One of our most vital and incisive writers on literature, feminism, and knowing one's self
For nearly fifty years, Vivian Gornick's essays, written with her characteristic clarity of perception and vibrant prose, have explored feminism and writing, literature and culture, politics and personal experience. Drawing writing from the course of her career, Taking a Long Look illuminates one of the driving themes behind Gornick's that the painful process of understanding one's self is what binds us to the larger world.
In these essays, Gornick explores the lives and literature of Alfred Kazin, Mary McCarthy, Diana Trilling, Philip Roth, Joan Didion, and Herman Melville; the cultural impact of Silent Spring and Uncle Tom's Cabin; and the characters you might only find in a New York barber shop or midtown bus terminal. Even more, Taking a Long Look brings back into print her incendiary essays, first published in the Village Voice, championing the emergence of the women's liberation movement of the 1970s.
Alternately crackling with urgency or lucid with insight, the essays in Taking a Long Look demonstrate one of America's most beloved critics at her best.
Vivian Gornick is the author of, among other books, the acclaimed memoir Fierce Attachments and three essay collections: The End of the Novel of Love, Approaching Eye Level, and, most recently, The Men in My Life. She lives in New York City.
The title says it all about the content: Essays on Culture, Literature, and Feminism in Our Time. Vivian Gornick is a pioneer of personal journalism, a radical feminist, essayist, memoirist, and literary critic. Above all, she’s a masterful and lucid author and thinker. In this latest collection of older pieces spanning a writing career of 40 years we also encounter her as a polemicist.
Nine essays on literature examine Herman Melville, Mary McCarthy, James Salter, Lore Segal, Alfred Kazin, Kathleen Collins, Diana Trilling, Edna St. Vincent Millay, and the dynamics of the author’s reading group. Gornick approaches not only the work of the authors but various other aspects of their personal lives and she uses the material to tell a bigger story. Although undoubtedly well-researched, these mini biographies are approached from their author’s personal and political point of view and left me skeptical of their veracity. They were captivating, nevertheless. Many other writers, such as Philip Roth, Norman Mailer, Joan Didion, Saul Bellow, to name a few, make a brief appearance and are (not always favorably) analyzed. I didn’t always agree with the points made but admired the thought process. I also appreciated the many references to writers I’m not familiar with but found worth investigating.
The eight essays on culture explore the potency of works such as “Uncle Tom’s Cabin” and “The Second Sex” as well as that of Primo Levi, Hanna Arendt, Erich Fromm and Rachel Carson. An essay on “The Americanization of Narcissism” (what a title!) was particularly enlightening. Included are two New York stories, very much in the same spirit of those in her beloved The Odd Woman and the City: A Memoir. The ones in this book are informed by its overall feminist tone.
About this tone: I think that the pieces were put together with our Me Too, socially tumultuous era in mind. They essentially reflect the author’s political stance (left wing) and radical feminism. I first ‘met’ Gornick in her later, more introspective phase as was manifested in The Odd Woman and the City: A Memoir and Unfinished Business: Notes of a Chronic Re-Reader and I fell for her writing. In both those magnificent books literary criticism and personal narrative were used as means of communication with the inner self. Here they serve a broader cultural and social agenda. Some of the arguments have aged well, some others seem outdated – especially in the five essays on feminism, written in 1978. Sure enough morsels of wisdom and intriguing thoughts abound in these pages. Vivian Gornick remains sharp-eyed and vital but I think I prefer her later, self-exploratory and less ideologically-committed writings.
¿Qué nos es propio a las mujeres? ¿La nada? Según el maestro Eckhart la nada es propia al hombre (y a la mujer), es el origen y allí debemos retornar para alcanzar la plenitud de la unión con la divinidad. Lo propio, según los ejemplos literarios que pone Gornick, es la aniquilación, tanto del hombre como de la mujer, pues esa renuncia espiritual que es la vida moderna no puede llevar sino a eso. Con espiritual Gornick no se refiere a una dimensión religiosa necesariamente, sino a un estado interior de profunda comulgación con la noción de ser. Es la desconexión de lo esencial lo que es entendido como la nada por Gornick, esa nada tan representada en las obras literarias estadounidenses mediados del Siglo XX. Y entonces viene el mito primitivo de la alienación de la mujer como criatura mágica, como no-persona, lo que permite, según Gornick, apartarla de todo rasgo de humanidad y así dar cabida a una misoginia justificada en ese mito. Mito que escritores como Henry Miller, Norman Mailer, Phillip Roth y Saul Bellow reproducen en sus obras, como una inmadurez, como una forma de evadir el crecimiento, la adultez. Específicamente un mero infantilismo. Cosa que Gornick cree que pasa solo con los escritores estadounidenses de esa generación y no con por ejemplo los franceses que, para la autora, reproducen la multidimensionalidad de su visión de hombres y mujeres.
Ahora, lo más interesante de los planteamientos de la autora, perteneciente a la segunda ola del feminismo, es aquello que ha rondado mi cabeza y la de varias mujeres: la visión del mundo, especialmente desde la literatura, basada en la perspectiva y en la voz masculina. Eso es lo que desarrolla Gornick en los dos últimos ensayos de este libro, en los que habla de que hemos entendido la vida desde la sensibilidad masculina a través de la literatura y que las mujeres construidas literariamente a través de ello no tienen nada que ver con la sensibilidad femenina. Algo que ya Virginia Wolf problematizó, incluso señalando a Charlotte Bronte como reproductora de ese falseamiento masculino de la visión femenina y poniendo en ese sentido a Jane Austen como su opuesto: con una autenticidad mayor respecto a lo femenino. Mismo ejercicio hace Gornick con autoras de ese tiempo (fines de los setentas) como Didion, que sería copista de la técnica masculina y Paula Fox, que entraría en lo más cercano a una perspectiva femenina real
Aquí cabe la inquietud de si en verdad las mujeres, luego de siglos de absorber la sensibilidad y perspectiva masculinas a través del arte, la cultura y la literatura, podemos “descontaminarnos” y hallar una verdadera sensibilidad femenina al momento de escribir, o estamos condenadas a “escribir como hombres” (lo cual era un halago para algunas escritoras como Didion, lo cual resulta penoso para Gornick). La autora creía que era una asignatura pendiente y que aquello se desarrollaría cuando el feminismo se expandiera y las mujeres se acercaran cada vez más a su propia experiencia, entonces, cree que se dará “la liberación del yo experimentador”. Esto dadas las observaciones de Gornick acerca de la literatura escrita por mujeres en EEUU, sobre todo, “lo que siempre ha marcado la ficción femenina es una claudicación ante el miedo en vez de una descripción de la lucha para superarlo”. Es decir, la mayor parte de la literatura femenina hasta fines de los años sesenta cedía a la docilidad al hacer de la necesidad una virtud.
Ahora, han pasado décadas y mucha agua bajo el puente de feminismo y literatura escrita por mujeres. Creo que en cierto sentido Gornick tenía razón y ya hay una voz que ha roto la cobardía emocional femenina pero que a la vez se ha estancado empoderándose sobre ese miedo, que se ha transformado en horror cotidiano (no en vano ya es un género literario enarbolado por mujeres), y aunque ha establecido un patrón literario desde la sensibilidad femenina, creo que no ha vencido el miedo sino que se ha enviciado con él. Le ha sacado partido, pero, en su gran mayoría (respecto a las autoras más leídas o celebres de la actualidad, al menos en lengua hispana) no ha superado ese espacio. Y creo que más allá de las razones sociológicas o literarias, está aquello que expresé en párrafos anteriores. ¿En verdad es posible fundar una literatura que retrate exclusivamente la visión y perspectiva femenina pura, sin influencia del ethos masculino que ha sido el universalizado?
Es decir, sí, por un lado, sí, está más que superada la visión falsa mitológica de la mujer maga, bruja, santa o demente (el eterno femenino) que permitía convertirla en “el otro” y así subyugar su imagen al ensimismamiento masculino (que observa Gornick en Miller, Mailer y Roth) al sacarla fuera de este mundo y convertirla literariamente en una pantalla de proyección masculina. Pero por otro, y siguiendo al maestro Eckhart, cuyo libro compilatorio “El fruto de la nada” estoy leyendo actualmente, en realidad la aniquilación del yo (al que conduce la narrativa nihilista del siglo XX) es en función del retorno a la totalidad y no hacia la muerte como el fin en sí mismo. Si lo vemos desde ahí, la inmanencia de las mujeres y la trascendencia de los hombres (según el pensamiento de Simone de Beauvoir) conducen de todos modos al mismo lugar. Ahora, es cierto que en el ejercicio de liberar el espíritu, en la forma en la que lo entiende Gornick, las mujeres hemos emulado a la posición y por lo tanto a la visión del hombre frente al mundo, y aún se nos sigue haciendo difícil conciliar lo real femenino (que parecería que ya no sabemos qué es) con el ritmo de vida actual, incluido lo biológico y lo social (roles). Creo que a la vez que se puso a la mujer en una posición injusta y desnivelada durante siglos (milenios en realidad), a la vez el retomar o tomar un espacio que ese espíritu femenino clamaba desde su interior ha sido un entrar de lleno en la perspectiva masculina del mundo y desde allí reconstruir lo femenino, pero partiendo de una construcción masculina. Incluida la literatura y sobre todo en la literatura. Es complejo desentrañar este entuerto, que llega a ser, creo yo, el mayor desafío de nuestros tiempos, aunque seamos poco conscientes de ello en el día a día. Queda para reflexionar.
What can I say? I’ve become a Vivian Gornick super fan. She’s a brilliant writer and a pretty impressive thinker. She’s a talented memoirist, social theorist, and literary critic. This collection is sort of a hodgepodge of varied short essays but still very worthwhile. I don’t know if this is a good or bad thing, or what this says about me, but the feminist polemical essays (just a small part of the book) here feel dated, but still of historical interest. Gornick is almost exactly the age (84 I think?) my feminist mother would be if she hadn’t died 36 years ago. So it’s just great to see Gornick’s evolution as a thinker and to get a glimpse of early second wave feminism, consciousness raising, ERA amendment, Ms. magazine controversies and all. It brings back memories of my mom dragging my brothers and me to lobby (unsuccessfully) for the ERA in Springfield, Illinois.
Fue mi querida amiga Inés Herreros, a la que en breve hay que felicitar por seguir cumpliendo años y haciéndonos la vida más bonita, la que me recomendó hace unos años una serie fabulosa: Mrs America. Estaba en HBO y contaba cómo en los años 70 el movimiento feminista que lideraban entre otras Gloria Steinem y Betty Friedman se las tenía que ver con Phyllis Schlafly, que lideraba a un grupo de mujeres que se oponía a la Enmienda en favor de la igualdad de derechos (ERA) y vaticinaba el fin de la familia tradicional. En esa época en la que Gornik escribió algunos de los artículos de “¿Por qué algunos hombres odian a las mujeres?”. Un libro que explica lo que ya sabemos como básico, lo más sencillo a pesar de que hay hombres hoy empeñados en seguir sin enterarse: “una no nace mujer sino que la hacen mujer, lo que significa que a lo largo de la historia ha sido la cultura la que les ha dicho a los niños varones que está en su naturaleza convertirse en artífices del mundo, y también la que les ha dicho a las niñas que en la suya está pasarse la vida ayudándolos a conseguirlo”. Pero claro, qué podemos esperar si ya sabemos… “-Era un hombre -contestó-, solo escuchaba el sonido de su propia voz.”
Habla Gornik de la belleza del despertar de miles de mujeres que, sin reconocerse feministas “están empezando a sentir los efectos de plantearse la experiencia personal de la mujer desde una nueva perspectiva: desde una perspectiva política.” Empiezan a trabajar desde otro lugar: “«Autoconciencia» es el nombre que se le da a la práctica feminista de examinar la experiencia personal propia desde la perspectiva del machismo”. Y lo hacen en grupos de apoyo, grupos donde encontrarse con otras mujeres: “Percatándose, en primer lugar, de que la posición de la mujer en nuestra sociedad constituye de hecho la de una clase política, y, en segundo lugar, de que el ámbito «natural» de la mujer son sus sentimientos, y, en tercer lugar, de que compartir un testimonio en una atmósfera amable y de apoyo permite que la gente vea que sus experiencias suelen repetirse.” Lo explica bien Vivian Gornik y lo sabemos de sobra nosotras, ahora, cuando hordas de hombres furibundos se empeñan en dar marcha atrás y quitarnos derechos plenamente asumidos: “un grupo de mujeres sentadas en círculo hablando sobre sus experiencias emocionales como si fueran material de análisis cultural es dinamita política.”
Igual que sucede ahora, el feminista es un movimiento dividido, con decenas de rostros y expresiones, que necesita reconocerse en lo fundamental: “Somos un movimiento genuinamente inclusivo y cuya vida no depende de la existencia de un liderazgo estructurado sino de la conciencia interiorizada de que todas y cada una de nosotras, en nuestra persona, en nuestro trabajo, en nuestra vida, somos un motor de difusión feminista. Hablamos de llegar a la gente. Se nos olvida que nosotras somos la gente. Cada feminista, voluntaria o involuntariamente, es una coordinadora entre la gente. Cada feminista, en cada momento de esa vida suya basada en fuertes principios, nutre osmóticamente el ambiente social, donde la creciente fuerza del cambio echa raíces.”
He de reconocer que la parte en la que más me he divertido es esa en la que Gornik revisa la obra de algunos prohombres de la literatura, esos a los quedan leído y admirado todos mis ex: Miller y Mailer, Hemingway, Roth o Below (y podríamos añadir muchos más). La Gornik no se corta un pelo y les hace el mejor traje a medida que jamás he leído. Les acusa de padecer un “infantilismo transformado, investido de propiedades míticas. Pero a menudo no funciona y entonces es mero infantilismo.” Les pone en su sitio cuando habla de su gloria y su caída: “a esos dos grandes fanfarrones estadounidenses les funcionó solo mientras la cultura en su conjunto compartía esas mismas verdades adolescentes sobre los hombres y las mujeres y las experimentaba como una metáfora de la vida misma. Cuando la cultura dejó de hacerlo, y Miller y Hemingway no fueron capaces de crecer y madurar, sus vidas como escritores llegaron a su fin, y los dos se sumieron en la autoparodia.” Y sigue señalando que usan las misma “retórica mitificadora para poder oprimir y destruir a las personas negras y judías: si las mujeres no son seres humanos normales y corrientes, si están efectivamente dotadas de poderes aterradores, entonces es comprensible que se las tema y que se desee acabar con ellas. Es un mecanismo de opresión clásico, el típico mecanismo que siempre se presenta como el alumbramiento de una verdad universal.”
Lo sabemos porque les hemos leído, porque como lectoras y alumnas no hemos podido escapar de sus leyendas. A eso que intuíamos entonces le pone palabras Vivian Gornik: “Las mujeres son nombradas de manera uniforme como zorras, fulanas, pibones y muñecas. Y todas son o guapas o «guapi-simas». Además, todas son o delgadas, frías, inteligentes y castradoras (estas son siempre la esposa) o enigmáticas, sensuales y tontas (estas son la amante). Estos personajes son como marionetas de papel maché, figuras con pequeños imanes por atrás que despiertan fantasías de hambre y privación. La figura de la esposa parpadea: «Tócame. Evocaré para ti todo lo que te está haciendo daño en la vida». La figura de la amante parpadea: «Tócame a mí. Evocaré para ti todo lo que la vida está negándote».” Qué placer que ella no se corte: “Parte de la obra actual de Mailer, Roth y Bellow es mera terapia, y además, de la peor especie, el tipo más infantil de terapia: no la que llega al meollo de las cosas sino más bien la que refuerza sus defensas, ritualiza el sacrificio humano y se conforma con una especie de regateo primigenio sobre quién es humano y quién no. En la misoginia de estos escritores reside el iluso y viejo sueño de los hombres asustados: si ella es menos humana, yo seré más humano.” Y es que ella ya tenía clarísimo en los setenta que había que mirar a las mujeres, y vaciar nuestras estanterías de señoros (yo lo hice, os lo recomiendo): “Durante siglos, la historia cultural ha sido una historia de la experiencia masculina. La sensibilidad masculina es la que ha captado y descrito nuestra vida. La experiencia masculina ha funcionado como la metáfora de la existencia humana. La literatura, especialmente, ha sido un gran depósito que se ha rellenado hasta desbordar con la descripción detallada de los apetitos y los miedos humanos tal como los hombres los han experimentado. (…) es completamente ajena a la vida de las mujeres. Esta confianza en uno mismo les sirve a los hombres para reducir la angustia universal de la propia existencia que es común a todos los seres humanos, y en ellos nutre la arrogancia necesaria para atacar la vida.”
Y explica también cómo esos prohombres ayudan a crear una narrativa que invita a odiar a las mujeres “una cualidad que solo se desarrolla ocupando un universo en miniatura en el que uno se experimenta a sí mismo como una criatura superior. Y en gran medida la superioridad que los hombres experimentan procede directamente de sus relaciones con las mujeres. Como señaló con ironía y muy sucintamente Virginia Woolf: Las mujeres han servido durante siglos como espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar la figura del hombre duplicando su tamaño natural.” Una narrativa a la que también han contribuido algunas escritoras, a las que también señala Vivian Gornik para mi alegría y alborozo. Empezando por la Didion: “Me sentí en presencia de una escritora que creía que era bueno que le dijeran que escribía como un hombre, y -con el talento y la inteligencia como herramientas— le hizo justicia a esa creencia: puso un escudo entre ella y su obra.” Dice la Gornik: “Lo que siempre ha marcado la «ficción femenina» es la claudicación ante el miedo en vez de una generosa descripción de la lucha para superarlo. Lo que convierte a Colette en una gran escritora es la valentía y la densidad con las que describe la lucha. Lo que convierte a Didion, a Roiphe y a Drabble en escritoras inferiores es la docilidad con la que hacen de la necesidad virtud.”
Vivian Gornick has mastered the art of reflection and rediscovering new things in the familiar.
In her new book (due out in March next year) Gornick treads familiar territory with rereading and re-experiencing books and content she has previously read. The essays are gentle and flow so smoothly.
The real skill in Gornick is making the reader either want to reread or read the works she’s discussing. Reading this was vaguely annoying as I had to keep jumping up and grabbing copies of things that she discusses. Her essay on De Beauvoir reflecting on 50 years of second sex in particular made me want to jump back in to that book and search for things she mentions.
Her essay on Mary McCarthy is about a book I haven’t even read, but I still had to grab the only McCarthy in my house to flick through and consider!
Whilst I find Miller, Roth et al a real struggle due to their misogyny, her essay and analysis brought new perspectives for me to consider. Her books are always a breath of fresh air and each sentence is worth pausing over. The sum of the parts really does make the whole to me.
One thing I need to mention is that Gornick refers to herself as a Radical Feminist throughout the book. I haven’t been able to find this out to confirm, but there is an absence of Trans discussions in this book. That’s not surprising as the texts are classic first and second wave feminist discussion pieces. However, when a second wave feminist describes themselves as a RadFem I am concerned that I may be promoting the work of a trans exclusionary author. I wished to include that to make sure that I am not potentially misleading anyone. The absence concerns me and if I receive more info about Gornick I will update my review accordingly.
Thanks to Verso Books and Netgalley for the ARC in exchange for my review
“Cada feminista es un microcosmos de feminismo, y por muy distinto que sea el feminismo de cada una, sigue encerrando la totalidad de las cosas. Esa es la gloria del movimiento, eso es lo que nos hace parte de nuestra época de una forma tan intensa, esa es la vida que creo que debemos luchar por proteger”.
“La vedad es que nunca había caído en la cuenta, pero de repente vi la realidad: nadie espera que las mujeres hablen. A todos —especialmente a los hombres—les molesta cuando una mujer habla”.
Gornick dice, sin anestesia: muchos hombres dicen amar a las mujeres, pero no las respetan. Las desean, las necesitan, pero no las ven como iguales. Y lo más duro es que nosotras también hemos creído que con amor se podía cambiar eso.
Este libro no te acaricia: te sacude. Me hizo cuestionar mis vínculos, mis expectativas, y sobre todo, todo lo que hemos normalizado en nombre del “amor”.
No es una lectura ligera, pero sí NECESARIA. Si eres feminista y estás revisando tus relaciones, este libro te va a hablar fuerte y claro. 💥
En lugar de respondernos a la pregunta de "por qué algunos los hombres odian a las mujeres" el libro me genera varias nuevas preguntas, como "por qué la autora odia a las feministas", en particular, las radicales.
La visión de Vivian Gornick sobre las feministas de la segunda ola es, cuanto menos, despectiva. La mirada implica decidir qué se va a contar y cómo se va a contar. ¿Es mentira lo que cuenta Vivian? Seguramente, no. Pero la pregunta no debería ser esa, sino: ¿por qué decide contar ciertas cosas, de esa manera, y omitir otras?
Sus artículos podrían definirse con la frase de brillante idea, pésima ejecución. La brillante idea incluye también su gran capacidad narrativa. Y la pésima ejecución tiene que ver, en mi opinión, con la mirada. Una mirada que decide retratar desde la burla (quiero pensar que sin pretenderlo); que reduce al WLM a un grupo de mujeres hablando de cosas superficiales mientras toman el té, intentando defender la revista Ms. y a Gloria Steinem, pero a la vez tachándolas de literatura (si eso) con una perspectiva de clase media-alta escrita por mujeres que no son sus compañeras; criticando libros de mujeres por no tener una mirada femenina, pero ¿la suya sí, cuando está repleta de metáforas de la guerra y adoración a la prosa de los hombres que nos odian? Y, a su vez, las acusa de "literatura confesional", como se acusó desde el antifeminismo a la literatura de Kate Millett.
De nuevo, ¿dónde quedan los -algunos- hombres que odian a las mujeres en un libro que, supuestamente, pretende responder a esa pregunta mediante el feminismo mientras, a su vez, parece despreciarlo?
PER QUÈ ALGUNS HOMES ODIEN LES DONES? de Vivian Gornick
“…que els temps estaven canviant o, per dir-ho d’una altra manera, que de vegades semblava que els temps eren com sempre havien estat, però en realitat no ho eren.” “Va ser aleshores que vaig veure que els petits grups anònims de presa de consciència eren l’ànima del moviment de les dones…,”
Vaig conèixer a Vivian Gornick quan @laltraeditorial va publicar “Vincles ferotges i la dona singular i la ciutat” i des d’aleshores l’he tingut molt present. ¿Per què alguns homes odien les dones?, reuneix set textos que conviden reflexionar, de la mà d’una activista lúcida, radical i entregada al moviment feminista dels anys 70.
Ens submergirem en les reflexions i diferències dels integrants del grup de lectura de l’autora. Ens mostra com l’impacte individual d’una lectura es transforma en col·lectiu. Una “metàfora” dels grups la presa de consciència. Unes reunions privades que esdevenen rebel·lió, quan una dona veu que la seva experiència personal, és compartida per una gran majoria.
Anirem a la perruqueria d’en Bobby, on un dia rere l’altre un grup de dones diverses explicaran uns fets anecdòtics, que evolucionaran de la comèdia de situació a la teoria de reflexió. Un escenari expositiu d’un microcosmos de la ciutat de Nova York, i alhora de la transformació feminista del moment.
Copsarem les diferències entre diferents corrents feministes, la insistència de no perdre mai el focus en l’objectiu a combatre, a no baixar mai la guàrdia i mantenir-nos fermes sota l’amenaça del patriarcat.
Viatjarem a Europa, per articular una crítica ferotge a la burgesia i les institucions franceses. La condemna de Gabrielle Russier (1967).
L’autora denuncia la misogínia implícita en les novel·les i assajos de Norman Mailer, Saul Bellow, i al mateix temps denuncia els arquetips que perpetuen la submissió de les dones, també presents en la literatura de Didioan, Roiphe i Drabble.
4.5 Me encanta cómo escribe Vivian y estos textos tienen mucha información interesante sobre la ideología del movimiento feminista y sus avances. Son textos publicados anteriormente pero revisados para está compilación.
Me gustó mucho el análisis que hizo sobre la literatura escrita por mujeres y como aún hay camino por recorrer en cuánto a escribir con la experiencia propia, con valentía, despertar el Yo experimentador y no solo mostrar vulnerabilidad sino el camino hacia la superación del miedo. A la vez la crítica que hace sobre la diferencia entre arte y terapia de algunos escritores que han odiado a las mujeres por miedo, me pareció muy bien argumentada. Y otros textos sobre los logros del movimiento, el despertar de la consciencia de las mujeres por medio de grupos en dónde la identificación con la otra demostraba que hay más formas de enfrentar la vida.
This collection made my literary-criticism-loving self so happy. I enjoyed Gornick's approach to the book review and found the way she weaved literary criticism, personal reflection, and larger political/cultural issues together interesting. I found it fascinating to watch her think out loud on the page. I am curious to read some of her more recent works and to see how her thinking and approach evolved over time. Favorites included essays on Hannah Arendt and Mary McCarthy (especially when paired with my recent reading of "Sharp") and a few of her "essays in feminism" - even though they are products of their time (1978), I still found some really interesting thinking in several of the pieces.
Mi primera experiencia con Vivian Gornick ha sido impecable. Por qué algunos hombres odian a las mujeres es uno de esos libros feministas que todas deberíamos leer. Reúne una serie de ensayos breves, cada uno centrado en un tema distinto y siempre interesante.
Sin embargo, el primero de ellos, La peluquería de Bobby, fue para mí especial. Es un ejemplo perfecto de que no siempre hace falta explicar: basta con mostrar. Gornick confía en la inteligencia de la lectora, deja que sea ella quien saque sus propias conclusiones, quien lea entre líneas y entienda el peso de lo narrado. Como diría Bobby: Vaya historia, ¿eh?
El resto de textos me han parecido tan necesarios como estimulantes.
Vivian es brillante. Si leerla no estimula ese viaje interior para despertar la autoconciencia feminista, no sé qué lo hará. También es fuerte que algunos de estos ensayos tengan casi 50 años y sigan reflejando la sociedad machista en la que vivimos. NECESARIO (busco book club).
Gornick es una autora imprescindible para entender el mundo actual y el papel de las mujeres en él. ‘Por qué algunos nombres odian a las mujeres’ recoge varios relatos donde plantea situaciones cotidianas aparentemente inocentes pero en las que subyace la influencia del patriarcado en cada momento de la vida de las mujeres, en su propia percepción y su relación con el mundo. Fantástico.
As someone who did not enter my teens until the early 2000s, I was temporally far-removed from the second-wave feminist movement that got its start in the 60s and 70s here in the US. Instead, I have grown up as a product of and in a culture influenced by this and the many other social movements of that time, sometimes in ways I am not even aware of. I, probably like a lot of people, am familiar with the rough outlines of the movement, including some of the bigger names like Gloria Steinem and Betty Friedan. (The many women of color who were instrumental here, and connected it to the other big social movements of that time, are unfortunately still little known by many people, including me, which I plan on changing.) I had also heard of Vivian Gornick, but had never read anything by her. This changed recently when I came across this piece in Lux Magazine, which I absolutely loved. Verso Books – a wonderful publisher, by the way – was recently having a sale which included this book, and so I picked it up. I’m glad I did.
Taking a Long Look is a collection of various pieces by Vivian Gornick from 1978 to 2017, including essays on literature, culture, Jewish life, New York, and yes, feminism. As with any collection, some of these pieces spoke to me more than others, but as a whole I thought it was a wonderful book. Her analysis is exacting, imaginative, and informed. I think Gornick is remembered these days for her feminist work – she would certainly proudly call herself a feminist – but I think an overarching argument of hers, which became obvious in this book, is that feminism as a movement should not be viewed as a discrete, standalone unit producing standalone work (or these days, products for consumption). Rather, feminism at its best should help create an awakening in society at large, ideally leading to the destruction of old hierarchies and the creation of new ways of thinking and doing. This is no less than a change in consciousness, an integration of thought and being.
And this is what she does here – these are essays *in* feminism, subjects informed by the best version of feminism – and they shine. My favorites were the essays on Alfred Kazin, Herman Melville, Kathleen Collins, Rachel Carson, Primo Levi, Hannah Arendt, the Americanization of narcissism, a retrospective on de Beauvoir’s Second Sex at fifty, and female sensibility. Her dedicated section on essays in feminism gave me a lot to think about (and even more books to read, which I always appreciate!), and were a captivating look at the feminist movement in the 70s, as if you were right there in the throes of it. I also really loved her takedowns of James Salter and Norman Mailer who, as she correctly points out, were stuck in a stage of infantile development.
Vivian Gornick nos adentra en el pensamiento literario feminista con sus textos y fragmentos de diversas escritoras, como Virginia Woolf y su legendario 'Una habitación propia'. Una lectura que recomiendo mucho para entender por qué es el momento de dar voz a las autoras.
This is a lovely collection of essays and stories that spans several decades of Gornick's career. Most essays are article length and Gornick's reflections are incisive. I would give this volume 5 stars, but some of the essays are qualitatively better than others, and coming off reading The Situation and the Story it's hard to put this book in the same class. However, it's a collection worthy of anyone's bookshelf and a nice book to dip into with a cup of coffee or before bed.
Debemos de usar todas nuestras armas cada puñetero día de nuestras vidas, debemos pelear por cada ley, protestar por cada discriminación cotidiana, manifestarnos sin cesar. Cuestionar a todos los hombres en todas las cenas, pelear por el trabajo, el reconocimiento, la vivienda y la igualdad.
This entire review has been hidden because of spoilers.
· gornick · El primer llibre que llegeixo de la Vivian Gornick. Llegir els seus articles compilats en el llibre és seguir incorporant la mirada feminista. Que importants els missatges que ens envia per seguir aprenent sobre la lluita. I la traducció de la Míriam Cano és meravellosa! . Perspectiva de gènere 💟 Test de Bechdel - 👌🏻 ✏️ Vivian Gornick Traducció: Miriam Cano - @_mrspremise 📚 L'altra Editorial - @laltraeditorial — · gornick · El primer libro que leo de Vivian Gornick. Leer sus artículos compilados en el libro es seguir incorporando la mirada feminista. Qué importantes los mensajes que nos envía para seguir aprendiendo sobre la lucha. ¡Y la traducción de Míriam Cano es maravillosa! . Perspectiva de género 💟 Test de Bechdel - 👌🏻 ✏️ Vivian Gornick Traducción: @_mrspremise 📚 L'altra Editorial - @laltraeditorial
"i es posen nerviosos si deixes de somriure. No perquè estiguis deprimida. Sinó perquè estàs pensant!" . . . #gornick #viviangornick #míriamcano #llibre #libro #llegir #leer #elenacrespi #elenacrespiasensio #elsllibresdelacrespi
Es que no tiene ni un libro malo. Su obra es una mezcla de experiencia e inteligencia que hace que todas sus reflexiones acerca de la vida sean pequeñas lecciones. Como si un referente académico y militante me dijera tranquila lo sé, me pasó lo mismo hace 40 años.
Este libro (todos los de Gornick) es para aquellas que estuvimos hasta los ojos de activismo feminista. Para las que nos organizamos en las manifestaciones a favor del aborto y las huelgas feministas, para las que sentimos el calor y el arropó de miles y miles de mujeres trabajadoras, pero que también vivimos su desmembramiento y vaciado.
Este libro es para las que no sienten pertenencia y rumbo mientras el fascismo nos va comiendo. Porque la melancolía te puede hacer pequeña pero siempre hay esperanza donde una vez hubo trinchera.
در شرایطی که فمینیستها حتی حاضر نیستند از زنان در برابر دریغ شدن واژههای زن و مادر ازشان، حمایت کنند و زنان در جوابِ اعتراض به نقض حقوقشان دعوت به سکوت میشوند، جنبش فمینیسم امروز در حضیض ذلت است. نمیدانم اگر فمینیستهایی مثل شولامیس فایراستون یا اندریا دورکین امروز زنده بودند، در مقابل وضعیت تاسفبار و شرمآور فمینیسم چه واکنشی داشتند. با این حال با نگاهی به همقطاران زندهشان، مثل ویوین گورنیک، کمابیش میشود واکنش احتمالی آنها را هم حدس زد
“Cada feminista es un microcosmos de feminismo, y por muy distinto que sea el feminismo de cada una, sigue encerrando la totalidad de las cosas. Esa es la gloria del movimiento, eso es lo que nos hace parte de nuestra época de una forma tan intensa, esa es la vida que creo que debemos luchar por proteger.”
“La verdad es que nunca había caído en la cuenta, pero de repente vi la realidad: nadie espera que las mujeres hablen. A todos —especialmente a los hombres— les molesta cuando una mujer habla.”
gornick is a genius and i sincerely believe these essays, particularly the final essay, “towards a female sensibility.” honest, generous, vigorous writing.