Barcelona. 22 cm. 154 p. Encuadernación en tapa dura de editorial con sobrecubierta. Millás, Juan José 1946-. Lo que sé de los hombrecillos .. Este libro es de segunda mano y tiene o puede tener marcas y señales de su anterior propietario. 9788467243222
Juan José Millás is a Spanish writer and winner of the 1990 Premio Nadal. He was born in Valencia and has spent most of his life in Madrid where he studied Philosophy and Literature at the Universidad Complutense.
His first novel was influenced by Julio Cortázar and consequently shows the influence of the then-prevalent literary experimentalism, as well as the uncertainty of a fledgling author. Although very original, his second book, Cerbero son las sombras (1975), obtained the Premio Sésamo and received a positive critical response.
Thanks to an enthusiastic member of the judges panel for the Premio Sésamo, Juan García Hortelano, he was able to publish Visión del ahogado (1977) and El jardín vacío (The empty garden) (1981) with the prestigious publisher Alfaguara. But his most popular novel was Papel mojado (1983), an assignment for a publisher of young adult literature that was a commercial success and continues to sell well. Simultaneously, he began to publish articles in the Spanish press with great success, so he left the employment of the Iberian press and now makes a living as a journalist and author.
In his numerous works, which are mostly psychological and introspective, any daily fact can become a fantastic event. He created his own personal literary genre, the articuento, in which an everyday story is transformed into a fantasy that allows the reader to see reality more critically. His weekly columns in El País have generated a great number of followers who appreciate the subtlety and originality of his point of view in dealing with current events, as well as his commitment to social justice and the quality of his writing. On the program La Ventana, on the channel Ser, he has a time slot (Fridays at 4:00) in which he encourages viewers to send short accounts about words from the dictionary. Currently, he is constructing a glossary, within which these accounts have a large role. His works have been translated into 23 languages, among them: English, French, German, Portuguese, Italian, Swedish, Danish, Norwegian, and Dutch. In his 2006 novel, titled Laura y Julio, we find his principal obsessions expressed: the problem of identity, symmetry, other inhabitable spaces within our space, love, fidelity, and jealousy.
Desde un punto de vista particular y diferente, el autor nos hace participes de los deseos mas ocultos del ser humano y de como realizarlos. Me ha resultado muy interesante su lectura, y como siempre su autor me sorprende, siendo uno de mis favoritos.
Recorrido por las pasiones más inconfesables (incluído el fumar, sí. Si acabas de dejarlo este NO es tu libro) de los hombres, en el sentido masculino del término (alguna fémina que nos ilumine si también en el sentido femenino, por favor). Dominio total del lenguaje por parte de Millás aunque, para mi gusto, abusa de las explicaciones entre paréntesis (como hago yo en este comentario, sin ir más lejos). Se lee de un tirón.
Leí esto tan rápido que todavía no sé muy bien qué decir, más allá de que disfruté la lectura veloz y ligera, pero no por eso sosa, de este fantástico relato. Me hizo pensar en lo inconsciente, en sus voraces demandas y sus placeres familiares, ambos difíciles de desacatar, me hizo pensar también en los goces que a cada uno le deparan algo de su propia historia, y el final, simplemente estructural, no había manera de evitarlo...
Minúsculos hombrecillos de un mundo paralelo y etéreo, de esencia humana pero con visos de cosa vegetal o animal, se desdoblan de la personalidad de un retirado profesor y lo llevan a un frenesí de los sentidos y de comportamientos ajenos y peligrosos. Llegué a Lo que sé... desde La mujer loca, y el manejo soberbio del lenguaje y la poderosa imaginación de Millás están aquí tal cual. La fantasía que en aquella novela sirve para reflexionar sobre el lenguaje y el hecho literario entre otros tópicos, aquí da pie para discurrir sobre la percepción de la realidad desde distintos puntos de vista, sobre "los otros" que nos habitan y, como voces del bien o el mal, nos impulsan u obligan a ciertos comportamientos; sobre la necesidad en ocasiones de renegar de todo cuanto nos define para, al final, volver a ello con renovado sentido de identidad. Los temas pueden hacer parecer que la novela es dura o muy profunda, pero en realidad están tratados con liviandad, que no superficialidad, con la delicadeza que la evocación de estas personitas mínimas pero tan animalmente malas (¿tan animales?) trae, con la elegancia del lenguaje de Millás.
4,5⭐️ Me parece una genialidad por parte de Millás. Es el primer libro suyo que leo, y no será el último. Creativo, innovador y sorprendente, muestra los deseos prohibidos que oculta el inconsciente de un catedrático jubilado (con un final un poco “apresurado” o “poco elaborado”, pero para mí no tiene mayor importancia)
«No es que no seamos dueños de nuestros deseos, es que deseamos lo que creemos despreciar»
«El deseo de todo ser humano intelectualmente inquieto era acceder a instancias ignotas de la realidad, columbrarlas al menos. A mí me había sido dada esa gracia que constituía también una maldición, pues ignoraba su sentido. Pero ¿acaso había dones inocentes?»
«Cada minuto de mi existencia anterior había estado marcado por el miedo a un desplome como aquel en el que sin embargo ahora me deleitaba. Curiosamente, me había arrojado a los brazos del desorden con la misma violencia con la que durante toda mi vida me había defendido de él. Pero no es tan grave, me decía observándome con procacidad en los espejos, no estoy dimitiendo de nada, sino descansando de todo»
Me gusta el arranque del libro, dibujando un personaje peculiar y solitario y ese mundo paralelo que sólo él parece ver y que está habitado por unos peculiares hombrecillos, como un enjambre de pequeños duende trajeados a lo Cary Grant. Después, la cosa parece mejorar cuando los hombrecillos, tomando partes del cuerpo del protagonista, crean otro hombrecillo que comparte experiencias y sensaciones con él, y que se convierte en una especie de apéndice independiente pero a la vez vinculado. De su mano, el hombre vivirá nuevas experiencias y se las hará vivir al hombrecillo que cada vez pedirá más y más. Y es a partir de ahí, cuando la historia debería ser valiente y coger cuerpo, cuando el montaje se desinfla y todo lo que en un inicio promete ser escandaloso, provocativo, un viaje a las cloacas del ser humano, a la más absoluta depravación, al límite salvaje de la existencia, se convierte en una excursión de fin de semana del hogar del jubilado. Luego, la historia se acaba con un bluf, como si aquí no hubiese pasado nada. El último capítulo, a modo de epílogo retrospectivo es casi obviable y poco aporta ni al personaje ni a la trama en sí. No sé si el autor no se ha atrevido a plasmar todo lo que en un inicio pretendía o, simplemente, la imaginación no le daba más de sí (con un plantemiento como el que propone, no me lo creo) pero en ningún momento tienes esa sensación de riesgo, de peligro que en ocasiones se atisba que va a aparecer. Toda la narración es fría, aséptica, se nos pone un cristal inmaculado e impenetrable ante nosotros y en ningún momento se nos permite acercarnos más, a pesar de que el arranque promete sangre, sudor y vicio. Después, el decorado y los personajes secundarios (que bien podrían formar parte del decorado también) poco aportan a este monólogo que se va arrastrando capítulo a capítulo y que cada vez conmueve menos. Por muy buena pinta que tenga el guiso, si es insípido e inodoro, al final, nos lo comeremos (si es que conseguimos acabarlo) más por terminar el plato que por otra cosa.
Las visicitudes fantásticas de un retirado profesor universitario que ve o imagina un mundo paralelo de personas en miniatura, vestidos de años 50 y que crean un día a un doble diminuto a partir de retazos de él. El mini-doble quedará conectado telepáticamente con su Adán y juntos iniciarán un recorrido malsano sobre los instintos mundanos más insalubres. Me supo a un pastiche de Borges y Kafka, donde el autor da rienda suelta a presumibles placeres insanos que me supieron sólo al adjetivo y nada al sustantivo.
Una mirada introspectiva fantasiosa del álter ego que refleja los deseos más profundos, conscientes e inconscientes, del personaje principal.
El pequeño hombrecillo, réplica del personaje principal, es el medio por el cuál este profesor de economía jubilado inicia una aventura de auto descubrimiento del lado más profundo y oscuro de su ser.
Por medio de las proezas en las que se ve inmiscuido, este profesor se encontrará a sí mismo gracias a la materialización de su otro yo.
Relata el viaje introspectivo y fantasioso que sufre un profesor jubilado. De como la entrega a nuestros deseos más ocultos puede arruinarnos la vida o las rutinas más tediosas hacerla más soportable. Me ha gustado mucho porque no era para nada lo que esperaba, menuda la imaginación de Millás.
En mi empeño por leer autores nuevos, sigo sorprendiéndome con lo que voy descubriendo.
Cuántos años he pasado leyendo una y otra vez a los mismos autores sin salir de mi zona de confort, ¡cuántas historias me estaba perdiendo!
En esta ocasión ha sido Juan José Millás quien me ha maravillado con esta historia tan original y curiosa.
El protagonista es un profesor universitario jubilado, que a pesar de que aún sigue dando algunas clases y publicando algunos artículos de economía, dispone de mucho tiempo libre en el que se ocupa enteramente de las tareas del hogar, su mujer aún trabaja y con visos a ascender por lo que debe viajar a menudo y dejarle solo.
Lo curioso de esta historia es cuando el profesor empieza a ver por su casa a unos hombres diminutos, todos vestidos con traje gris, corbata y sombreros de ala ancha a lo Humphrey Bogart, que corretean por su piso curioseando y comiendo de lo que encuentran.
Concretamente hay uno que es idéntico a él con el que se compenetrará involuntariamente de una manera en la que los dos serán uno.
Explicado así puede parecer simple, pero hay más, mucho más, ya que el profesor de alguna manera compensará su soledad con esa curiosa compañía, dejándose arrastrar a lugares insospechados, cayendo en vicios que creía unos olvidados y otros ajenos, exponiéndose a situaciones difíciles de soportar y sufriendo una degradación y a la vez evolución en todo ese trayecto.
El comportamiento de los miembros de ese mundo en miniatura que ha creado el autor me ha parecido una genialidad a la vez que me ha puesto los pelos de punta en más de una ocasión.
Cuando tu álter ego despierta tus deseos más profundos ¿hasta dónde serías capaz de llegar?
It's the first book I read from Spanish author Juan José Millás entitled “What I know from little people” (Lo que sé de los hombrecillos) published originally from Seix Barral (Barcelona). Although, my book is a club edition one (Circulo de lectores) this fact does not mean anything because what changes is the cover, the publishing and the price. The text is the same on both editions. The main character is a jubilate University teacher and his wife, leaving a simple and quiet life. The narration begins with the teacher start watch all over him little people with the exact look of him, ready to fulfill each and every secret desire. It's a journey about sex, guiltiness of drinking and smoking, lies and more. The idea for those little people it's a metaphor to the imaginary friends of the childhood with whom we can feel secure and we can express every doubt, fear and wishes. It's a book between reality and imagination. Juan José Millás said that the idea for this book came to him when he was eight years old, and this enforce this great metaphor of the imaginary friends. The whole idea is very clever and catchy, but for me the language is too simple or straight forward in some chapters and didn't affect me at all (or maybe I wasn't ready for such language) and unfortunately my general idea of the book was determined by this. Despite this, the whole narration ended well and with a glimpse of romanticism which I like it. Because of it's end maybe I will try another Juan José Millás book without any second thought.
Uno pensaría que “Lo que sé de los hombrecillos”, novela de Juan José Millás, evocaría la visita a Liliput de Lemuel en la inmortal “Los viajes de Gulliver” –especialmente al inicio, en que el hombre descubre, tras despertar, cómo pequeños caballeros deambulan sobre su cuerpo–. Mas las coincidencias concluyen ahí: la historia que nos relata el valenciano nos manifiesta un universo completamente distinto al de Swift. El protagonista (quien, para Ricardo Senabre, es un “desdoblamiento típico de Millás”, un “individuo solitario que narra la historia (y que) ha ido poco a poco aislándose del mundo, cediendo su libertad personal y renunciando a costumbres, apetencias y modos de vida”) es un profesor emérito, encadenado a un matrimonio cómodo, quien ve en la llegada de los diminutos seres una vía de escape para su deslucida vida. Pero está lejos de vislumbrar el desenlace… Para el escritor y periodista Juan Cruz, Juan José Millás es “creativo, prolífico, capaz de producir con la misma mano historias muy diferentes, presididas todas ellas por una imaginación en la que se mezclan Kafka, Bernhard y Beckett, con una escritura que rebusca en los rumores rítmicos de Jorge Luis Borges”. Si nos atenemos con exclusividad a “Lo que sé de los hombrecillos”, tal enunciación resulta hiperbólica a más no poder: no hay nada de esos grandes, excelsos autores en las páginas de Millás. No obstante, mirado con un ojo crítico contemporáneo a la basura que se publica constantemente en todo el orbe, el libro tiene méritos suficientes para superar la media literaria actual.
A veces lasa rutinas se rompen en el momento menos esperado.
Millas, en esta obra, que no es ni cuento ni novela, explora el mundo mas bien de lo irreal muy fantasioso, a momentos de lucidez, por mencionarlo de alguna forma. Una exploración a verte a ti mismo, un idéntico, al espejo pero "hombresillo",diminuto ser comienza a plantear los estigmas de la cotidianidad; y los dos seres entonces rompen las barreras que sus imaginarios los separaban. Es una apuesta muy imaginativa, el planteamiento y desarrollo como es costumbre en Millas esta envuelto en tramas que van dejando secuela,hilos sin unir. Su argumento es interesante, pero diferente a otras obras, deja las descripciones, lo personal, aunque trata temas como el sexo,la naturaleza, la economía. Debo anotar sin embargo que la evolución no me ha gustado, ni me deje siguiera interrogantes frente a esta.
Claro que siempre asisto a una pluma de un contexto bien elaborado, en su manera narrativa o de sintaxis, de buen léxico, un lenguaje muy bien articulado, lo que siempre hará para mi apetecible. Seguiré persiguiendo obras de el, o sus artículos.
Siempre arriesgare a MIllas, no ha sido esta la mejor que he leído, pero admito que es muy creativa, puede ser que yo no lograra adentrarme en la trama, lo cual no hace que sea un mal libro. Podría ocurrir también que su apego a los diarios le creen una sobrevaloracion de sus obras, igual es mi opinión.
Enfrascado como siempre en sus obsesiones, a veces rallando la enfermedad, Millás nos presenta en Lo que sé de los hombrecillos una sencilla historia que no pretende -a priori- nada más que entretener al lector, con un personaje principal que vive una serie de desventuras que no parecen afectar en demasía a su propia visión de las cosas; es precisamente esa aparente superficialidad en el calado de los acontecimientos lo que invita a pensar que el libro no tiene más objetivo que ser un elemento de pura diversión, algo que en la enfermiza búsqueda de la trascendencia en cualquier cosa por parte de nuestra sociedad es de agradecer.
A veces no es necesario llegar al logos, sino abandonar a los pensadores griegos y dejarse seducir por la diversión romana y su circus.
Un hombre se despierta para encontrar que unos hombrecillos han hecho un doble suyo, un doble que es como una extensión de él. Este hombrecillo, una especie de Pepito Grillo perverso, un Pepito Grillo MAL, corromperá al anónimo protagonista.
Sin llegar a estar mal, la novela, que se lee del tirón, no pasa del mero entretenimiento. Los acontecimientos nunca llegan a dar la sensación de estar afectando realmente a la vida del protagonista, y el conflicto principal se resuelve por elipsis. Probablemente hubiera funcionado mejor como relato corto. Para pasar el rato.
Un inicio magistral colocó la barrera en alto para esta obra, pero lastimosamente se perdió en el camino. Con tonos de increíble creatividad, el conflicto resultó totalmente esperado y el final absolutamente apresurado. El autor muestra un delicioso dominio del escenario del desarrollo de la obra, sin embargo en cierto momento se diluye ese poder en los propios personajes. Par de momentos resultó realmente interesante. Si les llama la atención, esta es una obra corta para tomarse un café en un fin de semana lluvioso.
Un libro corto, lo leí en un día. Es el primero de Millás que leo, pero utiliza una prosa fluida y fácil de leer. La trama no es complicada en exceso ni tiene gran misterio, pero es una novela agradable que puede ser leída de vez en cuando. El protagonista crea una complicidad agradable y llega a enganchar.
¿Qué pasaría si nuestros más profundos impulsos encarnaran en forma de pequeños hombrecillos? Muy al estilo de Millás, una interesante historia que nos recuerda cuántas personas caben en nosotros mismos.
Inicialmente me gusto el mundo de fantasia creado por el autor...con las emociones aumentadas y aqui si, literalmente, viendo el mundo desde los zapatos de otro... el desenlace me parecio corto, aunque, como en la vida real, la fantasia es mejor que lo cotidiano
Un relato relativamente corto. Donde la imaginación o la realidad fantástica de un viejo profesor se manifiesta en forma de pequeños hombresillos que son clones de él mismo. ¿Son reales? ¿Es una alucinación proveniente de la vejez o el fastidio de una vida rutinaria? Quizá ambas explicaciones.