En la década de 1960 "irrumpió una nueva escuela en la filosofía y en la sociología de la ciencia. Esta escuela --escribe el autor-- rompió con la tradición: minimizó el papel de la curiosidad y el talento, acentuó la importancia de la presión y las convenciones sociales y negó tanto la continuidad del esfuerzo científico como la posibilidad de alcanzar la verdad. Sus profetas fueron Thomas S. Kuhn y Paul K. Feyerabend. Desde entonces los sociólogos de la ciencia se dividen en dos campos, que el eminente sociólogo francés Raymond Boudon llama el moderado (o moderno) y el maximalista (o posmoderno). El primero se inspira en las ciencias duras y en la filosofía rigurosa, mientras que el segundo se inspira en la literatura de ficción y en la filosofía blanda. El primero es cauto y se esmera en fundamentar lo que dice. El segundo es iconoclasta y se esfuerza en 'épater le bourgeois'".
Mario Augusto Bunge fue un físico, filósofo, epistemólogo y humanista argentino; Bunge por encima de todo fue un filósofo materialista, defensor del realismo científico y de la filosofía exacta. Fue conocido por expresar públicamente su postura contraria a las pseudociencias, entre las que incluye al psicoanálisis, la praxeología, la homeopatía, la microeconomía neoclásica (u ortodoxa) entre otras, además de sus críticas contra corrientes filosóficas como el existencialismo (y, especialmente, la obra de Martin Heidegger), la fenomenología, el posmodernismo, la hermenéutica, y el feminismo filosófico.
Crítica muy necesaria como servicio público. Aunque las críticas de este tipo dudo que puedan tener un impacto en los seguidores bien metidos en esas corrientes e ideologías. Para algunas personas que puedan cuestionarse sus ideas a medio-largo plazo puede. Si hablamos del muy difícil, serio y detallado debate filosófico haría falta un auténtico tratado. Cosa que estaría en la otra punta de los textos a los que este se enfrenta.
En cuanto al campo social y político al que esos ideólogos realmente apuntan el texto de Bunge no respondería bien porque está muy circunscrito a la filosofía de la ciencia con respuestas razonables y esperables a lo que lo rebasa. Haría falta una discusión de mayor amplitud de parte de alguien que tenga a la vez la conciencia social, la preparación intelectual amplia y el respeto por un racionalismo bien entendido. Digamos que buen trabajo el que hace Bunge desde su propio ámbito.
Casualmente incluye una crítica por externalista (y por tanto que desconoce el desarrollo interno de la investigación científica) al trabajo de Paul Forman sobre el desarrollo de la mecánica cuántica. Lo había leído recientemente y me pareció interesante encontrar que alguien hiciera el análisis en la dirección contraria a la típica: que se alegara adaptación al contexto pero no para casarse con los demonios del posmodernismo sino para rechazar el concepto de causa. El de Bunge presenta argumentos generales sobre obras y autores conocidos por lo que no es este el lugar para encontrar su argumento sobre este u otros puntos en detalle.