Esta es la historia de dos hermanos. El pequeño se llama Lolo y tiene dieciséis años. Su hermana mayor, Lena, está enganchada al crack y a la heroína. Lleva un año fuera de casa y nadie conoce su paradero. Un día de agosto, Lolo la encuentra en el aeropuerto de Barajas, donde obtiene dinero con pequeños hurtos. Para convencerla de que vuelva a casa con él, decide acompañarla al poblado chabolista donde Lena compra la droga y parece que vive. Cuando llegan allí, cae la noche y Lolo se encuentra con una realidad aparentemente caótica e infernal. Lena le da esquinazo y él se ve de repente solo, perdido y en medio de una lucha de clanes. En el momento en que ella se entera de que la vida de Lolo corre peligro, sale en su busca. Por separado, cada hermano intenta encontrar al otro en una carrera contrarreloj.
¿Hasta dónde es capaz de llegar una yonqui por salvar a su hermano? ¿Dejará que lo maten si él pone en peligro su consumo? Y ¿hasta dónde es capaz de llegar Lolo para salvar a su hermana, que se hunde en el abismo? ¿Arriesgará su propia vida?
Todo arde habla de lo que significa la familia, de la fina línea que separa la normalidad del desastre y del rastro de luz que deja siempre el amor.
Drogas... El libro nos cuenta la historia de dos hermanos, una toxicómana y el otro un chaval que no se da por vencido en sacar a su hermana de ese infierno.
A mi el tema de las drogas me da mucho reparo porque no entiendo que lleva a una persona a maltratarse así, de hecho le bajo la nota porque en ningún momento explica por qué Lena empezó a usar drogas y caer en el pozo, podría haberse desarrollado mejor el personaje, el del hermano está mejor plasmado.
Pensaba que me iba resultar más duro... pero describe 12 horas en un poblado de yonkis intentando convencer a la hermana de que salga se ahí y ella huyendo de la realidad.
Está bien escrito y describe muy bien las “mierdas” de un poblado supermercado de la droga, es interesante.
El libro narra la historia de una noche en un poblado de chabolas a las afueras de Madrid. El lugar donde “vive”, se droga y compra sus dosis, Lena. Una chica inteligente, enganchada al crack y a la heroína. Ese día, su hermano de diecisiete años, Lolo, ha ido a buscarla y va a intentar sacarla de allí y que vuelva con él a casa.
¿Alcanza el amor para salvar una vida del desastre? .
Es una novela que muestra la realidad de un mundo que existe aunque no lo conozcamos. Un mundo oscuro, siniestro, de engaños, triste. Así me ha parecido el libro, angustioso, triste, oscuro, de autodestrucción, de mucho dolor. Familias destrozadas cuando uno de sus miembros decide tomar caminos de difícil retorno. Con un final que suele tener la vida pero no los cuentos.
Sabes de esas ocasiones en que un libro desconocido te impacta, conmueve y paraliza. Así es “Todo arde” de Nuria Barrios, novelista y poeta amén de traductora de la obra de John Banville, con una obra ya muy consolidada.
Esta novela es la relación durante un día de dos hermanos, dos hermanos que no se relacionan habitualmente y que viven distanciados. Dos hermanos muy distintos entre sí, que viven en este día en un medio hostil para uno y habitual para el otro, para la otra, los degradados ambientes de la Cañada Real madrileña y sus grisáceos malolientes barrios marginales aledaños al comercio de la droga.
Novela dura y adictiva que narra esas vivencias en los límites de los márgenes, con jeringuillas y aluminio como fondo, con humo y gotas de sangre, con pobreza y billetes arrugados en los bolsillos como único equipaje de alguno de estos seres más muertos que vivos que sólo dan pasos hacía sus adicciones. Muy dura, pero necesaria, angustiosa, pero con un hilo de amor fraternal que sostiene la demoledora historia.
Muy convincente y adictivo, necesario y veraz como pocos.
Los 80 han vuelto o nunca se fueron. Una novela que se podría clasificar hasta de costumbrista. Un día en un poblado (se intuye la Cañada Real) donde conviven clanes gitanos, venta de droga, drogadictos consiguiendo dinero para seguir consumiendo, peleas de perros... Se deja leer de un tirón metiéndote en la vida de ese poblado opresivo y dejando yna sensación de nada va a ir a mejor. Para mí ha sido un descubrimiento, no conocía a esta autora y volveré a leerla.
Lo leí porque escuché por ahí que era una “adaptación moderna de la historia de orfeo y euridice”.
Si bien se puede tomar como una atrapante historia sobre hermanos y dificultades, llena de tensión y de una forma de narrar que te mantiene en vilo; creo que conociendo el mito es un libro mucho más provechoso, lleno de alegorías y elementos que hacen referencia al mismo, permitiendo un análisis que vas más allá de la “simpleza” de la historia que nos presenta. Son muchos los símbolos que se pueden equiparar entre ambos relatos. Me pareció excelente.
Te adentras en la historia desde la primera página, pero quizá eso hace que sea una lectura un tanto monótona, tirando a costumbrista de los poblados de la droga, de las familias y sus habitantes y los asiduos. Tengo sensaciones encontradas: podría haber profundizado algo más pero a la vez se me hizo algo cansino, pasando de largo muchos temas y ahondando mucho en otros. Lo mejor es la relación de los protagonistas. Es una novela recomendable por temática y con una buena y sutil, y hasta filosófica, escritura.
Más bien es un 3’5 que debería ser un 4, pero no gustó o no entendí el desenlace. La trama comienza cuando Lolo, un chaval de 15 años, va en busca de su hermana Lena para llevarla a casa con sus padres. Lena es toxicómana y lleva meses viviendo en un poblado chabolista a las afueras de Madrid, y su hermano pasará una noche entera intentando sacarla de ese infierno.
ⒶⓉⒺⓃⒸⒾⓄⓃ ⓈⓅⓄⒾⓁⒺⓇⓈ ¿En serio que se tira el muchacho toda la noche en un poblado chabolista, enfrentándose a mil peligros por la hermana, y una vez que la convence al final se joroba todo por un perro? ¿Y no habíamos quedado en que Esma quería que Lena volviera a casa? No sé, no esperaba un final dulce, pero el desenlace no me cuadra.
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"Desde niño se había esforzado en evitar las burlas y las miradas. Aunque vació su boca de palabras, éstas no desaparecieron. Todo lo contrario. Él se oía con gran claridad."
Es mi primera vez leyendo a Nuria Barrios, y quiero decir que su manera de plasmar de una manera que se siente tan cercana, en un tema como lo es la drogadicción es algo que debe remarcarse. La historia es una historia corta que abarca el plazo de una noche, siendo la travesía de un hermano que busca a su hermana metida en las drogas para llevarla de vuelta a casa. Realmente siento que es una historia que envuelve al lector en el sentimiento que busca mostrar, desde tristeza hasta desesperación y esos destellos de alegría que brillan en la desesperanza que se siente en algunas partes del libro. Quiero mencionar que vengo de "Azul casi transparente" para este tipo de temas en libros, y si de una comparativa se trata, "Azul casi transparente" trata el tema de una manera más superficial siendo un punto de partida para otros temas como los excesos, el sexo, cambios de cultura e introspección de los mismos personajes. En "Todo arde" vemos un panorama completamente distinto, vemos lo cruel y despiadado que puede llegar a ser tocar fondo en el consumo de drogas, pero no sólo vemos las afectaciones en el personaje, sino que en todos los que forman parte del círculo cercano, no solamente familia. Trata exclusivamente de los riesgos y consecuencias que trae y que va consumiendo poco a poco a las personas que se adentran en sí al punto de ser meramente prisioneros de la mismos, que estando conscientes del problema que es, son incapaces de alejarse. Pero también describe estos lugares y da algunas historias de las personas que interactuan en el mismo mundo, todo para profundizar en el vacío. Me tomó más tiempo de lectura por la barrera que se tiene con el uso de algunas palabras y mayormente cuando vemos algunos diálogos de personajes gitanos que se encuentran en el transcurso del libro, sin embargo es un mejor sabor de boca que me deja el comprender en su totalidad y sentirme inmerso al leer que lo que pienso pudo haber sido una lectura incompleta.
El final, trágico como se veía desde el inicio, no nos da una victoria, no nos hace sentir que tras el viaje lleno de miedo y terror hay realmente una luz, sino que nos da un golpe de realidad donde el esfuerzo de nuestro protagonista se ve reducido a la nada. Al final regresamos llenos de golpes y totalmente derrotados viendo a nuestro protagonista volver sin su hermana, por la cual habría dado todo por verla volver consigo.
Una visión muy clara y palpable de lo que es el tocar fondo, una historia que nos hace sentirnos angustiados y la forma que tiene Barrios para escribir y describir los efectos de las drogas, todo un plato completo de sensaciones. Buen trabajo.
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Una historia terrible narrada magistralmente, me encanta el estilo de la autora, esa riqueza léxica me atrapa.
«¿Por qué no vuelves a casa conmigo?»
Y aprietas el libro cuando escuchas la voz tartamuda de Lolo, suplicante y aniñada, y susurras, por qué no vuelves a casa con él, por qué no te olvidas del poblado y de todos sus moradores, no son amigos, no te cuidan, te utilizan, te usan…, Lena no atiende a razones, está enferma como dice el griego, son enfermos, heridos de mente, y un enfermo de emociones, sentimientos, no atiende a razones, buscan la paz, que las voces se amortigüen o se callen, y eso no se consigue en el acto, solo la droga lo logra. ¿Por qué empezó a consumir? ¿Por qué se hizo el silencio cuando todavía se podía hacer algo? ¿Para qué quieres saber? Lolo es solo un niño, como dice su madre, que baja hasta el infierno en busca de su hermana. El Poblado es el lugar donde se oculta el crimen, donde se esconde la gente que no desea ser rescatada ni encontrada, también es una aventura que nos pone un nudo en el estómago que no deja de apretarse a medida que avanzamos y el peligro se hace palpable, porque en el Poblado no se puede ser un mero observador, Lolo es un niño y el diablo se las sabe todas. Para Lolo una prueba, tras cruzarlo no volverá a ser el mismo, su infancia se perderá para dar paso a una madurez más consciente de la realidad, del peso de los silencios, de la culpa. Pero el Poblado es también, por desgracia, una forma de “vida”. La narrativa de Nuria Barrios mantiene al lector alerta durante todo el relato y nos hace decidir, Lena o Lolo, quedarse o irse, incluso gritamos «¡¡¡Deja al puto perro que te van a matar!!!», un laberinto de sentimientos y decisiones que como espectadores no nos corresponde, pero tomamos, porque estamos dentro de las páginas, porque nos hemos encariñado con Lolo y con Lena, pero tenemos que decidir, como deciden los padres en estas encrucijada. Lena nos enseña cómo se debe sobrevivir en el Poblado, las claves de la subsistencia más animal. Una historia muy dura y real, el descenso a los infiernos. «Da lo mismo que fumes la droga, que la esnifes, que te la metas en vena o por el culo... El resultado es el mismo. Cuanta más droga tienes, más consumes y, cuanto más consumes, más dinero necesitas».
PD: No es ningún error ortográfico, para mí, el Poblado es un personaje de carne y hueso, que respira y engulle.
Este libro exitosamente logró transportarme a un lugar lleno de drogas y suciedad. Afortunadamente yo pude salir de ahí, pero no todos pueden.
Hay varias escenas de maltrato animal (no es una revelación tal cual, pero quizá haya quienes prefieran no saber esto antes de leer). Me puso triste. Lolo se enfoca en salvar a uno solo. Cuando no podemos con todo, nos enfocamos en lo que sí podemos. Es la manera de poder seguir adelante. Lo aprendí trabajando en una asociación que rescata perros y gatos. No podemos con todos. Pero valoramos cada caso que sacamos adelante.
Y... lo que sigue sí es una mega revelación. Deja de leer si te importa...
Toda la historia es sobre Lolo, un chico de 16 años que se mete a un lugar de mala muerte en un intento por lograr que su hermana Lena, drogadicta consumida, regrese a casa. Llama la atención que todo pasa en menos de 24 horas, con sus correspondientes referencias al pasado. Al final Lolo no logra convencer a su hermana de ir con él. Tristeza total. Pero sí salva a un perro. Pequeño consuelo.
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No, no, no, no, no. Otra lectura por recomendación donde ponía este libro como una joya de la que no se habla demasiado. Me ha gustado tan poco que lo he dejado. No tenía ningun sentido seguir leyendo. Y eso que el libro no es largo, pero cuando llevaba un 25% me dije ¿qué estoy haciendo? La historia no avanza. En el primer cuarto del libro han contado lo mismo que se podría haber contado en 10 páginas. Tanto contexto escénico para no contar nada de cómo Lena llega a donde se encuentra ahora, de cómo Lolo se ha puesto a buscarla, todo es descripción del escenario exterior pero no se ha hecho ni la más remota mención al desarrollo o evolución de los personajes y saber algo de ellos. La narrativa tampoco me gusta, no fluye. Conclusión, hay formas mejores de pasar el rato. Lo siento, pero no engancha.
5 días y 304 páginas. El primer libro que leo de la autora, y que conseguí por una rebaja en una especie de librería cafetería. Probablemente esté libro sea el peor de este año, y aunque siempre me gusta decir que es culpa mia, creo que en esta ocasión es un poco de los comentarios, y de la trama per se.
No, no es una trama dura, ni transgresora, ni nada, de hecho se queda lejísimos de eso, no sentí las ganas de pincharme las venas, ni de rascarme las heridas, ni nada... es todo por encima de una narración de un drogadicto. Entiendo totalmente la intención de narrar una historia de hermanos, y las metáforas que hay alrededor, pero me parece un libro demasiado tibio (además de que para nada soy el target de este libro, me hace sentirme realmente jodido no sentir este tipo de cosas).
No habrá reseña ni nada de la autora, en... probablemente nunca.
Un libro duro, durísimo, pero con una narrativa bella. Historias tan reales, tan emocionales… Puede solo el amor y el deseo de cambiar, provocar de verdad un cambio en alguien que se hunde? Puede alguien, casi un niño, tender un puente a un ser que se ahoga en su propio dolor y desesperación? La escritora te lleva al mismo infierno pero al mismo tiempo te mantiene en la esperanza de que todo pueda cambiar… Con una prosa hermosa nos muestra a un moderno Orfeo (Lolo) queriendo salvar a su amada hermana Lena (Eurídice) y les acompañamos a través de su infierno personal intentando cambiar y regresar a su familia “normal”… Pero, que es lo normal?
Un buen relato que sabe mantener el ritmo pese a tener una historia tan sencilla como narrar una noche en un poblado marginal donde todo gira alrededor de las drogas. Los personajes son cercanos y se nota el interés en la documentación real de la situación, alejándose de juicios de valor excesivos y dejando que sea el lector quien decida como valorar cada personaje.
Me gustó mucho la forma en como va narrando cada situación. Te lleva en toda la narración viviendo todo tipo de emociones. Su forma de explicar cada momento y de describirlo es maravilloso. Sientes que estas en medio del peligro, de la persecución, de los hermanos. Lo recomiendo mucho. Si me gustó.
Me ha gustado mucho. Es adictivo, fácil de leer y pese a lo crudo del asunto, la historia es bonita entre los dos hermanos, se quieren, se adoran, a pesar de ese problema inmenso que los separa. Me ha encantado.
La vida con al droga en un poblado chabolista y cómo una chica joven cae en sus redes. La historia en el poblado y de hasta donde llega el amor de un hermano para luchar por sacarla de la droga, del círculo en el que se encuentra.
Un libro diferente, que aborda un tema complicado y más cercano de lo que solemos pensar. Los personajes y la atmósfera están muy logrados y es fácil meterse en la historia y sentir el desasosiego de sus protagonistas.
En esta novela podemos entender la problemática que se genera en toda una familia cuando uno de sus miembros entra al mundo de las drogas. Bien escrita, te genera sentimientos fuertes de repulsión y tristeza.
Entre la jerga gitana y la jerga yonki, logras ver la vida de los bajos barrios. La historia de dos hermanos que no pueden ayudarse el uno al otro y la moraleja es que es más fácil sacar un perro de la calle que a alguien de las drogas
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Niño tozudo de 16 años entra a un poblado a recuperar a su hermana drogadicta y se encuentra una perrita pitbull, luego pasan cosas pero la tensión brilla por su ausencia.
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