Edificios que se fueron y vuelven, músicas augures y músicos singulares, seres elongados, espejos desertores, rosas que se desangran, resucitadoras, libélulas, sembradores de sombra, el padre Ebro y el cierzo, siempre el cierzo. «Zaragoza turbia» es la mirada que se cuela por las grietas en una realidad que va más allá de lo evidente; una visión hermética de la ciudad, sus rincones y gentes. Un conjunto de historias que alumbran la poética perturbadora de esa otra Zaragoza que, subterránea, elusiva e insólita, siempre nos acecha.