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¿Dónde está la franja amarilla?
En los cuatro ensayos que integran este libro, William Ospina interpreta los males, carencias y debilidades que agobian a Colombia. Encuentra en la simulación la actitud más corrosiva de la identidad del colombiano y en la inequitativa distribución de la riqueza los orígenes de la violencia y la perversidad de un Estado que sirve más a intereses particulares que a los de la comunidad y a la búsqueda de la prosperidad para todos. La falta de legitimidad de los gobiernos y la poderosa influencia de fuerzas al margen de la ley provocan el lúcido cuestionamiento que Ospina hace de la democracia en Colombia.
145 pages, Paperback
First published January 1, 1996
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About the author
William Ospina
78 books219 followersEn 1982 ganó el Premio Nacional de Ensayo de la Universidad de Nariño, Pasto, con el ensayo Aurelio Arturo, la palabra del hombre. En 1986 publicó su primer poemario: Hilo de Arena. El 13 de julio de 1993 fundó -junto a 10 profesionales de distintas áreas- la prestigiosa Revista Número, publicación colombiana de circulación trimestral cuyo propósito es la promoción de la cultura. Fue redactor en la edición dominical de diario La Prensa de Bogotá de 1988 a 1989. Escribió ensayos sobre Lord Byron, Edgar Allan Poe, León Tolstói, Charles Dickens, Emily Dickinson, Las mil y una noches, Alfonso Reyes, Estanislao Zuleta, literatura árabe y las brujas de Macbeth. En 1992 obtuvo el primer Premio Nacional de Poesía del Instituto Colombiano de Cultura. En el año 2005 publicó su primera novela (Ursúa), en la que aborda la historia de Pedro de Ursúa, conquistador español fundador de la ciudad colombiana de Pamplona. Un verdadero testimonio dramático de la colonización.
William Ospina es considerado como uno de los poetas y ensayistas más destacados de las últimas generaciones y sus obras son mapas eruditos de sus amores literarios, acompañados de declaraciones ideológicas sobre la historia y el mundo moderno.
William Ospina es considerado como uno de los poetas y ensayistas más destacados de las últimas generaciones y sus obras son mapas eruditos de sus amores literarios, acompañados de declaraciones ideológicas sobre la historia y el mundo moderno.
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Community Reviews
Displaying 1 - 30 of 84 reviews
April 16, 2014
Adjunto algo que escribi semestre pasado, lo mas parecido a una reseña que he hecho.
¿Dónde está la franja amarilla? Es un ensayo crítico donde se manifiesta de una forma clara y sin titubeos la situación problemática actual del país, junto con las razones que han hecho de Colombia una nación deplorable y trágica.
El objetivo central de la obra es presentado desde el inicio, de una manera elocuente y persuasiva, a través de una pregunta formulada por una persona extranjera. A partir de aquella cuestión, se da respuesta a lo largo del libro. De hecho, podría resumir este propósito con la siguiente frase del autor: “El proyecto nacional tantas veces postergado tiene que volver a alzarse”. Así es, nuestra nación, a pesar de haber adoptado diversos modelos políticos y económicos de otras partes del mundo, aún no ha encontrado su verdadera identidad. Todo porque nosotros como ciudadanos aún no nos hemos dado cuenta que debemos seguir nuestro propio camino, el de una Colombia auténtica. Y es ahí donde se encuentra el eje principal de la obra, en los motivos del estancamiento nacional y las consecuencias de no implementar un proyecto propio y único de desarrollo para el país.
Página tras página, Ospina expone y argumenta las causas por las cuales el ‘proyecto nacional’ no se ha llevado a cabo, y los resultados perjudiciales, que ha dejado el atraso del mismo para el país. Por supuesto, se ha apoyado en hechos históricos, fuentes verídicas y pensamientos de personajes de relevancia. Su principal propósito a través de su obra, dicho de una forma coloquial es el de “Abrir los ojos de los Colombianos”, me explico, su intención es revelar de una forma diáfana la realidad del país, sin más ni menos. Y con su narrativa expositiva e hipótesis reflexivas, nos invita a tomar conciencia. La intención es que los ciudadanos hagamos algo al respecto, soluciones efectivas, que tomemos conciencia y por el contrario, se deje de tapar el sol con un solo dedo, para que finalmente dejemos de repetir los mismos errores del último siglo, que han hecho de esta nación algo muy parecido al infierno. Desea que el país trascienda, que sea algo más, y de una vez por todas esa nueva república que Gaitán mencionaba fervorosamente en sus discursos, se convierta en una realidad.
Ya es hora de ponernos al día con la historia y que dejemos de ser ese ‘dilatado desastre en cine mudo’ que resalta el escritor.
El tono que maneja el autor a lo largo del libro, es directo, preciso y sincero, mantiene una actitud reflexiva, critica y analítica, cada pregunta que formula contiene un propósito específico, el cual que se ve reflejado en sus aserciones. Es interesante en especial, las paginas finales del libro, para ser especifica las tres últimas, donde su anhelo y visión de “yo sueño un país…” me recuerda al famoso discurso del activista Martin Luther King, “Yo tengo un sueño” Puede que las causas sean distintas, pero el fervor que sentí al leer el libro son igual de intensas. Ambos personajes realmente desean lo que expresan. Se puede observar el verdadero deseo de Ospina por ver progresar al país. Su narrativa llega al lector y por lo menos, hace pensar al lector dos veces la realidad colombiana y su papel como ciudadano de ésta.
En cuanto a la temática que contiene el libro, al principio inicia con una introducción, expuesta a través de una pregunta formulada por alguien ajeno a la problemática, Ospina lanza sus hipótesis y luego procede a sustentarlas. Dentro de sus justificaciones predominan los hechos históricos. Se puede observar como el autor divide el texto principalmente en tres hechos sucedidos, a través de una especie de ‘línea del tiempo’. La primera parte se remonta a la época colonial, donde nos habla de la expedición botánica, el inicio de la republica de la nueva granada como un país meramente productor de materias primas para las potencias, hasta el principio de un gobierno inepto e imperante con Santander a la cabeza. La segunda, se remonta hace más de cincuenta años atrás, en la época de la Violencia, una guerra bipartidista, en realidad de pobres contra pobres, que desmembró al país y La muerte de Gaitán, que significo también la destrucción de la esperanza de un pueblo, que por una vez en su historia, se había permitido soñar con ser un país mejor. La tercera y en la que más hizo énfasis, fue a partir del famoso ‘Frente Nacional’ y los sucesos que siguieron en adelante. Este frente a la larga ha traído uno de los peores males que han azotado al país, y que hoy en día es dueño de la mitad de una nación devastada y miserable. Las consecuencias ha sido nefastas: guerrillas, narcotráfico, delincuencia común y más injusticia. Y ahí solo he mencionado algunas de las principales. Al finalizar, cambia su tono a uno más reflexivo, donde invita al lector a hacer parte del cambio. Eso sí, desde el inicio hasta el final de la obra, insiste en que el país debe enfrentar la realidad y realizar ese ya tan pospuesto proyecto nacional. Sus argumentos son fuertes, razonables y sobretodos verdaderos, tiene razón solo basta con mirar el país que tenemos, para darnos cuenta que está en lo cierto.
Para concluir, quiero decir lo mucho que me emocionado al leer este libro, uno pasa toda una vida sin analizar las cosas desde otra perspectiva y engañándose a uno mismo, estoy segura que en algún momento de mi vida he sido de esos colombianos que afirma que todo ‘está bien’ cuando no es así. Se puede decir que ha abierto mis ojos, de cierta manera. Es interesante como un ensayo, puede crear una opinión más crítica sobre la problemática colombiana y “hacerte doler la patria”.
Realmente recomiendo leer esta obra, no harás un cambio significativo para el país, pero si una diferencia, y ese es el primer paso. Como dice Ospina, el acceso a la educación y a la cultura es la verdadera vía para el desarrollo. Y bien, Ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, ¿Dónde está la franja amarilla?
¿Dónde está la franja amarilla? Es un ensayo crítico donde se manifiesta de una forma clara y sin titubeos la situación problemática actual del país, junto con las razones que han hecho de Colombia una nación deplorable y trágica.
El objetivo central de la obra es presentado desde el inicio, de una manera elocuente y persuasiva, a través de una pregunta formulada por una persona extranjera. A partir de aquella cuestión, se da respuesta a lo largo del libro. De hecho, podría resumir este propósito con la siguiente frase del autor: “El proyecto nacional tantas veces postergado tiene que volver a alzarse”. Así es, nuestra nación, a pesar de haber adoptado diversos modelos políticos y económicos de otras partes del mundo, aún no ha encontrado su verdadera identidad. Todo porque nosotros como ciudadanos aún no nos hemos dado cuenta que debemos seguir nuestro propio camino, el de una Colombia auténtica. Y es ahí donde se encuentra el eje principal de la obra, en los motivos del estancamiento nacional y las consecuencias de no implementar un proyecto propio y único de desarrollo para el país.
Página tras página, Ospina expone y argumenta las causas por las cuales el ‘proyecto nacional’ no se ha llevado a cabo, y los resultados perjudiciales, que ha dejado el atraso del mismo para el país. Por supuesto, se ha apoyado en hechos históricos, fuentes verídicas y pensamientos de personajes de relevancia. Su principal propósito a través de su obra, dicho de una forma coloquial es el de “Abrir los ojos de los Colombianos”, me explico, su intención es revelar de una forma diáfana la realidad del país, sin más ni menos. Y con su narrativa expositiva e hipótesis reflexivas, nos invita a tomar conciencia. La intención es que los ciudadanos hagamos algo al respecto, soluciones efectivas, que tomemos conciencia y por el contrario, se deje de tapar el sol con un solo dedo, para que finalmente dejemos de repetir los mismos errores del último siglo, que han hecho de esta nación algo muy parecido al infierno. Desea que el país trascienda, que sea algo más, y de una vez por todas esa nueva república que Gaitán mencionaba fervorosamente en sus discursos, se convierta en una realidad.
Ya es hora de ponernos al día con la historia y que dejemos de ser ese ‘dilatado desastre en cine mudo’ que resalta el escritor.
El tono que maneja el autor a lo largo del libro, es directo, preciso y sincero, mantiene una actitud reflexiva, critica y analítica, cada pregunta que formula contiene un propósito específico, el cual que se ve reflejado en sus aserciones. Es interesante en especial, las paginas finales del libro, para ser especifica las tres últimas, donde su anhelo y visión de “yo sueño un país…” me recuerda al famoso discurso del activista Martin Luther King, “Yo tengo un sueño” Puede que las causas sean distintas, pero el fervor que sentí al leer el libro son igual de intensas. Ambos personajes realmente desean lo que expresan. Se puede observar el verdadero deseo de Ospina por ver progresar al país. Su narrativa llega al lector y por lo menos, hace pensar al lector dos veces la realidad colombiana y su papel como ciudadano de ésta.
En cuanto a la temática que contiene el libro, al principio inicia con una introducción, expuesta a través de una pregunta formulada por alguien ajeno a la problemática, Ospina lanza sus hipótesis y luego procede a sustentarlas. Dentro de sus justificaciones predominan los hechos históricos. Se puede observar como el autor divide el texto principalmente en tres hechos sucedidos, a través de una especie de ‘línea del tiempo’. La primera parte se remonta a la época colonial, donde nos habla de la expedición botánica, el inicio de la republica de la nueva granada como un país meramente productor de materias primas para las potencias, hasta el principio de un gobierno inepto e imperante con Santander a la cabeza. La segunda, se remonta hace más de cincuenta años atrás, en la época de la Violencia, una guerra bipartidista, en realidad de pobres contra pobres, que desmembró al país y La muerte de Gaitán, que significo también la destrucción de la esperanza de un pueblo, que por una vez en su historia, se había permitido soñar con ser un país mejor. La tercera y en la que más hizo énfasis, fue a partir del famoso ‘Frente Nacional’ y los sucesos que siguieron en adelante. Este frente a la larga ha traído uno de los peores males que han azotado al país, y que hoy en día es dueño de la mitad de una nación devastada y miserable. Las consecuencias ha sido nefastas: guerrillas, narcotráfico, delincuencia común y más injusticia. Y ahí solo he mencionado algunas de las principales. Al finalizar, cambia su tono a uno más reflexivo, donde invita al lector a hacer parte del cambio. Eso sí, desde el inicio hasta el final de la obra, insiste en que el país debe enfrentar la realidad y realizar ese ya tan pospuesto proyecto nacional. Sus argumentos son fuertes, razonables y sobretodos verdaderos, tiene razón solo basta con mirar el país que tenemos, para darnos cuenta que está en lo cierto.
Para concluir, quiero decir lo mucho que me emocionado al leer este libro, uno pasa toda una vida sin analizar las cosas desde otra perspectiva y engañándose a uno mismo, estoy segura que en algún momento de mi vida he sido de esos colombianos que afirma que todo ‘está bien’ cuando no es así. Se puede decir que ha abierto mis ojos, de cierta manera. Es interesante como un ensayo, puede crear una opinión más crítica sobre la problemática colombiana y “hacerte doler la patria”.
Realmente recomiendo leer esta obra, no harás un cambio significativo para el país, pero si una diferencia, y ese es el primer paso. Como dice Ospina, el acceso a la educación y a la cultura es la verdadera vía para el desarrollo. Y bien, Ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, ¿Dónde está la franja amarilla?
April 29, 2023
Cierto tiempo regreso a las páginas de este ensayo para fortalecer aún más mi visión pesimista de este país. Tristemente veo que nada cambia (ni un ápice), que la franja amarilla sigue embolatada, que la sociedad colombiana sigue perdida, dando vueltas en círculos a su repetida y desgastada historia. Este país que no es país.
Cuando este libro pierda vigencia significa que la franja amarilla apareció, cosa que nunca va a suceder. Colombia ha sido el interés económico y particular de unos pocos, por eso nunca avanza ni nunca avanzará.
El arribismo que nos caracteriza, afiliándonos a procesos históricos que no hemos vivido. La Historia es Historia cuando sirve de enseñanza, por eso nuestro devenir en el tiempo es estéril, un cúmulo de enfrentamientos que han anulado cualquier visión de futuro. Una supuesta democracia liberal que se toma de la Declaración universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y que sólo acepta la riqueza si es de cuna, hereditaria. Lo mismo pasa con está "democracia hereditaria", el poder pasa de familia a familia, pequeños y ridículos delfines que van apareciendo y que nos van diciendo que nos salvarán de lo que hicieron sus padres.
Conocernos y reconocernos tal y como somos, una mezcla étnica, pluricultural. Entendernos en la naturaleza que poseemos, en este territorio que habitamos y somos.
Futuro y Colombia no van de la mano.
Cuando este libro pierda vigencia significa que la franja amarilla apareció, cosa que nunca va a suceder. Colombia ha sido el interés económico y particular de unos pocos, por eso nunca avanza ni nunca avanzará.
El arribismo que nos caracteriza, afiliándonos a procesos históricos que no hemos vivido. La Historia es Historia cuando sirve de enseñanza, por eso nuestro devenir en el tiempo es estéril, un cúmulo de enfrentamientos que han anulado cualquier visión de futuro. Una supuesta democracia liberal que se toma de la Declaración universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y que sólo acepta la riqueza si es de cuna, hereditaria. Lo mismo pasa con está "democracia hereditaria", el poder pasa de familia a familia, pequeños y ridículos delfines que van apareciendo y que nos van diciendo que nos salvarán de lo que hicieron sus padres.
Conocernos y reconocernos tal y como somos, una mezcla étnica, pluricultural. Entendernos en la naturaleza que poseemos, en este territorio que habitamos y somos.
Futuro y Colombia no van de la mano.
June 21, 2023
Hay que saber nuestro pasado, para no cagarla en nuestro presente y así mejorar nuestro futuro.
January 12, 2025
Un ensayo breve valiente y muy claro sobre cómo ha llegado al punto actual la situación en colombia. Me ha interesado sobre todo lo relacionado con la falta de indignación popular en el país ("los héroes están en los cementerios"). Terminando el libro he visto una conferencia que dio jaime garzón en la universidad que justamente pretendía alentar a los estudiantes a cuestionar el orden establecido y movilizarse... demasiado grave....
October 18, 2021
Lectura obligada, necesaria, canónica. De una sensibilidad, sensatez y carácter extrema.
March 17, 2021
Un muy buen ensayo que se arriesga a detectar una variedad de causas que han derivado en el conflicto armado interno de Colombia. Entre estas causas, se hace referencia a la polarización, que muchos piensan es algo de ahora; pero históricamente la sociedad colombiana se ha dividido -y matado- en bandos opuestos.
Recomiendo esta lectura a todos los lectores colombianos, e incluso de otros países (pues esto se replica a lo largo y ancho de Latinoamérica), que quieran conocer, un poco más a profundidad (diferente a lo que han contado muchos medios), las problemáticas que aquejan al país. Sin embargo, Ospina no se centra exclusivamente en el problema, sino que intenta generar algo de optimismo en los lectores.
Recomiendo esta lectura a todos los lectores colombianos, e incluso de otros países (pues esto se replica a lo largo y ancho de Latinoamérica), que quieran conocer, un poco más a profundidad (diferente a lo que han contado muchos medios), las problemáticas que aquejan al país. Sin embargo, Ospina no se centra exclusivamente en el problema, sino que intenta generar algo de optimismo en los lectores.
June 24, 2024
Es un buen libro que me hizo reflexionar sobre qué significa ser colombiana, algo que personalmente no suelo hacer frecuentemente. Al analizar mi entorno, considero que esta no es una actividad común. Me gusta cómo el autor enfatiza la importancia de la apropiación cultural, el reconocimiento de la historia del país, el rescate de las tradiciones y el papel fundamental del arte en la sociedad. Aunque me gustó, encontré que la lectura a veces se volvía tediosa debido a la reiteración en sus argumentos.
January 15, 2024
Es un texto corto y fácil de leer , el cual presenta una perspectiva crítica sobre el conflicto armado en Colombia, a través de un análisis político y social.
Aunque me desconecte un poco en el capítulo de referencia a Estanislao Zuleta, dado que siento que se pierde un poco la continuidad de la crítica de los anteriores capítulos .
Aunque me desconecte un poco en el capítulo de referencia a Estanislao Zuleta, dado que siento que se pierde un poco la continuidad de la crítica de los anteriores capítulos .
August 29, 2023
He tenido el privilegio de sumergirme en las páginas de "¿Dónde está la franja amarilla?" de William Ospina, y es con convicción que otorgo a esta obra una calificación de cuatro estrellas. Este libro, en su profundo compromiso con la denuncia de las injusticias y su estilo comprometido, logra transmitir una voz valiente y reflexiva que se enraíza en la realidad de América Latina.
La trama de "¿Dónde está la franja amarilla?" sigue al autor en su viaje a través de Colombia para entregar un mensaje de paz en un contexto de conflicto armado. A lo largo de su recorrido, Ospina no solo relata su experiencia personal, sino que también aprovecha la oportunidad para cuestionar las lógicas de la guerra y la violencia en la región. A través de su mirada crítica y su prosa apasionada, logra destapar la complejidad de los conflictos armados y la necesidad de la paz.
Las características especiales de William Ospina como autor residen en su capacidad de fusionar la prosa narrativa con la poesía, creando una escritura que se desliza con fluidez y belleza. Su estilo introspectivo y su mirada aguda hacia la realidad le permiten explorar cuestiones profundas y provocativas. En "¿Dónde está la franja amarilla?" su compromiso con la justicia social y su habilidad para tejer los elementos de su viaje personal con la realidad política y social son evidentes.
El contraste entre la vida del autor y el contenido de la obra es revelador. Ospina, un poeta, novelista y ensayista colombiano con una marcada sensibilidad social y política, infunde su experiencia y su perspectiva en cada página del libro. Su propia vida como escritor y defensor de la paz se fusiona con la travesía narrada, enriqueciendo el relato con autenticidad y urgencia.
Mi crítica literaria busca evaluar tanto los aspectos positivos como las limitaciones que contribuyen a mi calificación de cuatro estrellas. La prosa apasionada y la profundidad de la exploración de Ospina son innegables, pero en ocasiones su enfoque puede volverse discursivo, lo que podría dificultar la continuidad de la narrativa. La fusión entre lo personal y lo político a veces puede generar una sensación de dispersión, lo que impacta ligeramente la cohesión del relato.
A pesar de estas consideraciones, "¿Dónde está la franja amarilla?" sigue siendo una obra que merece ser leída y apreciada. La claridad de la voz del autor y su valiente compromiso con la paz y la justicia sobresalen, y la capacidad de Ospina para tejer la realidad política con su experiencia personal brinda una perspectiva única. Con cuatro estrellas, reconozco la importancia de esta obra en el contexto literario y su capacidad para generar un diálogo profundo sobre los desafíos de la región.
La trama de "¿Dónde está la franja amarilla?" sigue al autor en su viaje a través de Colombia para entregar un mensaje de paz en un contexto de conflicto armado. A lo largo de su recorrido, Ospina no solo relata su experiencia personal, sino que también aprovecha la oportunidad para cuestionar las lógicas de la guerra y la violencia en la región. A través de su mirada crítica y su prosa apasionada, logra destapar la complejidad de los conflictos armados y la necesidad de la paz.
Las características especiales de William Ospina como autor residen en su capacidad de fusionar la prosa narrativa con la poesía, creando una escritura que se desliza con fluidez y belleza. Su estilo introspectivo y su mirada aguda hacia la realidad le permiten explorar cuestiones profundas y provocativas. En "¿Dónde está la franja amarilla?" su compromiso con la justicia social y su habilidad para tejer los elementos de su viaje personal con la realidad política y social son evidentes.
El contraste entre la vida del autor y el contenido de la obra es revelador. Ospina, un poeta, novelista y ensayista colombiano con una marcada sensibilidad social y política, infunde su experiencia y su perspectiva en cada página del libro. Su propia vida como escritor y defensor de la paz se fusiona con la travesía narrada, enriqueciendo el relato con autenticidad y urgencia.
Mi crítica literaria busca evaluar tanto los aspectos positivos como las limitaciones que contribuyen a mi calificación de cuatro estrellas. La prosa apasionada y la profundidad de la exploración de Ospina son innegables, pero en ocasiones su enfoque puede volverse discursivo, lo que podría dificultar la continuidad de la narrativa. La fusión entre lo personal y lo político a veces puede generar una sensación de dispersión, lo que impacta ligeramente la cohesión del relato.
A pesar de estas consideraciones, "¿Dónde está la franja amarilla?" sigue siendo una obra que merece ser leída y apreciada. La claridad de la voz del autor y su valiente compromiso con la paz y la justicia sobresalen, y la capacidad de Ospina para tejer la realidad política con su experiencia personal brinda una perspectiva única. Con cuatro estrellas, reconozco la importancia de esta obra en el contexto literario y su capacidad para generar un diálogo profundo sobre los desafíos de la región.
July 16, 2024
Es un libro muy bien construido, mueve mucho el sentimiento ante las injusticias sociales del país, es muy reflexivo, conocemos mucho al rededor de la historia de colombia,como todos los problemas presentes vienen de años y la falta de orientación para solucionar el problema.
Muy reflexivo, muy corto y con un mensaje lleno de poder.
Recomendadisimo
Muy reflexivo, muy corto y con un mensaje lleno de poder.
Recomendadisimo
July 21, 2025
en su momento me gusto mucho este libro e hice una reseña para una clase de primer semestre, a mi mejor estilo lo cual el profesor tildó de literatura barata y que esto no era una clase de escritura creativa y mucho menos una clase barata.
Aquí va mi reseña:
¿Dónde está la franja amarilla?: Un exorcismo nacional con tintes de comedia trágica
¡Ah, Colombia! Esa nación que parece empeñada en ser la eterna adolescente rebelde de la historia, siempre buscando su identidad en el fondo de un aguardiente o en las páginas de un manual extranjero. Y justo cuando uno cree que ya lo ha visto todo, llega William Ospina con su "¿Dónde está la franja amarilla?" y te restriega en la cara que no, que apenas estamos calentando. Este ensayo, más que un libro, es un grito ahogado de frustración, una carcajada amarga disfrazada de análisis sesudo. Ospina, con la delicadeza de un elefante en una cristalería, nos revela que este país no es que esté mal, es que es una joya de la negligencia, una obra maestra de la tragedia repetida.
La premisa, tan simple como un billete de cien mil pesos para un político, nace de la pregunta de un forastero. "¿Y dónde está la franja amarilla?", dice el pobre ingenuo, esperando quizás un arcoíris en el horizonte, cuando lo que tenemos es un pantano de promesas incumplidas. A partir de ahí, Ospina se lanza a la yugular con la vehemencia de un poeta borracho declamando versos en una plaza pública: "El proyecto nacional tantas veces postergado tiene que volver a alzarse". ¿Alzarse? Mi querido William, si este país se alza es para tropezar con la misma piedra por quincuagésima vez. Parece que hemos importado todo, desde modelos económicos hasta los complejos de inferioridad, pero se nos olvidó importar la brújula para encontrar nuestro propio camino. Y ahí reside la gracia, o la desgracia, de la obra: somos expertos en el autoengaño, en el arte de tapar el sol con un dedo mientras la casa se nos viene abajo.
Un viaje al abismo de nuestra propia estupidez
Página tras página, Ospina, cual arqueólogo de la miseria, desentierra las causas de nuestro estancamiento. Se apoya en hechos históricos, sí, y en "fuentes verídicas", supongo que para darle un aire de seriedad al desastre. Pero uno, que ya tiene el ojo entrenado en el arte de la ironía, sabe que lo que Ospina busca es "abrir los ojos de los colombianos". ¡Qué ingenuo! Como si los colombianos no tuviéramos ya los ojos tan abiertos que nos duelen de tanto ver la misma novela de terror repetirse. Su narrativa, expositiva y reflexiva, es como un espejo que te obliga a mirarte al alma y decir: "Sí, soy cómplice de este circo sin carpa". La intención, me explico con un cinismo digno de un maestro, es que "hagamos algo al respecto". ¿Hacer qué? ¿Montar un circo más grande? ¿O quizás dejar de repetir los errores del último siglo, que han convertido a esta nación en algo muy parecido al infierno, pero con mejor café?
Ospina, en su delirio de grandeza, anhela que el país trascienda, que sea "algo más". Y hasta se atreve a soñar con esa "nueva república" que Gaitán mencionaba en sus discursos. Pobre Gaitán, si viera hoy el país, seguramente se volvería a morir, pero de la risa. Es hora, dice Ospina, de dejar de ser ese "dilatado desastre en cine mudo". Y yo me pregunto: ¿y si nos gusta ser ese desastre? ¿Y si nuestro encanto reside precisamente en nuestra incapacidad de aprender?
El sueño de un país... o la pesadilla de una realidad
El tono de Ospina es directo, preciso y sincero, como un médico dándote un diagnóstico terminal sin anestesia. Cada pregunta que formula es un puñetazo en el estómago, un "¿en serio no te habías dado cuenta?". Y al final, ¡oh, sorpresa!, el tipo se pone sentimental. Las últimas páginas son una oda al optimismo, un "yo sueño un país..." que resuena con el famoso discurso de Martin Luther King. Causa y efecto distintos, sí, pero la intensidad es la misma. Uno casi se lo cree. Casi. Porque, seamos honestos, el deseo de Ospina por ver progresar al país es tan palpable como la escasez de agua en La Guajira. Su narrativa te llega, te hace pensar dos veces, te revuelve las tripas y, lo que es peor, te hace "doler la patria". Y eso, mis queridos lectores, es más doloroso que una patada en el trasero.
En cuanto a la temática, el libro es una línea de tiempo del desastre. Desde la Colonia, cuando nos inventaron como productores de materias primas para potencias, hasta el inicio de un gobierno inepto con Santander a la cabeza. Luego, la Violencia, esa guerra de pobres contra pobres que desmembró el país, y la muerte de Gaitán, que no solo mató a un líder, sino que le arrancó el sueño a un pueblo. Y finalmente, la joya de la corona: el Frente Nacional, esa maravillosa idea que nos dejó las guerrillas, el narcotráfico, la delincuencia común y más injusticia de la que se puede digerir. Y eso, amigos míos, es solo la punta del iceberg de nuestra propia ineptitud. Al final, Ospina nos invita al cambio, al "proyecto nacional" tan pospuesto, con argumentos tan fuertes y verdaderos que uno se queda sin excusas. Solo hay que mirar por la ventana para darse cuenta de que tiene razón.
La catarsis de la ironía: ¿Y ahora qué?
Para concluir, debo confesar que este libro me ha emocionado. ¡Yo, el cínico de turno! Uno pasa la vida engañándose, afirmando que todo "está bien" cuando, en realidad, estamos bailando sobre un volcán. Ospina, con su prosa ácida y sus verdades incómodas, me ha abierto los ojos. Y eso, en este país, es casi un milagro. Es interesante cómo un simple ensayo puede crear una opinión más crítica, más dolorosa, sobre la problemática colombiana.
¿Recomiendo leer esta obra? Sí, con los ojos bien abiertos y una buena dosis de humor negro. No harás un cambio significativo para el país, no nos engañemos, pero harás una diferencia en ti mismo. Y, como dice Ospina, el acceso a la educación y a la cultura es la verdadera vía para el desarrollo. Así que, ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, y que la esperanza parece un chiste de mal gusto, la pregunta sigue en el aire, flotando como un fantasma en el éter de nuestra mediocridad: ¿Dónde diablos está la franja amarilla?
Aquí va mi reseña:
¿Dónde está la franja amarilla?: Un exorcismo nacional con tintes de comedia trágica
¡Ah, Colombia! Esa nación que parece empeñada en ser la eterna adolescente rebelde de la historia, siempre buscando su identidad en el fondo de un aguardiente o en las páginas de un manual extranjero. Y justo cuando uno cree que ya lo ha visto todo, llega William Ospina con su "¿Dónde está la franja amarilla?" y te restriega en la cara que no, que apenas estamos calentando. Este ensayo, más que un libro, es un grito ahogado de frustración, una carcajada amarga disfrazada de análisis sesudo. Ospina, con la delicadeza de un elefante en una cristalería, nos revela que este país no es que esté mal, es que es una joya de la negligencia, una obra maestra de la tragedia repetida.
La premisa, tan simple como un billete de cien mil pesos para un político, nace de la pregunta de un forastero. "¿Y dónde está la franja amarilla?", dice el pobre ingenuo, esperando quizás un arcoíris en el horizonte, cuando lo que tenemos es un pantano de promesas incumplidas. A partir de ahí, Ospina se lanza a la yugular con la vehemencia de un poeta borracho declamando versos en una plaza pública: "El proyecto nacional tantas veces postergado tiene que volver a alzarse". ¿Alzarse? Mi querido William, si este país se alza es para tropezar con la misma piedra por quincuagésima vez. Parece que hemos importado todo, desde modelos económicos hasta los complejos de inferioridad, pero se nos olvidó importar la brújula para encontrar nuestro propio camino. Y ahí reside la gracia, o la desgracia, de la obra: somos expertos en el autoengaño, en el arte de tapar el sol con un dedo mientras la casa se nos viene abajo.
Un viaje al abismo de nuestra propia estupidez
Página tras página, Ospina, cual arqueólogo de la miseria, desentierra las causas de nuestro estancamiento. Se apoya en hechos históricos, sí, y en "fuentes verídicas", supongo que para darle un aire de seriedad al desastre. Pero uno, que ya tiene el ojo entrenado en el arte de la ironía, sabe que lo que Ospina busca es "abrir los ojos de los colombianos". ¡Qué ingenuo! Como si los colombianos no tuviéramos ya los ojos tan abiertos que nos duelen de tanto ver la misma novela de terror repetirse. Su narrativa, expositiva y reflexiva, es como un espejo que te obliga a mirarte al alma y decir: "Sí, soy cómplice de este circo sin carpa". La intención, me explico con un cinismo digno de un maestro, es que "hagamos algo al respecto". ¿Hacer qué? ¿Montar un circo más grande? ¿O quizás dejar de repetir los errores del último siglo, que han convertido a esta nación en algo muy parecido al infierno, pero con mejor café?
Ospina, en su delirio de grandeza, anhela que el país trascienda, que sea "algo más". Y hasta se atreve a soñar con esa "nueva república" que Gaitán mencionaba en sus discursos. Pobre Gaitán, si viera hoy el país, seguramente se volvería a morir, pero de la risa. Es hora, dice Ospina, de dejar de ser ese "dilatado desastre en cine mudo". Y yo me pregunto: ¿y si nos gusta ser ese desastre? ¿Y si nuestro encanto reside precisamente en nuestra incapacidad de aprender?
El sueño de un país... o la pesadilla de una realidad
El tono de Ospina es directo, preciso y sincero, como un médico dándote un diagnóstico terminal sin anestesia. Cada pregunta que formula es un puñetazo en el estómago, un "¿en serio no te habías dado cuenta?". Y al final, ¡oh, sorpresa!, el tipo se pone sentimental. Las últimas páginas son una oda al optimismo, un "yo sueño un país..." que resuena con el famoso discurso de Martin Luther King. Causa y efecto distintos, sí, pero la intensidad es la misma. Uno casi se lo cree. Casi. Porque, seamos honestos, el deseo de Ospina por ver progresar al país es tan palpable como la escasez de agua en La Guajira. Su narrativa te llega, te hace pensar dos veces, te revuelve las tripas y, lo que es peor, te hace "doler la patria". Y eso, mis queridos lectores, es más doloroso que una patada en el trasero.
En cuanto a la temática, el libro es una línea de tiempo del desastre. Desde la Colonia, cuando nos inventaron como productores de materias primas para potencias, hasta el inicio de un gobierno inepto con Santander a la cabeza. Luego, la Violencia, esa guerra de pobres contra pobres que desmembró el país, y la muerte de Gaitán, que no solo mató a un líder, sino que le arrancó el sueño a un pueblo. Y finalmente, la joya de la corona: el Frente Nacional, esa maravillosa idea que nos dejó las guerrillas, el narcotráfico, la delincuencia común y más injusticia de la que se puede digerir. Y eso, amigos míos, es solo la punta del iceberg de nuestra propia ineptitud. Al final, Ospina nos invita al cambio, al "proyecto nacional" tan pospuesto, con argumentos tan fuertes y verdaderos que uno se queda sin excusas. Solo hay que mirar por la ventana para darse cuenta de que tiene razón.
La catarsis de la ironía: ¿Y ahora qué?
Para concluir, debo confesar que este libro me ha emocionado. ¡Yo, el cínico de turno! Uno pasa la vida engañándose, afirmando que todo "está bien" cuando, en realidad, estamos bailando sobre un volcán. Ospina, con su prosa ácida y sus verdades incómodas, me ha abierto los ojos. Y eso, en este país, es casi un milagro. Es interesante cómo un simple ensayo puede crear una opinión más crítica, más dolorosa, sobre la problemática colombiana.
¿Recomiendo leer esta obra? Sí, con los ojos bien abiertos y una buena dosis de humor negro. No harás un cambio significativo para el país, no nos engañemos, pero harás una diferencia en ti mismo. Y, como dice Ospina, el acceso a la educación y a la cultura es la verdadera vía para el desarrollo. Así que, ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, y que la esperanza parece un chiste de mal gusto, la pregunta sigue en el aire, flotando como un fantasma en el éter de nuestra mediocridad: ¿Dónde diablos está la franja amarilla?
October 14, 2014
Si usted tiene el placer, como yo de ser colombiano, debe, ¡Por favor! Leer este libro, este libro es una crítica objetiva acerca de la situación de nuestro país, nuestro rico país que ha sido explotado, que fue usurpado y que está siendo mal gobernado. Pero no es solo una crítica al sistema, también estamos nosotros, quienes nos hemos preocupado por alistar lo nuestro y salir de aquí, abandonar el país que nos dio la vida por sus múltiples problemáticas.
Pero le aseguro algo! Si usted lee este libro, y le llega de la misma manera como me llego a mi, este libro va a cambiar su vida y quien quita, de paso usted pueda cambiar a Colombia.
Pero le aseguro algo! Si usted lee este libro, y le llega de la misma manera como me llego a mi, este libro va a cambiar su vida y quien quita, de paso usted pueda cambiar a Colombia.
December 23, 2013
En este libro el autor intenta encontrar el porque de la penosa realidad Colombiana. Considerando las paginas mas importantes de nuestra historia, construye una estructurada justificación para cada uno de nuestros problemas. A pesar de todo, es un libro alentador que plantea soluciones validas, aunque un poco inocentes, de las que todos podemos hacer parte.
April 24, 2014
Más como un 2,5. Me pareció redundante y a veces contradictorio. Pudo haber salido perfectamente en unas 20-30 hojas y listo. Aún así creo que los colombianos deberían leerse al menos un resumen de este ensayo.
January 8, 2010
2do semestre, clase de comunicacion,.,
March 31, 2012
Un buen texto, muy crítico y de alguna forma esperanzador. Es momento de pisarla, de ir a la contraria con todo aquello que destruye...
February 18, 2013
Una nota de alentadora esperanza sobre la historia y el futuro de Colombia.
September 13, 2013
Excelente libro, que nos hace pensar sobre donde está la riqueza de nuestro país, o que esta pasando con ella.
November 20, 2013
Fantástico.
October 28, 2014
un libros sencillo y fácil de leer, el cual presenta un recorrido corto pero sucinto de los principales hechos históricos en Colombia y su relación con la violencia en este país
March 16, 2015
La mejor manera de ilustrar la triste historia de nuestro país y de quitarnos la venda que no nos deja ver la realidad de nuestros problemas. Excelente ensayo que nos lleva a reflexionar.
November 12, 2018
Gran libro, y a pesar de leerlo tantos años después de ser escrito sigue siendo un reflejo del país en el que vivimos, sumido en una crisis de identidad.
Read
May 7, 2011Colombia, política y sociedad.
November 1, 2012
Excelente crítica, a pesar del tiempo, permanece actual y viva !
April 6, 2024
"En Colombia los ricos quieren ser ingleses, los intelectuales franceses, la clase media quiere ser gringa y los pobres quieren ser mexicanos".
La manera tan limpia, profunda, sencilla pero contundente de la pluma de Ospina, hace que en un ejercicio de reflexión y lucidez, conozcamos en los cuatro ensayos de este libro, los odios heredados de 200 años de independencia y porsupuesto las consecuencias de una hegemonía del resentimiento y de polarización radical.
"No entiendo. -me decia-, con el país que ustedes tienen, con el talento de sus gentes, por qué se ve Colombia tan acorralada por la crisis social; por qué vive una situación de violencia creciente tan dramática, por qué tanta injusticia, tanta inequidad, tanta impunidad.
¿Cuál es la causa de todo eso?"
Luego de una introducción sobre nuestra falta de identidad, de sentido de pertenencia y de carácter, pero no del mal llamado carácter que les gusta y confunden algunos con ser unos primitivos que solucionan sus diferencias a plomo y machete; sino ese caracter de afrontar nuestras carencias y errores y dar un paso al frente para cambiar nuestro rumbo. Luego de ese análisis, Ospina empieza a dar respuesta a la pregunta inicialmente planteada de su colega, y para ello nos invita a reconocernos a traves de los años de la historia, pero a no dejar que eso nos limite y defina como Colombianos.
El horizonte de nuestras carencias sociales es demasiado extenso y el mayor problema es que no hemos empezado a conocerlo. Nos enfocamos en las consecuencias, en el punto final, en el desenlace, jamás volteamos la mirada a las causas. Nuestros mayores ejemplos y líderes para una patria digna han sido silenciados, asesinados y nuestro entorno y sentimientos de rebeldía han sido adormecidos por la propaganda arribista y manipuladora del "éxito millonario".
Ospina hace todo un análisis por nuestra historia y en como la colonización, la hegemonía bipartidista, el asesinato de nuestros más grandes líderes y las falsas pretensiones en creernos de todo menos representantes de estas tierras ancestrales, indígenas, mestizas y llenas de variedad, nos han llevado a continuar con la segregación, el racismo, los odios e influas de grandeza europea, y a consecuencia seguir viviendo los atropellos de las élites de siempre y de las más grandes esferas políticas al servicio de esas mismas élites.
El rojo y el azul de nuestra bandera nacional han perdido, han dejado de ser los colores que representen política y socialmente nuestras gentes, las nuevas generaciones y los jóvenes más beligerantes se ven más inclinados a un nihilismo y anarquismo, la desesperanza a sido sembrada; pero aún nos queda el amarillo, esa franja amarilla. ¿Dónde está la franja amarilla? 🇨🇴✊🏼
"No es posible crear ciudadanos si antes no se procede a dignificar seres humanos".
Al final, Ospina nos invita a través del ejemplo de las grandes mentes de nuestro país como Estanislao Zuleta, a entregarnos al arte, al reconocernos en el otro, en la mirada del otro y que el bagaje de nuestro saber y conocimiento no sea síntoma de superioridad y mezquindad, sino el poder de acercarnos al otro, que lo que nos enseña a entender es que alguien nos considere capaces de entender.
Jaime Garzón alguna vez dijo: Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos. !Nadie¡
Y estás líneas son sin duda un llamado a no olvidar nuestras raíces y a hacer parte de un mejor porvenir para Colombia. 🔥🇨🇴
La manera tan limpia, profunda, sencilla pero contundente de la pluma de Ospina, hace que en un ejercicio de reflexión y lucidez, conozcamos en los cuatro ensayos de este libro, los odios heredados de 200 años de independencia y porsupuesto las consecuencias de una hegemonía del resentimiento y de polarización radical.
"No entiendo. -me decia-, con el país que ustedes tienen, con el talento de sus gentes, por qué se ve Colombia tan acorralada por la crisis social; por qué vive una situación de violencia creciente tan dramática, por qué tanta injusticia, tanta inequidad, tanta impunidad.
¿Cuál es la causa de todo eso?"
Luego de una introducción sobre nuestra falta de identidad, de sentido de pertenencia y de carácter, pero no del mal llamado carácter que les gusta y confunden algunos con ser unos primitivos que solucionan sus diferencias a plomo y machete; sino ese caracter de afrontar nuestras carencias y errores y dar un paso al frente para cambiar nuestro rumbo. Luego de ese análisis, Ospina empieza a dar respuesta a la pregunta inicialmente planteada de su colega, y para ello nos invita a reconocernos a traves de los años de la historia, pero a no dejar que eso nos limite y defina como Colombianos.
El horizonte de nuestras carencias sociales es demasiado extenso y el mayor problema es que no hemos empezado a conocerlo. Nos enfocamos en las consecuencias, en el punto final, en el desenlace, jamás volteamos la mirada a las causas. Nuestros mayores ejemplos y líderes para una patria digna han sido silenciados, asesinados y nuestro entorno y sentimientos de rebeldía han sido adormecidos por la propaganda arribista y manipuladora del "éxito millonario".
Ospina hace todo un análisis por nuestra historia y en como la colonización, la hegemonía bipartidista, el asesinato de nuestros más grandes líderes y las falsas pretensiones en creernos de todo menos representantes de estas tierras ancestrales, indígenas, mestizas y llenas de variedad, nos han llevado a continuar con la segregación, el racismo, los odios e influas de grandeza europea, y a consecuencia seguir viviendo los atropellos de las élites de siempre y de las más grandes esferas políticas al servicio de esas mismas élites.
El rojo y el azul de nuestra bandera nacional han perdido, han dejado de ser los colores que representen política y socialmente nuestras gentes, las nuevas generaciones y los jóvenes más beligerantes se ven más inclinados a un nihilismo y anarquismo, la desesperanza a sido sembrada; pero aún nos queda el amarillo, esa franja amarilla. ¿Dónde está la franja amarilla? 🇨🇴✊🏼
"No es posible crear ciudadanos si antes no se procede a dignificar seres humanos".
Al final, Ospina nos invita a través del ejemplo de las grandes mentes de nuestro país como Estanislao Zuleta, a entregarnos al arte, al reconocernos en el otro, en la mirada del otro y que el bagaje de nuestro saber y conocimiento no sea síntoma de superioridad y mezquindad, sino el poder de acercarnos al otro, que lo que nos enseña a entender es que alguien nos considere capaces de entender.
Jaime Garzón alguna vez dijo: Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos. !Nadie¡
Y estás líneas son sin duda un llamado a no olvidar nuestras raíces y a hacer parte de un mejor porvenir para Colombia. 🔥🇨🇴
July 24, 2020
3.7
Decidí leer este libro por fin, luego de que por años tantos maestros me lo recomendaron. La verdad siempre, le tuve un poco de pavor y no por su tamaño, porque es realmente corto, sino por considerarse de lectura obligatoria en muchas instituciones.
No sabía mucho que esperar, porque desde mi punto de vista, la pregunta que se proponía tenía y tiene un peso inmenso para la sociedad colombiana, y ahora que lo leo entiendo su popularidad entre la gente, pero me doy cuenta que es esa misma su falla. El autor plantea propuestas, que aunque muy reales, son muy ambiguas ya que no puntualizan precisamente cuáles son errores del pensar colombiano y da respuestas muy ambiguas, y soy consciente que probablemente ese fuera su propósito, para que así fuera un texto digerible para todos, sin embargo crea una idea ilusoria de que sólo con el deseo de cambio las cosas mejorarán para personas impresionables, como sus principales lectores, los jóvenes.
Aún así, me asombra cómo tuvo la capacidad de sintetizar en un documento los principales males que aquejumbran al país, y con una pertinencia que sigue siendo presente 20 años más tarde de su escritura. Es sin duda una lectura obligatoria para cualquier colombiano.
Decidí leer este libro por fin, luego de que por años tantos maestros me lo recomendaron. La verdad siempre, le tuve un poco de pavor y no por su tamaño, porque es realmente corto, sino por considerarse de lectura obligatoria en muchas instituciones.
No sabía mucho que esperar, porque desde mi punto de vista, la pregunta que se proponía tenía y tiene un peso inmenso para la sociedad colombiana, y ahora que lo leo entiendo su popularidad entre la gente, pero me doy cuenta que es esa misma su falla. El autor plantea propuestas, que aunque muy reales, son muy ambiguas ya que no puntualizan precisamente cuáles son errores del pensar colombiano y da respuestas muy ambiguas, y soy consciente que probablemente ese fuera su propósito, para que así fuera un texto digerible para todos, sin embargo crea una idea ilusoria de que sólo con el deseo de cambio las cosas mejorarán para personas impresionables, como sus principales lectores, los jóvenes.
Aún así, me asombra cómo tuvo la capacidad de sintetizar en un documento los principales males que aquejumbran al país, y con una pertinencia que sigue siendo presente 20 años más tarde de su escritura. Es sin duda una lectura obligatoria para cualquier colombiano.
June 26, 2022
Que gran lectura, cuanta razón, súper paradójico que en un país tan pero tan rico como lo es Colombia; en biodiversidad en cultura, en paisajes, animales, recursos naturales todos esos no sean aprovechados como debe ser, no sean aprovechados en pro de nuestro crecimiento cultural y económico en el buen sentido de la palabra, todo esto por que por siglos el pueblo colombiano carece de identidad, no conoce y siempre pretende el desconocimiento de su cultura de su raza de su potencial como pueblo. De manera que es se a pervertidor es aporofobico, le gusta la mermelada la corrupción, desconoce a su misma gente a gusto o a beneficio propio, la falta de empatía está a la orden del día y todo está da como consecuencia colocar o dar cabida a que dirijan el país personajes o líderes que su trabajo en vez de servir al país como debería ser es que el pueblo les sirva a ellos, es decir el poder y los recursos ser concentrará en unos pocos todo esto por que el mismo pueblo colombiano lo permite. Soy colombiano y que doloroso suena la verdad que la corrupción y la violencia sea o se haya convertido por muchos años en uno de los estandartes del país.
January 24, 2025
Leí el libro el año pasado, en octavo, como requisito de evaluación. Opino que el ensayo abordó una crítica reflexiva a través de los sucesos inoportunos del país, desde guerras civiles hasta la pobreza dominante colombiana. Todo está ligado a una razón: Colombia se ha mostrado como un país plenamente político, y lo evocamos en todo aspecto. Por ello, vivimos en un constante conflicto, verbal o directamente físico, hacia aquel que sigue un pensamiento contrario. Enseña que la violencia cambia en su forma, mas no en su fondo; como si el país nos haya demostrado que sólo podemos esperar de sí decepción. El lucro gubernamental y la impunidad en el manejo estatal durante siglos es lamentable para un territorio con tanta diversidad u riqueza cultural.
Deja mucho para pensar, sobre todo para nosotros los colombianos. Esta propuesta literaria por parte del colegio me pareció la indicada, no sólo institucionalmente, sino también para la vida. Espero encontrar más ensayos que hablen con la verdad; porque aunque haya sido escrito al rededor del 96, hay aún una variedad de aspectos vigentes a poner en cuestión.
Deja mucho para pensar, sobre todo para nosotros los colombianos. Esta propuesta literaria por parte del colegio me pareció la indicada, no sólo institucionalmente, sino también para la vida. Espero encontrar más ensayos que hablen con la verdad; porque aunque haya sido escrito al rededor del 96, hay aún una variedad de aspectos vigentes a poner en cuestión.
April 3, 2020
A decir verdad, me costó leer este ensayo por el panorama tan desolador que presentó durante la primera mitad. De hecho, dejé de lado el libro por muchos meses. Sin embargo, agradezco que me ayudó mucho a entender la realidad colombiana. Durante mis primeros años de estadía en Colombia no me di a la tarea de conocer su historia y su idiosincrasia, pues creía que era demasiado parecida a la venezolana, la propia. Aunque efectivamente sí somos muy parecidos, nuestras historias difieren en demasía. El panorama que consideraba desolador se tornó esperanzador llegados los últimos capítulos del libro. Creo que merece especial atención la sección sobre Estanislao Zuleta y el verdadero propósito de la educación. En fin, es una lectura corta que recomiendo no solo a colombianos sino a todo latinoamericano; siento que se sentirán identificados de todas maneras.
September 29, 2024
"¿Sabes cómo llegamos a ser humanos?. Al nacer no somos más que criaturas de la naturaleza , un poco más despojadas de instintos que las otras. ¿Qué crees que nos hace acceder a la cultura, qué nos incorpora a la humanidad? Es la mirada de los otros. La expectativa de nuestra madre, la aceptación de quienes nos reciben en el mundo. Esa expectativa, una mirada, configura en nosotros un ser posible. Viéndonos en sus ojos llegamos a ser como ellos ", es una de las frases del libro, siento que al leer este entendí que la única forma de cambiar nuestro país (y nuestro mundo) es entendiendo que debemos ser amables con los demás, con todas las personas a las que llegamos a amar y todos con quienes estamos en algún momento. Me alegra que en un contexto tan complejo el autor decidiera escribir algo que nos evoca unidad.
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