1916. En el mundo ocurre un extraño fenó la gente se va a dormir, y no es capaz de despertar. Algo malo ha ocurrido. Algo falta, y nadie sabe decir qué es.
En Whych Cross, Inglaterra, un mago intenta raptar a la MUERTE, con el fin de lograr la vida eterna, pero su errado hechizo apresa a otra criatura má un hombre pálido y delgado, de ojos profundos y cabellera negra.
SUEÑO, el hermano de Muerte, ha sido capturado, y el mundo de los sueños ha quedado huérfano. Ahora nadie puede dormir bien... si no es capaz de soñar.
Un cómic que es una verdadera obra maestra. Y lo es porque probablemente tenga una de las mejores tramas que he leído nunca en un cómic. El dibujo está bien pero no es algo grandioso, lo que de verdad destaca en Sandman son sus personajes y sus historias. Los eternos( Destino, Muerte, Sueño, Destrucción,Delirio, Deseo y Desespero ) son una especie de semidioses que tienen influencia en nuestro mundo. Todo empieza cuando unos espiritistas intentan capturar a la Muerte y capturan a Sueño por equivocación. Sueño estará cautivo mucho tiempo y cuando se libere tendrá que recuperar tres objetos que le han sido robados y reconstruir el mundo de los sueños, su reino. Esta primera historia es una gozada y acompañaremos a Morfeo incluso hasta el infierno, donde se enfrentará a Lucifer en un duelo de ingenio para recuperar uno de sus objetos. Luego conoceremos a su hermana Muerte, uno de los mejores personajes. Una chica joven y gótica que se encarga de imformar a las personas de que se van al otro barrio.
Historias de tinte clásico con un inmortal que no puede morir, una convención de asesinos psicopatas o otras donde conocemos el pasado de Sueño y su amada Nada conjuran el terror, los cuentos clásicos, culturas milenarias y argumentos sumamente originales que son una delicia. Ahora me explico el éxito de un Gaiman que nunca me había convencido plenamente con sus novelas, pero es que esto es su obra maestra y se nota.
Relectura que me ha demostrado que a leer cómic también se aprende con los años. Por no hablar del montón de intertextualidades que se me pasaron cuando lo leí estando en el instituto.