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Qué es ser Antioqueño
En este ensayo Pedro Adrián Zuluaga toma la casa como marco para examinar la complejidad de Antioquia, una región de amplia heterogeneidad y múltiples contrastes donde el pensamiento más tradicional y conservador convive con el constante surgimiento de ideas libertarias y progresistas. No es posible entender muchas formas de la rebelión contra el statu Quo en Colombia, sugiere este libro, sin reconocer la historia política, económica y cultural Antioqueña.
En Qué es ser Antioqueño Zuluaga evoca autores, personajes reales o de ficción y múltiples obras - desde el arte, la literatura y el cine hasta expresiones de cultura popular - para trazar un recorrido por la historia de la región, que es también de un país, y reflexionar sobre la mentalidad de los Paisas que, como él, siempre han querido entender cómo los ha marcado el hecho de haber nacido dentro de esta comunidad.
En Qué es ser Antioqueño Zuluaga evoca autores, personajes reales o de ficción y múltiples obras - desde el arte, la literatura y el cine hasta expresiones de cultura popular - para trazar un recorrido por la historia de la región, que es también de un país, y reflexionar sobre la mentalidad de los Paisas que, como él, siempre han querido entender cómo los ha marcado el hecho de haber nacido dentro de esta comunidad.
213 pages, Paperback
Published February 1, 2020
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Displaying 1 - 4 of 4 reviews
December 14, 2020
Soy Antioqueño y desde muy pequeño familiares, profesores y medios de comunicación me han insistido (casi al nivel de la alienación a "fuego lento") que debo sentirme orgulloso de serlo; de pertenecer a la denominada "raza paisa", como me han llegado a sugerir incluso los más fanáticos.
Les confieso que me he comido el cuento por mucho tiempo y, más frecuentemente de lo que me gustaría reconocer, se me ha salido una que otra referencia "regionalista", como llaman en Colombia frecuentemente a las expresiones del "orgullo paisa".
Pero ¿qué es ser antioqueño? ¿qué distingue en términos humanos y culturales a las personas que vivimos en Colombia entre la cordillera central y occidental, especialmente en los municipios y veredas del denominado departamento de Antioquia? ¿es ser antioqueño distinto de ser boyacense, vallecaucano o santanderiano? ¿somos los antioqueño un grupo humano tan "homogéneo", en términos de ancestros y culturas, como realmente creemos (y como nos lo han repetido explícita o implícitamente en todas partes)?.
Esas son las preguntas que me llevaron a adquirir y leer el texto de Pedro Adrian Zuluaga, pero también las mismas me han llevado a leer otros textos sobre la historia de la región y del país.
Conocí a Pedro Adrian (no personalmente, lamentablemente) a través, primero, de sus columnas en la difunta Revista Arcadia (¡qué despropósito acabar tamaña revista!). Luego lo escuche en una excelente entrevista que le hizo a Guillermo Antonio Correa autor de "Raros: historia cultural de la homosexualidad en Medellín" (¡tremenda entrevista! ¡tremendo tema!).
Sabía por esas referencias que las respuestas que daría Pedro Adrian a la pregunta de qué es ser antioqueño irían más allá de la simple historiografía o del ensalzamiento desmedido y trasnochado de la "pujanza antioqueña". Intuía que la respuesta (si la hay) no sería tan obvia como lo promete el título y la portada de esta primera edición (que estoy seguro atraerá a mucho "montañero" incauto).
El autor no cae en trivialidades, ni se limita a enumerar una lista de acontecimientos o de nombres de grandes personajes o eventos que precedieron a los antioqueños del presente.
Al contrario, aborda la pregunta con un original enfoque: un recorrido por una típica casa antioqueña y su historia: conseguir la casa, nombrarla, la llegada de los arrimados, irse de la casa (¡muy antioqueño por cierto! ¿o más bien muy colombiano?), imaginarse una casa nueva, conseguir otra casa, deshacer y rehacer la casa, etc.
¿Qué cosas encontré en el libro que no esperaba?. La mayoría en realidad fueron cosas nuevas para mí. Me sorprende descubrir lo ignorante que he sido de algo de lo que me sentí orgulloso por tanto tiempo.
Saber, por ejemplo, que los "antioqueños" no siempre fueron vistos por todos como personas alegres, sociables o acogedores, fue bastante sorprendente.
Nadie esperaría, por ejemplo, que estas palabras escritas en 1852 por Emiro Kastos (Juan de Dios Restrepo) describiera, de forma bastante acertada como adivino por las otras citas en este libro, a los habitantes de Medellín de los 1800:
Tampoco sabía sobre las especulaciones tejidas por décadas (todavía sostenidas por pensadores y algunos académicos) sobre la posible ascendencia judía del "pueblo antioqueño". Como lo explica el mismo autor, la hipótesis se ajusta bien al gusto por el dinero y los negocios de los antioqueños (sin mencionar su reconocida avaricia). Pero como también lo insinúa Adrian, es una hipótesis que no se sostiene frente a otras evidencias; en los tiempos de la genética de poblaciones, esta tesis debería estar sustentada mejor en, por ejemplo, evidencias moleculares (sé que el grupo de genética de poblaciones de la Universidad de Antioquia, encabezado por el Profesor Gabriel Bedoya ha investigado el tema; tocará buscar sus trabajos).
¿Qué cosas no responde el libro?
Aunque tampoco esperaba que respondiera todas mis preguntas, creo que el texto se queda corto (al menos para mi curiosidad) en demostrar la existencia de una verdadera "frontera" (cultural, genética, histórica) entre los antioqueños y otros grupos humanos del país.
Aunque en algunos apartes del texto siente uno que va a aclarar este asunto, como cuando reconoce (como creo que es el caso) que la diversidad cultural de Antioquia, que incluye una rica mezcla de descendientes de blancos, pueblos originales y descendientes de africanos, es mucho más amplia de lo que pensamos, de modo que hablar de un grupo humano homogéneo al cual llamar el "pueblo antioqueño" parece una empresa infructuosa, la delimitación se queda corta (si existe).
Yo me quede esperando hasta la última página que ese punto se resolviera.
Así, pienso yo, el libro se queda corto en explicar si hay realmente una "solución de continuidad" entre antioqueños del nororiente y los pueblos del magdalena medio o del bajo cauca o entre antioqueños del suroeste y valle caucanos del norte.
¿Por qué no le pongo 5 estrellas?. Simplemente porque tengo mente de científico físico. Como tal, debo reconocer que no me entiendo muy bien con la literatura académica de las ciencias humanas (no le quito mérito tampoco, ni más faltaba).
El texto tiene un tono académico que posiblemente no vaya a gustar a muchos; y como cualquier texto académico de las ciencias humanas abunda en referencias a autores y citas textuales. En las ciencias físicas, en contraste, preferimos las referencia a los hechos, las observaciones, las teorías o los modelos (al margen de cómo se hayan escrito o quién lo haya hecho). No es que sea mejor así, pero a mí, el estilo académico de las ciencias humanas, no me gusta mucho.
Si son Antioqueños creo que deberían definitivamente leer el libro de Pedro Adrian: no es muy largo, esta bien escrito y tiene unos análisis fuera del molde de la "antioqueñidad" que no encontrarán en otros autores.
Si no lo son, pero son Colombianos y dado que los "antioqueños", en especial sus oligarquías económicas y políticas han sido determinantes en la historia de este país (especialmente en las de sus guerras y la desigualdad imperante) creo que deberían echarle una mirada al libro.
Les confieso que me he comido el cuento por mucho tiempo y, más frecuentemente de lo que me gustaría reconocer, se me ha salido una que otra referencia "regionalista", como llaman en Colombia frecuentemente a las expresiones del "orgullo paisa".
Pero ¿qué es ser antioqueño? ¿qué distingue en términos humanos y culturales a las personas que vivimos en Colombia entre la cordillera central y occidental, especialmente en los municipios y veredas del denominado departamento de Antioquia? ¿es ser antioqueño distinto de ser boyacense, vallecaucano o santanderiano? ¿somos los antioqueño un grupo humano tan "homogéneo", en términos de ancestros y culturas, como realmente creemos (y como nos lo han repetido explícita o implícitamente en todas partes)?.
Esas son las preguntas que me llevaron a adquirir y leer el texto de Pedro Adrian Zuluaga, pero también las mismas me han llevado a leer otros textos sobre la historia de la región y del país.
Conocí a Pedro Adrian (no personalmente, lamentablemente) a través, primero, de sus columnas en la difunta Revista Arcadia (¡qué despropósito acabar tamaña revista!). Luego lo escuche en una excelente entrevista que le hizo a Guillermo Antonio Correa autor de "Raros: historia cultural de la homosexualidad en Medellín" (¡tremenda entrevista! ¡tremendo tema!).
Sabía por esas referencias que las respuestas que daría Pedro Adrian a la pregunta de qué es ser antioqueño irían más allá de la simple historiografía o del ensalzamiento desmedido y trasnochado de la "pujanza antioqueña". Intuía que la respuesta (si la hay) no sería tan obvia como lo promete el título y la portada de esta primera edición (que estoy seguro atraerá a mucho "montañero" incauto).
El autor no cae en trivialidades, ni se limita a enumerar una lista de acontecimientos o de nombres de grandes personajes o eventos que precedieron a los antioqueños del presente.
Al contrario, aborda la pregunta con un original enfoque: un recorrido por una típica casa antioqueña y su historia: conseguir la casa, nombrarla, la llegada de los arrimados, irse de la casa (¡muy antioqueño por cierto! ¿o más bien muy colombiano?), imaginarse una casa nueva, conseguir otra casa, deshacer y rehacer la casa, etc.
¿Qué cosas encontré en el libro que no esperaba?. La mayoría en realidad fueron cosas nuevas para mí. Me sorprende descubrir lo ignorante que he sido de algo de lo que me sentí orgulloso por tanto tiempo.
Saber, por ejemplo, que los "antioqueños" no siempre fueron vistos por todos como personas alegres, sociables o acogedores, fue bastante sorprendente.
Nadie esperaría, por ejemplo, que estas palabras escritas en 1852 por Emiro Kastos (Juan de Dios Restrepo) describiera, de forma bastante acertada como adivino por las otras citas en este libro, a los habitantes de Medellín de los 1800:
sin duda que en Nueva Granada y tal vez en America, no hay una comarca tan hermosa como este valle de Medellín[...] Pero cuando [...] el viajero quiere penetrar en la sociedad [...] se lleva chasco soberano. Ese carácter alegre , comunicativo, franco, simpático que distingue a los habitantes de los países risueños y de los climas templados, no se encuentra aquí; al contrario, las costumbres son frías y ceremoniosas: los hombres no se reúnen sino para tratar cuestiones de dinero: reina un individualismo tan completo y tal idolatría por el yo que puede asegurarse que aquí hay hombres pero no hay sociadad[...] Una aristocracia monetaria, algún tanto iliterata, de buenos años atrás tiraniza la sociedad
Tampoco sabía sobre las especulaciones tejidas por décadas (todavía sostenidas por pensadores y algunos académicos) sobre la posible ascendencia judía del "pueblo antioqueño". Como lo explica el mismo autor, la hipótesis se ajusta bien al gusto por el dinero y los negocios de los antioqueños (sin mencionar su reconocida avaricia). Pero como también lo insinúa Adrian, es una hipótesis que no se sostiene frente a otras evidencias; en los tiempos de la genética de poblaciones, esta tesis debería estar sustentada mejor en, por ejemplo, evidencias moleculares (sé que el grupo de genética de poblaciones de la Universidad de Antioquia, encabezado por el Profesor Gabriel Bedoya ha investigado el tema; tocará buscar sus trabajos).
¿Qué cosas no responde el libro?
Aunque tampoco esperaba que respondiera todas mis preguntas, creo que el texto se queda corto (al menos para mi curiosidad) en demostrar la existencia de una verdadera "frontera" (cultural, genética, histórica) entre los antioqueños y otros grupos humanos del país.
Aunque en algunos apartes del texto siente uno que va a aclarar este asunto, como cuando reconoce (como creo que es el caso) que la diversidad cultural de Antioquia, que incluye una rica mezcla de descendientes de blancos, pueblos originales y descendientes de africanos, es mucho más amplia de lo que pensamos, de modo que hablar de un grupo humano homogéneo al cual llamar el "pueblo antioqueño" parece una empresa infructuosa, la delimitación se queda corta (si existe).
Yo me quede esperando hasta la última página que ese punto se resolviera.
Así, pienso yo, el libro se queda corto en explicar si hay realmente una "solución de continuidad" entre antioqueños del nororiente y los pueblos del magdalena medio o del bajo cauca o entre antioqueños del suroeste y valle caucanos del norte.
¿Por qué no le pongo 5 estrellas?. Simplemente porque tengo mente de científico físico. Como tal, debo reconocer que no me entiendo muy bien con la literatura académica de las ciencias humanas (no le quito mérito tampoco, ni más faltaba).
El texto tiene un tono académico que posiblemente no vaya a gustar a muchos; y como cualquier texto académico de las ciencias humanas abunda en referencias a autores y citas textuales. En las ciencias físicas, en contraste, preferimos las referencia a los hechos, las observaciones, las teorías o los modelos (al margen de cómo se hayan escrito o quién lo haya hecho). No es que sea mejor así, pero a mí, el estilo académico de las ciencias humanas, no me gusta mucho.
Si son Antioqueños creo que deberían definitivamente leer el libro de Pedro Adrian: no es muy largo, esta bien escrito y tiene unos análisis fuera del molde de la "antioqueñidad" que no encontrarán en otros autores.
Si no lo son, pero son Colombianos y dado que los "antioqueños", en especial sus oligarquías económicas y políticas han sido determinantes en la historia de este país (especialmente en las de sus guerras y la desigualdad imperante) creo que deberían echarle una mirada al libro.
October 10, 2020
Una interesante reflexión sobre lo que es ser Antioqueño, cargado de literatura y referencias a los principales autores Antioqueños. Muy buen libro.
November 13, 2021
Me parece que hay muchas características que el autor asocia con lo antioqueño, pero que a mi parecer puede ser muy colombiano también, y de hecho, de cualquier parte donde la vida para muchos no es fácil.
Voy en el 70% del libro y la única mujer que cita con regularidad es a la Madre Laura. Nada de Débora Arango. Creo que el libro gira en torno a los hombres antioqueños.
Voy en el 70% del libro y la única mujer que cita con regularidad es a la Madre Laura. Nada de Débora Arango. Creo que el libro gira en torno a los hombres antioqueños.
April 30, 2021
Buen libro, debe ser complicado para los “no antioqueños” llegar a él si se dejan llevar solo por el título, costumbre que tenemos en Colombia de llevar todo al debate en este caso al debate del regionalismo y que acá sería muy fácil caer con la sola portada. Pero el libro es mucho más que el título, siquiera es así, muy amplio en referencias literarias, muchas de ellas muy buenas. No conocía a Pedro Adrián, muy amigo de Carolina Sanín, otra buena escritora Colombiana, se nota en el libro y no parece tan amigo de Fernando Vallejo el mejor de todos los escritores vivos de Colombia junto con Tomás González, ambos con referencias en el libro, al final muy duro con Vallejo.
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