¡Cuántas veces preguntamos por el sentido del mal y del dolor! La contestación es se encuentra en el interior de cada uno, solo en el interior. A quien quiera aprender, le convendrá adoptar la actitud de aprendiz. Y, libre de prejuicios, introducirse en el mundo del dolor y del sufrimiento como un intruso. Introducirse y pensar; pensar por libre. Esto son las cavilaciones de un intruso, cavilaciones cualesquiera de un intruso cualquiera. Razón e intuición, cabeza y corazón van a la búsqueda de así, las cosas son más sencillas. Entrar por las distintas puertas e ir hasta las experiencias personales, iluminará nuestros sucesos trágicos y duros. Estas nuevas luces permitirán que el sufrimiento brille con luz propia. Respetaremos su protagonismo. Aprenderemos a tratarlo. Llegaremos a entenderlo y valorarlo. Lo viviremos con paz.
José Pedro Manglano es autor de más de veinte libros, algunos de los cuales han vendido más de quince ediciones y se han traducido al inglés, al italiano y al polaco. Ha sido finalista del Premio Espiritualidad de Martínez Roca. Ha impartido numerosas conferencias y cursos en universidades y centros educativos. Impulsor de la Asociación Hakuna.
Como todos los libros de Manglano ¡Me encantó! Me dio mucho material para llevar a la oración, ver la locura y riqueza de nuestra fe, no huirle al dolor, sino aceptarlo sin entenderlo, sabiendo que de él Dios va a sacar algo mejor.. Sin duda regresaré al libro para seguir bajando al corazón lo que me resonó. Le di 4 estrellas porque si hubieron secciones más buenas que otras... Unas de mis frases favoritas:
- "Aceptar nuestra existencia en toda su amplitud". - "No vale retirarse ante lo que hace sufrir. Esa huida nos priva de lo más maravilloso. ¡Aceptar mi vida! Afrontarlo todo". - "Amar y dejarse amar: los sufrimientos que vienen de ahí, esos son los buenos sufrimientos, sufrimientos que nos engrandecen, que nos preparan un corazón grande, fértil, feliz". - "Mirar a lo que nacemos en cada una de nuestras muertes". - "Calor, tacto, vista, cercanía.. no cambia nada y lo cambia todo". - "Quiero que otros sientan clavados los ojos de Jesús cuando los miro con mis ojos en sus momentos de cruz". - "Los sufrimientos que os toca vivir -todos- están permitidos porque os convienen. De cada uno quiere el Padre algo bueno para vosotros: una pequeña muerte que posibilita algo mucho mejor, una nueva vida".