Desde que suena el despertador nos enfrentamos a dilemas éticos. Los hay modernos y clásicos. Grandes y pequeños. Pero todos ellos definen nuestra época. ¿Cuántos bolis puedo llevarme de la oficina sin que sea éticamente reprobable? ¿Compro una cerveza por una app o bajo al supermercado? ¿Puedo añadirme cinco centímetros de altura en Tinder si todo el mundo lo hace? ¿Existe el porno ético? ¿Por qué puedo comerme un cerdo, pero no un perro? ¿Está bien pegar a un nazi? ¿Pueden gustarme a estas alturas las películas de Woody Allen? ¿Y el reguetón? Este libro no te convertirá en un héroe de acción, pero hará que conozcas las implicaciones éticas de tus decisiones cotidianas. Y, como dice Kike García en el prólogo, es más que un libro de divulgación filosófica: «También es un libro muy divertido».
¡Cómo me ha gustado este libro! Es probablemente uno de los ensayos que más he disfrutado en mi vida. Básicamente son un compendio de dilemas éticos del día a día, preguntas que todos nos hacemos en algún momento, respondidas de forma meditada e inteligente, pero con un tono muy claro y accesible y con un toque de humor. Literalmente no podía parar de leer porque cada dilema que planteaba me interesaba más que el anterior.
¿Por qué puedo comerme un cerdo y no un perro? ¿Podemos hacer chistes sobre un atentado? ¿Puedo mentir a un asesino? ¿Es culpa mía algo que pasó hace siglos? ¿Por qué dejar propina? ¿Puedo ser amigo de alguien machista? ¿Existen los insultos éticos?
Con preguntas como estas, entre otras muchas, Jaime nos hace reflexionar sobre cuestiones que no por ser cotidianas son menos complejas. Me ha parecido un libro muy útil y didáctico, especialmente para esta época en la que las redes sociales y los populismos hablan constantemente de ofensa, corrección política, linchamientos y otros términos que nos pueden hacer mirarnos al espejo con no todas las respuestas.
Un muy completo y divertido libro de ética. ¡De ética! Te lo compras por el título gracioso y esperas leer cosas ligeritas pero quizá interesantes y te encuentras con un texto ¿inesperadamente? lleno de referencias bibliográficas y perspectivas filosóficas bastante rebuscadas y densas, todo ello con el habitual estilo desenfadado de Jaime Rubio.
Puedo decir que he aprendido cosas de este libro y que me ha obligado a pensar mis planteamientos sobre otras. Por encima de todo, me lo he leído casi de una tacada y lo he disfrutado mucho. Como me ha pasado con otros libros de filosofía inesperada (no descarto crearme un tag en Goodreads), me ha encantado el enfoque y ojalá leer más sobre pensamiento y moral de maneras tan accesibles.
¡Jaime se ha leído un montón de libros recientes sobre problemas éticos y morales, te los resume y hace una recensión para que no te canses y te los tengas que leer tú! Y además mete por medio chascarrillos para que los entendamos mejor. Todo mejora con chascarrillos.
En la línea de Pienso, luego río de Johan allen Paulos, Platón y un ornitorrinco entran en un bar, o los Existential Comics, se demuestra que la filosofía como se entiende bien es considerándola básicamente un gran chiste que intenta comprender otro gran chiste que es la humanidad.
Es un ensayo bastante denso porque trata muchísimos temas cotidianos y contemporáneos pero el autor lo hace bastante ameno de leer. Básicamente plantea diferentes dilemas desde varias perspectivas ya sean sociales, éticas, económicas o citas de otros libros para que sea el lector el que en todo momento elija qué quiere pensar respecto a ese tema. En ese sentido tiene mucho mérito porque el autor del libro no quiere influir sobre nuestra opinión directamente, sólo que nos dice las perspectivas que existen y nosotros luego elegimos qué queremos pensar al respecto.
Lo mejor que tiene este autor es su estilo de hacer que la lectura sea divertida y no aburrida aún tratando de temas complejos. En algunos dilemas se extiende bastante más que en otros pero al final acaba siempre con interesantes conclusiones.
En mi opinión es un libro muy recomendado para jóvenes. Jaime usa un lenguaje sencillo y claro y trata de temas que nos puede interesar mucho a los jóvenes si estamos perdidos en el mundo contemporáneo con tanta información. Ayuda también que siempre simplifica citas de autores y filósofos clásicos en forma de chistes o anécdotas fácilmente entendibles. Leeré más libros suyos sin duda alguna.
El libro entero está genial: trata un montón de dilemas distintos y muy cotidianos y los explica de un modo que se entienden superbien, sin aburrir y sin ser pedante en ningún momento, como si te lo contase un amigo vaya, además aprendes cosillas de filosofía y por si fuera poco te ríes, ¿qué más se puede pedir?
Un libro de ética y filosofía sencillo, accesible y muy a la orden del día. Me ha gustado principalmente cuando ahonda en el humor, los límites de este y las redes sociales.
Este libro me ha regalado multitud de debates con amigos este verano. Planteado desde la cotidianidad del día a día y salpicado con multitud de comentarios irónicos y chascarrillos referentes a la cultura popular, es el ensayo filosófico más ameno que he leído jamás.
Jaime Rubio se sirve de un personaje ficticio con igual nombre que él y va narrando los dilemas que se le plantean conforme avanza el día desde la perspectiva de la ética y la filosofía, para ponerles solución de forma sencilla y divertida. Se trata de dilemas de plena actualidad que la mayoría de nosotros nos habremos visto obligados a plantearnos en los últimos años dada la revolución social en la que estamos sumergidos. ¿Es ético ver porno? ¿Y reírme de chistes machistas? ¿Debo dejar de utilizar apps para que me traigan la comida a casa? ¿Y de consumir carne? ¿Es justa esta valoración que estoy haciendo en Goodreads? (Seguro que en este punto, después de leer tantas críticas favorables, el autor cambia un poquito de opinión).
Para la resolución de estos dilemas además, Rubio se ha documentado a base de bien. Es quizá el libro con mayor bibliografía que he leído jamás. No dejéis de leer sus referencias, entre ellas encontraréis recomendaciones geniales y también algún que otro chiste escondido.
¿Y para qué sirve este libro? Pues como el mismo escritor confiesa para nada. Los filósofos no son más que teóricos. No por conocer mejor la ética nos volveremos mejores personas. Pero para llegar a serlo el punto de partida ha de ser siempre la reflexión. Yo añadiría algo más. Compartido con amigos esta lectura es una fuente inagotable de conversaciones y momentos divertidos. Ahora sé cuántos de mis conocidos me tirarían de un tren en marcha si eso salvase la vida de una pequeña niña inocente. Creo que no volveré a viajar con ellos en AVE nunca más.
Aquí mis frases a subrayar:
“Todos caemos en ese error, incluso cuando creemos que estamos abiertos a las ideas ajenas: cuando leemos artículos, libros, tuits, preferimos que nos digan que tenemos razón. No buscamos argumentos, sino un argumentario que ir arrojando en discusiones sobre cualquier asunto. No queremos ni siquiera plantearnos la posibilidad de estar equivocados”. Página 24.
“La tragedia -igual que la comedia- vive de identificaciones erróneas, oportunidades perdidas o ganadas en un instante, caminos que se cruzan en los momentos más inesperados, intenciones que dan en un blanco a cuyos agentes nunca apuntaron. Pero también recuerda algo que a Kant no le haría gracia: Puede ser lo correcto separar la justicia de una acción de la bondad de sus consecuencias, pero ambas cosas son evidentemente importantes”. Página 93
“Si aceptamos las cosas buenas de este comunitarismo, también hay que aceptar la responsabilidad que conlleva. Es decir, si eres un patriota orgulloso de la historia de tu país y eres partidario de que las empresas se queden para dar trabajo a los españoles, también has de asumir como propio, al menos en parte, lo que tu país hizo mal”. Página 116
“No se trata de que las emociones empañen nuestro juicio, sino que forman parte de él. Sin ellas, no podríamos tomar decisiones morales, como prueban los estudios de António Damásio con personas lesionadas en la corteza prefrontal, la zona del cerebro que interpreta y analiza las emociones. Es decir, necesitamos las emociones para tomar decisiones morales”. Página 138
“Según McGraw y Warner, para que el humor sea humor tiene que responder a lo que llaman benign violation (una agresión benigna). Tiene que transgredir alguna norma social o alguna idea prestablecida, pero dejar claro al mismo tiempo que no se trata de una agresión. Es decir, provocar incomodidad, pero no inseguridad”. Página 173
“David Hume ya hablaba de la buena educación en su investigación sobre los principios de la moral, donde escribe que la cortesía tiene el propósito de facilitar el trato entre las almas y una pacífica convivencia y relación. Dar las gracias y decir por favor no son gestos inútiles, sino que hacen que triunfe el afecto sobre la hostilidad, promueven la estima y realzan en extremo el mérito de la persona que regula su conducta guiándose por ellas”. Página 188
Respecto a dar dinero a mendigos: “Si preferimos creer que esas excusas son falsas no es por buscarle una mejor salida a nuestro dinero, sino porque en lugar de acallar nuestra conciencia echando una mano, la preferimos acallar con justificaciones”. Página 244
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Me ha gustado mucho ¿Está bien pegar a un nazi?, de Jaime Rubio https://amzn.to/2nLP9PT Es un muy entretenido ensayo sobre dilemas éticos cotidianos, presentes en nuestro día a día (eso significa cotidiano). ¿Debemos ir en transporte público? ¿Está bien llevarse bolígrafos de la empresa? ¿Hago bien pidiendo a Glovo? Como suele suceder con los dilemas éticos, no hay una respuesta fácil (por eso son dilemas). Jaime Rubio hace un trabajo estupendo analizando argumentos y presentándolos de una manera divertida. Si le leéis habitualmente no os sorprenderá esto, claro. El libro es un poco como leer a Bill Bryson. Didáctico y entretenidísimo a la vez.
Lo que más me ha gustado es el prólogo que le daría 5 estrellas y con el que me he reído a carcajadas. Con el resto del libro intenta ser gracioso y hacer chascarrillos pero no lo consigue mucho.
Es un libro que saca todos los posibles temas por los que uno podría discutir, exasperarse y enzarzarse en peleas absurdas con el cuñado de turno en las redes sociales o la cena de Navidad. A veces se pone un poco a rizar el rizo y querer contemporizar con todos, quedar bien con todos y ser políticamente correcto. Y empieza hasta a rayarte porque da muchas vueltas a cosas que no tienen tanta vuelta.
Se agradece en general el tono moderado y no extremista ni polarizado intentando ver diferentes posturas y perspectivas. Aunque no sé si ese tono conciliador es genuino o es postureo buenista y políticamente correcto pq a veces se contradice él mismo y se le ve el plumero en algunas conclusiones contradiciendo lo que acaba de exponer a nivel teórico. Coincido en bastantes cosas aunque en otros razonamientos él mismo cae en lo que critica.
No coincido por ejemplo cuando dice que está bien reírse si pegan a un "nazi" pero no está bien pegarle tú. El problema es que como hemos visto últimamente 1) la definición de nazi -u otros términos deshumanizantes con el oponente- cada vez es más arbitraria a cualquiera que piense diferente y 2) siempre existe una escalada, se empieza con burlas y celebraciones y eso es el paso previo a pegar tiros en el cuello del oponente como lamentablemente hemos podido comprobar muy recientemente. Todos los que han salido en redes celebrando la muerte de Charlie Kirk están a muy poca distancia de haber apretado el gatillo ellos, desde luego no lo condenan. Y según lo que dice en este libro ¿no está mal lo que han hecho porque es reírse de la agresión a un nazi? o si la agresión se le va de las manos y lo matan ya sí que no te puedes reír? Como digo le tiene que dar una vuelta a sus conclusiones.
Así que tal vez no deberíamos disfrutar con ninguna violencia, ni siquiera vicariamente, ni siquiera contra los q consideramos perversos, pq en la historia de la humanidad siempre se ha ejercido violencia pensando que el otro es el mal y que uno es el bien y defiende altos valores. De hecho él mismo expone este argumento aunque es contradictorio con lo que también defiende de reírse. Por tanto si algo está mal, está mal siempre (no solo si lo hace el otro pero no si lo hago yo, o no si lo hago yo bajo narrativas que intentan legitimar esos métodos y justificarlos).
Tampoco coincido con otras aseveraciones como que hay que quitar la estatua del general Lee de la guerra de secesión y todo el que opine lo contrario es un esclavista de ultra derecha y del KKK. Por esa regla de tres quita también cualquier estatua de Julio Cesar que también defendía la esclavitud y no solo no los ponía a recoger algodón si no a luchar entre ellos hasta la muerte por diversión y espectáculo (recordemos los gladiadores). O La biblioteca de Alejandría o cualquier otro edificio o monumento en honor Alejandro Magno, otro imperialista colonizador. O Napoleón otro imperialista. O Colón. Creo que ese revisionismo histórico y esa polarización y simplificación (Lee= KKK) pues no lo veo y no coincido con él.
Otra cosa a reseñar es que las citas que utiliza son mayoritariamente de artículos de opinión. Hay que tener en cuenta que no es investigador si no periodista articulista él mismo. También cita algunos ensayos como el de la Mente de los Justos que ya me había leído. Pero siempre mejor ir a la fuente original.
Si se quiere acercar la filosofía al grueso de la población, esta es la clase de libros que hacen falta para ello. Jaime Rubio consigue acercar la filosofía profunda al día a día de un ciudadano cualquiera. Muy ameno, divertido y profundo.
Un resumen sensacional sobre dilemas éticos. Va super bien para no tener que leerte tu todo el tostonazo que habrá leído Jaime, y sobre todo, para poder señalar de no-éticos a todos tus amigos durante las cenas, para ser el mejor vaya. Es chulo, diferente y mu mu divertío. Píllatelo!
Totalmente recomendable. No paras de hacer ejercicio mental y preguntarte sobre tus dudas éticas diarias. Este libro contiene ejemplos muy buenos del día a día.