Si algo mueve a Joaquín Araújo, el más importante de nuestros naturalistas, es su profundo amor por los bosques, de los que alberga un profundo conocimiento que, con gran sensibilidad, vuelca en este libro que es una invitación a sumergirnos en la naturaleza para reencontrarnos con nosotros mismos y, a la vez, para que seamos conscientes de su importancia en nuestro mundo y del peligro que corre.
Los árboles te enseñarán a ver el bosque mana de la vivencia de un «emboscado» y activista a favor de la continuidad de la vida que ha podido divulgar durante cinco décadas casi todos los aspectos cruciales sobre la naturaleza, y que ahora aborda buena parte de lo que es, nos da y supone el bosque. También lo que ha representado para la biosfera o la historia del arte, especialmente la poesía y las religiones. Profundiza en las tareas y destrezas de los árboles, esos alquimistas que convierten la luz en vida, y en los últimos descubrimientos de la neurobiología que han puesto de relieve la capacidad de comunicación y de recordar que tienen los árboles.
Si todavía estamos a tiempo será por lo que suceda al bosque y a la comprensión que tengamos de su papel crucial. Si todavía estamos a tiempo será por haber curado las enfermedades que actualmente padece la primera medicina contra el cambio climático: el bosque.
Qué buenísima lectura, te hace mucho pensar en la forma de vida que llevamos actualmente, la naturaleza nos ha dado un aviso y sigue avisándonos, pero da igual seguimos cometiendo los mismos errores... Ya oí esta frase en un medio de comunicación en estos últimos meses, la naturaleza ha cogido lo que es suyo..a veces hay que pararse y pensar.
¿Estamos haciendo bien las cosas? yo creo que no.
Un buen libro para reflexionar, lleno de frases sabias.
Extracto del libro:
Definición de Natura, es todo aquello donde nadie tiene prisa. ni mide el tiempo, es donde la libertad camina.
En lo que tú plantas mil árboles, la vegetación natural, si la dejamos, planta cien mil.
Joaquín Araujo es un gran naturalista, y sin duda compartimos el mismo sentimiento hacia la naturaleza. Para mí, este libro sería lectura obligatoria, creo que nos da muchas lecciones, nos da una mirada al futuro "esperanzadora" pero J. Araujo sabe de antemano que el cambio climático hará mella en la Natura, porque ya lo está haciendo. Con muy poco podríamos contribuir a la regeneración de los bosques, aunque sea tarde siempre hay tiempo para reaccionar, pero lo único que hacemos es envenenar aun más nuestro ecosistema.
Es un libro muy necesario de divulgación de una persona que ha tenido la suerte o la oportunidad de apasionarse y enamorarse de un entorno y tener el arrojo de vivir según su filosofía, y en ese sosiego, en esa paz, alcanza la sabiduría y ve el mundo con más matices que el resto. Sin embargo, no se encuentra del todo en paz desde ese paraíso porque ve que lo que ama está siendo destruido, y es entonces cuando la divulgación se convierte por momentos en reivindicación naturalista, nos llama a la acción, nos muestra lo que es la Naturaleza y lo que nos aporta que no es otra cosa que la Vida y que no podemos olvidar que la naturaleza lo hace sin pedir nada a cambio. Como dice el autor, no sólo es cuestión de plantar árboles (que es vital hacerlo porque se destruyen más de los que se plantan y además lleva tiempo que crezcan), sino que es necesario un cambio de nuestro modelo de vida de consumo de lo superfluo.
El libro está bien escrito, pero como pequeña pega decir que hay algunas partes a las que no le vendría mal una revisión editorial. Un pequeño comentario freak: mientras lo leía no paraba de pensar en los ents de Tolkien.
Aporta algunos datos reveladores, pero con lo que te gana es con las emociones, con las sensaciones que transmite, con las ganas de emboscarse que dan, con lo que te hace reflexionar y replantearte muchas cosas de la vida, que realmente somos los únicos animales que no sabemos vivir con nuestro entorno y que no somos tan inteligentes cuando estamos destruyendo lo que nos da la vida, por ignorancia, por comodidad o por arrogancia, cuando no somos nada por nosotros mismos sin la Naturaleza.
Y dan ganas de buscar lugares donde poder plantar árboles sin parar. Aunque más que plantar árboles yo plantaría un Joaquín Araújo en cada escuela, en cada ayuntamiento, en cada consejo de administración, en cada comunidad de vecinos, pero de esos hay muy pocos. Por eso es necesario este tipo de divulgación en todos los formatos posibles.
Maravillosa lectura, puramente constructiva. Valorar la naturaleza que es la vida misma y que a través de los árboles sin mezquindades y sin exigencias nos regala el oxígeno limpio y puro para nuestra existencia. Aprendamos a cuidarlos y respetarlos y tratemos de acrecentar ese bosque tan necesario para todo ser vivo.
En algún momento se pierde en disquisiciones del lenguaje y del uso del masculino y el femenino que no me interesan mucho y también en algunos momentos es algo denso de leer. Quitando eso, el libro rezuma amor por el bosque y los árboles y consigue transmitir ese amor a quien lo lee. Ahora mismo lo que más me apetece es emboscarme y atalantar a los árboles.
Araújo es una de esas personas que podrías estar horas escuchando y leyendo sin cansarte, porque en sus palabras hay sabiduría, armonía y paz, adquiridas tras muchos años viviendo la vida que todos deberíamos tener, alejados del ruido y las prisas y ceca de la naturaleza. También hay crítica pues el mejor que nadie sabe como estamos destrozando el planeta.
Disfrute de una manera muy maravillosa esta lectura, una combinación entre datos lógicos y hablar con lo abstracto de la poesía sobre nuestro planeta y de una de sus formas de vida más antiguas, la verdad es que tengo un sin fin de frases marcadas en este libro, si bien sería demasiado difícil anotar todas y cada una de ellas supongo que algunas no están de más
"Nadie es dueño de un paisaje entero y sin embargo nada te da más posesión de ti que la contemplación de lo que infinitamente más grande que tú . Inmensidad de donde, por cierto y más si son arboledas, proceden todas las pequeñeces e insignificancias"
"La prisa nos atrasa Como el tiempo es uno de los entornos de todas las especies vivas se puede caer en la torpeza de considerarlo exclusivamente como algo exterior a nosotros. Sin embargo es tan filosófico como la sangre. Somos inquilinos y hogar del tiempo al mismo tiempo. Vivimos dentro de lo que vive dentro, el tiempo nos vive. Convendría aprender a vivir el tiempo, todo él, es decir aprender a morir como los árboles"
" En cualquier caso sigo aceptando el regalo de las llamas, las brasas y los rescoldos. Con frecuencia sigo dejando que la agonía de la madera me cuente historias, que dibuje siluetas, que me haga pensar y que me sugiera poemas. Las llamas son Lúcidas y musicales, consiguen siempre la atención porque nace de lo quieto y muerto. Los ojos se reconocen pues también son tan hijos de la luz como lo que está ardiendo. Quedar deslumbrado por las llamas se debe al reencuentro de dos realidades iluminadas por el mismo sol. Mirar arder y cuando miras lo que arde piensa que la llama te está mirando."
Un bonito paseo por los bosques de la mano de un amante verdadero de los árboles.
Durante el trayecto se vuelve poético, romántico y hasta pesimista. Plasma la cruda realidad de la pérdida de masa forestal de todo el Planeta peonza, (me ha encantado qud llamara así a la Tierra).
Nos describe toda la vida de un bosque desde el otoño, hasta el verano, pasando por el invierno y la primavera.
Y, lo más hermoso, el último capítulo. El que te hace amar a los bosques, más si solo los querías y enamorarse de ellos si no los conocías.
A este libro solo hay que darle las gracias por existir. Aunque no le pongo cinco estrellas porque el autor, en varias ocasiones, se desvía un poco de la senda boscosa y se pierde hablando de sus obras, de sus libros y de sus incursiones en el mundo audiovisual que, para mi gusto, desvirtúan un poco el sentido del mensaje de este libro.
Pues yo que me he criado entre encinas y olivos no sé absolutamente nada sobre ellos, por eso compré este libro para acabar con esa ignorancia. Sentirme un poco más cerca de mi abuelo y mi padre, que plantaron árboles sin saber si los verían crecer. Lo he disfrutado muchísimo por las curiosidades, el conocimiento y el carácter divulgativo. Hubo partes que no pudieron evitar aburrirme pero entero en su forma me parece un libro esencial y que debería ser difundido. La tarea que tenemos con los árboles es urgente.
En este libro la ciencia se entrelaza con la sensibilidad de una forma extraordinaria. Lá divulgación científica trasciende el dato y la explicación técnica para adentrarse en una reflexión casi poética sobre la vida, la naturaleza y nuestra relación con ella. A través de un lenguaje evocador, somos invitados a mirar el bosque no solo como ecosistema, sino como metáfora de interconexión, tiempo y memoria.
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No sé cuanta reseña podré escribir antes de tener que "emboscarme," pero lo intentaré. Una fabulosa llamada a todo lo que les debemos a los árboles. Araújo intercala poesía y literatura con comentario natural, lo cual yo creo que demuestra una profunda comprensión de ambos. Una gran inspiración, y un fuerte recuerdo que las cosas por las que vale la pena luchar.
no tinc paraules per descriure com mha trascendit aquest llibre🥺 només donar-te les gràcies. em toca aventurar-me a donar-te la resposta que et mereixes 🫂🫂🫂