Aunque cueste creerlo, en los Pirineos también pueden hallarse islas dispuestas a acoger robinsones. Son las llamadas fajas o gradas, unas franjas de tierra cubierta de vegetación enclavadas entre los despeñaderos y, en consecuencia, sólo accesibles a las aves y a los escaladores. En el verano del año 1837, el estudiante Ventura Mir, tras naufragar estrepitosamente en las tierras bajas, va a dar con sus huesos en una de esas islas y, solitario vocacional, decide instalarse allí definitivamente. Pero, pesar de su firme voluntad, no le resultará nada fácil: pronto tendrá que defenderse de todos aquellos que intentan rescatarlo «por su bien». No sólo su familia, su compañero de estudios o el gran amor de su vida, sino también todas aquellas ideologías que no toleran al individuo solitario. Con El salvaje de los Pirineos, Pep Coll recrea una historia lúcida que lleva hasta las últimas consecuencias temas tan actuales como la relación del hombre con la naturaleza, la solidaridad con el Tercer Mundo y el derecho a vivir dónde y cómo a uno le plazca. Una mirada aguda y crítica que le ha hecho merecedor del Premi Sant Joan 2005.
Josep Coll i Martí (Pessonada, 16 d'octubre de 1949), més conegut com a Pep Coll, és un escriptor català. Autor prolífic, ha conreat tots els gèneres literaris i, àdhuc, periodístics (col·labora amb els diaris Segre, El Periódico i la revista Descobrir Catalunya). El seu món vital i literari són els Pirineus, que ha convertit en un univers llegendari. Ha estat traduït al castellà i a l'èuskar. A més d'escriptor, ha estat professor de llengua i literatura catalanes, i és un gran amant de la muntanya.
El protagonista de esta historia, cual Quijote contemporáneo, imbuido de libros legales, no de caballerías, pierde el seso y mientras el cervantino se lanza por los caminos en busca de aventuras, éste se aísla en la montaña en unas peñas de difícil acceso. En principio es el ya conocido recurso de muchos hombres a lo largo de la historia tras el “beatus ille” horaciano y la búsqueda de uno mismo. No exento de cierta misantropía declarada deviene en ser social -juega al ajedrez, envía cartas al pueblo, demanda útiles y exige transacciones, no renuncia a la sexualidad,...- pero a distancia. La novela transita entre la exigencia de libertad para hacer lo que le viene en gana y los intentos de la familia y vecinos por evitarlo. Con el tiempo estos se acomodan a la nueva situación y es integrado de una forma peculiar en el devenir del pueblo y los avatares familiares. Situada a mediados del siglo XIX en España tiene como telón de fondo las guerras carlistas, los avances técnicos como la aerostación, los aires revolucionarios de la Comuna parisina, los estudios lamarckianos, las ideas socialistas de Owen, … contrastando todo ello con la vida sencilla y bucólica que discurre entre las apartadas peñas. El personaje se desdobla en dos: el jurista y el labriego; y para ello usa de vestimenta y lenguaje diferentes llegando a interpelarse a sí mismo dirigiéndose a las ropas que en ese momento no lleva puestas. Su esquizofrenia es evidente pero siempre queda la duda ya adelantada por el caballero cervantino cuando afirmó: “Yo sé quién soy -respondió don Quijote-, y sé que puedo ser...” (Parte primera, Cap. V)
Una història molt original, un llenguatge acurat i una lectura adictiva. Engrescador. Només m'hi ha faltat una parla més pallaresa que Pep Coll si que utilitza en altres llibres.