Cristo Pérez y Brando Taberna, dos desarrapados hippies chilenos, están en Arica dedicados a vagar y soñar. Brando, dionisiaco y gozador, escribe poemas; Cristo, en cambio, dedica su vida a pregonar las enseñanzas del evangelio, sin que esto le impida de vez en cuando arrancar algunas bíblicas páginas para fabricarse cigarrillos artesanales. A poco andar se les une Jerónima Monroe, seudónimo de Jerónima Hasbún, una rolliza y licenciosa mujer que se desvive por imitar a la platinada actriz norteamericana, y que lleva a todas partes a su mascota, un ratón blanco bautizado como Joe DiMaggio.
Until the age of 11 he lived in the Algorta saltpeter mining town (north of Chile), after that his family moves to Antofagasta city, where he works in numerous jobs. For three years he travel by Chile, Bolivia, Perú, Ecuador and Argentina , and later started living at Pedro de Valdivia (another saltpeter mining town), where he finish high school and graduates as secondary teacher in INACAP. He has received the Premio Consejo Nacional de Libro (Chilean National Book Award) twice, in 1994 and 1996.
Winner of the Premio Alfaguara de Novela 2010, for his novel, El Arte de la Resurrección.
Otro libro liviano y fácil de seguir de Rivera Letelier. Lo malo es que a pesar de lo liviana de la historia, los personajes son muy básicos, pero en el sentido que nunca logré conectar con ninguno de ellos. Ni siquiera con Joe Di Maggio, y eso que me encantan los animales. Durante toda la historia se seguía las aventuras de estos amigos, que era en el fondo fumar y ser libre como hippie, hasta que llega la dictadura. Las cosas cambian, también algunos personajes y el libro gira en una dirección completamente diferente que nunca pude hacer un paralelo o alguna conexión en el libro entre el antes y después del golpe. En fin, no le pongo 1 estrella porque me reí con algunas anécdotas y diálogos, pero la verdad es que nunca me cautivó, a diferencia de otros libros de él que sí lo hicieron.
ACTUALIZACIÓN: Es uno de los pocos libros que ha cambiado mi visión de las cosas, por ende, mi vida. Desde que lo leí, camino por las calles, veo gente pobre y hago flas back.
Es un libro que cambió mi visión sobre la gente pobre de la calle. Antes, cuando veía pordioseros pidiendo limosnas, decía: Ja! de seguro es para fumar, no le daré nada. Pero con este libro entendí lo duro que es para ellos todo ese mundo de las drogas, adicción, marginación y pobreza.
Ahora cada vez que veo gente que vaga por las calles me acuerdo de los 3 protagonistas de esta historia, y trato de darles una mirada de apoyo, cariño y amor. Les doy un poco de dinero (lo mejor que pueda). Leanlo por favor.
Algunos pensarán: "Si tanto le gustó y le cambió la vida, entonces porqué le puso 4 estrellas". La respuesta es simple. No es un libro extremadamente "inefable" y la verdad es que no sé si a otros les cambiará la vida como a mí. No es el libro del siglo, pero si que es verdad que es un libro que hay que leer sí o sí.
En esta, su sexta novela, Hernán Rivera Letelier nos relata la historia de tres personas que recorren el país de norte a sur con una mochila al hombro en el Chile de 1973, con Allende en su tercer año de presidencia. Esto nos permite situar la historia con dos referencias importantes: una es que ella transcurre en una época en que se intentó hacer grandes transformaciones sociales originadas en un proyecto político que terminó en una tragedia y la otra es una transformación social mucho más inorgánica que nació en EE.UU. como rechazo a la guerra de Vietnam.
Los tres protagonistas presentan una peculiar simbiosis de estas dos revoluciones simultáneas: la de las flores, viviendo un hippismo muy sui géneris, a la chilena, digamos, y el mencionado proyecto revolucionario que esperaba hacer grandes transformaciones en un Chile que venía saliendo del latifundio.
El tema parece interesante, sin embargo, el argumento, si es que lo hay, se desarrolla de forma bastante lineal. Una road story enmarcada en hechos históricos que se van advirtiendo de soslayo y se van haciendo más y más evidentes a medida que pasan los meses y se acerca el fatídico mes de septiembre.
Estos tres personajes tienen, cada uno, una personalidad muy definida y en lo que respecta a Cristo Pérez y Jerónima Monroe, bastante enigmática también; nunca se sabe muy bien quienes son ellos en realidad. Brando Taberna es la excepción, por supuesto; él es Hidelbrando del Carmen, alter ego del autor que se ha autoretratado con ese nombre también en Himno del ángel parado en una pata y, casi como en un cameo cinematográfico, en Los trenes se van al paraíso.
Esta vez, el lenguaje florido y frecuentemente excesivo del autor no me molestó para nada, muy por el contrario, creo que en esta novela el lenguaje alcanza un nivel único y de gran interés para quienes conocimos esa época y lugares. El léxico y las ideas expresadas con el vocabulario justo hizo que a ratos me devolviera para leer nuevamente ciertos pasajes que me parecieron de gran belleza.
Ejemplo:
Cristo Pérez, impávido, empezó a decir bajito algo que parecía ser un particular rezo fúnebre: «Por tanto cuchillo de palo en casas de herreros, por tanto pan quemado en puertas de hornos, por tanta boca abierta tragando moscas, por tanto ladrido sin llegar a mordisco, por tanto hábito no haciendo monjes, por tanta culpa echada al empedrado, por tanto pez muerto por la boca, por tanta paja en el ojo ajeno —y tan poca viga en el ojo propio—, por todo esto, y por tantas otras astillas de tales palos, es que me acurruco como un ratoncito a punto de ser atrapado y pido coto. ¡Coto!».
"Pido coto. ¡Coto!" Ya había olvidado que en mi infancia de juegos en las calles de tierra de mi ciudad, uno pedía coto. ¿Cómo sería, ya de adulto, pedir coto alguna vez, cuando ya todo nos sobrepasa? Algo así como Mafalda pidiendo que paren el mundo porque se quiere bajar, me imagino.
Jerónima Monroe, sobrina del siniestro cura Hasbún, es una mujer concupiscente, de sexo ardoroso, gorda insaciable y de gustos peculiares. A ratos apunta a lo que habría sido la "ambulancia" de La reina Isabel cantaba rancheras si esta última se hubiese desarrollado como un personaje con mayor contenido.
La repetición de personajes se explica en lo que ya ha sido mencionado antes; que las novelas de Rivera Letelier representan un continuum en que todas formarían una sola historia, la gran novela del norte de Chile; lo que no me termina de gustar en esta novela es estrictamente su hilo narrativo que, en mi opinión, no trae ninguna sorpresa, ningún giro narrativo (excepción hecha del devenir de Cristo Pérez, pero ni siquiera eso es tan sorpresivo); es, como dije antes, una historia lineal, una road story, casi un diario de vida sin mayores pretensiones argumentales. ¿Es buena la historia? Yo creo que sí, pero echo de menos la tensión argumental y eso es más bien un problema estructural que netamente temático.
Página 152 Errata si x sí (conjunción por adverbio) ahora si no se sabía quién iba más triste y desanimado > ahora sí no se sabía quién iba más triste y desanimado
Página 161 Errata A whiter shade of sace > "A whiter shade of pale" (canción de Procol Harum)
Tres amigos hippies que recorren el país en busca de nuevas experiencias, conocer gente, caminar y vivir en la interperie, en pleno gobierno de la unidad popular, van viajando de ciudad en ciudad sin importarle el destino. Su viaje se ve interrumpido por el golpe militar que afectó a nuestro país, obligándolos a tomar caminos distintos.
De la media docena de libros de Rivera Letelier que he leído es el que menos me entretuvo. Tiene el mérito de relatar la vida de un trio de Hippies que viviendo en Arica, pleno Invierno comienzan a recorrer ciudades en dirección al sur de Chile, relatando las características locales de las ciudades, y como se vivía en Chile, mientras se trataba de instalar una sociedad marxista.
Acá (casi) nada pasa en la pampa. Una road story que usa la ficción para hacernos dos recorridos de forma simultánea: el viaje de sus protagonistas por distintas ciudades, y el desarrollo de la historia real del Chile de los "mil días" de Allende.
Pero no se centra en la política, en los acuerdos, si no que en la gente "de a pie" que vive en carne propia las decisiones, deseos y temores en un clima con altibajos y en creciente discordia.
En general disfruto las novelas de Rivera Letelier aún así, considero a esta más débil que otras de sus obras, la caracterización del ambiente norteño y el componente road trip hacen del libro una lectura amena.
Al principio me costo conectar con los personajes, pero lo esencial era la historia global, como los personajes y sus destinos representaban el brusco cambio de Chile pre y post dictadura, el final me dejó pensando mucho
Es una historia potente, especialmente para quienes han vivido o tienen familiares que han vivido procesos de crisis sociopolíticas, ya que muestra el tipo de relaciones que se dan en ese contexto y las diferentes violencias que permite. Además muestra cómo vivir dentro de esos procesos produce cambios no solo a niveles sociales, sino que también a nivel interrelacional y a nivel personal. A través del viaje que realizan los personajes, logré conocerlos un poco, lo que más se muestra es el vínculo que se crea entre ellos, cómo resuelven diferentes problemáticas que se presentan en el viaje. Es interesante cómo toman decisiones y cómo logran conseguir la sobrevivencia en los años 70s, en un período sociopolítico complejo. En general el viaje tiene momentos interesantes, otros entretenidos y también algunos tristes, a mí me sorprendió el final, la historia da un giro importante, que cambia la visión que se puede tener de los personajes. Leí este libro al inicio de la crisis social que se vive actualmente en Chile, por lo que creo que fue me impactó aún más esta historia, especialmente el final, es un final que me deja sin palabras para definirlo.
Me sorprendió bastante este libro, ya que no leía nada de Hernán Rivera Letelier desde el años 2015 con "El Vendedor de Pájaros". La novela es algo confusa de leer porque cambia entre adelante y detrás en el tiempo, pero a pesar de eso la novela no es mala, es bastante entretenida, tiene sus momentos brillantes y por una ve siento que Rivera Letelier se aleja prodigiosamente del tema de las salitreras, contando está ve la historia de estos 3 hippies que se te vuelven entrañables: Brando Taberna, Cristo Pérez y Jerónima Monroe, un trío que se complementaba demasiado bien. El final, a pesar de ser predecible (Por una cosa más histórica que por una falencia en el desarrollo de la novela) mantiene bien la animo y el ritmo, es bonito a pesar de lo despreciable que es en si lo que pasa, con un tono tan poético, que en toda la novela se ve. Una novela que junta lo poético y estiloso con lo vulgar de la vida misma de una forma hermosa.
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Tan irónica como Hernán Rivera Letelier puede ser, esta obra es un retrato vívido sobre el Chile de hace algunos años... por supuesto, con dictadura incluida...