Las flores y plantas han estado presentes a lo largo de la historia de la pintura y el Museo del Prado aloja algunos de los cuadros con las representaciones más bellas de los grandes maestros: Van der Weyden, El Bosco, Fortuny, Patinir, Zurbarán o Goya nos deleitan con claveles, caléndulas, borrajas y limoneros. Eduardo Barba nos las muestra en un relato de identidad, de memoria y de tiempo, aspectos muy ligados a la historia del arte.
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería. Su pasión por el reino vegetal es tan intensa como su pasión por el arte, lo que le ha llevado a catalogar miles de obras de arte con presencia botánica.
Ha colaborado con instituciones como el Museo Nacional del Prado, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Museo Lázaro Galdiano o el Museo de Bellas Artes de Bilbao, así como para colecciones extranjeras. Ha publicado artículos de investigación en catálogos de cada una de ellas.
Además, cuenta con varios libros publicados hasta la fecha:
- El jardín del Prado. Un paseo botánico por las obras de los grandes maestros (Espasa, 2020; 10.ª edición).
- Una flor en el asfalto. La vida de las hierbas urbanas contada por ellas mismas (Tres Hermanas, 2021; 4.ª edición). Con prólogo de Gilles Clément.
- El paraíso a pinceladas. Jardines en las obras de arte (Espasa, 2023).
- Guía botánica del Museo de Huesca (Museo de Huesca, 2024)
- Un paseo botánico por el Prado (Museo del Prado, 2024)
Eduardo Barba Gómez is a landscape gardener and a botanical researcher in art history. He collaborates for Spanish institutions as the Museo del Prado, the Museo Thyssen-Bornemisza, the Museo Lázaro Galdiano or the Fine Arts Museum of Bilbao and other foreign collections, identifying the botany in its artworks. He published research articles in catalogues for these institutions.
His first book, El Jardin del Prado (The Garden in the Prado) reached its 10th edition. It is about the plants that grows in the artworks in the Museo del Prado.
His second book, Una Flor en el Asfalto (A Flower on the Pavement, 4th edition), talks about the urban weeds, with a preface written by Gilles Clément.
His third book is El paraíso a pinceladas. (A Paradise in Brushstrokes), about the painted gardens in artworks.
It has another titles, like a couple of botanical guides por the Museo de Huesca and another for the Museo del Prado.
Este es un libro precioso, no solo por las imágenes que muestra, sino también por las historias que se desarrollan en él. Aunque se trata más bien de un ensayo, en el que vamos viendo las distintas especies botánicas que aparecen en muchos de los cuadros del Museo del Prado, también es fantástico el poder leer las peripecias de el autor. Este hombre ha llevado una vida interesantísima, viajando por el mundo solo para aprender sobre plantas, su gran pasión. Así, parece que cualquier planta le recuerda a alguna historia relacionada con plantas que ha vivido.
En este libro, podemos ver cómo nos muestra las plantas que aparecen en algunos cuadros del museo, explicando el porqué de su aspecto (a veces los cuadros son tan realistas que muestran en las plantas signos de falta de riego, o alguna enfermedad), dónde encontrarlas, cómo cuidarlas, y un largo etcétera de curiosidades de cada una. Cada capítulo lo dedica a una planta en concreto, mostrando un dibujo de la misma, el cuadro en el que aparece y la parte aumentada en la que sale. Muchas veces nos habla del pintor, de la época en la que vivió, de interesantes datos de cómo pintó el cuadro, y mucho más. Las imágenes son preciosas, eligiendo con mucho detalle obras no demasiado conocidas pero de una gran belleza.
Eduardo nos cuenta cómo ha trabajado de jardinero durante toda su vida, estando ahora enseñando a los futuros jardineros en una escuela. No obstante, él siempre se ha formado, ha seguido aprendiendo y absorbiendo conocimientos sobre las plantas, como estas absorben el agua que necesitan cada día. Por ello, el autor muestra un amplio conocimiento sobre la botánica en general, pero lo más curioso y original es que, como también le gusta mucho el arte, ha terminado colaborando con el museo de varias maneras. Así, de estas dos pasiones, nace este libro, lleno de plantas, pero también de humanidad.
Es un libro muy recomendable, porque el tema resulta interesante, y su lectura fresca y rápida. Los capítulos son en su gran mayoría cortos, y aunque a veces den datos científicos y técnicos, no dejan de ser accesibles para cualquier clase de público. Esta edición que he podido leer ha sido un préstamo de la biblioteca pública, pero imagino una lectura mucho más bella en el libro físico, sin duda alguna.
Desde que empecé a interesarme por la jardinería hace unos meses, este libro ha ido animándome a aprender más sobre plantas y sobre cómo cultivarlas. Cada capítulo habla de una planta y de una obra del museo en la que aparece. A veces la aparición de la planta es algo anecdótico, está en una esquinita, otras veces es la protagonista del cuadro, pero el autor consigue que siempre nos parezca el elemento más importante de la obra. Nos cuenta su experiencia con la planta, sus recuerdos asociados a ella, sus cuidados, más obras en las que aparece, otras plantas relacionadas... Y lo hace de forma hermosa. Es una lectura muy ágil y entretenida que además acompaña muchísimo. Algo que me encantaría sería un café con él para saber mucho más de sus viajes.
Qué bonita casualidad haber llegado a este libro justo cuando necesitaba algo completamente nuevo y que me llenase de emoción y calidez. Este libro ha conseguido lo que llevaba tantos años queriendo hacer: investigar, anotar, descubrir e incluso dibujar a medida que avanzaba por las páginas de este jardín tan especial.
cada invierno soporto menos el frío. por más que piense en Camus y me imagine en un eterno verano, el frío que me atenaza por las mañanas, me hace plantearme pedir una redistribución de trabajo y que me mande a las Seychelles hasta que las golondrinas vuelvan a la península.... solo el hecho de que el frío traiga de vuelta flores a casa hasta casi mayo, hacen que a media mañana recuerde menos mi enfado por las bajas temperaturas.... . pero quizás no sea tanto pensar en Camus y más en uno de los cuadros que alberga el museo del prado y que tan exquisitamente detalla @eduardobarba_ en su libro #eljardindelprado. En el rapto de proserpina de Rubens, el ras del cuadro está lleno de tulipanes, si bien, por seguro, que la muchacha en el momento de ser raptada por Plutón estuviese recogiendo violetas. Este hecho, el del rapto, sumió a su madre Ceres, diosa de los campos y las cosechas, en una gran tristeza que hizo que los campos cayesen en un hastío que parecía inacabable. Por intercesión de Jupiter, Plutón aceptó devolver a Proserpina seis meses a la tierra y que los otros restantes los pasase en el inframundo. De este modo, con estas subidas y bajadas metafóricas, quedaron instauradas las estaciones del año y, por tanto, los tiempos de la tierra para las cosechas. Porque Proserpina, como los tulipanes que se blanden en el cuadro explican, al que se toma su tiempo en observar la obra, que ambos son bulbos, más los tulipanes que la joven, y que las plantas bulbosas necesitan refugiarse en la oscuridad de la tierra para luego poder brotar con la alegría y brío suficiente a la siguiente primavera. . No puedo irme a Alejandría en busca de las ráfagas de aire caliente que siguen las golondrinas, y si, en cambio, los patos del lago de Central Park se quedan ahí aunque nunca sepamos si el agua se hiela, tendré que asumir, no sé si como como proserpina, que estos meses de frio son necesarios para que en casa nunca falten los coloridos tulipanes. . Y lo siguiente, o lo primero que se debería hacer al terminar este libro es cogerlo de nuevo y recorrer los pasillos de El Prado, buscando todas las naturalezas que aparecen de manera discreta o explosivamente en una de las mejores colecciones de la pinacoteca. Caléndulas, don diegos de día, hiedra, malva, cimbalarias, jacintos, alhelies, lavanda y muchos más os esperan.
Un libro muy bonito, se aprende muchísimo de plantas y de arte. Para la que no somos expertos ni en botánica ni en arte este libro es todo un descubrimiento que nos enseña un montón de cosas. Totalmente recomendable ya que son capítulos muy cortitos, magníficas ilustraciones e interesantísimas historias.
Admito que tenía mis dudas, pero me ha encantado la mezcla de vivencias del autor con sus amplios conocimientos de plantas y de arte. Y sí además es recordando algunos de los cuadros más conocidos de la Historia del Arte, mejor que mejor. Es leer la última página del libro y querer regresar al Museo del Prado para redescubrir sus obras.
Bonita edición, bellamente ilustrada tanto con las reproducciones de los cuadros, como con laminas botánicas. Un paseo por los cuadros de museo del prado de la mano de un jardinero, donde nos pararemos a apreciar las obras fijándonos sobre todo en los elementos botánicos. Ameno y bien escrito. Un muy buen regalo para aquellos a los que les guste el arte y los jardines.
Este libro es un corazón palpitando excitado al ver algo que le gusta. Consigue transmitirte conocimientos sobre arte y botánica mientras te narra agradables historias que no sabías que necesitabas escuchar y que necesitabas. Increíble.
Una lectura muy poética donde con la excusa de nombrar distintas especies botánicas que aparecen en obras pictóricas encontramos descripciones, consejos de jardinería y anécdotas diversas. Algunos textos me han gustado más que otros, pero en general lo he disfrutado bastante.
I just thought this book was so clever. Such a simple idea but so well executed. It could have been a manual and it was written like a novel, full of energy. Excellent
Es un libro muy bonito y diferente para romper la rutina de lo que solemos leer. Sin embargo, se me han hecho pesadas muchas de las anécdotas que cuenta el autor, muchas me encajaban porque les veía más relación, pero otras no. Creo que el libro también se habría beneficiado de poner fotos reales de las plantas a las que hace referencia, no solo un dibujo, ya que la curiosidad hace que estés mucho rato buscando en internet cómo son. Lo que sí me ha gustado mucho ha sido la reflexión que hace sobre cómo se está perdiendo el saber que pasaba de generación en generación sobre las plantas y los árboles, cómo cada vez les hacemos menos caso y ni siquiera nos fijamos en ellos cuando nos los cruzamos.
estoy de mala racha lectora desde las vacaciones :(. pero este libro lo tenía desde incluso antes. creo que no explica mucho de arte ni de plantas, o por lo menos mucha proporción del libro son anecdotas de la vida del autor o descripciones del cuadro que no me han interesado (igual a vosotros, sí :)).
Un libro muy poético lleno de reflexiones que a mí me han abierto la curiosidad por un campo que nunca me ha llamado mucho la atención : el de la botánica. Sí que disfruto mucho de pasear por bosques, pero las plantas más pequeñas, las de jardines y ciudades directamente las ignoraba. En ese sentido me ha abierto los ojos y lo estoy disfrutando mucho. Es también un libro que refleja la forma de vida, los viajes y motivaciones de su autor. Y eso hasta cierto punto me parece interesante. Aún así me ha frustrado bastante porque no es tanto lo que esperaba (cosa mía). Las ilustraciones de detalle de los cuadros no me han parecido adecuadas. Sobre todo cuando hay varias flores juntas es confuso saber cuál y cómo es la planta. Unas flechas y/o foto de la planta real habría ayudado enormemente. También echo en falta más detalles, tanto de las plantas en sí (sus usos por ejemplo; hay referencias pero para mi gusto escasas) como del artista y el cuadro.
Aúna la Pintura y la Botánica con una maestría deliciosa. Conforme nos presenta las especies vegetales que se esconden en las obras de El Prado, da pinceladas autobiográficas que hacen la lectura muy especial y conmovedora. Solo dan ganas de plantar semillas y esquejes y crear un vergel en tu jardín. Muy muy recomendable!!
Una lectura muy refrescante. Me encanto pasear la mirada por las obras, conocer sus secretos, las anécdotas, enseñar mi ojo a reconocer las plantas y entender porque estaban allí representadas. Muy recomendable!
Me resultó interesante y entretenido, un libro para leer tranquilamente y consultar. Lo hubiese preferido en papel en vez de formato digital para poder observar mejor los detalles.
La idea de este libro me parece buenísima: analizar alguna flor o planta de las muchas que aparecen en los cuadros del Museo del Prado y darle a las obras un significado mayor que, quizás muchos, pasábamos por alto. Y es que es verdad el problema que comenta el autor sobre la "plant blindness" que, por algún motivo, sufrimos las personas y que hace que 1) releguemos a la flora a un plano simplemente contextual o paisajista o que 2) en casos extremos pero igual de reales, directamente no la veamos (como se da en el cuadro del "Descendimiento" de Van Der Weyden). Aunque en muchas ocasiones la presencia de la flora sí se da por motivos estéticos relacionados con "el arte por el arte", es entretenido averiguar los significados que puede tener cada planta y si estos pueden afectar o no al significado de la obra. Dicho esto, el libro podría estar mucho mejor si el autor se centrara sobre todo en esto, es decir, en analizar los significados sincrónicos y diacrónicos de las plantas. No obstante, Eduardo Barba Gómez peca, en mi opinión, de contenido autobiográfico. Parece que el autor usa las plantas para encaminarlas a algo que le haya pasado y que VAGAMENTE tiene algo que ver con lo que quiere analizar. Por ejemplo, en el capítulo sobre el diente de león, se pasa todo el rato hablando de cómo siempre ha deseado ver llover en el Panteón de Roma. Está relacionado porque "una planta que está ligada a ese mundo de los deseos es el diente de león" (p. 38, cuarto párrafo después de haber estado hablando de su viaje a Roma). Después de esa frase, le otorga a la planta 7 líneas antes de decir "Eso sí, hay que soplar con fuerza, y así debí hacerlo yo cuando estaba en Florencia" (p.39) y así lo vuelve a enlazar con una experiencia suya sobre cómo quería visitar todo lo posible en Florencia. No quiero sonar muy bruta e insensible, pero si alguien coge un libro titulado "El jardín del Prado", es para aprender sobre las obras, no sobre las vivencias de una persona que no conocían y que poco tienen que ver con las plantas que analiza. A pesar de esto, el libro tiene otras cosas buenas, como los dibujos de las plantas o los consejos que da el autor sobre cómo plantar algunas flores de los cuadros, animándote a crear tu propio jardín del Prado en tu balcón. El contenido sobre el mundo vegetal y su relación con la pintura es lo que de verdad resulta interesante. Es una pena que la mayor parte del libro no esté dedicado a esto.
This book was a present from a good friend of mine and she nailed it for it combines two of my loves: Nature (plants and trees) and Art (Prado Museum). The book is beautiful, with the paintings and the plant illustrations, even the paper has been carefully chosen and I think that the book concept is original, but in the end it is sort of repetitive. It has become a trend nowadays that every single author shares his/her life in pseudo-biographical novels or real testimonies, but I doubt whether all memories or recollections are interesting enough to be published and read. I would have preferred Mr. Barba to stick to the paintings and the plants and not to talk so much about himself. I would have rated it as a five-star, but I sadly rate it only as three.
Un libro que habla sobre plantas y flores que aparecen en los cuadros del Museo del Prado. Pero en realidad siempre está basado en su experiencia personal con la planta más que lo que se ve en la obra del Museo.