When Peruvian public intellectual José Carlos Agüero was a child, the government imprisoned and executed his parents, who were members of Shining Path. In The Surrendered—originally published in Spanish in 2015 and appearing here in English for the first time—Agüero reflects on his parents' militancy and the violence and aftermath of Peru's internal armed conflict. He examines his parents' radicalization, their lives as guerrillas, and his tumultuous childhood, which was spent in fear of being captured or killed, while grappling with the complexities of public memory, ethics and responsibility, human rights, and reconciliation. Much more than a memoir, The Surrendered is a disarming and moving consideration of what forgiveness and justice might mean in the face of hate. This edition includes an editors' introduction, a timeline of the Peruvian conflict, and an extensive interview with the author.
José Carlos Agüero Solórzano es historiador, activista de derechos humanos e investigador en temas de memoria. Escribió dos poemarios de distribución casi invisible y que circulan de mano en mano: El nacimiento de los monstruos (2010) e Indiferencia de los elementos (2013).
Asimismo, ha publicado recientemente "Cada uno. un lugar de memoria. Fundamentos conceptuales del Lugar de la Memoria" (LUM 2015) junto con Ponciano del Pino, "Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori (IEP 2015) junto con Pablo Sandoval, y "Los rendidos: Sobre el don de perdonar" (IEP 2015).
Un libro muy interesante pero bastante complicado de asimilar. Desde el punto de vista de los hijos de una pareja de terroristas de Sendero el autor explora por el universo que tienen que vivir desde la estigmatización de quién es hasta la humanización de aquellos a quienes consideramos monstruos. ¿Podremos perdonar alguna vez? ¿Serán merecedores de perdón en algún momento? Libro que deja claro que el terrorismo en el Perú ha dejado huellas que están muy presentes en nuestra actualidad.
Este libro es una especie de Prosas Apátridas de los años de violencia. No solo porque son textos cortos, aparentemente desordenados, separados por números, sino por su carácter inclasificable, es un libro diferente al promedio de los que versan sobre este tema, planteando un análisis desde las ciencias sociales o recopilando hechos en formato periodístico o histórico.
Te deja como al autor: con muchas dudas y contradicciones. Dudas sobre cual es enfoque correcto o menos malo para encarar los sucesos del conflicto armado interno. Y de ahí surgen las contradicciones de la obra: por un lado, cuestiona el enfoque de derechos humanos como forma de aproximarse al fenómeno de la guerra, pero insiste en las distintas formas de violación de estos derechos.
¿No es contradictorio que las víctimas también sean victimarios? ¿Qué la abuela del autor haya aceptado un recuerdo de Sendero, el culpable de la muerte de su hijo, porque es el único homenaje que pudo recibir (cap. 24)? ¿Qué justo la vecina más pobre y a la que más ayudaron los haya delatado (cap. 4)? Incluso hasta los hechos nos generan dudas: el autor dice dice que sus padres murieron en la década de los 80 (cap. 58), pero también dice que su padre murió en 1986 y su madre en mayo de 1992 (cap. 5, pie de página).
Pero probablemente todas estas dudas y contradicciones son necesarias, porque nos muestran una experiencia que sorprende y no llegamos del todo a aprehender. Un libro crítico con todos: ONGs, Estado, terroristas y hasta con las víctimas. Un libro necesario, que no he podido asimilar por completo.
Los rendidos es un ensayo complejo. No por su lenguaje ni su estructura. Es un ensayo complejo por su temática. Se refiere a la guerra entre Sendero Luminoso y el Estado peruano. José Carlos Agüero asume una postura personal, crítica, ética, honesta y cuestionadora frente a este suceso tan desgarrador. Un conflicto de este nivel de complejidad, por el grado de violencia y de horror desatados, no puede ser simplificado fácilmente. Los crímenes, el sentido y los alcances de la justicia, la noción de víctima, la dialéctica entre memoria y olvido, los estigmas, el sentimiento de culpa y la capacidad de perdonar son temáticas abordadas por el sujeto que recuerda, pondera, reflexiona y critica. No se puede obviar su condición de hijo de senderistas, asesinados extrajudicialmente en los años 80 ni su compromiso con los derechos humanos. Algunas ideas o posturas del autor incomodan o irritan a distintos actores o instituciones involucrados. Se nota la búsqueda de un lugar y de una voz desde donde pensar y decir, un alejamiento de la retórica simplista, de los discursos oficiales o de la conveniencia política o ideológica. Sin duda, las ideas propuestas en este ensayo se imbrican con las vivencias del autor, con sus experiencias familiares y su trayectoria como activista de los DDHH e intelectual y académico. Es un texto tensionado y fragmentado, donde se percibe un rescate de la empatía y de la compasión para abordar las consecuencias de este conflicto, sin por ello eludir, la importancia de la verdad y de la justicia. Es un ensayo inspirador y humano, profunda y atrevidamente humano, que nos lleva a meditar seriamente en nuestra condición y en nuestras propias valoraciones y posturas éticas sobre el tema.
José Carlos Agüero es una voz que necesitamos escuchar y leer para seguir entendiendo un poco más sobre la violencia política que sufrimos durante años en nuestro país, la cual es muy compleja como para pensar que todo se resume en víctimas y victimarios.
Él, hijo de terroristas, ambos asesinados extrajudicialmente, nos cuenta en los textos que se reúnen en este libro -al que podríamos considerar un testimonio, pero darle esa etiqueta sería hacerle poca justicia a esta propuesta compleja- cómo fue su vida antes y después de la muerte de sus padres. A lo largo de esos años, él pasa por ciertas situaciones que lo hacen reflexionar intensamente acerca de su posición, de su identidad, a partir de la historia de su familia.
Agüero apela a algunos textos importantes que analizan el tema de la memoria, de la posición de las víctimas, entre otros. Sin embargo, no busca hablarnos con un análisis complejo, sino permitirnos conocer con palabras sencillas el proceso a través del cual ha logrado construir ciertas ideas que concibe sobre él mismo como hijo de senderistas, como víctima, como estigmatizado social, como militante de los derechos humanos, como rendido.
Agüero nos lleva a la reflexión sin buscarlo y nos vuelve capaces, sin quererlo, de mirar con otros ojos la forma en la que se ha contado la historia política de nuestro país durante los últimos casi cuarenta años.
Este no es un libro que pretende ser polémico por el hecho de que su autor sea hijo de una pareja de senderistas, un estigma que lo convierte -tal cual lo menciona en sus textos- en un inhumano bajo los ojos, el dolor y la memoria de gran parte de la sociedad peruana, no; este libro propone otro punto de vista, uno donde desde la experiencia del escritor y un grado empatía, reflexión e información loable, nos invita a cuestionarnos lo sucedido durante la época del terrorismo y a sus actores, aperturando la comprensión hacia ellos más allá de la reducción de su persona a un adjetivo, sin negar ni minimizar los horrores que Sendero Luminoso estando activo ideológica, política y militarmente hace décadas.
“Los Rendidos” son un conjunto de reflexiones merecedoras de una continuación, pues estas aún no han sido concluidas, y probablemente no lo sean en mucho tiempo. Las figuras literarias empleadas por el autor y su estilo de escritura convergen con sus pensamientos e historias para proporcionar al lector y/o lectora un conjunto de páginas que en una primera lectura, pienso, deben ser leídas sin ánimos de buscar culpables, pero tampoco sin conocer una de las épocas más oscuras de la historia republicana del Perú.
En una sociedad como la del Perú, escribir sobre la violencia de los años 80's conocida como conflicto armado interno, con la participación del Partido comunista del Perú-Sendero Luminoso y de las fuerzas Armadas del Perú, es un tema que a muchos les quema la piel, que tan solo mencionar tal hecho los recuerdos de aquella época regresan con oscuridad, dolor, indignación, prepotencia y sobre todo, en algunos, con odio. Dar voz y espacio a uno de los hijos de senderistas que fueron partícipes de las tantas atrocidades que se cometieron por ambos bandos -el estado peruano y el "Partido" (como se le solía denominar entre los integrantes del grupo)- es dar voz a un sector de la población del país para que puedan expresarse, para que puedan contar su punto de vista, para que con raciocinio se reflexione de este acontecimiento. Es cierto, la credibilidad puede perderse si solo se considera como verdad única a un solo "testimonio"; ya sabemos que existen diferentes "versiones" de lo sucedido, las víctimas y los victimarios. ¿Qué diferencia puede haber entre estos dos bandos que cometieron las mismas injusticias, violaciones a los derechos humanos, matanza a sangre fría? Unos dicen que lo que hizo uno es muy diferente a lo que hizo el otro, ¿a qué se debe eso? ¿Acaso el tan solo quitarle importancia a la vida humana es un error que cualquiera puede cometer? Las preguntas surgen de manera espontánea y con cierta indignación porque como personas razonables que somos, no podemos permitir que la vida sea horrorizada, sea un objeto por el cual puedes decidir darle un valor positivo o negativo. NO, aquello es tumbarse la moral del hombre. Unos dirán, como muchas veces yo lo he pensado, que las acciones de Sendero Luminoso se realizaron con un fin: cambiar el estado caduco, buscar un nuevo futuro, entre otros; no obstante qué tanto de verdad hay en ello; tal vez aquello fue en los inicios donde aún no se había matado a nadie, pero sí se había, de cierta forma, amedrentado a la población que sin bien es cierto se le puede considerar como "inocentes", luego, ya no son como tal, en el sentido de que por salvar sus vidas algunas comunidades también cometieron atrocidades y ello no se puede dejar pasar. Pero, regresemos. Entonces, las acciones de Sendero Luminoso, las que se fueron al extremo son juzgadas con mucha razón porque nada puede quedar impune. No olvidemos la participación de las Fuerzas policiales de Perú, que también cumplieron un rol importante, lograron desmantelar al grupo subversivo, pero ¿a costa de qué? ¿de matar a personas inocentes, de saquear a comunidades enteras, de realizar violaciones tanto mujeres como algunos hombres, igualarse a los otros? En el afán de estas personas de acabar con los "terroristas" a cualquier costo fue extremadamente absurda, no consideraron las consecuencias que se darían, no tuvieron en cuenta que sus extremos, que sus abusos, que su accionar irresponsable, los llevaría a descender de su escala de "protectores de la patria" porque solo actuaron con el pensamiento de derrotar a los "terroristas". Muchas personas comentan que fue necesario sacrificar a esas personas para que la democracia no sea afectada, ahora bien ¿qué democracia? ¿Democracia ficticia o Democracia real? ¿A costa de personas que pertenecen a la región andina en vez de a la limeña? ¿Por qué ellos y por qué no otros? ¿Acaso hay jerarquía en el vivir? ¿Acaso unos sí merecen vivir y otros no? y ¿Por qué matar? ¿Por qué torturar de forma tan vil a las personas? Es difícil encontrar respuestas a todas esas interrogantes porque te pueden relacionar a favor de un bando o el otro; y si te relacionan como a favor de Sendero, te dirán "terruco(a)", "rojo(a), "traidor" mientras que si te relacionan a favor de las acciones de los militantes, te dirán "abusador", "maldito tombo", entre otros. Resulta difícil ser hijo de senderistas como lo expresa José Carlo Agüero, pero este autor no se queda en favor a sus padres y tampoco trata de redimirlos, no trata de ponerlos en un pedestal como muchos otros, tal vez, han tratado de hacerlo por parte de familiares de ambos bandos. Agüero, no se considera víctima pero cree que es necesario por una vez entrar en esa denominación para poder perdonar, perdonar y rendirse como un circulo del cual, tal vez, se puede sentir algo de paz. Pero, no hacerse víctima para dar lastima o para utilizarlo como estrategia de buscar un mejor bien. Aguero, reflexiona muchas cosas, lo más importante es que el autor se da cuenta de todos los excesos que se cometieron en el bando de Sendero Luminoso, él no ha sido participe, su infancia la vivió llena de angustias por sus padres, pero nunca se involucró, como muchos de sus amigos hubiesen querido, en el "Partido". Es defensor de los derechos humanos, se da cuenta al igual que yo lo he hecho que los actores de la guerra perdieron su finalidad cuando se comenzaron a equiparar, cuando comenzaron a realizar atrocidades con el pueblo. Para terminar, queda preguntarse ¿merecen el perdón aquellas personas tanto senderistas como los de la fuerza armada del perú de los familiares de las víctimas del conflicto? ¿En que sector queda los que fueron obligados a enrolarse a los senderistas o a los del ejército, son víctimas, son culpables, qué son, merecen ser reprochados por la sociedad, merecen ser ignorados y no darle voz? Y, sobre todo ¿hay una respuesta que no excluya a alguien?
Es difícil ser objetivo sobre este libro. Por un lado, me ha cuestionado de tantas maneras, me ha expuesto a situaciones en las que jamás imaginé estar y, al desmitificar a víctimas y victimarios, me ha mostrado una realidad que nos han enseñado a no mirar. Pero, mientras lo leía, no podía dejar de preguntar si ya estamos listos para perdonar, si ya es el momento de escuchar estas otras voces… Pero, si no es ahora, entonces, ¿cuándo? Incluso, me sentía incómodo al leerlo y llegué a preguntarme qué pensarían las personas que conozco si supieran que estoy escuchando lo que este libro tiene por decir.
Siempre he defendido el diálogo como herramienta de desarrollo social y siempre he descrito el camino del perdón como uno muy doloroso de recorrer. En ese sentido, este libro es cuestionador, doloroso y, sobre todo, dialogador.
Un libro que propone muchas preguntas de vital importancia no solo para los peruanos, sino para los habitantes de cualquier país que ha sufrido el embate de la violencia política, en distintos niveles. A través de la experiencia personal, Agüero reflexiona sobre ideas y conceptos que cuestionan la forma estandarizada de contemplar a los actores del conflicto armado, las víctimas, los miembros del PCP-SL o los militares... Todo ello deriva en algo más complejo y especial, que invita a la identificación, al debate y genera consciencia. Hay mucho más que decir al respecto. Recomendado.
“They and their stories could finally exist in the world because someone had heard them.” pg. 53
“Everything, including death, is part of a transparent and vulgar secret?” pg. 60
“innocence is more than just a matter of actually being innocent or seeming innocent. It’s a social practice that we can reconstruct. More than fixed identities, guilt and innocence stem from a set of decisions made about a person’s identity.” pg. 68
A wonderful memoir about growing up with parents in Sendero Luminoso and then coming to terms with it once they have both been killed. José Carlos Aguero renders his struggle with a sensitivity and delicate introspection that reminds me of Rian Milan's excellent "My Traitor's Heart."
¿Qué implica poder perdonar? ¿Qué implica poder rendirse? y ¿por qué ello es necesario para reconstruir la memoria en el Perú post terrorismo y guerra?
José Carlos Agüero responde a estas preguntas de forma concisa, pero a la vez compleja mediante múltiples anecdotas, testimonios y reflexiones propias que parecen extrapoladas de madrugadas ansiosas sin dormir.
Reflexiones que permiten a uno como lector ejercer un acto de compasión por el autor y por las víctimas que el reconoce.
Es espectacular como Agüero logra esclarecer desde un inicio que no aboga por ningún lado, ni a favor de los terroristas ni a favor de los militares, u otros grupos. El solo aboga por sí mismo, y busca ser compasivo con su pasado y ls historia de nuestro país, porque por más que no queramos, la memoria es pública y política.
Es necesario revalorizar el rol que tiene la víctima en estos periodos de violencia, mediante la amplitud de los márgenes discursivos sobre quién realmente debe recibir esta categoría y como el perdón es una herramienta de mediación para ello. Solo con ello se lograrán reparaciones inclusivas y memorias más reales. Un intento que Agüero postula mediante la "rendición", una categoría que trae consigo perder parte de la identidad para convertirse en víctima de alguien o algo más.
Esta conversión no debe entenderse como un síndrome victimización, sino más bien como un proceso de empoderación que permite a las víctimas (recien reconocidas) tener una acción política y con ello dejar de serlo (una paradoja semántica que es necesaria de tomar en cuenta en la lectura).
Ser compasivo es dejar morir una parte de nosotros para comprender al otro.
Encontré el libro de José Carlos Agüero en la Feria del Libro y las Ideas en abril del 2016. Su testimonio sobre lo que ha significado ser él y lo que él conoció de su propia experiencia y la de otros acerca de los años de guerra interna y terrorismo en el Perú me ha conmovido como ninguna cosa que he leído antes sobre el tema, siento que leerlo es como poder hablar por primera vez con ese Perú que se autodestruyó. Me ha retado a escuchar y comprender, y no, no podré entender la entera dimensión de eso que le pasó y nos pasó, toda la complejidad, toda la pena, la culpa, la injusticia, la violencia, la esperanza, todo lo humano que Agüero relata. Su honestidad es dulce e implacable, pero me doy cuenta que todavía no hemos entendido nada, que todavía no hemos hablado y no nos hemos enterado, solo hemos intentado continuar, pero sin ningún rumbo y sin compasión. Es difícil acercarse sin prejuicios, pero es la única forma de acercarse, por favor en algún momento de sus vidas dense un tiempo para leerlo.
Los Rendidos, un libro corto, pero de una profundidad que logra una reflexión sobre la culpa, el perdón, los parientes, amigos, las víctimas y sobre que es un rendido. El libro no busca analizar ni explicar las causas del conflicto armado, ni por qué actuaron asi los de Sendero o el ejercito sino que es la historia de lo que vivió José al ser hijo de terroristas, de cómo era tener una infancia en la clandestinidad, de cómo ocultar amigos y sobre todo de vivir una juventud con la angustia de saber que tu madre no volverá y es lo que le paso al escritor, pero el libro no busca condenar al estado ni victimizar a sus padres, lo que se logra en capítulos cortos es dar una visión de si los hijos pueden heredar la culpa de los padres, si el estigma de las decisiones de sus padres esta adherido a él. Gran libro, el ultimo capitulo donde va a la casita de Villa Maria y se pregunta ¿si esta casita esta maldita y que la casa jamás lo abandonara porque en el fondo la casita lo habita a él? uff me pareció un gran cierre. Recomendado para una lectura sin prejuicios.
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El autor escribe desde su condición de hijo de terroristas —ambos asesinados extrajudicialmente—, y bajo ese punto de vista reflexiona sobre el perdón. Utiliza textos cortos pero difíciles, en apariencia desordenados, y separados por números —67 en total— donde mezcla el testimonio, el ensayo, crónica.
Sus páginas giran en torno a varias preguntas. Me marcó esta: «¿basta con decir que se lo merecen y que deben aceptar las consecuencias de sus actos más allá de todo plazo y consideración?». Para encontrar respuestas, Agüero apela a una amplia bibliografía que analiza el tema de la memoria, la posición de víctima, la ideología, entre otras.
La época del terrorismo ha sido bastante complicada de asimilar. Las recientes elecciones presidenciales de 2021 lo han puesto de manifiesto. El Perú aún tiene heridas y huellas que están muy presentes en nuestra actualidad. Este libro puede ayudar a sanar.
Debo decir que es un libro complejo de leer. Aguero, hijo de padres senderistas los cuales fueron ejecutados extrajudicialmente, escribe diferentes textos dónde yo veo posiciones concretas más allá de sentirse "culpable"por las acciones de sus padres aunque Aguero reconoce que: "los hijos no deben heredar la culpa de los padres" pero igual pide perdón. Hay varias preguntas que se hace Aguero que te deja pensando como por ejemplo: ¿porqué él no tiene el derecho de ser víctima? y si los errores de sus padres ¿tienen un tiempo de perdón?. El capítulo final es el más complicado de entender porque habla de ser víctima por primera vez, para poder tener la oportunidad de perdonar y, luego rendirse. Definitivamente sugiero leer este libro pero con la mente abierta
El libro "Los rendidos" nos da a entender y conocer la vida de un hijo de senderistas. Nos pone en varios pasajes, dentro de la piel de las personas que realizaban esos actos terroristas, para entender a la persona que los hacía. La época del terrorismo en el Perú (no guerra interna como el texto lo manifiesta en repetidas veces) fue un período muy oscuro, y este texto nos permite al menos conocer los sentimientos de las personas que lo ejercían, más allá de sus creencias, ya que ellos también son personas
Un libro interesante, un poco parcializado, pero que te hace pensar que, por más crímenes pueda cometer una persona, sigue siendo un ser humanos con miedos, alegrías, cariño familiar, etc
"(...) Pensar en las fuerzas que modelaron, condicionaron, influyeron en las decisiones de estos sujetos. O que hicieron que tomar decisiones fuera muy difícil o incluso imposible. O que los colocaron ante la disyuntiva de tomar decisiones de altísimo costo moral, económico, político o simplemente humano. Como las que ahora conocemos: decidir que deberían matar a vecinos, a familiares, a senderistas, para poder demostrarle a las fuerzas armadas de qué lado estaba su lealtad. En muchos casos esa fue la agencia. Una agencia miserable".
Es perfecto para comprender la guerra en toda su abominable crueldad. Y además es perfecto también para conocer lo que queda después de la barbarie. El autor es hijo de militantes de Sendero Luminoso que fueron ejecutados extrajudicialmente en momentos diferentes, y esta condición sumada a su inteligencia excepcional le empuja a buscar un sentido a todo el sufrimiento de ambos bandos. En apariencia contradictorio, este es un libro complejo (de apenas 160 páginas) como el tema que aborda. Muy recomendado.
„Me he resistido a la autovictimización. O a que me traten con lástima. Además, siempre he sospechado que no habría mucha empatía hacia mi tipo de experiencia. Hijo de terroristas, por más que hayan sido mal matados, algo de malo tendrá. ¿Pero que yo no lo necesite quiere decir que no lo necesitan otros? ¿No hay otros en busca de un reconocimiento a su dolor, para que valga algo? ¿Es tan difícil abrirles un espacio en esta tipología de los que han sido devastados por la guerra?“
Muy interesante. Un peruano, hijo de padres militantes de SL (el grupo terrorista que sumió a la país por más de diez años, en el miedo y la incertidumbre). No es terrorista, pero estudia en una de las universidades que fue semillero de SL. Para los terroristas es un traidor para los "otros" es un terruco. Historia de la vida real.
Me encantó este texto. Admiro la lucidez con la aborda un tema tan complejo y doloroso como es la disputa del discurso de la memoria. Me parece un muy buen ejercicio literario para ejemplificar la operación de la moral incluso en proceso tan íntimos, pero a la vez cargados de un componente político, como el derecho de construir tu propia historia a partir del recuerdo.
Los rendidos de José Carlos Agüero plantea muchas preguntas en torno al estigma vivido del autor por los actos perpetuados por sus padres senderistas, llama a la reflexión de si somos los indicados para otorgar o exigir perdón, ser víctima o victimario.
La historia de Perú me ha parecido interesante y leer este libro me hizo tener otra perspectiva sobre el tiempo de terrorismo que se vivió en el país.
Un relato, contando en etapas que vive una que finalmente quiere pedir perdón y perdonar, que es de lo más sincero y profundo de José Carlos Agüero. Es un libro que no tiene pérdida, para entender más la historia peruana y cómo desarrollar el don de perdonar.
Profundo, honesto y necesario para reconciliarnos con nuestra historia latinoamericana, las secuelas del terrorismo de Estado, la impunidad y las cegueras ideológicas.
Perdonar, rendirse y ser víctima. Estos textos invitan a reflexionar profundamente sobre la humanidad, no solo de quienes han sido directamente afectados por el terrorismo, sino también de aquellos que cargan con un estigma heredado.