La cita célebre de Virginia Woolf, «para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio», se ajusta como un guante a la experiencia de Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes. Durante su estancia, que punteó toda su vida, de 1919 a 1936, pasó de ocupante de las habitaciones destinadas a los estudiantes a conferenciante en el «refinado salón», donde dijo haber oído antes «cerca de mil conferencias».
Después de un parón porque estaba muy busy, vuelvo.
El otro día actué en la Residencia de Estudiantes, donde pasó Lorca diez años de su vida, como bien cuenta este libro que nos regalaron al final de nuestra función. Lectura random pero muy agradable, y que inevitablemente te remonta un siglo atrás, en esa residencia con olor a tinta y a adelfas.(me creo poeta)