de la novela mexicana en general me llevó a la decisión de atacar esta bestia de poco menos de mil páginas, laureada como "el estudio costumbrista más amplio que existe en la literatura mexicana".
Somos inmediatamente introducidos a varios personajes, cada uno en diferentes estratos de la sociedad mexicana del s. XIX. La relación entre ellos no es inmediatamente evidente. La narración pacientemente nos lleva de la mano por las calles de una Ciudad de México post-independiente, detallando a todo color la riqueza y la variedad de sus habitantes, sus mercados, sus ríos y sus iglesias; es a final de cuentas, una novela costumbrista.
Es fascinante darse cuenta de que si bien México como país ha cambiado mucho en doscientos años, al mismo tiempo poco ha cambiado de las cosas que realmente importan y nos siguen doliendo el día de hoy: la relación simbiótica entre gobierno y crimen organizado, la desensibilización a la violencia y los vestigios clasistas de la colonia española, entre tantas otras cosas. Es en cierta forma catártico poder trazar una línea directa entre las problemas sociales de hace casi doscientos años y las heridas abiertas que nos molestan al día de hoy.
Sin embargo, más allá de el invaluable aporte documental de la novela, uno se termina acostumbrando al ritmo de la misma y madura en una gran historia. Una especie de David Copperfield, con un poco de melodrama al más puro estilo picaresco mexicano. Es un libro que tiene un poco de todo: romance, humor, aventura y crimen.
Después de casi tres meses desde el día que lo comencé hasta su término, puedo con toda confianza recomendar este libro, del cual podría decir que es más destacable su contenido que su estilo, el cual sacrifica una voz narrativa estilizada en pos de volver la historia accesible (es una novela de folletín a final de cuentas). Es un libro que no merece ser relegado a estantes polvorientos de librerías de viejo y bibliotecas universitarias del cual todos los mexicanos deberíamos, por lo menos, saber de su existencia.
Una obra rica en descripciones que ofrecen al lector una aproximación a la apariencia de un territorio recién conformado como país independiente en el primer tercio del siglo XIX. A través de sus páginas es posible reconocer diversas regiones de México como Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, Morelos, Puebla y la Ciudad de México, cuyo relato delinea, con gran destreza, además, los barrios de San Ángel y Chimalistac, así como Chalco, Amecameca, Chapingo y otros pueblos ribereños que en otros tiempos fungieron como puntos de distribución de alimentos y otros productos hacia la Ciudad de México. La lectura de Manuel Payno nos permite reconocer una variedad de personajes que nos hace recordar la Comedia Humana, de Balzac, al retratar a un amplio espectro de la sociedad de ese tiempo: el artesano, el militar, el indigente, el campesino, el abogado, el comerciante, la viuda, la soltera, la huérfana, el aristócrata, el jugador, el mujeriego, el golpeador, entre decenas de personajes que Payno se afana en describir. Esta obra resulta además interesante por la serie de hechos reales que recupera en su obra para culminar con una gran novela cuya descripción ayuda a recuperar parte del conocimiento cultural y social de un México que aún no desaparece por completo.
Tal vez un poco menos de 4 estrellas pero lo dejo así porque admito que me entretuvo. Dos puntos malos: las acciones ocurrían con tanta casualidad que en muchas ocasiones se perdía la verosimilitud (sobre todo en las escenas finales); no sé si me confundí o si leí mal pero los tiempos no me cuadraban y quedaron algunas lagunas importantes que oscurecían un poco la comprensión de la historia. Cosas buenas: la construcción de los personajes es tremendamente buena, la hilación de los acontecimientos te mantiene a la expectativa en todo momento, retrata magníficamente la sociedad mexicana decimonónica (sobre todo los problemas de las clases bajas); las escenas que pinta son los suficientemente detalladas como para envolverte en el espacio, pero no están sobresaturadas al grado de aburrirte. Payno logra una novela bastante interesante que se pasa volando aun con sus casi mil páginas, te lleva por un viaje al México del XIX, por sus calles, sus mercados, sus casas, sus pueblos; te presenta personajes tan variados que es imposible no amarlos u odiarlos. Definitivamente es una novela que te deja un buen sabor de boca.
Compré este libro en el fondo de cultura económica sucursal Ciudad Juárez en una oferta a mitad de precio por alrededor de 300 pesos. Tres tomos editados por la secretaría de cultura, colección clásicos para hoy. Es una joya, por lo menos la mejor novela mexicana. Los personajes están tan bien armados, un lenguaje pintoresco, creativo, auténtico, muy apegado a nuestra cultura mexicana con un lenguaje del día a día. Las aventuras tan divertidas y la trama bien armada para reflejar la época revolucionaria. Las mil seiscientas noventa y ocho páginas son un deleite que vuelan en placer. Estoy totalmente de acuerdo que esta obra es un equivalente a los miserables para Francia, yo también prefiero esta obra sobre los miserables. Muchas otras obras con más publicidad y con muchos reconocimientos no le llegan ni a los talones a esta obra. Por mucho, mi novela favorita y he leído muchísimas pero Los bandidos de rio frio está en otra liga. Se las recomiendo ampliamente si quieren divertirse, conocer un poco más de la cultura mexicana y leer un clásico.
La colución de las autoridades con el crimen organizado ha sido un mal histórico que afecta de forma directa y terrible a la gente honrada e inocente en México. Manuel Payno retrata en la cumbre del naturalismo mexicano, y el perfecto ejemplo de la novela costumbrista, escenas reales y ficticias de la primera mitad del Siglo XIX durante la presidencia de Antonio López de Santa Anna. A manera de Los Miserables de Victor Hugo, entreteje una trama de secretos, crimen y esperanza entre familias de todas las clases sociales a lo largo de varios años, rescata los paisajes y la vida social de numerosas ciudades y pueblos, y permite de la manera más increíble viajar en el tiempo, de vuelta a un periodo sobre el que tanto se cuenta y tan poco se comprende. Cargado de los estereotipos que se attubuyen a cada sexo, clase, a extranjeros, a indígenas del pasado y del presente, Paynó cae en los molestos vicios filosóficos de su tiempo, aunque el valor de sus historias de heroísmo y algo similar a la justicia rescatan su obra y la hacen un pilar para entender el arte nacional
Un libro que nos describe el México de inicios de la segunda mitad del siglo XIX, lleno de sucesos y aventuras de cada uno de los personajes.
Un libro extenso pero necesario, encontramos muchas descripciones precisas, las mismas que le dan vida y forma a la obra de Payno.
La historia te envuelve en un México del pasado, con sus usos y costumbres, de la vida diaria, con sus ratos de tristeza y alegría, su buena y mala gente, los ricos y los pobres, etcétera.
La trama de la historia creo yo no tiene un personaje principal, y eso es lo que le da otro tono a la novela, vemos un panorama completo de la trama y visto desde diferentes puntos de vista.
Un libro que es estupendo, de inicio a fin, tiene bastantes escenarios y se me asemeja a un libro de Milán Kundera, en el que las intermitencias de la historia, pareciera que dejan lagunas, por ello es necesario poner un esfuerzo total en su lectura, ya que deja una escena y comienza otra, dando a través de su desarrollo finales y nuevos comienzos, pero la lectura es exquisita. Llena de magia en un escenario histórico del México colonial y lleno de chusquerías, la lectura se torna amena, pero muy intrigante. Agradable saber algunas actualidades que ya se notaban desde antes en nuestro país, razón de porque nuestro amado México en cierta manera es así.
Fue la lectura más cansada que he tenido en mucho tiempo, más que nada por los nombres, me sentí casi tan confundida con la cantidad de personajes y nombres como con Cien años de soledad. Es muy interesante ver esta parte de la revolución mexicana por parte de la novela y no es un libro malo por no tener el estilo más “pulcro” o por ser más pesado, de hecho me gustó mucho, sin embargo no es un libro fácil, son 900 y tantas páginas (en la edición de sepan cuantos) que muchas pudieron no haberse incluido sin quitarle contenido relevante
Una muestra de lo que se vivió y vive en este país maravilloso. Con personajes sacados de la imaginación pero también con un aporte de la personas reales que superan por mucho la ficción. Lectura algo confusa si no se tiene la precaución de escribir los detalles de cada personaje que aparecen de manera intermitente en toda la obra a veces solo unas escenas y en otras una larga aparición y aventuras sin par. Mes de septiembre a gusto con esta excelente lectura.
Muy buena narrativa, no te deja nada a la imaginación y te describe como era la vida en los tiempos previos a la Revolución dónde existía la impunidad y al abuso de poder en México. Cómo se transportaban las personas y precisamente el modus operandi de los bandidos que operaban en el centro del país. La mejor parte es el último capítulo donde menciona que está basada en algo de realidad.
Es la historia de un niño que fue robado por unas hierberas que querían sacrificarlo a Tonantzin, pero crece y se encuentra con su padre que era unos de los bandidos de Río Frío. Me acuerdo que lo leí hace muchos años, un poco a escondidas de mis padres y que me tuvo en suspenso porque no había leído un libro de aventuras peligrosas