En latitudes remotas o a la vuelta de la esquina, en plan visceral o filosófico, en forma de arte o de acción directa, la contracultura punk significó para muchxs la reinvención del mundo. Había que crear, interpelar, confrontar. Había que gritar con las voces de los márgenes, de los oprimidos, de los caídos del sistema. Pero, por sobre todo, había que honrar el deseo irrefrenable de ser libres. Esta es la historia de las mujeres, de las maricas, y de todas las identidades y disidencias sexuales que canalizaron en el punk su propia búsqueda, su propia lucha. Una historia que hizo ignición muy lejos del hemisferio sur, pero que propagó su calor y ardió también en Argentina. Es la historia de personas y sus producciones, que rescataron al sexo, al deseo sin normas como genuina expresión revolucionaria, como motor vital. Es la historia de espacios, de eventos, de agrupaciones, de fanzines, de discos, de bandas, de transversalidades impuras que se plantaron ante propios y ajenos, que cuestionaron lo incuestionable, que desafiaron directamente al establishment de la diversidad. Y es nuevamente la historia del punk en Argentina –una porción de ella, al menos–. Una historia expansiva de autogestión que sigue viva, que adopta nuevas formas y no puede esconder su aquel mismo deseo irrefrenable de ser libres, que pide a gritos ser honrado. Rafael Aladjem
Un estudio exhaustivo, apasionante y apasionado sobre los momentos y puntos de convergencia entre el punk argentino y los elementos menos sumisos y asimilados de la comunidad LBGTTTIQ+, Ninguna línea recta es una contribución invaluable a la memoria y el estudio de 23 años de luchas político-culturales-sexuales, por medio de la organización de conciertos, la publicación de fanzines y la participación en marchas, performances, etc. que cuestionaban y ampliaban la definición del punk y que confrontaban las políticas gubernamentales y el comportamiento de la sociedad en general, en particular respecto de la diversidad sexual. A través de entrevistas con algun*s de los participantes clave de la escena punk porteña y del Gran Buenos Aires, la reproducción de volantes, manifiestos y fanzines, los autores nos adentran (con una prosa tan desbordada como su propio material de estudio... aunque con una gran claridad y un "método dentro de su locura") en círculos contraculturales que descubrieron el poder y el placer de cuestionarlo todo, todo el tiempo, incluso (o principalmente) los derroteros puritanos y heteronormativos que han pretendido "purificar" al punk desde finales de la década de 1980. En este sentido, el libro es una contribución vital para la memoria y el estudio sobre los temas en los que se adentra con pasión desbocada, pero no irracional. Quizás el principal punto débil del libro sea la falta (voluntaria o involuntaria) de una distancia crítica respecto de l*s participantes y principales fuentes de información para este libro por parte de los autores (en particular, la figura ominipresente, en el mejor de los sentidos, de Patricia Pietrafesa)... una distancia de la que no está exenta (afortunadamente) su visión/resumen sobre el movimiento Riot Grrrl estadounidense. Sin embargo, este pequeño inconveniente metodológico queda compensado por la abundante cantidad de información de primera mano sobre la escena punk y la diversidad sexual dentro de ésta y en Argentina, así como la discusión sobre la labor de archivo y lo que esto significa para "movimientos" tan fluidos como el punk (en sus mejores momentos) y lo queer (en todos sus momentos).