Vine a Comala porque me dijeron que el dolor es cosa de las mujeres que me criaron. A mí también me mataron los murmullos, a mí me mató la aridez sobre la que crecen, sin embargo, estos frutos blancos como si fueran una planta del desierto. Lo que más me inquieta es el abandono fundacional que aprendieron mis abuelas. Vine a Comala para dar pese a todo con el fruto. Dolores voltea su sangre contra el desamparo y tirita un murmullo que me salva: El dolor no es lo peor.
Dividido en tres partes (génesis, medicalización y maternidad), Nerea Rojas nos cuenta cómo vive ella la endometriosis, una enfermedad que padecemos muchas mujeres pero que no por ello, deja de ser una enfermedad invisibilizada, desconocida y, en la mayoría de casos, puesta en tela de juicio.
"¿no es encajar los sudores fríos
y arquear las piernas para abrazar a una vida
que no nace
el asunto más político sobre el que un cuerpo
puede bailar?
Las sábanas que atestiguan los retorcimientos
saben bien lo social de los tejidos domésticos."
Para mí, leer este poemario ha sido reconocerme en cada una de las páginas. La comprensión, cuando te ha sido arrebatada desde el inicio de la menstruación, es un abrazo que no esperas; aunque, todo sea dicho, gran parte de este abrazo viene dado por la forma de relatar de la autora, que poetiza el proceso sumamente bien. A través de su pluma comprendes, reconoces o recuerdas el dolor, la incertidumbre y el miedo. Y entiendes que no estás sola, que nunca has exagerado y que esta enfermedad merece más investigación, más reconocimiento y más ayuda.
"Quizás, maquino, el dolor desaparezca conmigo,
en el adiós de la descendencia y de los lamentos
de a dónde irán a parar los ojos azules.
Adiós a cambio de la muerte,
[...]
Adiós es mi poder,
extingo, adiós, todo lo que he sido."
Muchas otras cosas de las que se pueden leer en este poemario es el (mal)trato ginecológico al que estamos sometidas, en general, las mujeres, pero también la inseguridad ante el diagnóstico, lo que implica el tratamiento para paliar el dolor, que no para curar la enfermedad, y sus otros muchos efectos secundarios. La imposibilidad (o dificultad) de reproducción, el sentimiento de soledad y un largo etcétera. Todo esto lo trata Nerea aquí, y aunque es duro, es verdad. Por eso hay que leerla.
"Y con todo, es verdad que el dolor
se parece a la guerra
porque a veces me pillo rezando
que no vuelva más, que no vuelva más, que no vuelva más."
Para mí, estos últimos versos son la mejor descripción que existe de este dolor tan incapacitante, tan olvidado y tan ninguneado.
Espero que leáis a esta autora. Yo, por mi parte, no dejaré de recomendarla.
“¿no es encajar los sudores fríos y arquear las piernas para abrazar a una vida que no nace el asunto más político sobre el que un cuerpo puede bailar? Las sábanas que atestiguan los retorcimientos saben bien lo social de los tejidos domésticos.”
Me es inconcebible que se pueda escribir con tanta sensibilidad, y más aún siendo este el primer libro que se publica de la autora. Recomendadísimo.
Este poemario, de apenas 73 páginas, nos invita a realizar un increíble viaje por entre los entramados del dolor y el simbolismo de la feminidad.
Dividido en tres partes, la autora nos habla desde el legado, la enfermedad y el tratamiento, muchas veces innecesario, al que debemos someternos por los conocidos como "problemas de mujeres".
La maternidad, la menstruación, el crecimiento y la maduración de nuestros cuerpos, se ven bellamente expresados a través de sus versos. Junto a la conexión cultural (y no tan cultural) de nuestro sentir a través del tiempo como mujeres.
Una lectura más que recomendada 5/5. Sin duda, no dejará indiferente a nadie que desee leerlo.
No suelo leer poesía, pero esto que me envió @edicionesenelmar me ha maravillado. Un libro de poemas que muestra la voz de muchas mujeres a través de sus 3 partes: Génesis, Medicalización y Maternidad. El dolor, el silencio que lo rodea, los secretos, la maternidad... todo contado de una manera preciosa y desgarradora. Leerlo me ha removido muchísimo por dentro, ha sido una experiencia muy intensa.
Poesía desgarradora, mi favorita. Es un poemario precioso, descarnado, donde se reflexiona sobre el propio cuerpo, la carne, la descendencia, la enfermedad, la menstruación y el dolor ligado a ella (creo entender que la autora sufre de endometriosis). He releído algunos varias veces de la potencia que tienen porque es pura crudeza y te rompen.
Hay un mundo que es complejo de expresar para muchas mujeres y que siempre será de imposible acceso a los hombres: el dolor femenino o los dolores femeninos.
Desde mi perspectiva masculina —que no se me malinterprete— me ha sido difícil conectar del todo con este poemario tan ácido y desgarrador como verdadero, intenso y enteramente emocional. Esto es, yo nunca sentiré el dolor de una regla ni lo que supone; tampoco el dolor de la impotencia (por usar una palabra que creo cercana a la sensación, aunque sé que no la describe en absoluto) de querer ser madre y no poder; entre otros muchos que expresa el poemario y que van más allá de estos dos; pues, los he interpretado como nociones o dimensiones —según se quiera ver— que sirven para ir más allá en los puntos relevantes del cuerpo y psicología de las mujeres.
Digo esto porque la poesía siempre me ha parecido una dimensión con la que hay que conectar en profundidad. Yo me he quedado a medias. La intensidad que realmente guarda este poemario la he sentido a medias porque en él considero que se guardan las bocas y voces de todas las muertes que han pasado por el mundo y yo no sé cómo acceder a todo lo que quieren decir. Esto es más fuerte que yo. Y lo expreso orgulloso, porque es real. Las páginas que lo componen son suficientes para hablar de un pasado de dolor, de un presente de dolor y de un futuro que se presume también enmarcado por el dolor que yo nunca lograré entender.
Justamente, y sé que es irónico, por esto me ha encantado el libro. Porque también es un puente para seguir explorando en cada una de esas voces que laten entre sus versos y que siempre tendrán algo nuevo que decir, bien en este o en otros libros.
Agradezco a la persona que me lo regaló; que no es persona, sino un ángel entre nosotros. Me has abierto los ojos con este libro aunque no lo sabías al regalármelo con esa ilusión que solo tú tienes.
Sólo puedo decir, aunque puede que se quede a medias, gracias a ti, ángel, gracias a la autora y gracias a la editorial.
📝 El poemario se vertebra a partir de una metáfora que sobrevuela por todas sus páginas, la flor de algodón, con la imagen de su sedosidad, pero también de la sangre, también de la esclavitud que supone ser portadora de una enfermedad asociada al dolor y la herencia (no es la primera mujer con dicho mal en su familia), que remueve las vísceras y también plantea la duda de la maternidad, como un regalo y anhelo puede ser también algo que implica espinas y retorcimiento. "La flor de algodón" es un canto hecho desde la propia vulnerabilidad, y suena a verdad, a íntimo, a crudeza, a una belleza fuera de lo común.
Dividido en tres partes (génesis, medicalización, maternidad) es un libro que aborda también la salud, la relación con las pastillas y con esos nombres en blanco que introducen sus espéculos, y que recuerda a Sylvia Plath por la facilidad de hacer imágenes que golpean. Y tiene tiempo de volver a sus raíces y a sus mujeres, todas hermanadas por el dolor y el vientre.
Escribo: "La imagen de la pantalla donde esperaba encontrar al dolor reptando igual que una sierpe es un espejo que me llama deshabitada, con la h muda como una esquirla hincándose"
Este poemario nos invita a realizar un viaje por los entramados del dolor y el simbolismo de la femeneidad. Es un viaje de búsqueda, supervivencia y reconciliación.
Está dividido en tres partes: Génesis, Medicalización y Maternidad. En ellas nos habla del crecimiento, maduración de nuestros cuerpos, la menstruación y la maternidad. Pero también nos habla desde ese legado y el tratamiento al que recurrimos o al que nos sometemos para los conocidos "problemas de mujeres".
Es un poemario escrito por una chica de tan solo 19 años con palabras muy dulces y cálidas pero que expresan a la perfección esa necesidad de nombrar y poetizar el dolor de las mujeres.
"El silencio es una calma tramposa. El dolor se parece a la guerra. Mis raíces resbaladizas saben que algo late sobre este jardín fúnebre. Una esponja luz blanca protagoniza la confesión: El dolor resucita de una flor muerta. La flor muerta del algodón."
La flor muerta del algodón remite desde su título al dolor que invade la belleza. Carne, entrañas, estómago, úlceras y una memoria cíclica que retorna un mes tras otro para recordar la sangre como una herencia maldita: "jamás perdonaré a mi sexo/jamás a mis ancestros femeninos." Los nombres de analgésicos, de instrumentales médicos, de consultas que no calman sino que solo consiguen sembrar desconcierto: "He de curarme/de algo que no tiene nombre./Cuando inquiero cómo se llama/me acusan de no querer curarme". Me ha gustado mucho el juego intertextual que convierte Comala en un escenario que incide en esa herencia dolorosa: "Vine a Comala porque me dijeron/que el dolor es cosa de las mujeres/que me criaron". En definitiva, Nerea Rojas cede su voz a un dolor silenciado (aunque no silencioso) a esa "brusquedad en el vientre" que muchas reconocemos sin atrevernos a pronunciarlo.
Un relato crudo, violento, sensible y político sobre el dolor. Noelia Rojas es capaz de encontrar la belleza para hablar del dolor, lo cual me resulta fascinante a la par que demoledor.
Salgo de este breve poemario revuelta entera, queriendo escuchar a todas aquellas que comparten este dolor:
“Yo soy un Estado enfermo de gritos que no calan, de huellas que no se encuentran con la luz. Y a la enfermedad del Estado es sagrado mantenerla en silencio”
Nos han silenciado durante demasiado tiempo, la voz de Noelia es una fisura en ese silencio, que su esfuerzo abra la puerta a todas las demás.
Recogería aquí muchos de sus versos, especialmente de la segunda y la tercera parte del poemario, pero es mejor que lo leáis entero🥀
Un libro bello, suave, cálido, habla de la dureza y del dolor, pero siempre con un manto y palabras dulces. Un grandísimo libro, muy sorprendente sabiendo la edad de la autora y sabiendo que es su primer libro, impresionante que con 19 años alguien sea capaz de expresar tan bien el dolor. Me encantaría seguir leyendo a Nerea muchos años.
La poesía desgarradora tiene una gran espacio en mi lectura. Se trata de in poemaria increíble que aúna la reflexión de nuestro cuerpo, la descendencia, la carne, la enfermedad y el dolor ligado a la menstruación. Lo he releído un par de veces para que no se me escapara nada. No tengo palabras, sólo agradecimientos.
Es cierto que no me prodigo mucho por la poesía, pero salvo unas cuantas frases, la obra no me ha parecido excesivamente buena, ni de calado ni tampoco me ha removido el alma gracias a su poesía 'mágica'.
Creo que la autora necesita más recorrido vital, pero apunta maneras, pues es muy joven. La pondremos en una barrica de roble y a esperar...
Un poemari molt ben escrit, complexe pero molt interessant, sobre un tema que m'ha soprés que es tractara en poesia pero per això m'ha agradat tant. Tracta sobre el dolor femení, la medicació, la maternitat... Breu pero intens.
Aunque llegué a este libro por casualidad, libro que leo de ediciones en el mar, libro que me maravilla. El uso del lenguaje que hace la (jovencísima) autora en este poemario me parecido extraordinario y desgarrador.
Desarraigo, pero también raíz. Y dolor, mucho dolor, que "se parece a la guerra". Es mi primer libro de esta editorial y me ha gustado tanto y me ha sorprendido tanto.
Una de cada diez personas menstruantes padecen endometriosis. Una de cada diez. No sé por que se me grabo ese número cuando, después de meses y meses de dolor crónico en el útero y el ovario izquierdo, me diagnosticaron está enfermedad. Leer sobre un dolor tan común y a la vez tan silenciado me ha revuelto entera para bien, he visto que lo que he sentido somos muches sintiendolo. Muchas piernas abiertas en consultas, muchas medicinas, mucha ceja levantada cuando dices que te duele hasta andar, mucho sexo interrumpido y doloroso. Gracias por darnos voz.