Los profesionales son el reflejo del ciclista recreativo y si ellos entrenan desde hace años con potencia, era cuestión de tiempo que los watios/kg entrasen a formar parte de las tertulias ciclistas, redes sociales afines y que al final se popularizase una referencia que hasta no hace mucho era muy elitista. La potencia no deja de ser una referencia al igual que la frecuencia cardiaca, por lo que como tal, por muy exacta que sea, no garantiza ninguna mejora si detrás no existe un plan de entrenamiento adecuado y personalizado a cada ciclista. Lo que te hace mejor es el método y no la referencia. La referencia ayuda y más en el caso de la potencia, pero la excelencia es mérito del método aplicado. No hace mucho quedaba con un amigo a tomar café porque tenía que hablar conmigo. Una vez sentados en la mesa, uno frente al otro, me dijo: –Tengo tiempo. Convénceme por qué tengo que cambiarme a los watios. La eterna pregunta entre aquellos que se encuentran seducidos por un tema que visto desde fuera y el desconocimiento, tiene pinta de ser la leche. Y aunque no dudan que debe ser así porque si lo utilizan los profesionales y cualquiera que mínimamente quiera seguir un entrenamiento de calidad, cuando indagan más a fondo sobre el tema, las dudas se multiplican. Lo primero que se suele sopesar es si el coste económico merece la pena. Una vez estudiado y considerando que su coste deja de ser un impedimento, llega la hora de decidir qué medidor de potencia entra dentro del presupuesto. La siguiente duda es decidir si la potencia la vas a llevar en los pedales, en el eje pedalier, en la biela o en la rueda. Y cuando ya tienes claro dónde la vas a llevar, le damos otra vuelta de tuerca y te encuentras que puedes llevar el medidor de potencia en una sola pierna o en las dos. Una vez que se han alineado los astros y ya tienes claro qué potenciómetro vas a comprar, dónde lo vas a incorporar y si la potencia es a una o a dos piernas, hay que tener en cuenta que hasta el momento, todo ha sido una decisión unilateral. Ahora llega la segunda parte, que en algunos casos, puede ser la más arriesgada: Convencer al “Pentágono”. Sobre todo cuando hace cuatro días cambiaste el grupo, pasabas de la mecánica a la electrónica, y ahora le dices que vas a quitar una biela que acabas de estrenar porque te vas a poner una que lleva watios. Llegados a este punto, no se si quizás sea mejor alejarte un poco por lo que te pueda llegar o por el contrario arrimarte por si le da un vahído. No se por qué me da que tú si que vas a tener que saber explicarle por qué son mejores para entrenar los watios que las pulsaciones No te rías porque esto sucede y es real como la vida misma. Son cosas inherentes a nuestra condición de ciclistas no profesionales. Y ahora sí, cuando ya has sorteado las múltiples zancadillas, tienes todo instalado, sincronizado y calibrado, llega la cruda realidad: ¡¡Y ahora qué!! ¡¡Cómo funciona esto!! ¡¡Que significan todos estos datos que salen aquí!! ¿Qué es la IF, la NP, la TSS?¿Para que son? ¡¡¿Me olvido del pulso?!! Como vayas por libre y sólo te quedes con los datos más entendibles a simple vista, ya te anticipo que lo harás con aquellos que menos información te pueden aportar: la potencia media que has sacado al final de la salida y la potencia máxima. Bueno, la potencia máxima sí puede llegar a decirte cosas en el caso que sea mayor que la alcanzada en el último test de perfil de potencia….
Es un libro para aprender la teoría del entrenamiento por potencia, muy bueno y recomendado. Considero que son conceptos que debemos saber cómo deportistas para entender todo lo que hacemos, pero para armas un plan creo que es necesario con un entrenador para cada persona en específico.
Muy básico, sirve para iniciarse en el conocimiento del entrenamiento por potencia. Enseña a leer los datos que arroja el potenciómetro y da unas guías iniciales para entrenar.