Plano americano recopila veintiún perfiles de escritores, artistas plásticos, periodistas, fotógrafos, cineastas, diseñadores y músicos hispanoamericanos que la periodista argentina Leila Guerriero ha publicado a lo largo de la última década en algunos de los principales diarios y revistas del continente y de España.
Esta personalísima cartografía, formada por criaturas que van del incendiario Nicanor Parra a la inquietante Idea Vilariño, del rabioso Fogwill al discreto Guillermo Kuitca, de la espléndida Sara Facio a la desbordada Marta Minujín, del laberíntico Ricardo Piglia al enigmático Roberto Arlt (en un texto hasta ahora inédito), ofrece, a través de la voz y el ojo de Guerriero, un acercamiento a la sensibilidad creativa de todo un continente.
Plano americano funciona, además, como un intrincado sistema de vasos comunicantes en el que diversos personajes aparecen y reaparece en –como protagonistas o como voces secundarias– en sucesivas piezas narrativas, que terminan por dibujar el retrato de una época.
Leila Guerriero is an Argentinian journalist. She began her career in 1991, as an editor with the magazine Página/30, part of the Argentine newspaper Página/12. Since then her texts have appeared in various publications across Latin America and Europe: La Nación and Rolling Stone, in Argentina; El País, Altaïr and Jot Down, in Spain; Piauí, in Brazil; Leopard, in Mexico; L’Internazionale, in Italy, among others. She is the author of many books, including Los suicidas del fin del mundo (Tusquets, 2004); Frutos extraños (2009, Aguilar, Alfaguara); Una historia sencilla (2013, Anagram); and La Otra Guerra (2021, Anagram). She has received the CEMEX + FNPI New Journalism Award, González-Ruano Prize, Blue Metropolis Grand Prix and Manuel Vázquez Montalbán International Journalism Award. She is the Latin American editor for Gatopardo magazine, and works as a teacher at the Gabo Foundation, founded by Gabriel García Márquez. Her work has been translated into English, French, German, Swedish, Portuguese, Italian and Polish.
Como bien he aprendido del amigo Homero Alsina Thevenet, hay que empezar las reseñas de forma ordenada:
“Comience toda nota por el centro del tema. Las primeras líneas deben apresurarse a establecer qué, quién, dónde, cuándo. El cómo puede esperar al segundo párrafo. Elimine al máximo el Yo, el Nosotros, los otros pronombres respectivos (me, mí, nos). El enfoque gramatical de primera persona debe reservarse para aquello que es absolutamente intransferible. Salvo caso de extrema necesidad elimine los signos de interrogación; el lector quiere respuestas y no preguntas. Evite los signos de admiración: el concepto deberá ser bastante asombroso con solo enunciarlo, sin que usted le coloque la bandera encima. Elimine las referencias al hecho mismo de estar escribiendo una nota. Sea un espejo sin decir “aquí estoy como un espejo”.
Dicho lo cual, seguiré las instrucciones del maestro Alsina, pero a mi forma, ya que lo que más me ha gustado del libro es el CÓMO, y con independencia del contenido, creo que lo mejor es la forma en que Leila Guerriero apenas muestra su presencia en los esbozos de los personajes tan interesantes que retrata, ese enfoque es el valor añadido del libro y lo que nos hace interesarnos por esas personalidades tan grandes que nos muestra. No figura ella como personaje, ni se da importancia como entrevistadora, ni forma parte del decorado, es como si no existiera alguien a quien refieren sus impresiones. Esta omisión absoluta de la autora me ha resultado un recurso muy bueno.
Luego resulta muy interesante la intrahistoria de muchos de los personajes de los que saca parte de su biografía, anécdotas, vivencias y como llegaron a forjarse un nombre dentro del mundo de la cultura, la mayoría de ellos a nivel internacional.
Va de menos a más, me encantó Idea Vilariño y la aproximación a su poesía, la viuda de Onetti. Interesantísima la aproximación a Piglia aunque ya conocía mucho de sus Diarios. Pero yo buscaba en especial conocer algo más de dos de mis escritores favoritos en la actualidad: por un lado al otro lado del charco Martín Kohan, descubrimiento relativamente reciente y al que admiro notablemente; y por otro lado a este lado a Juanjo Millás, al que llevo siguiendo y leyendo desde hace muchos años, y nunca dejan de divertirme y sorprenderme sus novelas a partes iguales, su locura. Bueno y un tercero que le sigo bastante desde hace un tiempo, un chico joven que ha salido ahora como gran revelación (para mí): Roberto Arlt. De este último solo conocía gran parte de su obra, pero no de su vida, que me ha resultado muy entretenida.
Elías Castelnuevo sobre Arlt: “La vida puerca” (primer título de El juguete rabioso) no se podía publicar (…) Pese a las objeciones que le hacían, no se resignaba con el rechazo de su novela, ni tampoco aceptaba de manera alguna la resolución. Discutía y volvía a discutir obstinadamente (…). Por último, aprisionó el manuscrito con ambas manos, lo aprisionó con ambas manos, lo apretó contra su pecho, y me dijo: “Está bien, usted dice que mi novela es mala. Glusberg dice que mi novela es mala. Gleizer dice que mi novela es mala (todos ellos editores). Pero yo y mi mujer decimos que mi novela es buena. Muy buena (…). Y se retiró violentamente”
No puedo estar más de acuerdo, “El juguete rabioso” es muy bueno y la obra de Arlt innovadora y sobresaliente.
No importa de quién se trate, basta empezar a leer sus perfiles para sentir que necesitamos saber eso que nos cuenta. Que necesitamos estar ahí, viendo lo que ella ve, escuchando lo que ella escucha. Una mirada hecha de intuición, de oficio, de paciencia. Guerriero es la mejor escritora argentina de no ficción contemporánea.
Hace unos meses leí Los suicidios del fin del mundo de Leila Guerriero y me pareció un libro muy interesante, pero sobre todo me dejó fascinado el estilo y la singularidad narrativa de la escritora. Aquí en Plano Americano Leila Guerriero alcanza un nivel expresivo realmente deslumbrante. Al principio me preocupaba un poco que más de la mitad de los perfiles de este libro eran de personas que nunca había siquiera escuchado mencionar en mi vida. Más esa inquietud se diluyó muy rápido con la electricidad y la magia de la escritura, pero sobre todo porque muy rápido te das cuenta qué existe un misterioso hilo invisible que se va tejiendo entre las historias y muchas veces tienes la sensación de estar leyendo una novela con varios personajes que salen y entran, una y otra vez, por donde menos te los esperas. Hay una evidente unidad narrativa y temática que nunca se disipa, también hay unos personajes recurrentes que se mencionan una y otra vez en varios de los perfiles y que parecen ser de por sí el motivo central, o más bien, el rio principal donde desembocan todos los capítulos. Este en un libro verdadera inclasificable, absolutamente muy recomendable.
Con este libro tuve el placer de conocer a Leila Guerriero y fascinarme con su prosa precisa, su perfecta selección de las palabras y los silencios. A través de crónicas nos cuenta la vida de 26 artistas de diversos géneros, la mayoría argentinos, a quienes no se necesita conocer de antes para deleitarse en su lectura. Cada historia es un universo, del que la discreta voz de la autora se apropia para contar la vida del personaje. Es un libro que se disfruta despacio. No por falta de ritmo, sino para lograr captar los matices de cada perfil sin perder detalle. Leila seguramente sabe de periodismo, pero hace maravillas con la literatura. Este es un muy buen comienzo para explorar mejor su obra.
Una gran miscelánea de perfiles de gente dedicada a la labor creativa, casi todos publicados previamente en revistas de ambos lados del Atlántico.
Está claro que la señora Guerriero tiene habilidad para decodificar mentes y entender. Parece que para perfilar un retrato le basta con que ellos le abran su casa, un par de sesiones de grabadora, un té y una medialuna, pero no nos engañemos, se nutre al mismo tiempo de abundante documentación —se nota que ha degustado las obras de quienes retrata— y de un mapa circundante de relaciones humanas al que escucha con atención. Por ejemplo, el retrato de Roberto Arlt, inédito, es un gran trabajo de investigación, compuesto como quien arma las infinitas piezas de un reloj, pero el resto, el del poeta faro, el escritor loco, el pintor de demonios, las compositoras enamoradas —menudo era Onetti—, la fotógrafa rompedora, la periodista de moda, el editor con gusto, la cineasta extravagante, el cantautor leyenda... son más domésticos. En algún momento me ha recordado a Los íntimos de Marta Sanz, pero con una mirada menos amigable, más respetuosa, desde fuera, dura. Sí, dura, pero humana a la vez. Como si fuera una John Ford de las letras. El retrato que hace de cada uno es riguroso pero no exento de ternura. Hace visibles grandes dosis de infelicidad implícita, las manías y dependencias, las caídas y recaídas, las vergüenzas, pero también la sencillez del proceso creativo. Es como si democratizase toda actividad artística, transmitiendo la idea de que la dedicación al arte está al alcance de cualquiera, incluso del lector.
En definitiva, el panorama me ha entusiasmado y me ha dejado con unas ganas tremendas de visitar el Cono Sur.
Se lee más rápido que la mejor ficción, logrando encontrar en el menor de los detalles el plano justo para ir definiendo cada perfil. Una pluma que parece un bisturí. Podrían haber sido 100 perfiles, y los seguiría leyendo con la misma voracidad. Mis favoritos: Idea Vilariño, Sara Facio, Guillermo Kuitca.
Elegante, certero, agudo, conmovedor, sutil, bello. Perfiles periodísticos y profundamente literarios. Amé el de Hebe, el de Idea, el de Arlt, el de Venturini. Leila es una genia. Sus enormes virtudes brillan totalmente en estos perfiles. El libro que más me ha gustado de los que he leído de ella.
Que increible viaje, me sentí cerca de Fogwill, Maria elena walsh, marta minujin. Parra, me dieron ganas de leerlos a todos. Leila cuenta cada vez mejor
ella es lo máximo el problema es que leer sobre alguien que no conoces, no me parece tan atractivo en tan pocas páginas de los que sí conozco, amé todas las entrevistas
Es brígida Leila Guerriero. Logra todo lo que necesario para contar una buena historia: encuentra un tema o un personaje, reportea exhaustivamente, sabe elegir las escenas precisas, arma una estructura exacta y describe con una voz simple pero aguda. Me gustó mucho leerla, hay tanto que aprender de ella. Me gusta cómo maneja los diálogos y su capacidad para crear ambientes y para reproducir la voz de quienes entrevista. También me gusta su sensibilidad, y esa capacidad de encontrar frases bellas en las palabras de los demás. Seca.
De Nicanor Parra: "Es un hombre, pero podría ser otra cosa: una catástrofe, un rugido, el viento...Es un hombre, pero podría ser un dragón, el estertor de un volcán, la rigidez que antecede a un terremoto. " "No tiene arrugas, solo surcos en una cara que parece hecha con cosas de la tierra (rocas, ramas)."
De Fogwill: "En las hojas no hay letras ni palabras sino algo ilegible, algo licuado, algo que no parece escrito por una mano humana. "En los ascensores, en la calle, desde los taxis, Fogwill mira a hombres y mujeres con la lascivia de un coleccionista, como si fueran, todos, ejemplares de catálogo."
De Idea Vilariño: "De quien dicen que plantaba jardines y los hacía florecer allí donde viviera. De quien dicen que era dura, implacable y hermosa, hermosa, hermosa" "El amor que le interesó es el amor pasión. Un amor intenso , que tiene que acabar para poder ser" "...la frente un médano, los pómulos bruñidos, nunca sonrisas. Los ojos, hastiados más que tristes, o viendo algo que nadie más ve." "En No los poemas...están formados por palabras llegadas de una galaxia limpia y triste que se despliega como un ruido blanco o un silencio perfecto."
De Kuitca: "tiene una mirada que tendrá otras veces: compungida, enteramente triste. Pero se ríe, como quien dice -como quien quiere decir- no me hagan caso." "Se ríe. Después, es igual: su risa se retira, como un mar reservado y discreto, no se sabe si triste." "Un día, cuando se siente solo en la isla negra de la cocina y cene solo haciendo el crucigrama, sentirá crecer dentro del cuerpo un brote de felicidad. Un brote de felicidad perfecta. Y se preguntará si es bueno: que la felicidad sea así. Que la felicidad pueda ser eso."
De Felisa Pinto: "Camina como si fuera parte de la tierra, con una gracia épica, serena...Su rostro tiene la belleza de lo que no puede repetirse...la mujer que acaba de rasgar la suavidad de la noche derrama, sobre los que están all��, la sensación eufórica, y a la vez triste, de estar viviendo ya un recuerdo."
De Homero Alsina: "Tiene la voz que ha tenido siempre: hecha de ladridos, ronca." "Como un indio paciente volvía a su escritorio y ajustaba tuercas, podaba frases frondosas y se hacía, de a poco, fundamentalista de la precisión" "-¿Te molesta el paso del tiempo? -Eh, a quién no. -Pero lo enfrentas con elegancia. -Porque soy elegante -dice, y mueve la pantufla."
De Fabían Casas: "Un mundo que vascula entre la epifanía y el abismo. Donde se puede ir a la cancha y escribir poemas y cenar felices y, después, querer morir a mediodía. Eso, a grandes rasgos."
De Lucrecia Martel: "...el deseo circula como una fuerza arterial y monta escenas de turbación suave..."El deseo se mueve por su propio hilo. Es algo que irradia una persona involuntariamente y que se conecta involuntariamente con otra persona. No es una previsión moral"." ""La boca es el lugar de las palabras, el lugar de lo más evolucionado del pensamiento. Y dentro de un instrumento tan civilizado están los dientes, que son brutales y salvajes...La boca parece, realmente, el lugar donde reside la doble naturaleza."
De Facundo Cabral: "La voz -un insecto enhebrado en los párpados de la estática- llega a través del teléfono...La voz, pulverizada entre los dedos de la interferencia, dice llámame, dice viernes, dice Buenos Aires." "La desmesura. La pompa y la sentencia. El signo que, a veces, mejor dibuja."
De Marcel Berro: "Yo tuve ganas. No vocación...Yo creo en el trabajo. No en la vocación" "Esa capacidad de ir muy lejos y adelantarse mucho en el camino de esa actividad, y de golpe desde esa actividad iluminar todo el resto de los espacios existentes. Esa sería mi definición de talento."
De Pablo Ramirez: "...cree...En bellezas altivas, espiraladas, galácticas...de espaldas como olas lentas, de cuellos como estandartes...bellezas aristocráticas que abren el aire cuando caminan, que son el aire cuando caminan, que son un pétalo sin fragilidad...la estructura de esos cofres bien cerrados, de esos jarrones perfectos -la cartografía de sus más íntimos huesos..."
De Millás: "Su mundo es un laberinto de espejos, una cáscara recorrida por el humor que encierra un universo repleto de chirridos. de perpleja desesperación" "No es el gesto de un torturado: es el gesto de un hombre que mira algo desconocido y tiene toda su atención puesta en entender cómo es que ese algo, tan raro, se comporta."
De Hebe Uhart: "...la mujer sabe que el placer o la alegría son escurridizos, fugitivos o escasos; y porque, si lo piensan bien, elegir, de entre todos los principios o convicciones posibles, ese derecho humilde a un poco de placer, a un poco de alegría, es como decir señores, esto es cruel, y habrá dolor, así que intentemos ser un poco más buenos"
De Roberto Arlt: " Su curiosidad era una taquicardia, un magma, una atrocidad, una locura, una laceración" "...los ojos bélicos, febriles, del que ve demasiado. Del que ve, incluso, lo que no quiere ver." "Fue entonces cuando Arlt la vio en un palco de cine, etérea, celeste, luminosa, la rubiedad azul temblando en el siseo carbónico de la penumbra." "Un hombre lanzado a toda velocidad -con la sonrisa de un lobo- al centro mismo de la aniquilación." "Elizabeth...cruzó la cordillera para encontrarse con ese dragón que fue su amor" "¿Era un animal bajo la piel de un hombre? ¿Era feliz, era feroz, era un sol incandescente?
De Aurora Venturini: "...un estilo que imitaba los retorcijones barrocos de una lombriz herida" "...habla en un susurro, con frases cortas, en tonos investidos de ironía, de burla, de respeto. El susurro es un hojaldre de intenciones diversas, una caja de herramientas de la que ella saca, cada vez, la adecuada" "La puerta se cierra con un chasquido. En la calle no hay nada. Sólo el calor blanco de marzo"
Le doy tres estrellas porque no todos los personajes me interesaron, a pesar de ser una obra muy recomendable de la periodista y gran escritora Leila Guerriero. Para los que desconocemos la riquísima y variada literatura hispanoamericana del siglo XX es una oportunidad de ahondar en las figuras de los poetas Nicanor Parra, la sorprendente Idea Vilariño. Es en la figura de Vilariño donde nos encontramos uno de los mejores capítulos del libro: su poesía desgarradora, sus amores terribles con Onetti -amores que arden con violencia, que queman a los enamorados-, o las otras figuras masculinas que ardieron junto a Idea -"dice la leyenda que un solo hombre podía ver a la vestal tapiada, entrar en el apartamento y hacer la ceremonia silenciosa: arrancarle la piel hasta dejarla en carne viva"-. También se acerca a la novelista Aurora Venturini ("sentada, al otro lado de la puerta, como un animal al acecho que despide o espera") y a otros escritores como Rodolfo Fogwill o Ricardo Piglia. La tenacidad de Guerriero la dirige a una verdadera 'quest' en la vida del incomprendido (o demasiado asimilado) escritor y periodista Roberto Arlt, mediante una búsqueda de los hijos del escritor (Mirta Arlt, todo un personaje). Fuera de la literatura, hay figuras muy interesantes como la de la fotógrafa Sara Facio o la cantante argentina Amelita Baltar, donde se airea su relación tormentosa con el magnífico bandoneísta Astor Piazzolla. Y hablando de mujeres en la sombra, uno de los capítulos más emotivos es el dedicado a Dorotea Muhr, esposa de Juan Carlos Onetti, y que vivió entregada a su marido, pese a las continuas rarezas, infidelidades y desvaríos del escritor. Dorotea, todo un personaje de relato. Sombras entre sombras. Una extrañeza e ironía que nos esquivan.
Casi un año después, terminé este librazo. Prácticamente todos los perfiles me encantaron. Leer sobre Idea Vilariño o Aurora Venturini (por nombrar algunas) a través de la pluma de Leila es la gloria.
El 2020 lo comencé con Leila, y el 2021 finalicé este libro de perfiles que me llevaron a recorrer la vida de algunos de los mejores escritores de Uruguay, Chile y Argentina, y otros tantos artistas que con creatividad inspiraron e inspiran a tantas generaciones.
Como lo he dicho antes, leer a Leila es recibir una clase maestra de buena escritura (pese a que esta edición tenga algunos errores que se le pasaron al corrector de estilo y que se pueden fácilmente perdonar).
Hay unos perfiles mágicos. Me encantó el de Nicanor Parra, amé el de Idea Vilariño que creo fue mi favorito, Hebe Uhart me pareció muy sensible. Lo que más me gustó fue la voz propia que Leila imprime en su escritura, ella muestra por capas lo más profundo de personas en su humanidad más vívida.
Desde que una amiga me dijo que me iba a gustar Los Suicidas del Fin del Mundo que me convertí en FANÁTICA nivel adolescente de Leila Guerriero. Este libro recorre perfiles de personajes de las artes, aristócratas porteños, hombres y mujeres interesantes que en la prosa de Leila se vuelven más interesantes. Mis favoritos fueron: Marta Minujín, Aurora Venturini, Rodolfo Fogwill, Sara Facio y Marcial Berro. Es un libro eterno que vale la pena leer porque aunque creas que sabés algo de esta gente, verlos desde el universo de Leila es iluminador. Recomiendo!!!
no podia acabar de cap altra manera que amb aquest inici que sempre m’acompanya:
«es un hombre, pero podría ser otra cosa: una catástrofe, un rugido, el viento. Sentado en una butaca cubierta por una manta, viste camisa de jean, un suéter beige que tiene varios agujeros, un pantalón de corderoy. A sus espaldas, una puerta corrediza separa la sala de un balcón en el que se ven dos sillas y, más allá, un terreno cubierto por plantas, por arbustos. Después, el océano Pacífico, las olas que muerden rocas como corazones negros.»
Es el último Leila que me quedaba por leer. Siento el vacío. Me sigue maravillando su escritura aunque ya no sea sorpresa. Me sigo sorprendiendo de lo mismo, aunque ya sepa que va a suceder: me meto en su cápsula y leo sobre lo que sea. Me atrapa con lo que quiera. Incluso, sobre todo, con aquello que jamás pensé que me iría a interesar.
Recomiendo leer el de Amelita escuchando los temas (en su versión original y las actuales) que se van mencionando. La atmósfera será distinta, se siente algo de lo que leila escribe.
Leila Guerriero escribió estas 21 semblanzas de destacadas personalidades creativas entre 2003 y 2012, publicadas en diversos medios periodísticos de Hispanoamérica. Son geniales. La autora construye estos textos a partir de una prolija labor investigativa que incluye revisión de fuentes y realización de entrevistas. Sus textos combinan magistralmente la crónica con la biografía. Entregan un perfil tanto humano como artístico de cada personaje, contextualizando con interesantes referencias culturales, históricas y sociopolíticas cada retrato. Uno disfruta su escritura, la capacidad de revelar lo esencial de cada personalidad, el andamiaje de estos textos no ficticios. Creo que Leila Guerreiro logra una manufactura artesanal de gran valor, tanto periodístico como literario. Y logra lo más importante: motivar el conocimiento de la obra de estos hombres y mujeres notables en sus respectivas disciplinas.
En Plano Americano Leila deslumbra con su talento de hacer interesante todo lo que ve. Además, nos abre un poquitito la cortina para ver su detrás de escena, para valorar su trabajo, con descripciones sobre su método. Por ejemplo, las veces que llama en busca de entrevistas y recibe un no como respuesta. Las veces que busca rastros como el/la mejor detective y encuentra sólo preguntas (como en el perfil de Artl. La seguidilla al comienzo de los perfiles de la amante y la esposa de Onetti -de quien no hay perfil acá- me parece sublime. Son perfiles caracterizados por el siglo XX en Argentina, a través de estos personajes, Leila retrata un país. El perfil de Hebe Uhart, uf. El de Elisa Pinto, periodista. El de Aurora Venturini… La amo
Leila tiene una cosa que es magia: hace que escribir parezca fácil, que contar como ella cuenta parezca la única forma posible de contar. Logra despertar la curiosidad por personajes que, de otro modo, resultarían ajenos. Y cuando has leído ya 10 de estos perfiles empiezas a encontrar las costuras, la forma como se arman, los recursos que usa. Que es perfecto, porque más allá de la curiosidad, de la delicia de husmear en vidas ajenas, está eso: ver cómo se cuenta algo para que el resultado sea que querés saber más.
Y de ñapa, qué belleza los perfiles que hizo de Roberto Arlt y de María Nieves Rego. Magistrales.
Leila reseña en Plano americano distintos perfiles de escritores, artistas, músicos y cineastas hispanoamericanos, con ese estilo incisivo y clarividente que es su sello de identidad.
Hay perfiles que no conocía, otros de un interés desigual, pero los tres capítulos dedicados a Idea Vilariño, su gran amor Onetti, y Dorotea Muhr, la mujer (la sombra) de este último, son sublimes.
Seguiré leyendo todo lo que pille de Leila, y sintiéndome huérfana cuando lo termine.
Maravilloso como todo lo que escribe Leila. No le doy 5 estrellas porque varios perfiles se hacen repetitivos entre sí, hay muchos y a lo mejor, por desconocimiento del personaje, algunos son un tanto aburridos.