Until the age of 11 he lived in the Algorta saltpeter mining town (north of Chile), after that his family moves to Antofagasta city, where he works in numerous jobs. For three years he travel by Chile, Bolivia, Perú, Ecuador and Argentina , and later started living at Pedro de Valdivia (another saltpeter mining town), where he finish high school and graduates as secondary teacher in INACAP. He has received the Premio Consejo Nacional de Libro (Chilean National Book Award) twice, in 1994 and 1996.
Winner of the Premio Alfaguara de Novela 2010, for his novel, El Arte de la Resurrección.
Sería injusto decir que Hernán Rivera Letelier es un desconocido en materia de literatura chilena de los últimos tiempos. Ganador del Premio Alfaguara de Novela en el año 2010, Rivera Letelier se está integrando a la galería de los mejor escritores chilenos de los últimos años. Así lo amerita, con obras como "Himno del ángel parado en una pata" (1996), "Fatamorgana de amor con banda de música" (1999) y con "Donde mueren los valientes" (1999), que reune 52 de sus relatos, agrupados en cinco partes, los cuales hablan acerca de lo cotidiano, lo efímero en que a veces se puede personificar la muerte. Quizás en forma de un cigarro consumándose, o en forma de una "prostituta cariñosa", la muerte es un elemento que acompaña tanto al lector como a cada protagonista de los relatos. Pero no es una muerte distinta a la que conocemos: se diría más bien que es el lado tierno de la muerte, ya que hay relatos en donde los elementos de ternura son una condición sine qua non de ella.
Hablando más con un tono de profundidad, diría que cada parte de la obra representa los elementos típicos de la idiosincracia chilena, elementos que van en el ADN de la chilenidad. Con la primera parte, que empieza con "Por favor, Brando, no te hagas nunca famoso", un cuento que narra cómo los poetas no son las blancas palomas que aparentan ser. En realidad, si de ponerle un tópico a esta primera parte, sería el de "infidelidad" o de "sexo", ya que las historias contadas aquí hablan de amantes en un cuarto de motel ("Irene") o de algunos gestos subidos de tono ("La estatua de sal" o "La amante"). Es decir, lo picarezco que puede llegar a ser el hombre se refleja en estos siete primeros relatos, en donde Rivera Letelier pone a la mujer como objeto innegable de deseo masculino.
En la segunda parte, Rivera Letelier nos habla de relatos que van (co) relacionados con lo cotidiano, lo urbanísticamente cotidiano que puede resultar el estar redondeando la muerte. Con "Donde mueren los valientes", "La construcción" y "Sala de espera", Rivera Letelier describe espacios tan comunes como la habitación de un hombre de oficina o situaciones tan rutinarias como esperar nuestro turno en un hospital público. Aún así, lo que nos entretiene es la manera en que Rivera Letelier aborda de maneras diferentes estos espacios o situaciones de la vida cotidiana. "El publicista", "Los condenados", "Hoy murió un viejo en la plaza" o "El perro que nunca tuve" son los mejores ejemplos de lo que se quiere decir en esta segunda parte.
Existe una latente intertextualidad en los siete siguientes relatos de la tercera parte. Por ejemplo, "De noche y boca arriba" nos recuerda, inevitablemente, al conocido cuento de Julio Cortázar, "La noche boca arriba"; "El tristísimo final de los tres tristes tigres" es una paradoja del famoso trabalenguas, y "El evangelio según el loco Santana" es una parodia a los evangelios encontrados en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, esta tercera parte nos hace dar cuenta de que el chileno es un copycat: un copiador o imitador de otras cosas, generalmente extranjeras.
Más que jugar con los colores, en la cuarta parte, se juega con el contraste de ellas. Por ejemplo, en "La albina del oficio", en donde "la albina" y el protagonista (que adquiere un color oscuro por su trabajo) se mezclan en varios momentos del cuento. O como "Blanco que te quiero blanco" (Alusión a Federico García Lorca), en donde la locura del protagonista le da color a su entorno. También se derivan (de la "coloridad" de esta parte) apariciones de la nada ("Algo jamás visto", "Aparición en el mercado persa"). Veredicto: El chileno no es ni blanco, ni negro, sino gris, la mezcla de ambos.
Por último, en los siete últimos relatos de la quinta parte, encontramos un quiebre de reglas y costumbres. De toda índole: Religiosa ("Plegaria por el nuevo rico", "¿Que veinte años no es nada?"), ética ("La muerte se divierte", "Lentes oscuros/Gafas ahumadas") e incluso deportiva ("Colo-colo campeón"). Así, sale a relucir otro rasgo del chileno: Su capacidad de humor, de reírse hasta de lo más sagrado. Por lo tanto, así, en estas cinco partes se depuran los cincos rasgos del chileno: Pícaro, cotidianamente inamovible, imitador, gris (ni blanco, ni negro) y humorístico: Cinco cualidades que hacen del chileno un hombre valiente, que no tiene miedo ni de morir. Por lo tanto, no tiene motivos para dejar de ser lo que es.
Recomendado sólo para aquellos valientes que no le tienen miedo a morir, aunque no tengan estas cinco cualidades.
Este es uno de esos libros de Rivera Letelier, no el único, en que la editorial usa todos los resquicios tipográficos posibles para que parezca más extenso de lo que realmente es. Consta de 164 páginas, en un libro de bolsillo con menos de 150 páginas útiles y una tipografía Times New Roman que a simple vista me parece de 18 puntos, es decir, una letra desusadamente grande. Consta de cinco partes que agrupan cincuenta y dos cuentos brevísimos —hay varios de menos de una página y al menos uno de dos o tres líneas de extensión—.
Se publicó por primera vez antes de su cuarta novela por lo que se podría decir que es una obra de sus inicios.
Los cuentos abordan historias simples, de personajes populares, que ocurren explícita o implícitamente en la ciudad de Antofagasta —o al menos en el norte de Chile si no hay alguna referencia más clara—. En ellas, el autor se regocija en el uso del lenguaje que le es característico, ingenioso y divertido. El léxico puede ser un poquito estrafalario, pero no me parece que haya el excesivo afán por la escritura barroca y recargada de sus primeras novelas.
Destaco los cuentos Por favor, Brando, no te hagas nunca famoso, De noche y boca arriba, La albina del oficio y Lentes oscuros/gafas ahumadas.
Observaciones:
Página 120 Catalejos, mi catalejos, su antiguo catalejos
Lo tengo desde octubre 2003. No recuerdo haberlo leído. Si es que lo hice, lo empecé a releer hoy. En los primeros relatos veo algunas frases o situaciones que acabo de leer en sus recientes novelas de detectives: mujer de preciosos ojos azules, escuchar música del recuerdo, ropa colgada en la silla como ave degollada... A muchos relatos no le encontré sentido, sin gracia y sin el humor propio de las últimas novelas del autor. Algunos que más me gustaron: Escritores tipo cowboy, Plegaria por el nuevo rico, El último tironcito, Colo Colo campeón, La amante.
el librito es de lectura rápida, los relatos son cortitos y es "amigable" de leer, en general no me gusto mucho, habían unos relatos que me atrapaban pero muchos otros no lo hacían, es la primera obra que leo de Letelier y la verdad yo creo que continuaré leyendo, espero que los otros me tengan más enganchadita y no tanto en una intermitencia, de igual forma recomiendo leerlo, siento que demuestra bastante bien a la humanidad con sus imperfecciones, pensamientos y cotidianidad y eso es especial también.
contrario a lo que dicen muchas reseñas aquí, este libro se siente como una brisa de aire fresco frente a otras novelas de letelier, donde los protagonistas se conocen cortamente y los relatos son más rápidos y animosos. me encantó leerlo como manual de poeta, observar la manera en la que juega con las palabras y sus conjugaciones y de paso inventa algunas. sobre todo me atrapó el primer capítulo, con esas historias locas de los bares del norte de chile, donde quién sabe qué pasa y si pasa nadie supo. recomendado!!
Libro fácil de leer, historias cautivadoras para pasar el rato. El hecho de que fuesen historias cortas (la más larga habrá tenido unas 5 páginas) hacía que uno leyera siempre un poco más. No es como para leerlo de nuevo, pero si me tuvo entretenida algunos días, especialmente en los lateros viajes de metro.
Relatos breves y estimulantes de Hernán Rivera Letelier. El escenario desértico de la pampa chilena, da para la fantasía y para la vivencia. Aunque muchas veces, la posibilidad de la supervivencia es simplemente fantástica.
Muchos relatos sin sentido, aburridos, llenos de machismo y violencia. Si bien Hernán Rivera Letelier tiene una escritura con harta floritura y lenguaje exagerado, que generalmente funciona en las novelas porque hay una historia continua, en este libro de cuentos era realmente innecesario, sólo (me) dificultaba la lectura.
Lectura rápida, cuentos cortos. No puedo decir nada más, a momentos (casi todo el libro) se sintió que fue escrito solo por cumplir plazos. Si bien la proza de Rivera Letelier está presente en todos los cuentos no es suficiente.
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my favorite ever! es una compilación de cuentos cortos que reflejan la naturaleza humana en todos sus colores. entretenidisimos los cuentos y se identifican con muchísimas situaciones de la vida.