Tras una juventud de excesos, Angie vive retirada -casi atrincherada- en una aldea recóndita del sur. Para los vecinos es la loca que se deja ver en compañía de sus perros. Su existencia transcurre en el viejo caserón familiar, en un cruce continuado de dos tiempos: el presente y el pasado. Tan solo tiene a sus fantasmas y el recuerdo del amor vivido con un artista inglés en el Londres olvidado de Margaret Thatcher.
El hallazgo del cuerpo ahorcado del terrateniente más poderoso de la comarca lleva a Angie a desenterrar viejos secretos familiares y a descubrir el hilo fatal de muerte, incomprensión y silencio que une a todos en la comarca. ¿Es el aislamiento? ¿Son los nogales, que secretan una sustancia venenosa? ¿O acaso la melancolía de los húngaros, que llegaron hace siglos con sus baúles y violines? Angie sabe que, cuando lo has perdido todo, no hay nada que puedan arrebatarte.
La forastera es un western contemporáneo en el territorio áspero de una España olvidada. Un relato estremecedor y emocionante sobre la libertad y la capacidad de resistencia del ser humano.
Partiendo de la base de que es un libro muy bien escrito, con un manejo del lenguaje estupendo, creo que no hemos conectado. Creo que está todo llevado al extremo y estos extremos y yo, no hemos estado a gusto. La vida en el campo andaluz, sobre todo en la posguerra, la miseria, el hambre, el reparto desigual de la tierra, las injusticias, los señoritos, la dureza del clima, la soledad, el trabajo de sol a sol, la emigración en masa del campo a la ciudad, la inmigración actual de sin papeles explotados.........todo esto junto plantea un escenario desolador, en el que la mera supervivencia es un triunfo y en el que cualquier factor puede desequilibrar la balanza hacia la depresión más profunda, el suicidio, o hacia la venganza más terrible, cuando ya no se tiene nada que perder.
¿Qué va a suceder en el caso de Angie, nuestra protagonista, ya en la cincuentena, que de vuelta de todo acaba de aterrizar en el pueblo de sus padres, y tiene que enfrentarse a sus propios fantasmas y a los fantasmas heredados de sus padres, en ese entorno rural tan deprimente? Pues este es el dilema que nos plantea el libro, con un vocabulario plagado de palabras en desuso, pero que vibran en nuestra mente despertando sonidos y significados ya olvidados. Léanlo, mucho de lo aquí se cuenta, sin llegar tan al extremo, ha formado parte de nuestras propias vidas, o las de nuestros padres, por lo que va suscitar vuestro interés.
Drama rural con protagonista femenina, western con disputa de tierras y secretos de familia que perduran en las generaciones, manual de supervivencia de una mujer sola en un entorno hostil, inmersión en la España vacía, estudio del suicidio como mal endémico, todo eso y mucho más es esta novela de una autora que yo no conocía y que sorprende por su voz fuerte y segura, un poco como su protagonista.
Me imagino a Olga Merino yéndose de parranda con la Melchor, la Ampuero, la Schweblin, la Enríquez y toda la generación de chicas terribles, sobre todo latinas, que está arrasando en las letras hispánicas. O directamente bebiendo tequila con el gran maestro, Juan Rulfo, al que hace un homenaje explícito citando el magnífico principio de Pedro Páramo.
Con un lenguaje duro, seco y apropiadamente rural, nos mete en la existencia cotidiana de un pequeño pueblo donde bajo una superficie en calma laten viejos conflictos. Angie se ha refugiado en la casa familiar tras agotar su periplo vital que la llevó a Barcelona cuando sus padres emigraron y después a Londres donde vivió un amor intenso con un pintor. Ahora sobrevive rodeada de los fantasmas familiares y de sus perros, de espaldas al pueblo que la considera forastera a pesar de sus raíces. No aspira a la felicidad sino a cierta calma satisfecha, pero el suicidio de un terrateniente vecino agitará sus recuerdos y los interrogantes sobre el pasado de su propia familia.
El tema de la soledad, especialmente el estigma de la mujer sola, está siempre presente y nos la transmite de una manera sensorial, muy física:
Al principio de quedarme sola, cuando murió mi madre, me aterraban de noche los chirridos de la veleta sin engrasar, los gemidos inhumanos del gallo loco movido a merced de las ráfagas, sin encontrar su norte. Solo me da miedo el viento que todo lo confunde.
Pero lo mejor son los personajes secundarios, los habitantes del pueblo, muchos de ellos con un aire de Faulkner, el propietario del bar, el cura, el mecánico, la sacristana, Ibra el temporero, Dionisio el capataz, el Rodales… todos muy bien retratados y que forman una especie de coro de tragedia griega. Y los perros, la Capitana, Curra y Pluto, cada uno con su propia personalidad, a veces más humanos que las personas.
No se puede decir que sea una novela negra convencional, pero sí hay intriga y secretos que se irán desvelando:
Cualquier secreto, por oscuro que sea, logra con el tiempo separarse del cieno del fondo para aflorar.
Ahora Rodales es el centro de atención. Y aún pronuncia otro desafío: - Tú no sabes quién es quién en tu casa. A ti te han tenido engañada.
Hay fragmentos con aire de western clásico, solo que aquí la protagonista es una mujer:
De mi casa tendrán que sacarme muerta. Lo pienso pero me lo callo. El Tomás desvía la mirada hacia el reloj de la pared, un viejo reloj de péndulo que debió de bajar del comedor.
En resumen, una novela muy bien narrada, con una protagonista femenina muy potente y una voz a descubrir, una buena idea para el octubre de autoras.
Nós, os Jaldones e os Marotos, fomos amassados com o mesmo barro, somos uma estirpe entremeada que mata ou acaba com a própria vida. Até onde?
Numa terreola inóspita, em que suicidar-se é quase como ir à bica, dá-se o confronto entre Angela, a quem os nós já levaram muita gente, e as gémeas do casarão dos ricos lá do sítio. Quem matará e quem acabará com a própria vida?
Uno de esos libros que vas estirando porque te da una pena terrible que se acabe.
Duro, seco, árido y yermo ambiente que te instala el sabor a polvo en la boca y te envuelve en una sensación de calma tensa. Con un dominio del ritmo y el léxico envidiable, no me voy a cansar de recomendarlo.
Sobre los marginados y los resilientes. Sobre el desarraigo, el peso de la sangre, la soledad y la España vaciada.
Angie, Ibrahima, Capitana, Pluto, Curra, Blancanieves, Tomás, Andrés... ya os echo de menos.
“A morte fascina-os. Abordam o suicídio com uma naturalidade assombrosa, como se não fosse nada de especial, como quem desata a falar sobre a chuva que não chega, como se não houvesse uma separação entre a vida e a morte. (…) Os que se matam são protegidos pelos outros mortos, pela tradição agónica dos que os precederam. Falam dos suicidas com respeito, com uma certa veneração, como se um halo de mistério os situasse acima dos vivos.”
Nesta narrativa destaca-se o ambiente sombrio à volta da morte, os segredos enlutados e o poder de resiliência de uma protagonista que tenta sobreviver à hostilidade do ambiente rural, ao seu passado e a uma solidão que parece eternizada. Gostei bastante desta leitura!
No sabes si tienes en las manos una novela de misterio, de fantasmas, de venganzas, de "grandes hacendados" , no lo sabes pero sigues leyendo porque quieres saber más. Me ha gustado mucho como ha tejido la historia, el pasado, el presente ... esos fantasmas, esas cosas calladas que no se dicen, esas verdades a medias ... esas bocas cerraditas como antaño se hacía para no hablar de cosas incómodas. La historia engancha y el final te explota. Para mí toda la historia es buena, es de esas que se quedan contigo, que tienen alma ... y final poético. Poético de justicia, de gustazo por favor ...
Uau! A escrita escorreita numa linguagem rica impressiona desde a primeira página. A protagonista também. Angie. Dei por mim a ler devagar para melhor o apreciar. “Assim foi esta terra deste que o tempo é tempo, espinhas quebradas e jornadas miseráveis.”
“Às vezes, quando acabo as tarefas da horta ou fico com o cérebro empastelado de tanto ler, vou até à curva contemplar a luz a alterar as tonalidades das silvas e semicerro os olhos para tentar descobrir o equívoco das cores.”
Uma personagem única num cenário agreste com uma história de resiliência e solidão. Sem compaixão. Uma história de mortes/ suicídios que entrelaça o passado com o presente para explicar um drama familiar, com tantos temas de fundo como a exploração dos mais necessitados, a desertificação, os imigrantes ilegais, a vida nómada dos jornaleiros do campo, os crimes na ditadura.
Uma história muito bem urdida e melhor contada. Extraordinária.
Maravilloso. Olga Merino te lleva, con un lenguaje cadencioso, a sentir la intensidad de la soledad, el paso del tiempo, la marca que deja lo vivido... Queda la tristeza y el corazón inmóvil cuando cierras el libro.
A Forasteira mergulha-nos na solidão crua de Angela, uma mulher que regressa a uma aldeia espanhola quase fantasma. O paralelo com a realidade do interior português é inevitável e quase imediato: são terras de emigração, onde o silêncio das ruas vazias esconde memórias de quem partiu. A escrita de Merino é como uma tempestade seca, áspera e de uma beleza que dói. As suas descrições da natureza são tão intensas que quase sentimos o peso do calor no verão ou o corte do vento no inverno. Senti-me, muitas vezes, a “ler um filme” de tão inserida na atmosfera fiquei.
Aqui não se romantiza a solidão; ela é uma ferida aberta, mas também uma forma de sobrevivência.
Foi impossível ler este livro e não me lembrar do Caruncho da Layla Martínez que li há tão pouco tempo. Ambos exploram o desamparo e a resistência em paisagens marcadas pelo abandono. Em ambos os livros, a casa (ou a sua ausência) é um personagem. Em Caruncho a habitação decadente guarda segredos familiares; em A Forasteira a terra árida e a casa semiabandonada testemunham a luta de Angie contra o passado e a própria identidade.
Por último, apesar da sua centralidade e importância no livro, o tema do suicidio. Será este um mal do sangue? Só saberão se o lerem…
Qué novela más desgarradora. Es una mezcla entre Miguel Delibes y Jesús Carrasco. Un western noir con un lenguaje muy cuidado.
La ambientación es perfecta, un pueblo español en mitad de la nada donde todos los vecinos guardan secretos y un pasado que es mejor no desenterrar. La protagonista es Ángela, o Angie, una mujer con un pasado difícil que tras vivir en Londres, vuelve al pueblo. Pero nada será igual. Vivirá en la casa de sus padres, sola, con sus dos perros y sus fantasmas, sus muertos. También contará con su amigo Ibrahima, un chico negro que trabaja la oliva y Vitali, su amigo ucraniano. Pero como en todas partes, están también los caciques, los ricos que necesitan de los pobres para mantener su status, aquí representados por las mellizas, las Jaldonas, que son "dos copias rubias y amargadas de Bette Davis". Difícil no empatizar con Angie por lo que tiene que aguantar.
Este no es ningún thiller psicológico aunque tiene capítulos cortos que hacen que sea una lectura ágil pero también es densa porque cada capítulo deja su poso.
Una verdadera joya, un hito en mi vida como lector, una obra que pasa a formar parte de mi ideario y que siempre tendré como referente; la novela que me hubiese gustado escribir. Ni John Williams, ni Ivo Andric, ni siquiera mi idolatrado Donald Ray Pollock; quisiera ser Olga Merino por un momento para saber lo que se siente al haber escrito La Forastera.
يمكنني الاكتفاء بهذا القدر 😔 أكثر ما احبه في الأدب الإسباني الواقعية في المشاعر والاحاسيس .. للأدب الإسباني قدرة عجيبة علي التأثير في نفسية القارئ، يجعلك تتألم مع البطل، تسرح معه، تفكر معه، تحزن معه .. والأدب الغربي عامة فيه كثير من النماذج بالقدرة نفسها ... ولكن، هل يمكن للقارئ في كل الأوقات أن يستمتع بهذه الجرعة المكثفة من المشاعر؟ ليس في كل وقت .. او قل: ليس في أي وقت .. !!! خاصة حين تصبح المشاعر المقدمة لك عبئا عليك، وواقعك لا يحتاج للمزيد إذن، الرواية ثقيلة في مشاعرها، لزجة في سيل من الاحاسيس السلبية التي تغلق كل مشاعر الفرح او الاقبال علي الحياة .. حقا لا أمزح .. لا أنصح بها إطلاقا الرواية الثانية هذا العام من هذا النوع الخطر .. الاولي كانت فندق الصمت لا انصح بهما إطلاقا إطلاقا
“Sus tierras sí las piso cada día, cuando subo al cerro, cuando bajo al pueblo, cuando me agacho a recogerles las aceitunas caídas sobre la escarcha, brillantes como cuentas de azabache”. Recuerdo que hace unos años leí un libro singular y muy desconocido en Europa, “La sierra y el viento”, de Gerardo Cornejo, escritor sonorense nacido en Tarachi, un escritor distinto que junto a Daniel Sada y a la enigmática Renée Sanjool contribuyeron a renovar “la prosística de frontera mexicana”; por lo menos la literatura “de frontera” a la que yo he podido acceder en mis pesquisas.
Lo escribo porque, a pesar de ser andaluz, tengo una (casi) obsesiva querencia por literaturas que ahondan en sierras y geografías muy lejanas, muy extrañas, al ritmo actual de nuestro mundo, cada vez menos apegada a la tierra y al ritmo natural de las estaciones, y esa fue una de las principales razones de que me acercara a La forastera, de Olga Merino, porque aunque ella se centre en una aldea del sur de España, al fin y al cabo todas las serranías del mundo se parecen.
Es verdad que Olga tiene ya una carrera literaria consolidada a sus espaldas; pero también es verdad que yo hasta estos días no había leído ninguno de sus libros. Había escuchado que este de “La forastera” era un libro que trataba sobre el tema del suicidio, una especie de "western del sur". Es verdad que algo de eso hay, los suicidios se van trasmitiendo de generación a generación cual un virus; y aunque es verdad que el suicidio de Don Julián, dueño y señor de Las Breñas, es importante y transforma el precario equilibrio en la aldea, creo que este obra es más una indagación sobre la marginalidad que otra cosa, y, más concretamente, sobre la marginalidad femenina.
Tenemos un personaje tremendo, Angie, que vive y sobrevive en un profundo desarraigo interior y exterior; en una errada y opresiva población de sierra en el que el pasado, los odios y rencores, sigue estando muy presentes, se palpan. Ella vive sola, con sus perros y sus escasos contactos con el mundo exterior, ya sea con unos pocos personajes vivos e igual de inadaptados, que son vecinos o partícipes de sus propios fantasmas interiores; y allí sigue, Angie, con su propia memoria errante y europea, londinense, los recuerdos de un lejano amor con un pintor inglés en la convulsa Inglaterra de la época de Thatcher; los recuerdos de sus familiares en la aldea y los recuerdos de su propia vida; en una simbiosis magníficamente construida y de muy alta literatura, en la que podemos pasar con absoluta naturalidad entre un párrafo y otro por diferentes variaciones entre pasado y presente, que se amalgaman formando un solo bloque monolítico, en lo que me ha parecido la autopista imaginativa de una escritora que maneja con soltura los resortes narrativos.
No estamos ante un libro más con buenas intenciones y algunos destellos de calidad, no, esto es mucho más. Estamos ante una obra que superará la inmediatez de las novedades editoriales (ya han pasado dos años desde que se editó) y creo que se mantendrá durante muchos años más estable en la memoria de los lectores; escrita con la desesperación y la lucidez que se escribe la gran literatura: con la naturalidad de una herida que sangra a borbotones y es roja y duele y huele y es hiriente y toma su propia senda; en definitiva, un libro que posee la autenticidad que nace de lo profundo, del dolor, y que como esas canciones de la sierra y el viento que yo mencionaba al principio transportan arañazos en su ulular.
Una voz propia que habla con los ecos de poesía de la tierra y la marginalidad. Una voz, la de Angie, llena de vida y valentía que se rebela ante la muerte, “la muerte merodea por aquí desde siempre”; “estoy rodeada de muerte. Me aterra que me trague el desagüe”; y que resulta mucho más humana de lo que aparenta en un principio, pues siente y respira desde la herida de la sensibilidad, porque ser sensible y mujer, en un entorno cerrado y sin esperanza, conlleva que le desprecien y que le tomen por loca.
Es un legado emocional y vital que se remonta a la historia de su propia familia, “los Marotos llevan los naipes y el vino en la sangre”. Ya que esa “viejas historias que, a fuerza de lijarlas en la repetición, de añadir un detalle, un ángulo nuevo, han ido puliéndose en el tiempo como cantos rodados hasta convertirse en leyenda”. Angie vive el desencuentro con la realidad, con su realidad; pero a su vez: vive el desencuentro de todos los que les precedieron en la familia, de todas las muertes, de la pobreza, de las adicciones, la inmigración y la inadaptación. El peso que arrastra es descomunal, capaz de quebrar a cualquiera; pero Angie tiene una fortaleza descomunal y la rabia le alimenta.
“Parece que el viento por fin ha amainado, y ahora las hojas del emparrado suenan en la brisa como arenilla dentro de una lata”.
Me hubiera gustado que la autora ahondará todavía más en la poesía del dolor. Este libro tiene momentos de una belleza en el lenguaje que me han parecido arrebatadores; casi hubiese deseado que todo el libro fuera así, olvidando que de estar escrito así posiblemente el libro no funcionaría en su conjunto, casi con total seguridad, y que es justo por la mesura de las fuerzas telúricas que la escritora domina y hace aflorar por acá y por allá lo que hace atrayente y aporta riqueza y amplitud a la totalidad. La autora maneja la orquesta literaria a su total y libre antojo, hace sonar la música más honda cuando le viene en gana, como debe ser, y a los sorprendidos lectores solo nos queda escuchar esa música nacida de las entrañas de Angie, que tiene resonancias de verdadera épica; potenciar nuestros sentidos receptores para escucharla con mayor nitidez; sonreír por el gozo de encontrar a un personaje con tanto valor que no se arredrará ante anda; y aplaudir levantados y solemnes y en pie con las dos manos al final de la función.
Es la primera obra que leo de esta escritora y no será la última. Hasta otra.
Hay dos cosas que me han sorprendido mucho en La forastera: como está escrito y cómo teje la historia.
El primero porque el lenguaje de narración es parte del ambiente. Al principio, incluso me costó un poco y creo que tal vez, en algún punto pueda ser un poco excesivo. Pero me atrapó.
El segundo es por cómo entrelaza el presente y el pasado. No los separa de una forma definida sino que es como si estuvieras siguiendo sus pensamientos, que tan pronto están en lo que la rodea, que la llevan a recordar un suceso de su vida.
“Pensar en el pasado es un engaño; lo recordado sucede de continuo en la cabeza y no cesa de transformarse”
Quina veu tan potent. Quina novel·la tan bona. Un western dur, sec, àrid, carregat de tensió, escrit amb un lèxic d’una precisió espeterrant, pots sentir-ne la xafugor, la pols a la boca, el sabor salat de la suor. I la història que es va tornant cada cop més i més tensa, fins aquest desenllaç demolidor.
رواية تكاد تخدش قرنية قارئها بسبب قسوة ألفاظها وأجوائها، إلا أن كل ذلك أتى متواءمًا مع الأحداث بأسلوب بديع يجمع ما بين شويبلين ورولفو تحديدًا، بصوت راوية قوي ينقله محمد الفولي كما يجب.
Que livro fantástico! A linguagem, a história, sobretudo a protagonista! Como disse por aqui alguém, as mulheres latinas arrasam na escrita! A protagonista, Angie, no início dos 50, vive num monte isolado que era da sua família. Em criança, viveu com a família em Barcelona onde o pai era operário. Depois da morte dele, a mãe regressou à Andaluzia natal e Angie terá ido trabalhar para Londres, onde viveu uma história de amor com um pintor inglês. Depois, terá ido acompanhar a mãe nos seus últimos anos e ali ficou com os seus 2 cães. No presente, o latifundiário da zona é encontrado enforcado pelos 2 imigrantes que por ali trabalham. Rapidamente, Angie persegue segredos de família. A paisagem agreste e o calor do verão conferem um ambiente opressivo como é a vida nestas paragens. Quase senti o cheiro quente das estevas... Gostei muito!
La forastera ha sido un descubrimiento, de esas novelas que llegan a uno movidas por el destino o por ciertas casualidades, en este caso creo que mas por casualidad que por otra razón, pues en un corto tiempo leí sobre la novela, me hablaron de ella y en cuestión de días se me ofreció la posibilidad de leerla… y por fortuna disfrutarla.
Es la primera novela que leo de Olga Merino, y desconozco si el resto de obras guardan características en común con esta, pero la veo cómoda es este territorio literario, el cual es un territorio difícil y complicado, pero cuando está bien escrito engancha al lector por ese efecto que produce al crear un espacio duro y tremendamente realista y vivo.
Este género literario, anteriormente lo han transitado con éxito autores nacionales como Miguel Delibes o Jesús Carrasco, además de otros muchos también a nivel internacional, que prefiero no nombrar para evitar comparaciones.
Me resulta difícil ponerle nombre al género, pues tiene ciertos matices que complican el definirla, pero si debo escoger un título creo que sería “drama rural” siendo estos dos termines los que mejor definen la temática y el contexto.
Olga Merino nos muestra una historia dura en un contexto hostil para la protagonista, pero que al mismo tiempo le has amigable y es donde desea estar, lo que viene siendo una nula reciprocidad con el entorno que la rodea. Lo cual se complica, ya que el entorno rural que nos presenta no esta muy abierto a cambios, modificaciones o cualquier aspecto que modifique el status quo del pueblo. Sin embargo hay ciertos elementos que desde diferentes ámbitos y con diferentes fines buscan ese cambio y con una fuerza inusitada que empujan a todos y cada uno de los personajes.
La aparición de la muerte y el hecho de que siempre este presente, desde mi punto de vista, busca un simbolismo en el entorno rural, ya que según avanzamos la lectura que esa muerte se produce en circunstancias muy concretas y chocantes.
La novela se presenta en dos tiempos, siendo para mi el mas interesante el presente sobre los flashback que realiza, ya se que para que haya un presente y este tenga un sentido tiene que haber un pasado, pero en este caso me ha parecido mucho más interesante la actualidad, pasando a un segundo plano el pasado.
Este hecho hace que el ritmo en la narración cambié según los momentos descritos, y por lo tanto también los hace el lector en su velocidad lectora… o por lo menos eso me ha pasado a mí.
Si tengo que destacar algún fragmente concreto de la obra destacaría sin duda los relatos en el bar, el ambiente que describe, las actitudes de los personajes y como interaccionan me ha parecido estupendo, pues me ha llevado a revivir recuerdos de la infancia, ya que la narración ponía en palabras lo que yo viví hace ya unos cuantos años.
Para cosmopolitas este estilo literario es un género que gusta, aunque debo decir que es posible que muchos “opinadores literarios” digan que tira de clichés… pero desde mi punto de vista y con mis conocimientos sobre el entorno rural debo decir que estos hechos se corresponden mas con una realidad (pasada o actual) que a clichés o estereotipos rurales.
El final planteado debo decir que me gusta (es un tanto poético) pero para mi gusto… es la guinda del pastel.
Y ahora, me permito una licencia en forma de pregunta para aquellos que hayan leído la novela: viendo la portada del libro y después de leerlo que pensáis ¿es una valla derribada o es una valla caída? Espero vuestras respuestas. Yo me la reservo para no condicionar.
Todos sabemos que salvo la cosmopolita Barna o el moderno Madrid el resto de España es un lugar agreste, duro y lleno de paletos violentos e ignorantes. Ese es el “resumen “de la novela si se consigue esquivar el excesivo uso de léxico campestre manejado con escasa pericia por culpa de la necesidad de la autora de ser poética todo el tiempo y de demostrar que se aprendió todos los nombres de plantas, aperos y objetos del mundo agreste más allá de la urbe. “Recuperamos el resuello en el altozano” porque todos sabemos que al llegar al campo no te falta la respiración, pero sí pierdes resuello y aventas al perro en la loma encaballada. Si es que sales de la ciudad y te encuentras con Sancho y su borrico en el primer olivar pero armado con quijada de asno. Yihaaaa.
4,5 Agradable sorpresa la que me he llevado con esta novela. Una historia encajada dentro de un entorno rural, la llamada "España vacía". Nuestra protagonista, Ángela o Angie, de cincuenta y tantos, ha regresado a sus orígenes —una casa familiar en una aldea perdida del sur del país— tras un tiempo viviendo en Londres y antes en Barcelona, donde emigraron sus padres en busca de trabajo. Angie disfrutará y sufrirá durante su estancia en una casa medio derruida en un terreno seco y yermo rodeado de nogales, olivos y unos vecinos que representan perfectamente la realidad que se da por algunos de estos lares. Casi podremos tocar la tierra que pisamos y saborear el polvo en nuestras bocas. Nos indignaremos con la crudeza del ser humano, la permanente sombra del caciquismo y nos identificaremos con la desesperación de nuestra protagonista en su obstinada lucha por sobrevivir sola y siendo mujer a unas circunstancias totalmente adversas para ella.
Desde el principio nos veremos envueltos por un halo compuesto por soledad, supervivencia, memoria y muerte —vestida en este caso con el traje del suicidio—. La calma tensa también nos acompañará y crecerá, además, de forma magistral a partir de la mitad de la obra. Si bien es imprescindible destacar la prosa árida de Merino, la utilización de un delicioso vocabulario para describir el entorno en el que nos moverá la autora —cuánto recuerdo a Rulfo y a Delibes—, quiero destacar también la tremenda historia que esconden estas poco más de doscientas páginas y que termina por engrandecer una obra ya de por sí maravillosa.
"La muerte merodea por aquí desde siempre. La gente de estos predios lo sabe muy bien. Tal vez es la melancolía la que invita a desaparecer O la calima que empaña las cosas y tanto se le asemeja. He acabado por comprender bien el espíritu de estas tierras, como si me hubieran parido aquí. Conozco la soledad angustiosa del paisaje, la gama completa de los ocres, los verdes que juegan a ser azules allí donde se encabalgan las lomas. Sé cómo se confabulan los murmullos —un rasgueo de chicharras, la escarbadura del topo, el crujido de los cardos peinados por el viento— para espesar aún más el silencio. El tiempo lleva siglos encharcado en un presente eterno en el que cada momento es idéntico al siguiente. Más arriba de mi casa y del risco más alto, al otro lado de los escarpes, se extienden la inmensidad y su instinto caníbal, los mantos superpuestos de sembrados y baldíos, las pedanías desdibujadas en la línea rugosa del horizonte. La campiña te vacía la cabeza. Si sucumbes a su dulce abrazo, te va despojando del cuerpo, tajada a tajada. La tierra hambrienta reclama lo que le pertenece, lo que nunca debió salir de aquí con la diáspora del hambre."
Uma agradável surpresa. Desconhecia a autora e gostei desta primeira leitura. O enredo decorre, na sua maioria, num interior rural, caracterizado pelas habituais coscuvilhices e pelos elementos que contribuem para o "pitoresco" destas pequenas aldeias: o padre, a tasca, a vida dura, os senhores que tudo podem, os animais, as hortas, o trabalho duro do campo. Alguns episódios da história decorrem em Londres e Barcelona, que ajudam a enformar a protagonista. Esta é, a meu ver, o ponto forte deste livro. Uma mulher com as suas diferentes camadas: força e sensibilidade, ódio e amor, medos e coragem. A autora conseguiu fazer um trabalho muito bom a nível de descrições e construção de personagens, tornando "A forasteira" uma leitura empolgante.
La forastera es una novela rural ambientada en la presente España vaciada y que nos narra el regreso de Angie a la casa familiar en la aldea. Una aldea que se encuentra en alguna serranía perdida del sur y que su familia, como tantas otras, un día decidió escapar de ella en busca de algo mejor aunque sin olvidarse nunca de aquel infierno perdido. Entre olivares y nogales centenarios, Angie, sobrevivirá sola en una casa medio en ruinas rodeada por el viento y por la tierra recalentada al sol.
«Ellos no lo saben pero aquí estoy bien, con el huerto y los perros, las trochas y mis piernas. La cancela siempre está abierta. No les tengo miedo. Chismorrean. Saben que escondo una escopeta en la cámara del grano, una vieja Sarasqueta del calibre doce. Creen que estoy loca porque frecuento el cementerio, hablo en voz alta frente a la tumba de mi madre, bebo, me río sola y apenas tengo trato con nadie. Tampoco me corto el pelo desde que murió mi vieja. Que estoy mal de la cabeza, dicen. Si acaso estoy loca de puro cuerda. Yo conozco mi sombra y mi verdad.»
De este libro me ha gustado absolutamente todo: ambientación, estilo, prosa, ritmo, voz narrativa, personajes secundarios, trama, temas...pedazo propuesta de Olga Merino. In love ❤️
Sensaciones opuestas en la lectura de este libro: Por un lado la prosa, la narrativa con la que se muestra toda la historia. Demasiada, muchísimos datos, hilos. Del presente, del pasado. Múltiples historias que se entrecruzan. Lo que.viene a ser la vida de un pequeño pueblo de la sierra. Por el otro la historia en sí. Cruda, difícil. Cómo realmente fue la vida en esas condiciones, con ricos y caciques y los que se tenían que amoldar a sus ocurrencias y necesidades. Me acerqué a esa novela creyendo que era una novela negra y realmente no sé si es así, hay gran cantidad de historias que se van cocinando alrededor de muertes pero una vez acabada, la historia en sí yo no lo calificaría así (aunque quién soy yo para calificar historias ajenas) 4* porque mayormente te encuentras con capítulos largos, larguísimos de páginas y páginas repletas que con esa narración tan particular es una continua fuente de datos que quizá no hubieran sido necesario dar a ese nivel de detalles. Mi recomendación: léela. Pero con tiempo y pausa para afrontar una lectura densa.
Una novela rural, de la España vaciada más literal, una historia de poderosos, caciques y sometidos, de viejas rencillas que se eternizan y leyendas que se convierten en realidad. Secretos y rumores. Sé que algunos lectores han criticado el exceso de hilos, descripciones y reflexiones que ralentizan la historia, y puede ser cierto, pero, para mí, cada una de esas reflexiones y descripciones ha sido una gozada de leer. La suavidad del lenguaje y la delicadeza, en ocasiones cruda, de cada imagen, hicieron que disfrutara de cada página, ya fuera acción o descripción. Leería hasta el diario personal de Angie con sus narraciones sobre la compra en el súper 😝 Me ha encantado su pasado, su manera de afrontar el dolor, su rabia y su dignidad.
👍 Las referencias musicales. Bravo! 👍 El tratamiento exquisito del lenguaje. La palabra exacta, el término justo. 👍 La ambientación. Es estar allí, en ese pueblo y esas calles abandonadas. Es sentir el calor y el frío, la soledad y la claustrofobia de ese entorno. 👍 El goteo de información que te atrapa detalle a detalle, pasado y presente. 👍 El final. Aunque contaba con él, me ha parecido magnífico. 👍 La relación entre Angie y el resto de vecinos del pueblo, la personalidad y el alma de cada uno.
Me atrae la sinopsis, el lugar, la promesa,... Las páginas avanzan, lentas, como la prosa y siento que algo me falta. Sigo avanzando, dando tumbos sin encontrar mi lugar. Entonces me doy cuenta, no le falta nada, le sobra.
Creo que querer recoger tanta "cruda realidad" en tan pocas páginas es el principal problema que me ha impedido conectar con la obra. Todos los problemas del mundo rural y de la época están plasmados en esta historia a través de una historia concreta. Si quieres mostrar el drama, me sobra el "western". Para el "western", Londres, Barcelona, los hijos ilegítimos, el cura descarriado,... me resultan accesorios prescindibles.
No puedo ni pretendo saber el fin de la historia. Remover conciencias o mostrar realidades. Matices que seguro se me han escapado más por mi culpa que por la incapacidad de mostrarlos por parte de la autora. Reconozco que algunos parajes me han gustado, las charlas del bar me han parecido cuasi perfectas, pero insisto en que muy a mi pesar algo me ha fallado, aun sin saber identificarlo, aunque siento que la esencia de todo ha pasado rozándome la punta de los dedos.
Me había olvidado reseñar este libro. Un poco increíble porque, de momento, es el mejor que he leído este año.
La Forastera es un pequeño western que narra la vida de una mujer en un pueblo perdido en los montes de Cataluña, donde el resto de habitantes también guardan muchos secretos. Es una novela cruda y muy dura, y está narrada con una belleza descomunal. Plasma muy bien las viejas y tradicionales costumbres que suelen existir en los pueblos pequeños, las leyendas y las creencias religiosas y por qué no, espirituales. La autora te mete tanto en la vida de estos seres y su protagonista que llegas a sentirte un habitante más y, como tal, quieres saber los oscuros secretos que todos esconden, los rumores y los cotilleos. Angie, la forastera, es una mujer vencida y resignada en este punto de su vida, dado a todas las experiencias que ha vivido. En su vuelta a su pueblo natal, tiene que lidiar mucho con la presencia de la muerte, que es como un personaje más dentro del libro, se enfrenta a varios problemas que se le cruzan e intenta averiguar la verdad sobre la muerte de su padre.
La ambientación de la novela también es sublime. Merino consigue plasmar muy bien cómo es la vida en el campo, en un pueblo pequeño rodeado de naturaleza, y la armonía y sintonia con la que vienen los habitantes y la naturaleza. Y lo dota todo de una atmósfera muy lúgubre y dura por la constante presencia de la muerte.
Por último, debo decir que la narración de Marta Poveda es descomunal. Dudo que me hubiese gustado tanto el libro de no ser por el increíble trabajo que realiza.