Ciudad de México pudo tener el destino de urbes pluviales, como Venecia o Ámsterdam, pero cinco siglos de someter la planeación urbana al delirio y a la política le dieron a la capital mexicana su condición de monstruo sobre las aguas. Desagüe es la suma de historias sobre esa ciudad secreta de cañerías, presas y drenajes que ha fungido de contrapunto a la historia visible de la megalópolis. Pero también es la historia de Indra, un universitario en una encrucijada vital que parece desembocar en un vertedero acuoso. Desagüe de Diego Rodríguez Landeros, es una primera novela a la altura de su vocación totalizadora.
¿Dónde termina el agua que se va por el desagüe? Esta novela que fluye y a la que narraciones muy diversas alimentan cuenta la historia de Indran y cómo perdió a Ixtab en el gran desagüe, para hacerlo su voz narrativa narra la historia de la cuenca del valle de México, de sus lagos, de la lucha entre la ciudad de México, los lagos ysu desecación, para ello también cuenta la vida de las personas que intervinieron en esos proyectos; ese es el punto fuerte de la novela, pero también el punto por donde se haga aguas (hay momentos en los que Indran y su tragedia parecen más meros pretextos para contar todo lo demás).
Novela, crónica, ensayo que recorre en las aguas negras de la ciudad mezclando -de forma extraordinaria- historias e Historia, realidad y ficción. Podría ser mi fav de este año, le aprendí mucho y me hizo sentir más.
La historia del Gran Desagüe es, en esencia, la historia de cuando los hombres intentaron jugar a ser dioses. Un Porfirio Díaz que, en su afán por limpiar su imagen, intentó —sin éxito— drenar las aguas de los lagos de la Cuenca del Valle de México, transformando las aguas negras en un jardín afrancesado para su propio placer. Del otro lado, Enrico Martínez, el renombrado cosmógrafo porfirista, quien diseñó el Gran Canal que jamás logró resolver las inundaciones de la ciudad.
Así, la historia del Gran Canal se convierte en la estructura fundacional del desamparo, la asfixia y la suciedad de una sociedad que nunca logró drenar su herida original, aquella que fue infligida por las manos de sus propios dioses.
Un buen libro, pero no alcanza el nivel de “Desagües”. La historia que acompaña la parte histórica es, a veces, confusa y otras sin ritmo. En general, lectura recomendada.
“En cualquiera de los casos, los canales ponen en contacto, a través de sus caminos líquidos, espacios antes separados. Un canal es un puente, una cuerda, un ‘hola’. Son construcciones que generan contigüidad y parentesco; los canales, dentro de la gramática del mundo, son nexos” (121).
"Ninguna historia inicia en un punto localizable. Identificar el principio de algo es tan imposible como encontrar su final; al menos como ecos o reflejos, las cosas subsisten: transportadas por La Luz, las imágenes de todo lo que ha sido viajan por algún lugar del cosmos, como el brillo de las estrellas extintas", nos advierte el misterioso narrador y justo eso es lo que encontraremos: un amasijo de historias circulares que se van interconectando. Por un lado, tenemos un extraordinario recorrido (con rigor académico) por la historia del desagüe en la Ciudad de México: Por el otro, la emotiva y trágica historia de Indra e Ixtab, una pareja de estudiantes obsesionada con el Gran Canal del Desagüe. Y por último, el alucinante y cósmico viaje de nuestro demiurgo narrador. Entre sus múltiples frases destacadas, recupero ésta, que deberíamos tener en cuenta todos los creadores: "Nosotros no debemos achicopalarnos ni pensar en hacer cosas inmortales. Lo único importante, no lo olvides, es obsesionarte con tu creación, desearla, tenerla en tu mente, trabajarla, soñar con ella, darle vueltas y luego ponerla en acción. Vale madres que no le guste a los demás. Vale madre que no sea inmortal".
Me costó mucho engancharme con este libro, de entrada las primeras páginas me parecieron monótonas y redundantes, pero una vez que le "encontré el ritmo" descubrí el trabajo de un autor oficioso que se documentó muy bien para escribir esta historia (¿Fantastica?). La contundencia del final es simplemente una genialidad. Recomendable.
¿Quién narra esta historia? Rodríguez Landeros traza un mapa de la historia del desague de la ciudad de México en boca de un narrador atávico, mientras cuenta la historia de un amor fracturado por el suicidio. Genial
Una pequeña novela que, conforme leía, me iba atrapando cada vez mas. Una gran historia que además tiene grandez enseñanzas históricas acerca de la lucha de la CDMX por sobrevivir gracias al agua limpia, y pese a las aguas negras.
Disfruto mucho la escritura de Diego, se siente como una charla con alguien que cuenta las cosas con mucha facilidad y entusiasmo y por eso no puede parar de contar detalles, sus textos están llenos de información por lo que son interesantes y divertidos.
Una obra única, híbrida entre ensayo y ficción. Me encantó este viaje por el desagüe de la Ciudad de México, conocer su historia a través de la visión de Landeros, un autor super prometedor. Quiero seguir leyendo de él.
Una pequeña novela, que parece un cuento largo, que narra la historia de una pareja y su relación con la historia del desagüe profundo, y el agua, de la Ciudad de México.
Muy interesante la historia del sistema de drenajes de la Ciudad de México. Desde los tiempos de los Aztecas hasta los misteriosos cuerpos arrojados por el hampa al sistema de desagüe. Los homicidios, los suicidios que narra el autor a través de esta pareja romántica de protagonista