Del amanecer sin dolor el día después de dejar la Presidencia a la compleja toma de decisiones políticas, económicas y sociales durante doce años que cambiaron la vida de millones de argentinos. Del estado en que recibió la Casa Rosada a la estatización de las AFJP. De la muerte de Nisman al entramado que une a agentes, jueces y fiscales de la causa AMIA con los fondos buitre. Del malentendido que mantuvo alejados a su marido y a Jorge Bergoglio a los elocuentes detalles que revelan el origen de la hoy famosa carta de San Martín a O'Higgins confiscada por el juez Bonadio. De las decisiones consensuadas con Lula a cómo Chávez acortaba los discursos para no aburrir a Néstor. Del origen de su patrimonio a las conversaciones con Magnetto y las causas judiciales en su contra.
De manera tan esperada como inesperada, Cristina Fernández de Kirchner presenta Sinceramente, un recorrido íntimo por circunstancias y momentos de su vida, de la del país y de los años del gobierno más discutido y celebrado de la reciente democracia argentina.
«Hicieron y siguen haciendo todo lo posible para destruirme. Creyeron que terminarían abatiéndome. Es claro que no me conocen. Por eso les ofrezco una mirada y una reflexión retrospectivas para desentrañar algunos hechos y capítulos de la historia reciente. Hoy que el país está en completo retroceso político, económico, social y cultural espero que al leer estas páginas podamos pensar y discutir sin odio, sin mentiras y sin agravios. Estoy convencida de que es el único camino para volver a tener sueños, una vida mejor y un país que nos cobije a todos y todas.»
Cristina Elisabet Fernández de Kirchner es una política y abogada argentina nacida en la ciudad de La Plata. Fue Presidenta de la Nación Argentina desde el 10 de diciembre de 2007 hasta el 9 de diciembre de 2015. Actualmente es vicepresidenta de la Nación bajo la presidencia de Alberto Fernández (sin vínculo de sangre) y por lo tanto presidante del Senado. Fue esposa del también presidente Néstor Kirchner.
Sinceramente no es el libro de una ex presidenta; es el libro de una candidata a la (vice)presidencia. Contiene lo que cabe esperar: críticas, certeras pero no particularmente originales, a las políticas del macrismo; la consabida defensa del gobierno propio, ya no tan certera; y una insistencia machacona en los puntos básicos de un relato que ya hemos escuchado muchas veces, que no va a convencer a nadie, y que a los ya convencidos les servirá a lo sumo como una especie de divisa y muestra de lealtad. Es uno de esos libros hechos más para que se hable de ellos que para ser leídos. De cualquier forma, ni siquiera el peor panfleto propagandístico podría extenderse por seiscientas páginas sin decirnos alguna que otra cosa interesante. Del plan de gobierno del kirchnerismo ya lo sabemos todo, o más bien nada, y lo que diga Sinceramente importa bastante poco. De la persona que aspira a gobernarnos otra vez, y que probablemente lo logre, quizás este libro nos pueda contar algo. Aunque sea, leámoslo como si fuera una novela; evaluemos a su personaje principal. Si te considerás kirchnerista y esto te pone incómodo… no sé, hacé lo que te parezca. (Pero si vas a decirme que mi reseña es ideológica, o que no entendí el libro, o a hacerme algún otro tipo de ataque personal, tu comentario me va a aburrir y es probable que te lo borre. Mejor escribí tu propia reseña, o andá a ver cómo hacés para justificar la candidatura de Alberto, y dejame tranquilo a mí).
El mal comienzo
Alemania del Este se llamaba oficialmente República Democrática Alemana. China se dice República Popular. Corea del Norte es las tres cosas: República, Popular, y Democrática. De Corea, sin puntos cardinales. En el tribal universo de la política, la confianza en el poder de los nombres se mantiene intacta; los adjetivos querrían ser suficiente para expresar una realidad, cuando más aparecen como marcas de deseo y de ausencia. Quiero decir: si hay que aclararlo, es sospechoso. En esta misma línea, la Cámara de Diputados es Honorable, Rafael Trujillo se hacía llamar “Paladín de la Libertad” (entre toda una guirnalda de apodos por el estilo), y el libro de Cristina Kirchner se titula Sinceramente.
Semejante nombre solo podría decirle a un lector entrenado que hay que desconfiar de todo lo que el libro contiene. Un texto no tendría por qué declarar su propia sinceridad, ya que la sinceridad es una de las condiciones que por default debe tener cualquier texto. No tiene que declararlo, y menos desde el título, y menos con un feo adverbio de modo. Esta elección está diciendo lo contrario de lo que pretende decir: que la voz que vamos a encontrar en el libro será la de un unreliable narrator, un narrador poco fiable. Habrá que desmontar todas sus afirmaciones; buscarles el doblez, la trama secreta, lo no dicho debajo de lo dicho.
Lo político es personal
“La historia es un síntoma de nuestra enfermedad”, dice Mao en la lamentablemente soslayada Nixon, de Oliver Stone. La frase, que no es verdadera pero está ben trovata, puede leerse como el reverso de la teoría de los grandes hombres. A la historia, en efecto, no la mueven la lucha de clases, ni el accionar de los pueblos, ni leyes invisibles. Para la filosofía stoneana, la historia es un epifenómeno de la brutal lucha por el poder, disputada por apenas un puñado de individuos enfermos.
Aunque tal vez no lo sepa, la narradora de Sinceramente es de esta misma opinión. Si se quiere, una opinión comprensible: su familia llegó al poder en 1987, y en él se mantiene treinta y dos años después. El poder es parte de su existencia cotidiana, las superposiciones son inevitables. Así, cuando la narradora llega a la Casa de Gobierno, la hace redecorar según su propio gusto, corrigiendo las opiniones de diseñadores y arquitectes; cuando otro jefe de estado le regala una valiosa reliquia nacional, ella la conserva como propia, aun después de haber dejado el gobierno (y con la idea, además, de que esa letra del Libertador de América habla un poco sobre ella).
La confusión entre lo público y lo privado, que ciertos pensadores de derecha adjudican a los líderes populistas, parece un síntoma casi inadvertido de esta narradora. Hay más: nos dice que decidió boicotear un procedimiento tan simbólico y, a decir verdad, mecánico, como el traspaso de mando, por considerar que sería “un acto de rendición”. Ni siquiera una rendición política, sino una, otra vez, personal; la claudicación ante aquellos que la habían llamado “yegua” y otras cosas. No importa que el protocolo sea un álgebra estipulada, que se lleva a cabo de la misma manera y más allá de quiénes participen en él; para la narradora, es una obra escrita específicamente para ella. (Tampoco importa, por cierto, el daño a la legitimidad democrática que su reticencia supone, siendo que el nuevo presidente fue elegido por una mayoría no menos válida que el 54% que la consagró a ella).
Si la máxima de la izquierda y de los nuevos movimientos identitarios afirma que “lo personal es político”, esta narradora viene a sentir lo contrario, id est, que lo político es personal. La descripción de su gobierno queda reducida así a una serie de anécdotas íntimas, y el pueblo en cuyo nombre gobernó es solo un actor secundario de este drama. Aparece algunas veces para darle relevancia a su propia persona. Otras, como sutil antagonista.
Sin darse cuenta, a la sociedad argentina la llama “machista, misógina y mediocre” (45). También hay un momento en que insinúa que esta sociedad no era en general merecedora de sus muchas virtudes: “Aunque debo decir que también creía que tener una presidenta que hablaba sin leer, de corrido, con un vocabulario muy amplio, con un hilo conductor de principio a fin y sin equivocarse, era motivo de orgullo para los argentinos y las argentinas. Qué sé yo…” (48). (La narradora tiene una confianza desmedida en sus capacidades intelectuales y retóricas; sin embargo, se le complica hasta armar un símil básico: el primer capítulo del libro se titula, por ejemplo, "Después de convertirme en calabaza"; no en Cenicienta, en calabaza).
El pueblo también se difumina en una preocupante confusión entre la enunciación y la realidad. Por ejemplo, comentando un no sé qué en homenaje a los Pueblos Originarios que había armado en la Casa Rosada, la narradora comenta: “Me dijeron que después del 2015 lo desarmaron por completo y a los Pueblos Originarios los hicieron desaparecer de la Rosada. ¿Querrán hacer lo mismo con esas comunidades en el país?”. Parece ignorar, o pasar por alto, que tampoco esa exposición en plena sede del gobierno garantizaba el bienestar de tales comunidades. La enunciación y la buena voluntad le ganan en su discurso al concreto Insfrán, a La Primavera, a la represión justificada por 678, y que ella, como mínimo, eligió no ver en nombre de una pedorra realpolitik.
La familia, la propiedad privada y el amor
Hay un capítulo para cada tema importante; uno sobre el Papa, uno sobre Nisman, uno sobre la obra pública. También el dedicado al presunto enriquecimiento ilícito. Es un poco incómodo de leer, no porque la narradora se defienda de esas acusaciones (¿qué querían que hiciera?); sino porque no siente ninguna necesidad de disculpar su obvio afecto por el dinero. Nos dice, a lo sumo, que su marido decidió enriquecerse como medida para llegar al poder; lo decidió y lo hizo, sin más, como en un cuentito meritocrático y capitalista. Después todos sabemos que los millones están por ahí guardados, pero nadie dice nada, en honor a la causa popular.
Otro de los temas centrales de Sinceramente es la relación con Néstor, el marido. Ese amor ya legendario es la base de la construcción político-personal de la narradora, así que el de Néstor es un personaje importante, quizás el otro protagonista del libro, si quedase lugar para algo así como otro protagonista. De él se nos dice que fue un compañero y un gran líder político, aunque constantemente se equivocaba mientras que su esposa constantemente tenía la razón. Por ejemplo, en el 76: Néstor opinaba que el golpe sería un golpe del montón; la narradora, que se convertiría en una dictadura sanguinaria. O el 2001: ella le insistía al marido, entonces ya gobernador de Santa Cruz, para que sacara la plata del país (?); él afirmaba que un colapso -como el que finalmente ocurrió- era imposible. Después él quiso poner a Cobos de vicepresidente, a ella no le gustaba, y así.
Néstor también era evidentemente un bruto que no quería pisar el Teatro Colón “por principio” y que se rehusaba a que le trataran una obstrucción de las carótidas, convencido de que se podía curar “él solo”. También para él lo político era personal, hasta el punto que, según la narradora, aquella vez se descompensó en gran medida a causa de la muerte de Axel Blumberg (qué insensible el pibe), y la campaña protopolítica de su mentiroso padre.
“A él le gustaba hacer bromas, pero no que se las hicieran” (115). Obvio. Tampoco tenía buen carácter. En un pasaje, Néstor y la narradora están estudiando la noche antes de un examen final. Él decide irse a dormir, ella le advierte que tiene que estudiar el tema tal, que es muy importante. “Si me llega a tocar, te mato”, comenta Néstor – lo que hasta acá podría pasar por un inocente chiste de pareja. Al día siguiente, como es obvio, le toman el tema tal en el examen. Él no sabe y lo bochan. Se enoja tanto con ella (WTF) que se vuelve a la casa solo, sin esperarla.
Más adelante, hablando de los juegos de manos que practicaban Néstor y su hijo, Máximo, comenta: “detestaba los manotazos que se propinaban y más me molestaba la justificación: ‘los hombres se pelean así.’” Sin embargo, Néstor “no era machista en absoluto; aunque las feministas sostengan, no sin algo de razón, que esos hombres no existen”. El "algo" de razón supongo que alude al hecho de que Néstor fue la única excepción a la regla.
El feminismo
La narradora no entiende del todo qué es el feminismo, aunque intuye que le podría venir bien para defenderse de ataques personales.
“Mientras escribo, pienso con dolor que a pesar de haber sido la primera mujer electa presidenta de la historia, no se alzó ninguna voz feminista para condenar el ataque por mi condición de mujer. Ojo, no digo para defender el gobierno, ni las políticas, ni a ninguna persona en particular, sino al género que era agredido como tal” (166).
Si estuviéramos hablando de la vida real, y si esta afirmación la hiciera esa ex presidenta, diría que sí, que muchas voces se alzaron, que las escuché, y que era lógico porque incluso había feministas dentro de su partido, de sus simpatizantes, de sus medios afines. Pero quedémonos en la novela: “Me llamaron loca, histérica, orgásmica, desesperada por el poder”, dice la narradora. Orgásmica no me parece un insulto, lo contrario tal vez. Desesperada por el poder no tiene nada que ver con el género, y loca podría ser que tampoco (depende).
Desde ya, la narradora piensa que es ella quien sufre en forma perfecta el escarnio machista, una mujer rica, blanca, universitaria, ungida con el poder, votada por un 54% de la gente (en este dato sí que le gusta insistir), y no las cientos que mueren, y morían también durante su presidencia, por realizarse abortos clandestinos. Ahora nos dice livianamente que cambió de opinión, y, cómo no, que lo hizo pensando en sí misma, ya que no quiere que sus nietas la recuerden como aquella que votó en contra de la legalización (416). De las muertas, de las obligadas a ser madres en esos 8 años, nada.
Debe ser bastante engorroso defender, desde una postura de izquierda y con conciencia de género, a quien se asume como tamaña chupacirios. Durante la ceremonia de asunción de su sucesor, que ella miró por tevé, a la narradora le "hizo mucho ruido" que el flamante presidente se olvidara de jurar por la Patria, y también “su negativa evidente a hacer la señal de la cruz antes del Amén”. Perdón, ¿está insinuando que Macri es un vampiro? ¿Ateo? ¿Judío? ¿Alguna de esas cosas estaría mal? Después agrega en tono burlón que quizás ni siquiera sepa persignarse. ¿Y? No seré yo quien defienda la ideología, las políticas ni las cualidades éticas o intelectuales de quien resulta ser ahora el presidente de la Nación. Pero si de algo no me voy a burlar es de que no sepa cómo ser un buen católico (o de su mala coordinación motriz, en todo caso), o de que el Papa no lo quiera. Duro debe ser también, para la cordura del kirchnerista, que haya sido justamente Macri quien diera luz verde al debate sobre el aborto, algo que ni Néstor ni Cristina quisieron hacer durante sus presidencias.
La relevancia de este libro no puede ser menospreciada, y su valoración no es formal, sino ideológica. Incluso gente con cierto criterio lector le pone un 1 a este libro, enteramente por razones ideológicas de antiperonismo, o le pone un 5 por formar parte de la militancia o al menos la simpatía por el proceso de gobierno y a la figura presidencial de mayor relevancia de las últimas décadas. ¿Es posible escapar a esta lógica maniquea y hacer un análisis del libro más allá de su filiación ideológica? Es una pregunta especialmente relevante acá, y la respuesta puede variar. A priori se podría decir que, al menos, se puede intentar, pero que la disociación es especialmente difícil, poniendo una vez más en escenario la (nula) capacidad predictiva de Barthes en su "muerte del autor". Pero es un libro que no hubiera sido relevante (o siquiera leído) de no haber sido su autora la principal figura política argentina. Vamos por partes: 1) Análisis Formal: El libro es correcto. Una prosa adecuada a las circunstancias, con párrafos largos pero oraciones relativamente ágiles. No abunda en una prosa grandilocuente, pero tampoco tiene un registro simplón o con un baremo bajo. Como incluso dijeron opositores, es evidente que el libro se parece mucho a los discursos de la ex presidenta. Es harto improbable que se trate de un texto escrito por un ghost writer, aunque la posibilidad, claro está, existe. Está dividido en capítulos temáticamente relacionados por cuestiones cronológicas, aunque se abunda en saltos atrás y adelante en el tiempo. El registro es claramente informal, abunda en interjecciones como "¡Por Dios!"y similares, además de no esquivar palabras fuertes como "Puta" o "yegua" aunque con elementos técnicos propios de una abogada y una política de gran relevancia (los datos de gobierno y leyes están a la orden del día.). También existe algún grado de redundancia y repetición. 2) La edición: En este punto, como producto de Random House, la edición es impecable, aunque inevitablemente se escapa algún error de tipeo (creo recordar una doble "o" en alguna palabra). La tapa, lamentablemente, es bastante poco interesante desde un punto de vista de diseño. Las tipografías son claras, y el tamaño de letra es grande, por lo cual las 600 páginas del libro podrían condensarse en 350 fácilmente, aunque a mi juicio es acertada esta decisión. 3) Análisis temático: Este es el punto complicado de la cuestión. El libro es bastante difícil de clasificar en género, ya que no se trata necesariamente de un texto de propaganda política, ni siquiera un libro dirigido a la militancia partidaria, sino a dar una opinión fundamentada (que alguien puede compartir o no) sobre diversos temas políticos y una comparatoria general entre su propia gestión gubernamental y la gestión actual. Sin embargo, los momentos más interesantes no son estos, sino los elementos autobiográficos de la ex presidenta: su juventud en La Plata, su relación con Néstor, su maternidad, sus relaciones interpersonales con otros políticos, incluso sus enfermedades y viajes. Datos que no eran de público conocimiento, y que resultan relevantes para al menos comprender de dónde viene y cuál es el proyecto de país que tiene en mente. Vuelta a lo mismo, uno puede compartir o no la experiencia, pero vale la pena conocer a este personaje. En mi caso, la parte más que más me gustó fue su experiencia en La Plata en la década del '70, por razones de cercanía personal. Sin embargo, los entresijos del poder, y la experiencia personal como mujer, como empresaria y como política resultan especialmente iluminadoras para comprender una década de política nacional. Creo yo que, temáticamente, el libro es extraordinariamente rico, más allá de la empatía o no que pueda generar.
En resumen, el libro es un imprescindible. Es la voz de la mayor figura política del siglo XXI en la Argentina, posiblemente una de las figuras más relevantes de América entera, y un libro obligado tanto para militantes como para detractores, para evitar la deshumanización (ya sea por endiosamiento o por diabolización) de una figura terriblemente humana. Las 5 estrellas van en este tono, aunque tal vez formalmente fuera un 4.
Como coda, me gustaría notar una impresión personal. Si bien me considero peronista, e incluso para bajarme el precio algunos dirán que soy kirchnerista (pese a que, curiosamente, no la voté nunca, porque siempre voté a la izquierda hasta la elección del 2013), siempre tuve una postura crítica frente al gobierno anterior. Por supuesto, esta crítica no era "anti": siempre aprecié muchas de sus políticas, aunque me obligaba a mí mismo a no fanatizarme y ver aquello que me parecía mal (inflación, por ejemplo). Sin embargo, a la luz de los hechos de excepcionalidad que vivimos en la Argentina actual, el libro me pareció revivir otra época: una época de mayor normalidad y estabilidad. Una época en la cual protestar no estaba prohibido, y que no poseía un pacto de silencio mediático. Uno podía estar o no de acuerdo con el Gobierno, de acuerdo a la política concreta que tomara, pero la protesta social no estaba penada por ley. Uno tenía un espectro amplio de publicaciones y de voces, y se tenía la sensación de que, más allá de que existían problemas y conflictos, estos no eran ni de lejos de una gravedad como la actual. En este estado de excepcionalidad permanente que es el gobierno de Macri, volver a revisar un período de normalidad institucional resulta un descanso de una realidad agobiante.
Una novela de ciencia ficción producto de las alucinaciones de una escritora con delirios de grandeza. Ridiculo por donde se lo mire. Pero léanlo para reírse un rato y convencerse de por qué no hay que votarla nunca más.
Una de mis escenas favoritas de Los Simpons es una en la que Lisa compra un libro de Al Gore, cuando todavía era vicepresidente y no un nobel ecologista, y al pasarlo por el scanner de la caja de Apu, suena una alarma en la Casa Blanca para avisarle al autor que se había vendido un ejemplar. Cada vez que se publica una de estas memorias oficiales de políticos o declaraciones de buenas intenciones a futuro siempre me pregunto lo mismo ¿Quién paga para leer esto? Bueno, este "Sinceramente" es la excepción.
Antes que nada una digresión de honestidad intelectual: yo voté a CFK en el 2011 y también ahora en el 2019, en el 2007 voté a Lavagna. No me considero un fanático ni mucho menos, es más, compenso votando a Larreta en la ciudad de Buenos Aires.
Bueno, vuelvo al libro. Este "Sinceramente" ya es todo un fenómeno: de ventas y a la vez, como acto de lanzamiento de una de las campañas presidenciales más locas de la historia, con la vice anunciando a quien encabezaba la fórmula y luego un contundente triunfo, casi caminando, en las primarias, que llevaron a la transición más larga de nuestra historia democrática.
Con CFK no hay término medio, se la ama o se la odia. La hayas votado o no hay un hecho que ya es objetivo: como esposa del presidente, como presidenta en dos períodos, como líder opositora y ahora como king maker, ya es la política más importante del primer cuarto del siglo XXI argentino. Y esta es su versión, la que ella quisiera que adopten las mayorías, cómo le gustaría que se lea su papel protagónico en este período.
El libro se pone más interesante cuando cuenta intimidades, chismes de la cocina de ciertas políticas, que cuando argumenta a favor de esas polítcas. La ghost writer (se dice que fue María Seoane) hizo un gran laburo en el sentido de haber respetado su voz y sus modismos. Se la escucha a ella con su tonito y soberbia que tanto exaspera a sus detractores. Dice "matutino" en vez de "diario" y en momento dice que, en su casa, tenía una "inmensa y vasta biblioteca"; nadie que tenga una inmensa y vasta biblioteca suele ufanarse de eso, más bien lo contrario, siempre se lamenta la ausencia de la falta de más libros.
En fin, yo lo leí después del furor, después de superada la marca de 350 mil ejemplares vendidos y cuando CFK ya es vicepresidenta. Por momentos sentí que estaba perdiendo el tiempo y en otros, que estaba leyendo un documento que van consultar los futuros historiadores para tener la visión de la protagonista de los hechos.
Es una pena que no mencione en ningún momento el accidente de Once, que marcó su segunda presidencia; sí dice en cambio que renovó los trenes. Me hubiese gustado un editor más estricto, que le marcara más los tonos y la incomodora cada tanto, pero claramente ese sería otro libro. Un libro que tal vez nunca se escriba y, convengamos, que si vos lo titulaste "sinceramente" es porque en algún otro momento no lo fuiste y por algo tenés que aclararlo.
En fin, no es el Facundo de Sarmiento pero sí el testimonio de una figura política central en la historia argentina, te guste o no.
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Primero habría que decir que estas 600 páginas están lejos de considerarse un libro. Son más bien un brochure político en el que Cristina Fernández de Kirchner repasa, de forma reiterativa y agotadora, sus años como primera dama y presidenta de Argentina. Pero eso no es todo, la mayor parte del tiempo lo dedica a esparcir mierda.
¿Su desempeño como escritora? Vergonzoso. A cada página me preguntaba ¿es un borrador? No existe una estructura narrativa, no hay una linealidad en lo que cuenta, va y vuelve sobre los mismos temas, repite lo mismo una y otra vez, un sinsentido de un/a lunático/a que lleva tiempo repitiendo el mismo discurso. “Sinceramente” se lee casi como la transcripción de una charla de café, donde ese/a megalómano/a que conoces se pone a contar miles de hazañas, sin olvidar claro el lado trágico del asunto. Solo contra el mundo. Conspiraciones, persecución política, victimización, medios hegemónicos, Máximo (su hijo) un oráculo, Florencia (su hija) la de la “militancia feminista”, el aborto, la guerra mediática y el estrés postraumático (replay).
Me sorprende que siendo Cristina K una estratega tan inteligente, se haya equivocado al escribir 600 páginas de propaganda política, para su campaña presidencial, enfocada en los mismos que la han apoyado incondicionalmente y no haya pensado en un público más amplio.
¿Qué me llamó la atención? Hay mucho para elegir… pero entre todo diría que recurriendo tanto a la misoginia y al "mundo de hombres" dedique 1) tan poco espacio a hablar de su hija, todo lo contrario con su hijo quien además siempre tiene las palabras y consejos precisos, en los momentos precisos, y 2) que haya dedicado varias líneas para contar un “culebrón”, como ella misma lo califica, un asunto de sábanas entre Ernestina Herrera de Noble y Oscar Camillón.
Sinceramente es así, está lleno de contradicciones, y en eso la autora es fiel a su esencia.
Un hermoso libro que puede versar tanto de política como del relato originado por cualquier escritor o escritora. CFK sienta las bases de lo que hizo, de lo que “le hicieron”, y de lo que hay que hacer. ¡Impecable! Como era de esperarse, después de todo, viniendo de una gran estadista y gran mujer como es Cristina Fernández de Kirchner.
No es una autobiografía, es un manifiesto político, ella nos muestra toda su visión de la situación actual, habla de su vida, de su compromiso político y de la necesidad de abrir un nuevo diálogo para construir un contrato social ampliado y profundizado, ya sin odios y basados en argumentos e información concretas, reales. Fascinante, grosa.
PD 3 años después: recuperé mi cuenta de goodreads y aprovecho para actualizar esta reseña: qué lindo habría sido que CFK se atuviera a su mensaje de amplitud y unidad al final de este libro.
Sinceramente delirante. Nunca pensé que mis shelves de Goodreads para personajes de ficción criminales, mafiosos, corruptos, con problemas mentales iban a servir para un personaje de la vida real.
Es un libro de lectura interesante, con reflexiones y anécdotas de una de las figuras más importantes de la política Argentina de los últimos 60 años. No obstante, sería un error pensar que el libro es un manual de conducción política; no es doctrinario, se limita a un anecdotario y no mucho más.
Es increíble lo que puede generar un solo libro. Cada vez que abro instagram me encuentro publicaciones y publicaciones de mis amigos leyéndolo. En las salidas solo podemos hablar de eso. Las opiniones son variadas y las recepciones completamente diferentes. De todos modos, soy politóloga, mis amigos y colegas, están también interesados en política y mi círculo es más que nada de izquierda. No pretendo dar una opinión profesional al respecto porque para goodreads me da paja y no me interesa. Lo que si, como siempre hice acá (aunque en general en inglés) voy a hablar desde un lugar personal. En el 2003, estaba en quinto grado y pasé gran parte del kircherismo siendo muy chica y después, de adolescente estando poco informada. Cuando llegué a la facultad, allá por el 2011, mis estudios y mis nuevos círculos me acercaron mucho hacia el marxismo y la izquierda. Obviamente como una persona interesada en política y en la sociología y en la historia siempre estuve dispuesta a revisar y revisionarme, y claro, a discutir todo. Mi relación con el peronismo nunca fue de lo mejor pero con el tiempo le encontré lo importante: ningún movimiento político logró articular un grupo enorme de excluidos como el peronismo, y yo, como militante de izquierda no podía obviar eso. Los avances del neoliberalismo, ya palpitando las elecciones me acercaron al kircherismo. Desde un lugar crítico, pero no ajeno a las reivindicaciones de la última década. Obviamente, no nos equivocamos los profesionales sobre lo que iba a pasar. El neoliberalismo volvió a ganar y las consecuencias fueron las que habíamos predicho. Cristina como mandataria siempre me resultó admirable, aún cuando no la apoyaba políticamente me podía quedar horas escuchandola hablar. Leer este libro es como eso, escucharla hablar. Para alguien que no es ajena a sus discursos, la verdad es que no está diciendo nada nuevo, pero para alguien, que como yo, se perdió una gran parte de eso, es interesante volver a leerlo, no tanto desde una mirada académica como hice siempre pero desde su lugar como militante y como política. Siempre atinada, reconstruye episodios fundamentales para llegar a su punto. Es campaña, después de todo. Pero después, a no fingir que no sabemos su posición, ella fue y es clara al respecto, siempre la mantuvo. Acá no hay nada de "estamos aprendiendo", de volver atrás con medidas. Acá hay una ideología y un plan político clarisimo. Me generó de todo este libro, me reí, me emocione, me enoje y hasta en momentos sentí que tenía que aplaudir. Voy a terminar con un extracto porque, como siempre, atinadisima:
"si queríamos hablar de las crisis de los refugiados (...) había que hablar también de la otra cara de la moneda del capitalismo financiero: la del proceso de concentración económica inedita en el mundo"
Ja, anda a decirle esto a la ONU mientras se negocian las deudas externas y sus consecuencias para países dependenientes como el nuestro, maravillosa esta mujer.
Hubiera puesto dos estrellas y media (al principio lo califiqué con tres, pero me parecía una calificación demasiado generosa por algo que, si bien ofrece una perspectiva importante, presenta muchas falencias como memoria política y personal.)
Parece ser una transcripción de monologos sobre distintos episodios, con lenguaje bastante coloquial e interjecciones constantes con tono de señora indignada, algo que personalmente me hace sangrar los ojos. Muchas cosas se repiten, y la frecuencia de digresiones y saltos en el tiempo refleja su personalidad intransigente.
Las anécdotas personales sobre otros personajes compensan un poco las consignas de campaña reiteradas, pero algunas historias son absurdas (Néstor repasando la negociación con los acreedores del país con Máximo mientras conducía) y preocupantes (el disparate de hacer investigar los antecedentes familiares de un cirujano por abusos de derechos humanos porque no le sonrió cuando se conocieron).
Sin embargo, me parece importante defender la política de derechos humanos de los tres mandatos, logrando una forma de justicia que nunca se pudo realizar en los países vecinos. Además plantea críticas válidas sobre la intromisión política en el poder judicial – no se exime por lo turbio del otro lado, pero coincido con que algunas causas son poco más que estorbos políticos (¿traición a la patria?) Despotrica contra La Nación y Clarín, acusándolos de prejuicio contra las mujeres de izquierda – y claro que ella no es de sus predilectas (Vidal), ni se parece a las fantasías aristocráticas que tanto les gusta armar (Awada, Máxima). En este caso, vi similitudes entre la rancia línea editorial derechista de los diarios citados y los de News Corp. en Australia.
Siento que para retratar a Macri hubiera bastado con las anécdotas de reuniones en el 2015 (lo de “tricota” está genial), y que las acusaciones repetidas de que éste sea un traidor malévolo a la patria no refuerzan su argumento, sino que llegan a cansar al lector, pero claro que el estilo de política “K” no es el mío. La necesidad de justificar a Boudou, Futbol Para Todos, etcétera tampoco entiendo. Su defensa contra denuncias de corrupta y antiempresarial también deja impresiones mixtas por evidenciar un afán de lucro. Las cifras de obras completadas son aburridas pero justificables (más aun considerando el marketing de Cambiemos como hacedores de infraestructura), pero las explicaciones de políticas internas muestran que la toma de decisiones de los tres gobiernos estaba excesivamente concentrada en la familia y un pequeño círculo de confidentes.
La imparcialidad es imposible para un libro así, pero me pareció un aporte apreciable al historial político contemporáneo argentino, aunque con falencias graves.
En primer lugar diré que el libro está muy bien escrito. Se lee y entiende rápido y sin dificultad. Tiene diez capítulos. Dos de ellos tratan del tiempo de las presidencias de Néstor y ella y pueden tornarse un poco aburridos porque reseña todas las leyes y lo que se hizo, que es mucho, pero aparte tira perlitas así que no dejen de leerlos. El mejor de todos es el del Memorándum, el capítulo 9. Es una obra de arte. El libro en general es excelente y debería ser considerado también un libro de historia. Totalmente recomendable, sean o no k los lectores.
Confieso que la segunda mitad la leí por encima. Dice todo lo que esperaba que dijera: lista interminable de logros, justificaciones de las acciones dudosas, culpa a otros de los problemas y define como fake news toda crítica mala a su gobierno. Literariamente me parece un libro básico y aburrido, aunque esta bien el estilo del relato y el tono personal que le da a la historia. La mezcla de opiniones y hechos está bastante balanceada como para crear la sensación de “decantación” de los hechos y acciones. “El curso natural” de decisiones de una persona inteligente. Mi mayor crítica, honestamente, es que no era necesario que se extendiera 600 páginas. Es más, con 200 estaba bien.
Es imposible separar en un libro así lo ideológico de lo técnico y de cuestiones narrativas o estilísticas. No hay espacio para juzgarlo de forma objetiva, desapasionada y no intentaré hacerlo. Lo leí como peronista y kirchnerista. El libro es de fácil lectura y muy entretenido. Se lee muy rápido a pesar de sus 600 páginas. Creo ademas que es un libro útil y necesario. Es necesario porque creo que Cristina necesitaba -valga la redundancia-, un derecho a replica de todas las acusaciones mediáticas de las que fue victima. Y creo que acá responde a todas o casi todas las acusaciones que se le hicieron. Por otro lado es un libro útil para recordarnos a los argentinos como fue el proyecto económico, político y social que gobernó Argentina desde 2003 hasta 2015, cuales fueron sus logros y así entender que ese otro país es posible y ademas necesario.
Por donde empezar, sin dudas un libro necesario de leer para cualquiera que se sienta interpelado por la realidad y la política argentina de estos tiempos. Por momentos atrapante por otros menos. Las partes personales, de intimidad en la construcción de poder, de hacer política, son las que sobresalen y se hacen disfrutables (fiesta del bicentenario, charlas con presidentes latinoamericanos, los discursos históricos y sus trastiendas, relación con Francisco,etc). Existen ciertas reiteraciones de tópicos y numeraciones de hechos a modo de informe de gestión que hace mas pesada la lectura. Un libro donde no quedan temas sin tocar, una producción que no pasa indiferente y que planta una posición desde donde encarar la política como el destino del país.
Más que un libro de memorias es un libro de ciencia ficción. Son todas mentiras o medias verdades aunque ampliamente sincero en el desprecio a la democracia republicana que emana la escritora multiprocesada. Muchas cosas sin explicar aún. Además está pésimamente escrito. Mal uso de las técnicas de puntuación y un abuso total de los puntos suspensivos en particular. Parece mas un libro dictado que otra cosa. Tal vez como audiolibro o discurso público no suene tan mal.
El libro literalmente es una basura. Está claramente dirigido a sus seguidores; pero rescato que sirve para conocer los argumentos con los cuales este grupo de individuos justifican lo que han hecho a la República Argentina.
Esto no es un libro. Vale decir que de un libro que pretende dar cuenta de temas históricos, sociológicos, económicos, culturales (etc), es inconcebible que no tenga ni una sola cita bibliográfica. En sus casi 600 páginas, no hay una sola cita o referencia dónde uno pueda revisar el origen de la información que se presenta. De esta manera, todo queda en la disposición de fe que uno tenga hacia la autora. En resumen, tomar lo que dice Cristina Kirchner depende que uno "le crea".
Adicionalmente, está lleno de onomatopeyas, expresiones como "¡Ay!" o "¡Dios Mio!" y alcancé a contar 368 oraciones que finalizan en puntos suspensivos "...". La sensación es de estar leyendo mas bien una transcripción. Es un texto que tiene las formas de la oralidad, no de la escritura.
El texto "Sinceramente" fue publicado en plena campañá electoral del año 2019, y esto se nota. Por lejos, el personaje que mas menciones tiene es Mauricio Macri con 161 menciones. Es un personaje muy presente. Tenía alguna esperanza de encontrar algún argumento nuevo, o mas detallado o mas consistente que los típicamente declarados por Cristina Kirchner y sus seguidores, pero no:
-Los enemigos y el motivo de todos los males de la Argentina son: Hector Magnetto (Clarin) y Mauricio Macri. -Si alguien se opone al kirchneristmo, es porque ha sido manipulado por los medios de comunicación hegemónicos. La autora no concibe otra explicación.
Es interesante, sino trágico, observar la megalomanía en primera persona. Cristina Kirchner abunda en explicaciones respecto del odio hacia ella por buena parte de la población en que se basan en el "resentimiento y la envidia" por ser "joven, inteligente y bella", y también por "ser mujer". Se iguala en reiteradas ocaciones a Juan Domingo Peron, o a Evita (según el caso) o incluso a la "arquitecta egipcia Cleopatra".
Mención a parte para cuando cuenta en el 2000/2001 en plena gran crisis argentina que termina en la caida del poder ejecutivo, relata que se encontraba planeando unas vacaciones a Italia, pero que lamentablemente tuvo que ir a New York en su lugar. O mas sobre el final, la situación de "Cleo" su caniche toy y el dueño de Clarin, Hector Magnetto. Unos párrafos que podrían ser de una comedia, si no fuera por la magnitud de la demencia que dejan expuestos.
Sumamente interesante una mirada casi desde "adentro" (porque es como una revisión de la historia argentina desde su perspectiva). Muy fácil de leer, no sé siente que son 600 páginas. Me interesó mucho los datos que da y como explica sus causas. Me hubiera gustado que indagase también en cosas que creía haber hecho mal, pero no la culpo, a nadie le gusta meterse el dedo en la llaga propia. Recomiendo leer, pero muy necesario saber de los últimos años de política argentina o buscar mucho durante el momento de la lectura
Una autentica payasada de libro. Un relato más a los que nos tiene acostumbrado esta mujer, con una gran teoría de la conspiración permanente hacia ella. Los medios de comunicación, su condición de mujer, todo es conspirativo hacia ella en su mundo imaginario. Sorprende también su odio hacia la gente rica o pudiente.
Esta escrito de una manera que parece más digno de un estudiante secundario que de un ex-presidente, por su calidad de lenguaje y la profundidad de análisis de los temas.
Vale la pena destacar su titulo, "Sinceramente"... que un ex-presidente deba poner de ese titulo, pareciera como que debiera aclarar que no siempre ha sido sincero... para mi un gran "sincericidio"
Autobiografía de gestión política, con la retórica de un discurso íntimo. Un montón de datos contrastables. La respuesta en papel a un montón de alegatos, críticas y rumores, donde arranca explicando su patrimonio y se detiene un buen rato en el caso Nisman. Un libro de esos que son consultados por historiadores y académicos, pensado para un lector heterogéneo pero tirando a militante. La ex presidenta aprovecha para dejar en claro sus visiones del mundo, la gestión política, la economía y los medios de comunicación.
Me ha gustado mucho. Me sorprendió que en el libro no deja tema sin tocar. En algunos momentos tengo que reconocer que se me hizo un poco pesado y por otros momentos sentí que era casi una plataforma de propaganda. Así todo el libro en general se me hizo muy dinámico. Libro fundamental para entender la política argentina actual y conocer más a este controvertido personaje.