Nellie Campobello, la autora más vanguardista de las letras mexicanas, se configuró también como la artista más audaz del panorama posrevolucionario. Campobello se percibía a sí misma como la pura encarnación de la lucha revolucionaria que había engendrado al nuevo México y, "Cartucho" corporiza, de manera insólita, el fragor de esa contienda: deconstruye el relato posrevolucionario hegemónico para mostrar que la percepción del "ser mexicano" como unidad, y de la nación como ente único, son meros fetichismos. Solo existen órganos sin cuerpo. Esta edición reconstruye las múltiples vidas de Campobello y analiza su obra para presentar a la autora y su producción como paradigmas de la actualidad mexicana y punto de inflexion para el futuro cultural de la nación.
Nellie Francisca Ernestina Campobello Luna, born María Francisca Moya Luna (b. November 7, 1900 – d. July 9, 1986), was a Mexican writer. Like her half-sister Gloria, a well-known ballet dancer, she was also known as an enthusiastic dancer and choreographer.
Campobello was born in Ocampo, Durango the third of six children of Rafaela Luna, and her father was her mother's nephew Jesús Felipe Moya Luna, son of her sister Florencia. Probably this was a reason, why she concealed traces of her past. She handled also her year of birth indiscriminately as 1909 or 1913. She spent her childhood in Parral, Chihuahua and her youth in the city of Chihuahua, where she visited the Inglesa de la Colonia Rosales college. After her father was killed in the Battle of Ojinaga in 1914, her mother remarried the physician Stephen Campbell from Boston, whose last name the children assumed, and which was altered to Campobello by Nellie. In 1921, her mother died.
During the revolutionary years she came to Mexico City, where she became later director of the national school of dance (Spanish: Escuela Nacional de Danza) of the Instituto Nacional de Bellas Artes.
In 1985 she suddenly disappeared, as well as her belongings and paintings of Diego Rivera and José Clemente Orozco. In 1998, the Commission of Human rights of the Federal District discovered that Nellie died on July 9, 1986, and that she was buried in the Progreso de Obregón Cemetery of Hidalgo. Supposedly she was kidnapped by Claudio Fuentes Figueroa or Claudio Niño Cienfuentes and his spouse Maria Cristina Belmont. Many of her choreographies of indigenous dances were rescued. Her corpse was transferred to Durango in 1999.
She was never married, but had several affairs. It is traced, that she had a son (1919–1921) with Alfredo Chávez, the later Governor of Chihuahua.Also Germán List Arzubide told, that he felt in love with her.
La portada refleja al 100% lo que es esta historia autobiográfica: un desfile de muerte y de muertos por doquier. Sobrecogedora y conmovedora.
El caso es que la novela es sumamente dura porque justo son relatos que conforman una macrohistoria sobre una época bastante dura y violenta en el país mexicano a principios del siglo XX, como lo fue la Revolución. Y es que cada pequeña historia de la que nos va haciendo partícipes la pequeña Nellie (siempre en compañía de su Mamá) es cruda y potente porque expone la realidad a la que se vieron sometidos en el Norte bajo el poder de Pancho Villa.
Las historias, una detrás de otra solo son el espejo de la maldad, la injusticia y la desigualdad en su máxima expresión. Hombres perseguidos, secuestrados, torturados, acribillados, desaparecidos, asesinados o muertos por balas perdidas, el caso es que muchos de ellos son hombres pobres, inocentes, sin nombres, obligados a participar en el conflicto e incluso borrados, silenciados y quizás olvidados de no ser porque novelas autobiográficas como estas permiten que ese recuerdo terrible no quede en el pasado como una mota de polvo fácil de barrer, sino como una mancha difícil de borrar.
Sin embargo, una de las cosas que más me puso los pelos de punta fue que esta historia es protagonizada y contada por la misma autora, porque ella lo ha vivido en carne propia cuando solo era niña, ella estuvo allí cuando la tierra se llenó de mugre, sangre y pólvora, de cuando el odio, el dolor y la muerte era el pan de cada día y las injusticias lo normativo y lo esperado a diestra y siniestra.
Y ese mismo toque constante con esa realidad hace que a esa edad esa niña termine por normalizar y desear ver a los próximos muertos o se pregunte quién será el siguiente y si ella podrá observarlo a través de la ventana de su casa, porque presenciar esa clase de hechos ya no es por morbo, miedo o curiosidad es porque el chip instaurado en su cabeza ya no está envuelto por la tristeza, el horror o el espanto de las muertes, sino que el letargo de dolor producido por la violencia es tan seguido que nada nuevo los puede sorprender.
Quizás me hubiera gustado ver un enfoque hacia el lado de las mujeres más allá de solo ser las madres, hermanas, amigas, parejas, hijas, etcétera, ellas están allí y de cierta manera sirvieron de apoyo emocional o de fuente de cura y consuelo pero esperaba quizás encontrar alguna visibilidad diferente. Sin embargo, me quedo con la memoria, con esa dedicatoria que sin duda está apuntada a la verdad y a hechos que no pueden ser olvidados por mucho que el recuerdo sea una herida latente y en carne viva.
Siendo oriunda de Hidalgo del Parral, donde las historias se desarrollan, uno siente emoción al reconocer las calles, los cerros, los personajes y algunos apellidos de familias que aún residen en la ciudad. El prólogo me pareció algo largo, pero la verdad es bastante ilustrador. La Revolución Mexicana se dió muy diferente en el Norte y en el Sur; la división del norte, dirigida por el legendario Pancho Villa, tuvo bastante mala reputación, tratando con esta narración redimir y reivindicarlos desde la perspectiva de una niña que le toco mirar y escuchar todo lo que pasó en ese periodo bastante confuso, donde nadie sabía muy bien lo que pasaba, y la que muchos califican como un fracaso y un desperdicio. Sentí lástima y tristeza, todos aquellos hombres que pasaron sin pena ni gloria, sin nombre, aquellos que sacrificaron la vida por un conflicto que probablemente ni siquiera entendían, pero igual y no tenían nada que perder. La autora, desde su perspectiva infantil, nos narra de una manera natural, sin pena y con toda la inocencia estos acontecimientos, donde la mayoría de las personas estaban ya curadas de espantos y vivían en el letargo del dolor, donde todo se podía perder en un día y la muerte estaba presente en la vida cotidiana de las personas. Escrito por una mujer, Cartucho narra sobre la vida y la muerte de los hombres revolucionarios, pero solo llega a asomarse poco al papel femenino y la verdad yo esperaba un poco más de esto último. Aquí, la acción de la mujer consiste en un papel pasivo, en recordar y consolar, curar y albergar, todo esto siempre en el personaje de su madre, la cual fue fuente de memorias y leyendas que ayudaron a Nellie a mantener vivo para siempre el recuerdo.
Si no hubiera sido por una recomendación, probablemente jamás lo hubiera elegido, el nombre no me parece muy atractivo, el tema me interesa, pero no especialmente. Hubiera perdido mucho, me hubiera perdido de pequeñas miniaturas, de microficciones fortísimas, de un libro que debería estar en otra posición en la literatura no solo mexicana. Esta escrito hace casi 100 años, con un lenguaje natural, imprime pequeñas situaciones, un fusilamiento, una desaparición o solo el encuentro con un soldado villista que deja una marca, todo con un lenguaje fresco, dejando espacio para construir la historia completa. Lo recomiendo mucho, aún a quien no le interese mucho el tema, pero guste de las microficciones.
Aún estoy sopesando esta lectura que me pareció brillantemente violenta y ágil. Lo mejor para mí es que esos eventos tan terribles donde mueren tantos hombres son narrados desde la perspectiva de una niña. Está el halo de su inocencia y, además, el de la dimensión sobre la muerte. La misma autora lo dijo: yo jugaba con todas esas historias, eran mis muertitos. Y me parece muy importante porque es una forma de notar que las infancias no son ajenas a los terrores de la vida. Son relatos de la revolución mexicana, pero bien que podrían trasladarse a la actualidad pues la violencia sigue a la orden del día, y el caos, el dolor y la tristeza. Esta lectura formó parte de mi tbr para el #GuadalupeReinas2020.
La vida de Nellie Campobello es muy interesante y recomiendo leer la cronología antes de entrar en el libro. Los relatos como tales son muy crudos, con muchísima violencia retratada, pero no dejan de tener una pizca de inocencia.
Eso si, para poder leer este libro se necesita saber un poco de historia de México ya que para ella Francisco Villa es lo máximo. Solo por eso le doy 3 estrellas
Bueno, quizá no se enteraron, o quizá sí, pero en mi bellísimo club de lectura llamado Libros b4 Tipos leímos Cartucho de la escritora Nellie Campobello, que edita Ediciones Era (y que nos hizo el favor de darnos los ejemplares) y que es una de las únicas narraciones de la revolución publicada por una mujer. Aprovecho este segmento publicitario para decirles que nos pueden dar like en Facebook, nos puedes seguir en Twitter o se pueden unir a nuestro grupo en Goodreads. Sólo somos un bonito colectivo de mujeres bien chidas que usan el internet para difundir para difundir libros sobre feminismo o escritos por mujeres.
Acabando el segmento publicitario, ahora sí, vamos a hablar de Cartucho. Para ponerlos en contexto, creo que les voy a hacer una mini introducción de la Revolución Mexicana: en 1910, Porfirio Díaz, un dictador, llevaba treinta años en el poder y no tenía ganas de soltarlo. Muchos dicen que no fue tan mal presidente, puesto que el país floreció económicamente durante esos treinta años... sí, claro, invitó a los europeos a invertir en México y claro que la economía floreció... a costa de las vidas de miles de campesinos que se empobrecieron más y más. En 1910, por primera vez, alguien se le puso al tú por tú (no fue así, pero esto es un resumen mal hecho) y empezó la Revolución en 20 de Noviembre. Ese alguien fue Fransisco I. Madero. Cuando se habla de revolución se piensa en guerra civil, pero más que guerra civil, la Revolución fueron guerrillas de Caudillos. A Madero lo mataron en 1913, durante la decena trágica. Zapata estaba en el sur. Carranza en el centro. Y en el Norte, Pancho Villa. Carranza y Villa no se llevaban muy bien. Los años más oscuros de toda esta época para Chihuahua (en el norte del país) son los que narra Nellie Campobello en este libro.
Ya que los puse en contexto (bastante mal, prometo otro día hablarles más bonito de historia), vamos con el libro. Voy a intentar tocar varios puntos que abordamos en la hangout que hicimos en Libros b4 Tipos porque creo que hablamos un montón de Nellie y de cómo esta escrito el libro.
Los relatos son cortos, pasan rápido, te atraviesan, son como balas. Son relatos de la Revolución, y de una de sus épocas más oscuras, por lo que no están exentos de violencia. Más bien, acabas por sorprenderte por la manera sencilla y sincera en la que Nellie Campobello narra tanta sangre, tantos muertos, tanta violencia y a la vez te enternece, porque parece que lo estás viendo desde sus ojos de niña, los mismos ojos que vieron esa revolución y la vivieron.
Los relatos parecen tener el punto de vista de todas esas personas que perdieron. No perdieron en el sentido de que su bando perdiera, sino que perdieron simplemente porque perdieron la vida, porque los humillaron, porque perdieron parte de su humanidad... y quizá también porque perdió su bando. Hay relatos que parece que ya desde que empiezan tienen un tono fatalista... y no es para menos, no cuando se trata de uno de los episodios más complicados de la historia de México y uno de los que, casualmente, se toca más superficialmente. La Revolución no es como la independencia o la conquista, por ejemplo. México tiene un trauma con su conquista históricamente, y, como dice Octavio Paz en Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe, los trescientos años que fuimos parte del Imperio español son algo que nos saltamos, 300 años fantasmas. La independencia hace que vuelva a correr el reloj de nuestra historia, es el nacimiento de una nueva identidad mexicana o al menos de su búsqueda, pero ¿y la Revolución? Suena bonito cuando te cuentan que la revolución nos liberó de un dictador que oprimió a toda la clase obrera mexicana, pero ¿y después de eso? A Madero, que sucedió a Díaz, también lo mataron. Todo se hizo un caos, se hizo una guerra de caudillos en la que cada quien luchó por lo suyo, cada quien por su lado. Caudillos que se traicionaron. Los que ganaron fueron los que escribieron la historia y los que desprestigiaron a Villa, que es el tema de este libro, y a Zapata.
Hoy Villa, aunque me cae bastante mal, es una figura de culto. Pero en los años que Nellie Campobello escribió este libro, era una figura desprestigiada por la institucionalización de la revolución (que nos sigue persiguiendo hasta nuestros días) y este libro se escribió por esa razón. Nellie le dio voz a los que perdieron, se puso a contar una historia desde los ojos de los vencidos y nos da una nueva perspectiva. Si no les parece suficiente hazaña la de Nellie, imaginen, que sin ella no habría Rulfo, y por ende no habría Pedro Páramo, y sin Rulfo nunca habría habido un Gabriel García Márquez y sus Cien años de soledad, porque hasta allá llega la influencia de Nellie Campobello. Bien lejos, bien alto.
Es triste que no sea recordaba, porque, además, fue una mujer muy interesante. Nellie fue bailarina y coreógrafa, directora de la Escuela de Danza de México. Su hermana, Gloria, llegó a ser prima ballerina. Su vida fue harto interesante y hasta parece que ella misma alimentó su mito. De todo eso hablamos en el Hangout, así que si les interesa saber, se los voy a dejar aquí abajo. Además hablamos mucho del libro, de las mujeres en la revolución, de nuestros relatos preferidos y somos bien chidas.
Ah, la novela de la revolución mexicana. ¿No es extraño que se utilice un evento histórico como categoría literaria? Esto genera varios desastres: 1) obras con poco mérito artístico se recuerdan sólo porque el tema coincide con la categoría, 2) es literatura que se importa como folklor y 3) excluye del canon a libros que no se ajustan a la descripción. Esto último ocurre con el libro de Campobello. No es una novela (son 33 relatos) y no contiene el arco dramático de un héroe (aunque es villista). Cartucho es una mirada íntima y minimalista de los hombres de la revolución. No le interesa hablar de lo grandilocuente: ni de la lucha y las ideologías detrás de ella, ni de los caudillos. Y no le interesa por una sencilla razón: la narradora es una niña. Una niña que todavía está desposeída de juicios morales, lo que le permite una mirada particular: los muertos son juguetes, los fusilamientos asombrosos, todos los hombres son valientes. Nellie narra haciendo eco a la voz de su madre, a través de quien conoció todas esas historias, y la vuelve uno de los personajes principales. Esta operación coloca al mismo nivel a la Mamá y a los soldados y guerrilleros, y tiene mucho sentido: revela que todos tienen un rasgo que merece ser recordado –contado– aún si poco tiene que ver con la guerra. Por eso es una obra entrañable, porque está llena de estampas que captan con inocencia lo más humano de cada uno de los protagonistas. Me parece que, al final, es algo bueno que Cartucho no se considere enteramente parte de la literatura de la revolución, porque es mucho más potente que eso.
No sé cómo no han colocado a este libro como un clásico de la literatura mexicana. Campobello logra captar con suma belleza, hechos históricos de la revolución y todo lo que dejó a su paso. Parral no es un mero escenario; los villistas no son aquellas sombras llenas de cartuchos; villa no es el sanguinario caudillo dirigente de una bola; todo está absolutamente humanizado. Y si esto no basta, el estilo de los relatos no deja de sorprender por su riqueza retórica.
Desde que leí la danza de mi muerte de Sandra frid me quede con la curiosidad de leer este libro. Vaya creo que no había leído algún relato así sobre estos tiempos de la revolución mexicana y si claro qué hay cosas violentas en este libro, ejecuciones, sangre, cuerpos olvidados y unos que otros recordados. Si bien son relatos cortos y en cada uno hablan de unos personajes y luego en otros se vuelven a mencionar. En la parte del final hay una cronología donde todos se van hilando y nos mencionan sobre qué página o capítulo. Eso ayuda bastante. Me agrada leer este tipo de historias donde pasan los años y se siguen editando y mas gente los va leyendo. 1) Porque son relatos que suceden en Parral 2) porque te llena la mente de cosas que sucedieron en esa difícil época Bueno para quienes no ubiquen a Nellie Campobello ( en este libro hay una explicación del origen del nombre ) sabrán que fue pionera en la danza mexicana y autora de este libro de relatos que hablan de una época sangrienta y poco descrita. Es un libro que muchos mexicanos deberíamos leer o al menos tener en la mente el querer conocerlo. * espero que el prólogo extenso por cierto no los ahuyente de leer lo que le sigue.
Como la gran mayoría de las semillas, este libro es chiquito. Rico de leer. Como estar escuchando a quien te cuenta esas pequeñas viñetas anexas a la legendaria Revolución Mexicana. Esta semilla germinó en Pedro Páramo y El Llano en Llamas, en el Laberinto de la Soledad, y sucesivamente en nuestra maravillosa literatura mexicana del Siglo XX. Qué bueno que lo recomendó Eduardo Casar en La Dichosa Palabra de Canal 22. Gracias a el lo leí.
Me ha gustado mucho la manera en que estos relatos nos hablan de la revolución mexicana, ver los nombres y las personalidades de estos hombres que lucharon en ella nos permiten darle otro enfoque. A pesar de que el prólogo es largo y un poco pesado, cuando te encuentras con los relatos se te hace una lectura amena, ligera, en momentos graciosa y que se va bien rápido.
Me parece brillante la manera en la que se narran los relatos, dando foco en el nombre y ser de cada persona, menos en lo que hicieron y más en quienes eran, si tenían familia, cómo era su personalidad. Me parece impresionante la manera de dejarnos conocer a aquellos de quienes Nellie nos cuenta y todo desde un punto de vista de niña que crece rodeada de ese ambiente. Los relatos se van rapidísimo, esa manera de Nellie de contar la cotidianeidad la encontré fascinante. Mi único tema con el libro es que se que lo hubiera disfrutado muuuucho más si hubiera sido cronológico y que nos fuera contanto además de las historias un panorama general que si bien si nos lo pinta pero como una historia que unificara las demás me hubiera encantado.
Punto y aparte...tengo un tema grande con el prólogo y es que es el 30% del libro. Un prólogo que habla de como Nellie influye en escritores de renombre cuando a ella se le minimizó en el mundo de la literatura me parece muy muy extra. Y me parece problemático que opaca en cierto modo al libro, yo llegué agotada apenas a comenzar el libro y se presta al riesgo de ser descartado por completo.
es un libro precisamente narrado y poéticamente interlazado con la crónica, muy pesado de leer, pero de verdad da una perspectiva más panorámica de la revolución en el norte, de la violencia, de cómo las personas se relacionaban y procesaban la violencia. de las infancias interrumpidas por la misma. sumamente interesante.
no me animo a ponerle más estrellas porque me resultó mentalmente tan pesado leerlo, no solo por el contenido, sino por la organización. son cuentos de dos o tres páginas máximo, con personajes que inicialmente parecen separados y se van intrincando conforme avanza el libro. me hubiera gustado leerlo en la licenciatura
"En la guerra, los jóvenes no perdonan; tiran a matar y casi siempre hacen blanco. Manuel se rindió sin alardes, su barco de papel también se cayó"
Cartucho de Nellie Campobello es una colección de relatos que tienen como eje central diferentes enfrentamentos armados en México. Considerando algunas de sus cualidades, podríamos afirmar que las historias entran dentro del género periodístico de la crónica, puesto que nos sitúan en un ambiente específico, con personajes bien caracterizados a pesar de los pocos adjetivos que se utilizan y la capacidad de transmitir todo tipo de emociones. No obstante, esto se podría objetar si tenemos en cuenta la extensión de los relatos, ya que no pasan de las 3 páginas; pero, en mi opinión, utiliza tan bien las palabras que esto no interesa mucho.
Profundizando en la extensión de las crónicas, debo decirles que en este aspecto técnico logró causar la sensación de que la muerte era algo cotidiano, fugaz y veloz en la guerra. Por lo que, a mi parecer, no era gratuito que se presentarán de esta forma. Además, los retratos de los personajes son precisos, con su uso de adjetivos maravilloso y las historias crudas; me ponían la piel de gallina. Aún así, fue de las primeras historias que leí sobre las luchas armadas en México, de manera que me faltó ese contexto esperado en las crónicas que me permitieran situarme en el ambiente y el lugar de las historias y, en ocasiones, las sentí algo repetitivas.
"Los villistas eran un solo hombre. La voz de Villa sabía unir a los pueblos. Un solo grito era bastante para formar su caballería"
De esta manera, es un libro que te muestra lo absurdo de la guerra, la importancia de la vida y la necesidad de seguir creyendo por un cambio. Creo que es un muy buen acercamiento a estos temas, y un excelente abrebocas para continuar investigando sobre las luchas armadas en México. Además, si son como yo y gozan de un uso distinto de las palabras, seguramente estos relatos les van a mover todo por dentro.
"Son así las deudas entre hombres; se pagan con canciones y balas"
Leí en algún lado que los relatos de este libro son como balazos, por eso, tiene sentido que el libro se llame Cartucho (yo también lo percibo así, aunque pueda ser sobreinterpretación). Ayer tuvimos la discusión de este libro en el canal de trestrece y, aunque no todos los relatos fueron de mi agrado, creo sí vale la pena leerlo; no hay que dejar que caiga en el olvido.
Me quedo con el comentario de Alejandra (Sputnik): "Es importante leer a autoras como Nellie porque han influenciado a corrientes literarias enteras."
Libro delgadito, visto desde la perspectiva de una niña que ha visto tanta violencia que adopta a los muertos los hace suyos, el libro cuenta en sus cortas historias como los conoció, como murieron, hombres conocidos y desconocidos, algunos las afectaron y otros parecía ser normal... También cuenta como sintió que le disparó a ese hombre que maltrato a su madre. Lo leí por recomendación de libros B4tipos.
Historias chiquitas de grandes personajes de la Revolución Mexicana escritas por una mujer revolucionaria también al atreverse a escribir en un mundo masculino 💜
La edición que leí incluía un prólogo que ocupaba aproximadamente el 25 por ciento del libro, para mi, primer punto desfavorable; lamentablemente, este prólogo exageraba las expectativas al elogiar excesivamente la obra, incluso insinuando que "Pedro Páramo" no existiría sin ella. Además, abordaba temas de feminismo y sesgos patriarcales de manera descontextualizada, lo cual resultaba confuso y poco relacionado con la autora.
En cuanto al contenido del libro en sí, se trata de una colección de relatos cortos que ofrecen la visión de una niña sobre los acontecimientos de la Revolución en el norte del país. Al leerlo, me encontré con una especie de oda parcializada en la que se exalta a Villa y sus dorados de una manera casi hollywoodense. Ellos son presentados como los buenos: atractivos, valientes, honestos y perfectos. Por otro lado, los carrancistas son retratados como los malos: feos, violentos, cobardes y traidores. Entiendo que esta perspectiva está basada en los ojos de una niña de 10 a 11 años, pero en mi opinión, esto hace que la obra pierda parte de su valor histórico como referencia, convirtiéndose en un cuento de hadas lleno de muertos.
En resumen, si bien "Cartucho" presenta una visión interesante y única de la Revolución desde la perspectiva de una niña, considero que su enfoque sesgado y la falta de equilibrio en la representación de los personajes históricos disminuyen su valor.
Una interesante colección de "postales" que ilustran momentos de la revolución mexicana. Esta antología se enfoca en un área geográfica específica y se dedica a traernos a la conciencia experiencias del conflicto armado entre villistas y carrancistas que no se evidencian en los libros de historia oficiales.
Con el relato titulado Las mujeres del Norte caí en la cuenta de que la tradición oral que pudo haber recaído en las mujeres mexicanas que observaron y vivieron esa etapa de la historia de México ha sido ignorado, silenciado o hecho a un lado por las historias completamente patriarcales que describieron esa realidad. Aquí la mirada de Nellie Campobello es la que, al día de hoy, revive episodios íntimos, algunos dulces, otros amargos, muchos resecos como la tierra en los rostros de la gente bajo los rayos del sol en El Parral.
Es un gran documento. A mí me fue complicado transitarlo porque mi poco conocimiento de la revolución mexicana no me brindó el marco más apropiado para acercarme a estos textos. Pero sí los logré relacionar con algunas películas que vi cuando era niña y que me hicieron consciente de la muerte como posibilidad humana. Contacté con aquella emoción y me recordó que la vida es frágil pero también es posible cargarla de ternura, si la mirada con la que nos aproximamos a ella se abre a percibirla.
CARTUCHO, una recopilación de los escritos breves de Nellie Campobello, mujer que vivió en persona, y a muy temprana edad, el horror del enfrentamiento y la muerte violenta de multitud de seres humanos. La introducción es imperdible, (no pensaba leerla porque es muy extensa, pero me enganche) no podemos perdérnosla quizás, puede que hasta estudiarla con ese respeto que producen los hechos violentos acaecidos en un México convulso y sangriento -Jorge Aguilar Mora abre las páginas de esta edición de “Cartucho”, con ellas nos situamos en la realidad de lo que vamos a leer.es escarba de manera exhaustiva esta obra, la desgrana, en un nivel pocas veces observado, en sí, una obra de arte. Nellie Campobello se menciona que influyó en otras letras, su estilo su pensamiento fue esencial para la posterior escritura de Pedro Paramo y Cien años de Soledad. Recomendadisimo!!
Me encantó la forma en la que describe a las personas, señala cosas que a mi nunca se me ocurriría escribir pero que sin duda son más importantes que “tiene pelo color x o es alto o bajo”. Algunas de mis descripciones favoritas son: “era de bigotes chiquitos, la cara fina y la mirada dulce”, “sabía llorar el recuerdo de su mamá y se reía cuando peleaba”.
Lectura indispensable para conocer otro lado de la revolución mexicana, uno más real e inocente pero a la vez más mágico.
Pedro Páramo se queda pendejo al lado de Cartucho. Pinche manera increíble de contar la revolución a través de mini retratos. Imagínate poder contar la revolución de manera tan tierna.
frases: Pensaba con la Biblia en la punta del rifle.
No quería encontrarse con su hermana porque era lo que más quería en el mundo.
se hizo mi amigo porque un día nuestras sonrisas fueron iguales.
mis ojos empañados de infancia
los ojos de mamá, hechos grandes de revolución, no lloraban.
yo creo que a él le dio mucho gusto morir, ya no volvería a tener vergüenza.
Metálica y desparramada. sus gritos fuertes,claros a veces parejos y vibrantes (...) sus pulmones parecían de acero.
Narraciones sobre la Revolución mexicana en el norte de México desde la mirada de una niña. Campobello recrea el asombro de la mirada infantil para narrar la violencia y aquellos hombres, muchos de ellos casi niños, que siguieron a Villa y entraron a la guerra. Es de destacarse la ternura con la que Campobello narra.
Increíble la forma de escribir de Nellie Campobello, nunca antes había leído algo así sobre la historia de México, y me parece que las historias que narra Nellie en este libro son una muy buena forma de conocer sobre la historia del país más allá de los libros de texto.
"A mamá que me regaló cuentos verdaderos en un país donde se fabrican leyendas y donde la gente vive adormecida de dolor oyéndolas".
Nellie Campobello logra con Cartucho -qué debería ser lectura escolar- hacernos ver lo sucedido en la revolución, desde sus ojos de niña atestiguamos distintas historias pobladas de personajes históricos y locales. De las principales cosas que me llevo de esta antología es su estructura, me parece un gran acierto segmentar la historia, y sobre todo, iniciarla con la historia de algunos revolucionarios. Los relatos, que pasan como retratos frente a nuestros ojos, conforman entre ellos una historia que algunos de nosotros pudimos, afortunadamente, escuchar de las voces de nuestras bisabuelas. Pero lo mejor, sin duda alguna, es la voz narrativa, que es a su vez la de una niña, la de una autora y la de una madre, que relata a partir de la violencia, el amor, la ternura, el odio, la compasión, más nunca desde la indiferencia.